tag:blogger.com,1999:blog-65576167395942430922024-03-06T00:16:07.413+01:00EraideLa Canción de la Princesa OscuraJavier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.comBlogger129125tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-70873184246050307472016-06-01T10:00:00.000+02:002016-06-01T10:09:44.200+02:00Eraide 3x05: Ni tan siquiera un recuerdo<div style="font-family: 'times new roman'; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 15px; text-indent: 14.2px;">
<span style="text-align: justify; text-indent: 14.2px;">La noche</span><span style="color: #00000a; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"> se cerraba sobre la ciudad cuando Milenne entró en la habitación. A esa hora ya tendría que estar de vuelta en el trabajo, pero otros asuntos apremiaban más.</span>Cerró la puerta de la destartalada estancia y echó el cerrojo para que no la molestasen. Con paso acelerado se dirigió a su escritorio y tiró de él hacia delante. Tanteó hasta toparse con una pequeña palometa que, al aflojarla, hizo saltar un resorte dentro del mueble. Abrió el cajón y levantó la tapa del doble fondo para así extraer una caja, y sacó de ella varios documentos con diversas anotaciones. Había visto antes al hombre al que despidió el delven, solo tenía que recordar dónde e informar lo antes posible al SSI. Uriel se había dejado atrapar, no le cabía duda al respecto. Eso significaba que algo tramaba y tenía que ser muy importante si estaba dispuesto a correr el riesgo de que lo ejecutasen.<br />
<br />
Se detuvo cuando la puerta se abrió súbitamente. Estaba segura de que había echado el cerrojo, pero al hombre que vestía una túnica austera, similar a la de un monje, parecía no importarle.<br />
<i><br /></i>
<br />
<i>—</i>Has visto al delven, ¿verdad? —le cuestionó sin más preámbulo.<br /><span style="color: black;">—</span>Sí... Estaba en el puerto, tal y como dijiste. —Cerró la caja de los documentos y se apoyó en la mesa, cubriéndolos de miradas indiscretas.<br /><span style="color: black;">—</span>Antes de informar al servicio secreto, creo que deberías contarme lo que has visto. Mi... socia está muy interesada en los movimientos de Uriel. —Cerró la puerta tras de sí y una desagradable sensación de amenaza se cernió sobre ella—. ¿Qué has averiguado?<br />
<a name='more'></a><span style="color: #00000a;">—</span>Solo quiero que sepas una cos<span style="color: #00000a;">a, Dythjui: si le pasa</span> algo, nunca te lo perdonaré… Nunca.<br /><span style="color: #00000a;">—Es normal, esperaba que supiera algo más que el resto —</span>prosiguió, ajena a la insinuación para desespero de Shara—. Lo está pasando mal. Parece que en Hazmín no lo tuvo fácil, y ahora sacarlo de ahí sin apenas descansar puede ser contraproducente. Entiendo que sea su amigo, ¡pero lo está llevando al límite! Y eso a Uriel parece importarle poco.<br /><span style="color: black;">—Supongo que sí le importamos, pero a su manera. En su mente sólo existe su misión y empleará los medios necesarios para llevarla a cabo, es incapaz de mirar a su alrededor. Ya deberías saberlo tras estos años. </span>Pero eso no es lo que tendríamos que pensar ahora, sino estar listas para actuar en el momento en que le localicemos. —Dio un resoplido—. Creo que me voy a ir a mi camarote, tenemos algo de margen hasta que lleguemos a la zona por la que puede estar el tren, así que me gustaría aprovechar el tiempo con algo más que con quejas. Eso no nos soluciona nada ahora. —Su amabilidad llegaba hasta ahí, pensó.<br /><span style="color: #00000a;">—</span>¡Maldita sea! ¡¿Cómo he podido fallar?! —dijo el hombre de tez oscura y más de dos metros de alto que se alzaba sobre una elevación del terreno. Era completamente calvo y vestía un pesado abrigo abotonado, forrado con armiño, que le cubría hasta los pies mientras sostenía un rifle de grandes dimensiones—. No tendrás tanta suerte, así que dánosla.<br />
<br />
<span style="color: black;"><br /></span>
<span style="color: black;"><br /></span>
Milenne sintió un escalofrío ante la mirada penetrante de aquel hombre. Ya la primera vez que vino a ella le invadió aquel terrible desasosiego, pero sus informaciones siempre eran buenas y había hecho mucho dinero con el SSI gracias a ellas. Sin embargo, en este caso el tema parecía tener una importancia más personal.<br />
<br />
—Llevabas razón: el delven está trabajando con Uriel. Me costó mucho seguirle, estuvo a punto de descubrirme varias veces. Parecía como si pudiera olerme, ha sido extraño.<br />
<br />
—Era previsible, no es un tipo normal.<br />
<br />
—Uriel está preparando algo, pero no sé los detalles, sólo que lo llevan prisionero a Tiria mientras que el delven se ha estado moviendo por la mafia de la ciudad. Trataré de averiguar lo que hizo en los barrios bajos, pero eso me llevara unos días. Es peligroso, así que espero que la paga acompañe.<br />
<br />
—Descuida, es difícil atrapar a un zorro, serás recompensada justamente. —Sacó una pequeña bolsa de cuero de su túnica y la dejó sobre la destartalada cómoda. Un tintineo metálico, de monedas y probablemente algunas piedras preciosas, despertó el interés de Milenne. Siempre pagaba de forma poco ortodoxa, pero servía—. Puede que el asunto del delven nos dé una pista. ¿No has visto que le acompañara nadie más? ¿Una joven mawler, tal vez?<br />
<br />
—No, iba completamente solo. Pero hay algo que me preocupa de ese otro delven... Fearghus Nox... —Se giró y sacó un papel con un acta de servicio—. Indagué sobre él y me resultó muy llamativo lo que encontré: según el ejército, murió en acto de servicio en Kinara.<br />
El hombre no pareció sorprenderse ante tal revelación, aunque era algo que ella ya preveía.<br />
<br />
—Cuenta a los imperiales lo que quieras, pero no des detalles sobre ese delven. Mi socia quiere que siga así. Es algo privado.<br />
<br />
—Supongo que mi silencio irá dentro de la paga...<br />
<br />
—Por supuesto. Sé que tienes un precio —sonrió de forma siniestra—, siempre es más cómodo así. Evita que tenga que mancharme las manos. —Dio un golpecito sobre la bolsa, recordándole su presencia, y abandonó la estancia sin tan siquiera despedirse.<br />
Tras un rato en silencio, Milenne no pudo aguantar la tensión. Suspiró y se dejó caer sobre la silla del escritorio. Era el tipo más raro que había conocido nunca, y eso tenía su mérito, teniendo en cuenta la vida que llevaba.<br />
<br />
E<span style="text-indent: 14.2px;">xaminó la bolsa y dejó caer las monedas y las joyas. No podía dejar de sonreír, era mucho dinero. Ser un doble agente tenía sus beneficios. Con un poco más de trabajo podría retirarse y desaparecer del mapa. Bien sabía cómo hacerlo.</span><br />
<br />
Sólo por no tener que volver a mancillar su cuerpo el esfuerzo merecía la pena.<br />
<br />
Cruz abrió lentamente los ojos, volviendo de nuevo a la realidad. La telepatía siempre le producía mareos por mucho que llevara practicándola. Aquella estancia llena de libros, manuscritos y tubos de ensayo le daba la sensación de que estaba vacía. Todas esas noticias sobre la ciudad de Hazmín no tenían sentido. ¿Por qué se había entregado? ¿Qué pretendía hacer<span style="color: black;">?</span><br />
<br />
Apartó varios objetos de la mesa de mala manera, tirándolos al suelo sin el menor remordimiento, y salió de su estudio. Bajó las escaleras y se cruzó con Alister, cuyo aspecto, aun libre de su pesada armadura, era igualmente intimidatorio debido a su gran tamaño. Pelo extremadamente corto, varias cicatrices que cubrían su cara de facciones angulosas en la que destacaban unos <span style="color: #00000a;">ojos pequeños y oscuros. Le hizo </span>una pequeña reverencia y él no osó preguntarle, por suerte, porque no estaba de ánimo para dar respuestas en aquel momento.<br />
<br />
Bajó hasta una puerta sellada con runas y pasó la mano por ellas, las cuales se fueron desencajando como si hicieran de cerradura, hasta que se abrió.<br />
<br />
La habitación que había tras ella era amplia y bien decorada, aunque sin demasiados lujos. Cada una de las ventanas estaba adornada con más estructuras rúnicas que conferían a aquella prisión un toque distinguido.<br />
<br />
Tumbada en la cama leyendo un libro, resignada al paso de los meses, se encontraba Dythjui. La miró con desdén.<br />
<br />
—Pasa, Cruz, estás en tu casa —dijo con un toque de amarga ironía.<br />
<br />
—Él la tiene, lo sé. Aún carezco de pruebas. —Cerró la puerta tras de sí y se acercó hasta sentarse en la cama y encararse a su prisionera—. La única que podría ponerme en jaque y la tiene ese bastardo.<br />
<br />
—Perdona, querida Cruz. Hay muchos bastardos en este mundo, así que me vendría bien que concretaras un poco.<br />
<br />
—¡Uriel! Ese maldito la tiene, así que no te hagas la inocente, sé que has tenido algo que ver en todo esto.<br />
<br />
—Conozco a mucha gente, pero a nadie llamado así —dijo desviando la mirada. Pero la mano de Cruz la aferró de las mejillas y la obligó a encararse.<br />
<br />
—¡No juegues conmigo! Sabes que puedo meterte en una prisión peor que esta, hasta ahora he sido compasiva contigo porque te prefiero en este estado.<br />
<br />
—¿Qué quieres decir? —la expresión de Dythjui cambió y Cruz se dio cuenta de que la zodiakel ya sabía de quién estaba hablando.<br />
<br />
—Solo necesito tu esencia. Así que no me enfades, Judith o Dythjui, como quieras que te llame. Porque si no, te encerraré en un cristal y sacaré cada resto de ether de tu alma eterna de zodiakel. Desapareció hace tres años y sólo conozco a alguien capaz de hacerlo, así que dime, ¿tiene a Anna?<br />
Dythjui bajó la mirada, pero Cruz la obligó de nuevo a enfrentarse. Estaba hablando muy en serio.<br />
<br />
—De acuerdo… Yo le dije dónde estaba. —Se apartó de Cruz con un gesto violento—. Prefería que estuviera con él antes de que pudieras acercarte de nuevo. La rechazaste, ¿recuerdas? ¡Era lo mejor para ella!<br />
<br />
—¡Imbécil! ¿Acaso sabes lo que has hecho? —Cruz apretaba los dientes sintiendo un dolor que hacía ya demasiado tiempo que no experimentaba—. ¿En qué crees que se diferencia ese humano de mí? ¿Crees que será más piadoso, que no la utilizará?<br />
<br />
—Pues sí, eso pienso. Y lo volvería a hacer.<br />
Cruz se encogió de hombros y posó la mano sobre la máscara, presa del desánimo.<br />
<br />
—Un ser que ha vivido tanto como tú, ¿cómo puede estar tan ciego?<br />
<br />
—Puede que a mí aún me quede mucha más humanidad que a ti.<br />
<br />
Harta de aquella conversación, recuperó la compostura y se ajustó la máscara, para después volver a mirar a su prisionera, que al otro lado de la cama la observaba desafiante.<br />
<span style="color: #00000a;"><br /></span>
Tras decir esto, se dirigió hacia la puerta y salió cerrando de nuevo las runas. Justo a la salida, atraído por los gritos, estaba Alister.<br />
<br />
—¿Qué ha sucedido?<br />
<br />
—Nada —respondió rápidamente Cruz—. Solo es un pequeño contratiempo.<br />
<br />
—¿Afectará al curso de los acontecimientos?<br />
<br />
—En absoluto, no cambia nada. ¿Sigues teniendo al humano de Nerferdgita localizado?<br />
<br />
—Tal y como ordenasteis. Tengo a dos mercenarios que le siguen la pista —dijo Alister—. Está camino del norte, me informaron de que pasó la marca de Kinara hace tres semanas.<br />
<br />
—Muy bien, úsalos. Lo que sea necesario con tal de que me traigan intacto el último fragmento que queda de la princesa. Nuestros planes van a tener que acelerarse si queremos que Alma siga haciendo su trabajo sin interferencias.<br />
<br />
—Así se hará, conseguiré ese fragmento para vos. Estos mercenarios son excepcionales, yo mismo me encargué de seleccionarlos y cuentan con un equipo a la altura de la situación. Son valedores de mi plena confianza.<br />
<br />
—Eso espero, pero te recuerdo que acabó con el viejo Gebrah y sobrevivió a la disrupción. No sabemos de qué es capaz —dijo Cruz mientras comenzaba a andar—. Por el bien de la Encrucijada, no le subestimes.<br />
<br />
Shara trataba de relajarse en la bodega de carga antes de ir a la cabina, pero el zumbido que provocaban los motores y la incesante cháchara de Anna no le dejaban aprovechar ese mínimo de dos horas de descanso. Fearghus había vuelto hacía un rato, y una vez conocida la situación de Uriel, habían puesto rumbo hacia el norte siguiendo la línea del ferrocarril, con la esperanza de localizar el convoy que lo transportaba.<br />
<br />
No sería la primera vez que tuvieran que improvisar un asalto, pero el delven tampoco sabía qué le había pasado al pelirrojo para cambiar el plan de esa forma. Estaba más callado y taciturno que de costumbre, probablemente preocupado por el destino de su amigo, y eso a la mawler no se le había pasado por alto. Así que, sin querer hablar de ello, pero nerviosa, Anna no dejaba de hablar de banalidades, y Shara sólo podía asentir y maldecir el momento en que, en un intento por ser amable, no le dijo que quería estar sola.<br />
<br />
—Nunca he visto una penitenciaría imperial, pero por lo que se oye, no debemos esperar nada bueno. Espero que con suerte podamos interceptar el tren y que cambie de parecer, ya que nos estamos arriesgando demasiado.<br />
<br />
—No creo que vaya a felicitarnos precisamente, estamos contraviniendo la orden que nos dio y no sabemos qué va a pasar. Ni siquiera Fearghus está de acuerdo con ir a Tiria, así que, una vez decidido, mejor dejar de darle vueltas y esperar a que divisen el convoy.<br />
<span style="color: #00000a;"><br /></span>
<span style="color: black;"><br /></span>
<br />
Anna se acercó a ella, pero Shara siguió caminando dándole la espalda, tratando de ignorar a la mawler. Sin embargo, era algo que su compañera <span style="color: black;">de travesía no parecía dispuesta a permitir; para su sufrimiento.</span><br />
—¿Acaso tú no estás preocupada por Uriel? Siempre has creído en él, ¿a qué se debe ese cambio de opinión?<br />
<br />
—Llevo bastante tiempo pensándolo y creo que algunas cosas, sencillamente, no están bien. Hay <span style="color: #00000a;">ciertos aspectos</span> que deberían cambiar para que podamos lograr nuestro objetivo. —Se giró hacia ella, anticipándose a la pregunta—. No te equivoques, sigo confiando en Uriel, pero ahora no quiero hablar sobre ello. Hay que resolver los problemas uno a uno. Céntrate en la misión, eso siempre me decían.<br />
<br />
—¿Quién? —preguntó extrañada—. ¿Josef?<br />
<br />
Se dio cuenta de que esas palabras no eran de Josef, ni de ninguno que conociera. No quería confesar aún que estaba empezando a recordar cosas de las que ella misma tenía miedo. Si respondía afirmativamente, Anna podría descubrir que estaba mintiendo si preguntaba a Josef. Era mejor optar por cualquier otra persona.<br />
—Eh… No, no, fue hace bastante tiempo —atinó a responder—. Adriem me lo dijo.<br />
La mawler se la quedó mirando, extrañada.<br />
—¿Qué sucede?<br />
—¿Quién es ese? No conozco a ningún Adriem.<br />
—¿Cómo no te vas a acordar de él? Si cuando Adriem se marchó del castillo…, ya sabes… Fearghus trató de evitar que se fuera<span style="color: #00000a;"> </span>y pelearon en el patio.<br />
<span style="color: black;">—Shara, creo que te estás confundiendo. ¿Estás segura? —Anna la miraba con extrañeza. Como si </span>realmente no supiera de quién estaba hablando—. Puede que no sea ese el nombre. Aunque no recuerdo a nadie que luchara con Fearghus en el castillo.<br />
—No bromees, Anna, no es el momento. —Empezó a sentir vértigo, una cierta sensación de irrealidad, acompañado de un sudor frío—. ¿No le recuerdas? Ese chico humano que vino con vosotros tras recuperar una de las lágrimas de la princesa.<br />
Anna se quedó mirando a Shara; no parecía que estuviera tomándole el pelo. La mawler se rascó la cabeza con una sonrisa nerviosa.<br />
—D-De verdad, Shara, que no sé de quién me hablas. Me estás asustando un poco… Has debido de soñarlo.<br />
—No… Estoy segura… —Se puso de pie y se apoyó en la pared, consternada. La expresión de Anna le decía claramente que estaba siendo sincera. No recordaba a Adriem. ¿Por qué? Ella lo tenía clarísimo en la memoria…, ¿o no? No había vuelto a hablar de él durante aquellos años y de repente le había recordado.<br />
<br />
Como si de una interferencia de radio se tratara, un ruido blanco atravesó su mente al intentar recordar más cosas de cuando le conoció. Se agarró la cabeza y, aturdida, se dirigió hacia la puerta.<br />
<br />
—Shara... ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?<br />
<br />
—¡Déjame en paz! ¡Necesito estar sola! —le espetó mientras la mawler la miraba sorprendida por su reacción. Salió de allí con paso acelerado, sin que la persiguiera esta vez.<br />
Caminó por los pasillos hasta el baño, donde se echó algo de agua a la cara y miró su imagen en el espejo. En el silencio trataba de reconocerse, pero sentía que este le devolvía la mirada de una extraña. Trató de recordar de nuevo, pero no era capaz. ¿Acaso había sido un sueño? Empezó a sentirse asustada ante la idea que planeaba por su cabeza.<br />
<br />
—¿Es Eco? ¿Acaso estoy enferma?<br />
<br />
No, no era posible. Por un momento su reflejo pareció reírse de ella misma y dio un puñetazo que cuarteó el cristal y le cortó la mano. La sangre comenzaba a deslizarse por la cristalina superficie, pero ni tan siquiera sentía dolor.<br />
<br />
—¿Quién eres? Dímelo, maldita sea, ¿quién fuiste, qué hiciste con mis recuerdos?<br />
Hubiera llorado, pero sólo sentía rabia. Miraba con odio a ese reflejo carente de respuestas.<br />
Se quedó allí, recogiendo los cristales en silencio e improvisando un vendaje. Tenía que centrarse en la misión o acabaría perdiendo la cabeza. ¿Acaso Adriem sólo había sido un sueño? ¿O su memoria volvía a fallarle? No sabía qué temía más: recordar quién había sido u olvidar lo que era <span style="color: black;">ahora.</span><br />
Mientras la nieve caía lentamente sobre los restos del cam<span style="color: #00000a;">po de batalla y los sol</span>dados imperiales recogían prisioneros y a sus heridos de entre los cadáveres, un hombre caminaba ajeno a todo aquel espectáculo, acompañado de una niña que sólo él era capaz de ver.<br />
<br />
Aquel lugar estaba inundado por el dolor y Adriem trataba de comprender qué beneficio sacaba Alma de aquel campo de muerte. Si había algún escenario que se pudiera acercar a Neferdgita, lo estaba pisando. Pero las flores que él veía emanaban de los muertos, hasta que eran devoradas por las espiritas.<br />
<br />
Un ciclo de vida y muerte. Aquellos seres se alimentaban de las almas produciendo el ether que los propios seres vivos usaban para la magia. Era una analogía hasta cierto punto irónica, pero llena de sentido. Tal vez si vieran de dónde salía la energía de las runas, los motores de esencia y la tecnología basada en el ether, las personas serían más reservadas a la hora de utilizarla, pues todo el conocimiento que albergaban aquellas almas se transformaba en energía que, lejos de alimentar a las nuevas conciencias, se quemaba. ¿Puede que ese fuera el objetivo de Alma con aquella guerra? Si el mundo necesitaba nueva vida y los humanos la arrebataban, la podría estar supliendo con las muertes de aquella contienda.<br />
<br />
Pero poco debería ya de importarle, pues estaba fuera de aquel ciclo. Hacía tiempo que el mundo le había olvidado. A fin de cuentas, ya nada le ataba a aquella existencia...<br />
Aunque no tanto como él deseara, pues pudo escuchar el ruido del mecanismo de un reloj. Un sonido al que ya se había acostumbrado y que le indicaba que aún pertenecía a ese lugar. Una detonación se escuchó a una decena de metros, y el tictac del reloj se ralentizó. El viento se detuvo y los colores de aquel paisaje se tornaron pardos. Miró hacia su derecha y vio una bala que se dirigía hacia él lentamente.<br />
<br />
Dio un paso atrás, apartándose por escasos centímetros de la trayectoria del proyectil, cuando el sonido de aquel reloj invisible recuperó su ritmo. Volvió a sentir el viento helado en su cara y el disparo impactó en un joven árbol cuyo tronco se partió por la mitad.<br />
<span style="color: #00000a;"><br /></span>
<br />
—¿La ves? —preguntó girándose hacia él, desconcertado. ¿Cómo era posible?<br />
<br />
—Nuestro amo necesita la última esquirla de la esencia de la Princesa Oscura. Si colaboras, verás un nuevo día. Si no, acabaremos contigo —dijo una mujer doalfar de tez clara y oscura media melena, que vestía un abrigo más corto pero de factura muy similar a la de su compañero, dejando a la vista sus piernas, enfundadas en unas botas altas de cuero negro—. Procura no darle en el cuello, lo lleva ahí.<br />
<br />
Adriem se giró lentamente mientras la niña se ponía a su espalda agarrando la levita de él y mirando con desconfianza a quienes pretendían llevársela.<br />
La mujer dio un paso hacia atrás mientras el hombre de tez morena amartillaba el arma, preparándose para disparar de nuevo.<br />
<br />
—¿Acabar conmigo? —sonrió con desgana—. Ese rifle es excepcional, no hay duda, pero es mala idea que lo uséis contra mí. Si esa es vuestra única baza, no seréis capaces de matarme. Ojalá me equivoque, me haríais un gran favor —dijo hastiado por tener que mantener esa conversación. Viendo que dudaban, añadió—: Os lo pondré más fácil. No os la vais a llevar, así que haced lo que tengáis que hacer.<br />
<br />
E<span style="text-indent: 14.2px;">l hombre, sin mediar más palabra, le apuntó con el rifle y varias runas se iluminaron alrededor del cañón, acompañado de un pitido que precedió a una fortísima explosión que levantó la nieve a su alrededor. El sonido hizo eco y varios de los soldados en la lejanía miraron en aquella dirección.</span><br />
El rifle estaba reventado. Restos del cañón caían sobre la nieve mientras el tirador, arrodillado en el suelo y compungido por el dolor, se agarraba el antebrazo izquierdo, destrozado por la detonación. La doalfar le miraba desconcertada mientras sacaba de su bolsillo un pequeño pergamino enrollado.<br />
<br />
—Os dije que era mala idea.<br />
<br />
—¿Has hecho tú eso? —se sorprendió—. ¿Cómo es posible?<br />
<br />
—Lleváis muchas jornadas siguiéndome. ¿Acaso os envía Kai? No parecéis gente de su estilo... —le miró desafiante—. Decidle a vuestro amo, sea quien sea, que si pretende acabar conmigo, tendrá que tomárselo más en serio. Porque mientras me quede un aliento de vida —dijo poniendo la mano sobre el pequeño trozo de cristal que pendía de su cuello—, ella caminará junto a mí.</div>
<div>
<br /></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-61415128595233900632016-04-01T11:59:00.002+02:002016-04-01T11:59:55.249+02:00Eraide 3x04: Sueños<div style="margin-bottom: 0.53cm; text-indent: 0.5cm;">
<i style="color: #00000a; font-size: 12pt; text-indent: 0.5cm;">Una
campana tañía, invadiendo con su timbre cada recoveco de aquel
lugar mientras el cielo comenzaba a teñirse de tonos anaranjados. A
través de enormes ventanales, la luz, que se filtraba entre los
árboles, dotaba a aquel pasillo de cierto aire de irrealidad,
sombrío y gélido en contraste con el bello parque que se intuía en
el exterior.</i></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Avanzaba
con paso torpe, tratando de seguir el ritmo del adulto que la llevaba
de la mano. La campana dejó de sonar cuando traspasaron la puerta
que había al final de aquel pasillo, y su chirrido, que hizo eco en
el silencio que imperaba en aquel lugar, provocó que un escalofrío
recorriera cada rincón de su ser. Estaba muy asustada y tiró de la
mano hacia atrás, pero solo consiguió que la que la sujetaba lo
hiciera con más fuerza, obligándola a entrar. </i></span></span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Ante
ella, un aula en la que había dos personas más esperándolos, cuyas
sombras se proyectaban contra las paredes, con formas que le
recordaban a monstruos. Un hombre elegantemente vestido, con traje y
sombrero de ala, que miraba a través de una de las ventanas dándole
la espalda. Apoyado en la mesa del profesor se encontraba otro, con
unas gafas redondas que cubrían su mirada y una sonrisa siniestra
que se dibujó deformando su cara, y que le hizo inconscientemente
apretar la mano de quien la trajo.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>El
hombre del sombrero se giró y saludó, pero era incapaz de ver su
rostro, oculto por las sombras que arrojaba el contraluz de la
ventana. </i></span></span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Hola
—dijo con una voz muy suave—. No tengas miedo, pequeña. </i></span></span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Su
custodio tiró un poco de ella hacia delante, hasta conseguir que la
niña diera unos pasos más. Ni aquella voz afable la calmaba y
notaba cómo le temblaban las piernas, hasta tal punto que pensaba
que se iba a desplomar contra el suelo.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>No
te preocupes —prosiguió el hombre del sombrero—. Tu tutor nos ha
contado tu historia y venimos a darte un nuevo hogar.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Ella
no dejaba de mirar al hombre que desde la mesa del profesor la
observaba. Su sonrisa enmarcaba unos dientes inmaculados.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Sé
que no soy exactamente como un padre, nunca he tenido hijos, pero
quiero que me consideres como tal. A partir de ahora, tanto la gente
que me acompaña como yo te cuidaremos. —Se acercó a uno de los
pupitres, donde hasta hacía un momento hubiera jurado que no había
nadie. Era incapaz de verla bien, pese a que estaba a pocos metros,
tan sólo distinguió que era más o menos de su estatura y que su
pelo lacio era blanco y largo.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>El
hombre siguió hablando:</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Ella
también va a venir con nosotros. Nunca has tenido una hermana,
¿verdad?</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Negó
con la cabeza mirando a aquella figura. El sol casi había
desaparecido y el aula iba quedando lentamente engullida por las
sombras.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Pues
a partir de ahora será tu hermana, ¿qué te parece? —El hombre se
acercó hasta ella, se puso en cuclillas y le extendió la mano—.
Me llamo Harald, ¿y tú?</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Le
miró, pero no se atrevió a hablar.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Ha
sido una desgracia lo de tus padres, ningún niño debería
perderlos, pero el mundo es cruel. El centro no puede mantenerte,
espero que lo entiendas. Sin embargo, te prometo que me encargaré
personalmente de que no te falte de nada. El estado te cobijará de
aquí en adelante y a cambio le servirás.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>El
hombre se puso en pie y, desde su perspectiva, le pareció un
gigante. Una desagradable sensación de vértigo le revolvió el
estómago y un solo pensamiento ocupaba su mente. «Huye». Pero era
incapaz de dar un paso, atrapada en aquel lugar donde las sombras
invadían cada rincón.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Vas
a ser muy valiosa, ya lo verás. Y mientras yo esté aquí todo irá
bien, pequeña.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Sus
labios, sin pensarlo, articularon una frase: </i></span></span></span></span>
</div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>¿Y
cuando no estés? ¿Qué pasará?</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>La
noche se cernió por completo. Tan oscura que sólo dos cosas se
podían apreciar: la mirada del hombre cuyos ojos le resultaron
inquietantes y familiares, además de la sonrisa de aquel que llevaba
gafas, el cual se acercaba hacia ella enseñando unos dientes
afilados. </i></span></span></span></span>
</div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Que
él te devorará.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>No
podía moverse, solo ver cómo aquellas fauces se cernían sobre ella
y la mordían en el brazo, triturando su carne y sus huesos. Ya no
podía ver, solo sentir el dolor de su cuerpo consumido por aquella
bestia.</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES"><i>Dolor...</i></span></span></span></span></div>
<div align="justify" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<br />
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Shara
se despertó con sobresalto. Tenía los ojos abiertos como platos y
la respiración entrecortada, así como el cuerpo completamente
empapado en sudor. Le dolía el brazo, como si de verdad la hubieran
mordido, y el recuerdo le revolvió el estómago hasta tal punto que
tuvo que ponerse en pie y salir corriendo, tambaleante aún, hasta el
baño para vomitar.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Estaba
completamente agotada, así que se deslizó de vuelta a su camarote
por los pasillos angostos de la nave. Reparó en la puerta
entreabierta de la cocina, donde aún permanecía Anna durmiendo
plácidamente sobre la mesa pese a lo incómodo de la postura. Entró
en su habitación y arrastró los pies de vuelta a la cama, pero se
vio incapaz de volver a tumbarse. Cada vez que se dormía regresaban
esos sueños; tenía miedo de cerrar los ojos. Se deslizó hasta el
suelo apoyando la espalda en la pared y metió la cabeza entre las
rodillas. Sabía </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">que
había tenido más pesadillas, pero la mayoría no las recordaba. No
tenía conocimiento de haberse sentido enferma nunca, pero ese
agotamiento y las náuseas indicaban que muy probablemente iba a
romperse su buena racha de salud inquebrantable.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Se
frotó los ojos, irritados, enjugándose algunas lágrimas que
amenazaban con desbordarse. Josef no había errado: últimamente no
se encontraba bien, pero no había nada que los demás pudieran
hacer. Su cabeza… ¿Eran acaso recuerdos lo que se entremezclaba en
sus sueños? ¿Qué clase de pasado tenía? Empezaba a temer
descubrirlo.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<br />
<br /></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¡Shara!
¡Shara! —la voz de Anna acompañó a unos golpes en la puerta—.
¿Estás bien? Me ha parecido oírte.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
sabía en qué momento se había quedado dormida acurrucada en el
suelo. Tenía los ojos empapados en lágrimas y se maldijo por haber
alertado a la mawler. ¿Qué había pasado? Al intentar recordarlo
sintió un desagradable escalofrío que le recorrió el cuerpo. Sin
saber por qué, notó que sus manos </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">temblaban
ligeramente.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Tran-Tranquila.
—Su voz sonaba aún ronca—. Estoy bien, estoy bien. Vete a
dormir. —Se limpió la cara con la sábana que colgaba de la cama y
tomó aire para despejarse.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Me
has asustado, de repente has empezado a gritar. ¿Has tenido una
pesadilla? —Anna abrió la puerta del camarote y se asomó—. Si
quieres te puedo traer algo de la cocina. —Se quedó callada cuando
la miró.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Shara
se levantó de golpe. ¿Cómo se atrevía a entrar y verla en ese
estado?</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">¡¿Acaso
te he dado permiso para entrar?! —gritó indignada, poniéndose
rápidamente de pie—. ¡Déjame en paz, ya te he dicho que estoy
bien!</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Solo
estaba preocupada, lo siento. —En vez marcharse, como pretendía
Shara, entró del todo en el camarote—. Pero es evidente que me
estás mintiendo —dijo cerrando la puerta tras de sí.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
te incumbe, ¿vale? —la miró amenazante, pero con las manos tras
de sí para que Anna no </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">detectara
su temblor—. Se me pasará, sólo ha sido un mal sueño. Así que
lo que necesito es que me dejes tranquila y descansar, vamos a tener
un día duro. —Trató de suavizar el tono, pese a que la manía de
Anna de entrometerse en la vida de los demás la enervaba.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Ha
debido de ser una pesadilla terrible para que hayas llorado. Nunca te
había visto así... —musitó Anna.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Tal
vez porque nunca quiero que me vean así. —Se levantó y recogió
sus botas para dirigirse a la salida del camarote. Necesitaba tomar
el aire y serenarse—. Sólo ha sido eso, un mal sueño, ¿vale? No
hagas un mundo de ello. Voy a beber un poco de agua y a dar una
vuelta, ya que no parece que te vayas a ir de mi habitación.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Por
un momento le pareció que la mawler iba a decir algo, pero no quiso
darle la oportunidad y cerró tras de sí con un sonoro portazo.
Estaba demasiado cansada como para soportar un minuto más sus
impertinentes preguntas. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Aquella
nave la oprimía, sentía que le faltaba el aire. Se calzó las botas
sobre el pantalón de lino y abrió la escotilla exterior. Una
bocanada de aire caliente le abrasó la piel allí donde la camiseta
de tirantes no la cubría. El sol regía el cielo, calentando cada
una de las piedras de aquel desierto, hasta el punto de que notaba en
sus pies cómo traspasaba las suelas de las botas. Entendía
perfectamente por qué en la ciudad se hacía casi toda la vida por
la noche.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Inmersa
en la dureza de aquel paraje, se sentía mejor que dentro del aesir.
Necesitaba estar sola y pocos lugares se veían más deshabitados que
aquella extensión de desierto que se perdía en el horizonte mirando
al norte.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Las
pesadillas le habían hecho olvidar, durante un rato, la situación
en la que se encontraba. Llevaba casi cinco años siguiendo a Uriel
allí donde él decía, obedeciendo sus órdenes, anhelando recordar
quién era. Había entregado su nueva vida al pelirrojo y no tenía
muy claro qué había recibido a cambio. Parecía que sus recuerdos
estaban volviendo por sí mismos, pero empezaba a desear que
siguieran en el olvido. Pasado y presente, pero nunca </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">había
pensado en el futuro.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¿Qué
sucedería el día en que Uriel no estuviera? Aunque consiguieran
llevar la misión adelante y rescatarle, ¿qué cambiaría? Sabía
que sólo era una pieza más en ese plan, una ayuda conveniente, pero
antes o después se encontraría sola.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Tenía
razón Josef cuando le decía que descargaba su frustración en Anna,
pero no lo podía evitar. Tenía miedo de volver a estar sin nadie
alrededor a pesar de lo mucho que le costaba confiar en los demás.
Pero era consciente de que antes o después, como su memoria, se
irían para siempre.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Ni
siquiera sabía qué objetivo perseguía realmente Uriel. Siempre
había supuesto que era una venganza contra el Imperio,</span></span><span lang="es-ES"><span style="color: red;"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES">
</span></span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¿pero
qué clase de objetivo era realmente ese? Notaba en él cierto
resentimiento, pero un ajuste de cuentas no encajaba en el
pragmatismo del pelirrojo. Sin embargo, ella sólo hacía lo que le
pedían, sin cuestionar. Y pese a todo, se encontraba
excepcionalmente cómoda haciéndolo, como si fuese natural en ella.
Pues si algo había sacado en claro de </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">aquellos
confusos sueños que la asaltaban, era que no era la primera vez que
lo hacía, y aquello sólo le trajo dolor.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Comenzó
a rascarse el brazo al recordar la mordedura de su pesadilla. ¿Acaso
había algo más en su pasado?</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<br />
<br /></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Pese
a lo placentero del aire libre, no podía aguantar mucho más en
aquel páramo sin sufrir una </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">insolación,
aunque estuviera a la sombra de la nave. Entró de nuevo hasta llegar
a su habitación para vestirse en condiciones. Fearghus no llegaría
hasta dentro de unas horas, pero descansar no iba a ser una opción.
Tal vez algo de café la ayudaría a centrarse en el problema que
tenían ahora y aparcar los suyos hasta que la situación estuviera
resuelta. </span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
pudo evitar dar un largo suspiro cuando vio que </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Anna
la esperaba en la cocina. Nunca conseguiría entender la necesidad de
la mawler de inmiscuirse en todo, particularidad que la irritaba
sobremanera.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Creía
haberte dicho que quería estar a solas —la miró malhumorada, ante
lo que Anna desvió la mirada.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Lo
sé, no quería molestarte, pero Josef me ha contado lo que ha pasado
y… Bueno…, quería saber qué… —Se rascó la cabeza
nerviosa—. ¡Maldita sea, no lo sé! ¿Qué deberíamos hacer?</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Se
quedó en silencio, pero ella tampoco sabía qué responder. ¿Darle
ánimos? ¿Palabras de esperanza sin fundamento? No, era incapaz de
mentir así. Se limitó a acercarse a la cafetera y desenroscar el
filtro para ponerle café.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Al
menos podrías decir algo —protestó Anna—. Ni siquiera parece
que te preocupe lo más mínimo.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Como
quieras. —Puso la cafetera en el fogón y tomó aire para no
contestarle de malas maneras. No iba a discutir con ella, ni darle
explicaciones—. ¿Quieres una taza?</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¡Maldita
sea, Shara! Yo no puedo ser como tú y mantener esa frialdad casi
todo el tiempo. Hablar no es nada malo, ¿sabes? ¡Incluso de las
pesadillas!</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
lo necesito —replicó tajantemente—. Tampoco me has dicho si
quieres café.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Gracias,
pero no. Sólo quiero sentirme útil ahora. —La mawler se recostó
contra el asiento y se quedó mirando el ventilador del techo—. No
hago más que darle vueltas a qué más podría hacer yo y… sólo
pienso en que Uriel siempre me deja al margen. Me tengo que limitar a
veros partir y tan siquiera sé si volveréis. Estoy cansada de todo
esto.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¿Acaso
importa ahora? —sintió algo de alivio al constatar que no era la
única incapaz de encontrar una solución—. Me parece muy egoísta
por tu parte. ¿Sólo te importa si tú eres útil? Por el amor de
Alma, deja de parlotear y de pensar en ti misma, puede que así se te
ocurra algo útil y le demuestres que no tienen por qué dejarte a un
lado.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
es tan fácil —se la quedó mirando, ofendida—. No puedes
entenderlo.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Sí
que lo hago, y mejor de lo que crees. La diferencia es que sigue sin
importarme lo más mínimo lo que pienses tú o los demás. Me
concentro en hacer mi trabajo. —Empezó a oler a café recién
hecho y se giró para apagar el fuego y, de paso, dejar de mirar a
Anna—. Así que da igual cómo te sientas, eso no importa, porque
tenemos mucho trabajo por delante si hay que sacar a Uriel de una
prisión estatal. Es de lo único que estoy dispuesta a hablar.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Centrarse
en la misión la distraería, y tal vez Anna le diera un enfoque
nuevo. No podía aparcar sus diferencias con la mawler, pero ya que
esta no pensaba irse, si dejaba de quejarse y trataban de buscarle
solución al problema, su compañía sería asumible. Tenía que
enfocarse en el presente y después ya pensaría sobre su futuro.
Puede que, por primera vez, empezara a pensar que estaba lejos de ese
grupo, aunque le apenase.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<br />
<br /></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">A
un tren de mercancías que partía hacia la capital a través de la
antigua vía del norte se le habían enganchado tres vagones de
pasajeros por orden del gobernador. En uno de ellos se iba a
transportar a una persona junto a un grupo de escoltas.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Seguramente
no era algo que al maquinista le fuera a agradar en absoluto, pero no
había </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">posibilidad
de objeción si la orden venía de arriba y la compañía que
regulaba la línea no había puesto traba alguna.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Así
pues, con un traqueteo continuo, el convoy avanzaba bordeando la
árida planicie del desierto hacia el refugio de las montañas del
oeste, por donde continuaría camino de la meseta del Tir.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Uriel
no se sentía muy cómodo con aquellos grilletes, pero a nadie allí
le iba a importar su bienestar. Mucho menos agradable era con la
compañía de dos militares y el gobernador que, desde el pasillo y
de vez en cuando, se asomaba para comprobar que todo estuviera en
orden. Con su escolta, por supuesto. Pero no había opción e iba a
ser un viaje largo…, o no.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">En
una parada para recoger agua tras </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">unas
cuantas horas de viaje, el tren se detuvo más de la cuenta. Uriel
pudo observar por la ventanilla la cola de un aesir pequeño que
habría aterrizado (no hacía mucho tiempo, a juzgar por el vapor que
escupían los motores que aún se estaban refrigerando) en aquel
yermo donde tan solo había una cabaña vieja, un molino de pozo y un
depósito de agua. Nada más en kilómetros a la redonda.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Unos
pasos se escucharon por el pasillo, y la voz del gobernador en un
tono obsequioso se disculpó repetidas veces. Le oyó marchar hacia
la parte trasera del vagón con varios hombres, mientras los nuevos
pasos avanzaron hasta detenerse en la puerta del pasillo.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Uriel
ni siquiera se dignó a mirar cuando los soldados se pusieron en pie.
Sólo podía ser una persona quien acudiera con tanta impaciencia a
recibirle. Alguien a quien llevaba años evitando, al que mataría si
pudiera, pero que era un actor necesario en la obra que pretendía
representar. </span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Miguel,
cuánto tiempo sin vernos...</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">El
pelirrojo podía notar la mirada penetrante del senador, que ordenó
inmediatamente a los soldados que abandonaran el compartimento.
Caminó hacia dentro y, ajustándose las gafas, se sentó ante Uriel.
</span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¿Qué
te traes entre manos, maldito desgraciado? </span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¿No
es evidente? —dijo enseñando los grilletes—. El formidable
gobernador de Hazmín me ha arrestado. Supongo que he perdido
práctica tras tanto tiempo fuera de servicio.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Miguel
se recostó en el respaldo. El tren seguía parado. </span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Ese
gobernador no atraparía ni un simple resfriado, así que dudo mucho
que te haya podido detener si no es porque tú has querido. Pero sea
producto de tu retorcida mente o no, no puedes tan siquiera hacerte
una idea de lo que he deseado que llegara este momento. —El
pelirrojo notó cómo apretaba los dientes—. ¡El gran Uriel Von
Hamil, el agente infalible del Servicio Secreto Imperial! Refréscame
la memoria: ¿cuántas misiones fallaste de las casi cien que hiciste
en tus años de gloria?</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">La
última.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">¡Tan...
sólo… una! —dijo regodeándose en cada palabra—. Por eso eras
el favorito de Harald. Claro, sin contar este pequeño desliz que nos
ha permitido encontrarnos —entornó la mirada—, pero no lo
contaremos en tu historial. A fin de cuentas, nos ha permitido este
feliz reencuentro después de tu… baja unilateral.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Llámalo
por su nombre, que estamos entre amigos: «traición».</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Cierto,
para qué andarnos con rodeos... ¿Cuánto hace de eso? ¿Cinco años?</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Cinco
años, tres meses y veinticuatro días.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">La
cara de Miguel se contrajo y ensombreció, siendo imposible
distinguir sus ojos tras las gafas. Apretó los puños y a Uriel, por
un momento, le pareció escuchar cómo crujían cada una de sus
articulaciones, tensándose la fibra del cuerpo. Se levantó
violentamente en una explosión de ira, y le tomó por los grilletes
para que no se moviera. Nunca pensó que pudiera tener tanta fuerza
su excompañero. Indefenso, le propinó cinco puñetazos cargados de
rabia, mientras los contaba con los dientes apretados.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Notó
que la sangre le discurría desde la nariz hasta la boca y le ardía
la cara, en cada uno de los golpes. Recuperó la compostura tratando
de echarse el pelo de nuevo hacia atrás, con cierta dificultad al
tener las manos atadas.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Miguel
se volvió a sentar y dio un largo suspiro mientras sacaba un pañuelo
para limpiarse los nudillos. Miraba con cierta satisfacción cómo
Uriel escupía algo de sangre a un lado.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Me
alegra que tengas tan en mente ese día, ya que no lo he podido
olvidar ni por un segundo. Casi destruiste por completo el proyecto y
yo tuve que refugiarme espiando en el Senado.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Pero
Harald ya no está —dijo con gesto grave—. ¿Cómo fue?</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Sonrió.
</span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Rápido
—respondió con voz pausada—. La guerra necesitaba de un Servicio
Secreto más agresivo y tú ya estabas fuera de escena. ¿Sabes? Me
dijeron que te nombró antes de morir.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
caería en la provocación, pero también sabía que aquellas
palabras estaban hurgando en la herida pese a que permanecía quieto,
en silencio, inexpresivo. Soportando la estúpida sonrisa de Miguel.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Aunque
voy a disfrutar en tu ejecución, he de darte las gracias, pues el
proyecto Cristal renació gracias a ti con más fuerza que nunca. —Se
giró hacia el pasillo—. Pasa, querida, quiero presentarte a
alguien.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Con
permiso... </span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">La
mujer que entró le resultó muy familiar. Facciones suaves y pelo
largo, de un rubio tan claro que parecía albino, y mirada gris y
apagada; entró en la habitación sin hacer ruido, como si fuera un
fantasma.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
te acordarás de él, era muy pequeña, así que te lo voy a
presentar de nuevo: él es Uriel von Hamil, el traidor que asesinó a
tus hermanas. —Le miró—. Te acuerdas de ella, ¿verdad, Uriel?
La pude esconder a tiempo y no supo nada. ¿Por qué no le dices cómo
fue matarlas? ¿Qué sentiste? Supongo que no debiste de percatarte,
cuando llevabas once </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">mujeres
asesinadas, de que </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">te
faltaba una. Pero claro, cualquiera perdería la cuenta.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Uriel
ni siquiera la miró. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Ya
no eran mujeres…, eran herramientas, cosas que utilizábamos a
nuestro antojo. Si buscas un ápice de arrepentimiento, te equivocas.
Lo volvería a hacer de nuevo, porque nosotros ya las habíamos
matado hace tiempo.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Yo…
te conozco… —dijo la mujer con voz suave y pausada—. Estabas
con padre…, pero te recordaba diferente. ¿Por qué las mataste?
¿Qué te hicimos?</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Uriel
sonrió. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Lo
triste fue lo que os hicimos a vosotras, ¿verdad? —dijo mirando a
Miguel—. Sólo quería arreglar ese error antes de irme. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Estoy
tentado de pedirle que te rompa el cuello. Sería desagradable, pero
hay una sola cosa que evita que dé esa orden. Así que, ¿qué tal
si me dices qué demonios haces aquí? Cuanto más interesante sea la
historia, más prolongarás tu miserable vida.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
tengo nada que ocultar, Miguel —se encogió de hombros—. ¿Quieres
saber la verdad? Muy bien. —Se echó hacia delante para
susurrárselo—: Para destruir esta farsa a la que llamáis Alma
—dijo en tono siniestro entre dientes—. Este encuentro ha sido
una pequeña improvisación, pero al fin puedo contarte toda la
verdad de lo que planeo. Cuando acabe no sólo me dejarás vivir,
sino que me liberarás de estos grilletes —afirmó agitando las
manos para que se oyera el tintineo del metal—. Préstame atención
y sabrás cómo va a ocurrir.</span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<br />
<br /></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">El
puerto aéreo de Hazmín no era más que una enorme extensión de
tierra con algunas grúas de anclaje para los dirigibles grandes,
varios almacenes, depósitos y una modesta terminal de pasajeros que
se alzaba solamente dos alturas. Las cajas de mercancía se
acumulaban, y la actividad ahora que estaba atardeciendo era
frenética, pues a pleno día era muy complicado trabajar debido a
las altas temperaturas.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Una
pequeña nave de pasajeros empezaba a arrancar los motores, cuyas
hélices comenzaban a girar cada vez más rápido produciendo un
zumbido ensordecedor. Era un modelo de aesir bastante antiguo, pero
aún era capaz de cubrir la ruta semanal entre Hazmín y la capital.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Oculta
tras un montón de cajas que esperaban ser cargadas, Milenne
observaba cómo al pie de la rampa de subida un delven se despedía
de un humano de tez morena, bien vestido con una camisa con faja, y
pelo y barba cortos y arreglados. Con el ruido de los motores era
difícil, pero siempre se le dio bien leer los labios.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">¿Está
bien que vaya solo? —dijo, parco en palabras, al humano, pero con
cierta cortesía.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">No
se preocupe, es mejor viajar ligero de equipaje. Cumpliremos nuestra
parte, tan sólo encárguese de que él cumpla la suya. Ha sido
trasladado esta mañana en tren a Tiria, tal vez lo podáis
interceptar. —Le entregó un papel—. Aquí tienes todos los
detalles.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Gracias.
</span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Con
gesto serio, el humano tendió la mano. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Tres
meses.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Tres
meses. —Estrechó el antebrazo del humano, en el saludo habitual de
los delven, que fue correspondido—. Buen viaje.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">El
hombre se echó al hombro una bolsa y agarró la maleta que tenía a
sus pies, tras lo que subió por la rampa. El dirigible no tardó en
partir y el zumbido fue amainando, dejando paso al movimiento de los
operarios de pista que se afanaban en preparar la zona para la
próxima nave.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">El
delven miró durante un rato cómo se alejaba en el cielo y después
de unos instantes comenzó a caminar hacia la salida del recinto,
justo por el lado donde ella se ocultaba.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Se
paró cuando rebasó uno de los montones de cajas que el atardecer
estaba cubriendo de sombras. Una desagradable sensación se apoderó
de ella cuando el delven detuvo sus pasos y se quedó en silencio. Se
giró sobre sí mismo con la mano puesta sobre el sable que colgaba
de su cinto. Ella se quedó inmóvil pero, aunque no estuviera
mirando exactamente en esa dirección, sentía que le miraba. Sus
pulsaciones se aceleraron y contuvo el impulso de salir corriendo.
Era imposible que pudiera verla..., o eso creía.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">El
delven se rascó el pecho, molesto, pero tras unos instantes la
amenazadora expresión desapareció, suspiró y relajó la mano que
acariciaba el pomo del arma. Se encogió de hombros y abandonó el
puerto aéreo sin dejar de mirar hacia su espalda con suspicacia.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Si
aquel hombre estaba ayudando a Uriel, una cosa resultaba obvia: era
peligroso. No había margen de duda, era justo la descripción que le
habían dado de él. Tenía que informar lo antes posible, pero no al
SSI.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<br />
<br /></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">De
vuelta varios kilómetros al norte, el tren en el que viajaba Uriel
seguía detenido, algo que no molestaría a la mercancía, pero sí a
quienes la estuvieran esperando en Tiria. El gobernador esperaba
fuera, sofocado por el calor junto a varios soldados, esperando a que
el senador acabara de hablar con el preso.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">¿Qué
demonios había hecho venir a un senador de Arqueís hasta allí? No
tenía ni idea, pero lo que le hacía estar tranquilo era que si se
había tomado tantas molestias, el reo debía de ser más importante
de lo que creía. Mejor para su llegada triunfal a la capital.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Cuando
ya comenzaba a impacientarse, el senador bajó del vagón junto a su
acompañante y se acercó hasta él. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Gracias
por su colaboración, gobernador…</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Alfred,
senador.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Sí,
cierto, gobernador Alfred. Gracias por su colaboración. A partir de
aquí queda bajo mi custodia personal. Mi aesir puede servirle de
transporte de vuelta a la ciudad mientras tomo el control de este
tren —ordenó Miguel.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Pero,
señor… Ese hombre fue arrestado en Hazmín. Es mi responsabilidad
—suplicó el gobernador, viendo cómo sus sueños de fama se
desvanecían.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">No
se lo estoy pidiendo, gobernador...</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No
pudo acabar la frase. Un murmullo dulce y delicado, una agradable
nana, comenzó a acariciar su oído. Nadie más parecía escucharlo,
pero sin saber por qué, Alfred se encaró a Miguel. </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Aquello
era insultante. No podía llegar ese hombre y quitarle su trofeo sin
más.</span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;"><span lang="es-ES">
</span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">¡No
voy a aceptar sus órdenes! </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">—dijo
con una voz enérgica e impropia de él. Los soldados de alrededor
quedaron desconcertados ante el cambio brusco de la escena—. </span></span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">¡Es
mi prisionero! ¡No consentiré que me arrebate mi ascenso! </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Ya
lo tenía todo claro, su mente se despejó: aquel hombre no quería a
un sureño más en la capital. Siempre era lo mismo, las provincias
alejadas eran menospreciadas por aquellos que vivían bajo el
paraguas de Tiria.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Deslizó
la mano hasta la pequeña pistola que llevaba siempre oculta bajo sus
ropajes y le apuntó. Cualquiera que viviese en Hazmín siempre tenía
que llevar algún arma para su seguridad. Pese a su bajo calibre y
corto alcance, bastaría para quitarlo de en medio.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Le
ruego que se marche, senador Miguel. No va a impedir mi ascenso al
gobierno.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Qué
ingenuo. ¿Cree que es por usted? No se sienta tan valioso,
gobernador… Ehh... Al...</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">¡Alfred!
¡Maldita sea! —le espetó, hastiado de su menosprecio. Amartilló
el arma, dispuesto a disparar si no le obedecía—. ¡Ahora,
lárguese!</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">No.
Por su propio bien, baje el arma. Si no, ella se verá obligada a
actuar —dijo Miguel mientras del vagón aparecía la mujer de
cabello casi albino que le acompañaba.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Le
estaba tomando el pelo. Esa joven </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">tenía
aspecto de ser una bailarina. Insultaba a su inteligencia si creía
que con un farol tan evidente le iba a intimidar. Sin mediar más
palabras, consciente de que con una acción decisiva podría acabar
con el molesto senador, se lanzó hacia él buscando acercarse lo
suficiente como para que el disparo fuera mortal. Luego ya se
encargaría de taparlo </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">con
primas a los soldados.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Pero
aquella carrera fue rápidamente detenida por dos de sus hombres, que
lo desarmaron. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: #00000a;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">¡Soltadme,
malditos! ¿Cómo osáis? ¡</span></span></span><span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Es
a mí a quien debéis lealtad! —no paraba de repetir mientras
Miguel se acercaba sin apenas haberse inmutado. Le había </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">distraído
y no había percibido la jugada.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Atacar
a un representante del senado es un delito muy grave. Lo sabe,
¿verdad? Creo que usted también vendrá a Tiria a compartir
calabozo con el reo.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">No…
No…, espere, no es justo. —Alfred comenzó a ser consciente de lo
que había hecho. Relajó el cuerpo y dejó de forcejear.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Soltadle
—ordenó Miguel. Los soldados, dubitativos, acataron la orden—.
Esto es un gran desprestigio para usted, su carrera política acaba
de terminar.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">No…
—Esa canción seguía sonando en sus oídos—. No… —</span></span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">negaba
con la cabeza—. ¡¡No, yo seré senador!! —Y con un movimiento
rápido le arrebató el arma a uno de los soldados, apuntándose en
la sien y presionando el gatillo. </span></span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Al
fin la música cesó.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<br />
<br /></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Los
soldados inútilmente trataron de salvar la vida del gobernador
mientras Miguel subía de nuevo al tren.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="color: #00000a;"><span style="font-size: 12pt;">Avanzó
hasta entrar de nuevo en el compartimento de Uriel, que, haciendo
caso omiso a lo que se podía contemplar </span></span></span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">desde
la ventanilla, esperaba con las muñecas libres de los grilletes.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Ya
está hecho —dijo Miguel, contrariado por su repentina alianza con
el pelirrojo.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Ese
hombre se tomaba muy en serio su carrera. Qué lástima. Al final sí
que cometía errores, pero tú has hecho lo más sensato —respondió
clavándole la mirada; sin embargo, Miguel no respondió—. Veo que
has hecho progresos con ella. Sigue siendo una herramienta muy útil.</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span style="color: black;">—</span><span lang="es-ES"><span style="color: black;"><span style="font-size: 12pt;">Espero
que tengas en cuenta las repercusiones, porque cuando todo esto acabe
será mejor que te escondas en el agujero más profundo de Belamb o
te suicides. El día en que te encuentre me encargaré de que la
muerte te parezca un pago razonable —dijo ajustándose las gafas—.
¿Cuál es el precio real de nuestra alianza, Uriel?</span></span></span></div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Este
desvió la mirada, pensativo. </span></span>
</div>
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
—<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Es
un sueño, Miguel. Los sueños no tienen precio. Por lo único que
pagamos en nuestra vida es precisamente por no cumplirlos.</span></span></div>
<br />
<div align="justify" class="western" style="margin-bottom: 0.35cm; text-indent: 0.5cm;">
<span lang="es-ES"><span style="font-size: 12pt;">Miguel
conocía al pelirrojo tras años juntos en el SSI y durante mucho
tiempo pudo considerarlo su amigo. Ya no había vuelta atrás, la
moneda había sido lanzada al aire, y estaba ansioso por saber de qué
lado iba a caer. Mientras, su venganza tendría que esperar.</span></span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-26642034947882609192016-03-01T09:00:00.000+01:002016-03-01T09:00:02.504+01:00Eraide 3x03: A veces sólo podemos esperar<span style="-webkit-text-stroke-width: initial; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">Si las noches resultaban ajetreadas en la ciudad de Hazmín, las mañanas eran un hervidero de gente. Aquella urbe parecía que nunca descansaba,como si su bullicio quisiera rivalizar con el silencio del desierto que la rodeaba. Distribuidos por las islas, había varios zocos y mercados donde se apelotonaban los transeúntes entre los puestos de frutas y artesanía, salpicados por el polvo que cubría el suelo y ajusticiados por el implacable sol que teñía de oscuro la piel de los habitantes de aquel lugar.Sin duda, esto era algo que a Fearghus no le afectaba demasiado, pues, como la de cualquier delven, su tez ya era morena de por sí. Abriéndose paso entre el gentío, a veces con amabilidad, otras con la justa rudeza, avanzaba siguiendo las instrucciones que le había dado Uriel.</span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><br /></span><br />
<span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span><span style="font-kerning: none;">Dos calles más y a la izquierda, detrás de unos puestos y una tienda de alfombras, un pequeño callejón. —Repetía las palabras para sí mismo, identificando cada una de las directrices—. En la entrada, cerca, habrá un par de hombres, tal vez tres. Tendrán aspecto rudo.</span><span style="font-kerning: none;"><br /></span><br />
<span style="font-kerning: none;">Efectivamente, vio dos hombres a un lado, de complexión fuerte y luciendo varias cicatrices. Fearghus las observó en la distancia. Eran en su mayoría de cuchillo por la forma y la disposición, así que producidas probablemente en reyertas. Si con lo de rudos Uriel se refería a «fuera de la ley», </span>aquellos tipos con túnicas largas y desgreñadas barbas encajaban en la descripción.<br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span>
<span style="font-kerning: none;">Se echó el pelo hacia atrás con los dedos, pues el sudor que empapaba su frente le molestaba, y con un largo suspiro se dirigió hacia el callejón. </span><span style="font-kerning: none;">—Vamos allá.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">No se había acercado a diez metros de la entrada cuando uno de los hombres le salió al paso:</span><span style="font-kerning: none;">—¡Eh! ¡Delven! ¿Dónde crees que vas?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Fearghus, sin perder su habitual flema, echó la cabeza un poco hacia atrás tratando de evitar que el aliento a licor barato le alcanzara.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—¿No es evidente? —Señaló hacia el interior—. Voy hacia allí.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Es una lástima, pero este paso está cerrado. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Fearghus detectó cómo el hombre echaba una mano por debajo de su amplia manga. Seguramente estaría empuñando un cuchillo.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Pues parece abierto... —respondió el delven—. Verás, estoy buscando a alguien y esa es la dirección que me han dado.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Dudo que haya nadie allí que quiera verte. —Trató de acercarse por el flanco de Fearghus sacando el cuchillo, pero no le dio tiempo. Este había dado un paso atajando su movimiento y con un giro muy sutil había sujetado su muñeca girando la hoja hacia él. La gente de alrededor no apreciaba nada y seguía moviéndose, ajena. Pero el compañero que protegía la entrada hizo el ademán de acercarse.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Yo de ti le diría a tu amigo que no hiciera ninguna tontería si no quieres un nuevo ombligo —le susurró entre dientes.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"></span><br />
<a name='more'></a><br />
<span style="font-kerning: none;">Asustado, el matón miró a su compañero y negó con la cabeza, indicándole que no se acercara. Este dio la vuelta y entró por el callejón con paso apresurado.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Fearghus afianzó con un rápido movimiento el brazo retorcido del apresado, y tomando el cuchillo con la otra mano lo lanzó con un tiro certero, clavándolo en la pierna de quien huía; apenas dio unos pasos más y cayó abatido en el suelo, gritando mientras se agarraba el gemelo, que sangraba abundantemente.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Miró a su alrededor y se percató, con cierto alivio, de que salvo alguna mirada furtiva los transeúntes seguían caminando sin ánimo de inmiscuirse.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Ahora me acompañarás —dijo mirándolo fijamente, ante lo que, tal y como esperaba, su rehén solo pudo asentir.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Avanzaron por entre las casas, no sin antes propinarle una patada en la cara al que yacía en el suelo, dejándolo noqueado. Así al menos dejaría de gritar. Cambió varias veces de dirección entre los patios interiores hasta llegar a uno donde Fearghus se detuvo. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Bien, ya he conseguido lo que quería.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Al hombre no le dio tiempo a reaccionar, pues una patada detrás de las rodillas le hizo doblegarse, para luego recibir un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó aturdido en el suelo, como a su compañero. Esos tipos le producían náuseas, pero tampoco era cuestión de matarlos gratuitamente.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Varias telas estaban tendidas tras ser teñidas y con el agua que escurrían se formaban charcos de colores que se entremezclaban hacia los desagües. El viento las movía tímidamente, encauzado por los cuatro callejones que daban a aquel patio cuadrangular.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Fearghus miró hacia todos los lados y comprobó que con aquellos tendales era imposible hacerse una imagen exacta de la situación. Desvió la mirada y una sombra se proyectó sobre un lienzo carmín que había a su espalda. Se giró, pero en vez de aparecer el atacante por ese ángulo, fue por su izquierda por donde le asaltó la estocada de un sable.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Con un movimiento casi instintivo se apartó de la hoja y mediante un paso circular rotó sobre sí mismo, sujetando el arma del enemigo. Le propinó un codazo a la cara que le salvó en el último momento y se escabulló, dejando el sable tras de sí, entre el mar de telas.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Quería hacerlo rápido y silencioso, lástima. Es extraño, te mueves como un soldado, pero sin embargo no lo pareces —se escuchó una voz entre los tejidos; Fearghus no era capaz de localizarla, pero sin duda pertenecía al sujeto que le acababa de atacar—. ¿Quién eres?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Un turista. Y tú un estúpido por no dispararme directamente, hubieras tenido una buena oportunidad.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—<i>Vaaaaya</i>. Eres muy bueno, «turista», pero demasiado prepotente. —Una figura se dejó entrever cuando el aire sopló y apartó algunas telas. Un tipo extremadamente delgado y encapuchado, con varios puñales enfundados en correas por el cuerpo y un par de pistolas a la cintura. Su cara parecía alargada y mostraba una sonrisa que, por un momento, a Fearghus le pareció que tenía los dientes serrados—. ¿Y qué busca un turista aquí?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Fearghus tomó el sable del suelo y lo volteó para comprobar su equilibrio, mientras con la otra mano tomaba la pistola que llevaba a la espalda. Su enemigo se percató del movimiento y reposó sus manos sobre la culata de las suyas. Había conseguido llegar allí sin armar escándalo, pero una vez empezara el combate no tardaría en tener compañía indeseable. Tenía que jugar sus cartas.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Vengo a hablar con tu jefe, larguirucho. Uriel le envía recuerdos.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Aunque la capucha ocultaba parte de su expresión, la forma en que frunció la boca y tensaba el cuerpo le dio una imagen clara de la reacción que había provocado al nombrar al pelirrojo.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—¡¿Uriel von Hamil?! ¡Ese bastardo! —Como si de un detonante se tratase, desenfundó. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Casi al mismo instante, Fearghus hizo lo mismo; corrieron ambos hacia un lateral buscando cobertura mientras descargaban las armas.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Los disparos hicieron eco por los recovecos de las callejuelas, siendo engullidos por el ensordecedor bullicio del zoco.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Desde el puente de mando, a través de sus cristaleras forjadas, se podía observar en la distancia el perfil de la ciudad. Anclada en el desierto, el horizonte verde de los humedales de la desembocadura del río reflejaba con tonos violáceos el inicio del amanecer, para poco después tornar a naranjas cuando el astro rey dibujaba su imponente figura. La luz del día se extendería sobre el perfil de la maraña de casas encaladas bajo un cielo azul intenso, carente de toda nube, en el que las estrellas comenzaban a palidecer bajo el abrazo del sol.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Poco a poco la luz comenzó a filtrarse en el puente, proyectando el contorno de los ventanales sobre el suelo de metal y goma. Iba despojando de la oscuridad a los cuatro asientos que había en primera línea en disposición semicircular, subiendo lentamente hasta el quinto, situado en el centro en posición superior, donde Anna reposaba apoyando las piernas sobre el tablero de control.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Todos los instrumentos estaban apagados, salvo un par de avisos, y las agujas de los relojes se mantenían al mínimo en su mayoría. La mawler era ajena a todo ello y solo escudriñaba el horizonte de la ciudad.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Ya hacía más de tres años desde que Danae reparó las runas que ataban a Fearghus a la vida y desde entonces no había vuelto a tener ningún problema, pero pese a todo ella no podía dejar de estar preocupada. Había intentado dormir aquella noche, pero le había sido imposible, y al final, resignada, subió al puente esperando a que el delven regresase.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); color: black;">Anna se </span><span style="font-kerning: none;">retorció, nerviosa, el pelo de la coleta con los dedos. Últimamente le había crecido demasiado, pero llevaba meses retrasando el momento de cortárselo. Apartó por un instante la mirada del horizonte y se examinó las puntas del cabello. Abiertas y estropeadas, por lo que resopló con resignación.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">La manivela de la puerta principal de acceso al puente giró y se abrió con un pesado chirrido. Josef entró agachándose para no golpearse con el marco. Aunque habían reconstruido la nave, se notaba que el espacio no había sido una prioridad.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Buenos días. Hace rato que me tendrías que haber despertado para relevarte de la guardia.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—No tenía sueño, así que preferí que descansaras.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Josef se mesó el bigote y tosió para aclararse la garganta. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Deberías bajar. Si esperas a Shara para desayunar, puede que se te queden las tostadas frías. Come algo y ya nos apañaremos cuando llegue.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—No, gracias, Josef. No tengo hambre —dijo volviendo su vista hacia los ventanales.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Él se acercó a donde ella y se apoyó en la consola lateral del sillón de mando. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Ya hace dos días que se marcharon, así que no tardarán en llegar. —Tamborileó con los dedos sobre la consola—. Tienes dos opciones: quedarte aquí o ir a por un café bien cargado y traerme otro a mí. Te recomiendo la segunda.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Me quedaré un poco más; ve a desayunar tú.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Nuestro trabajo es tenerlo todo preparado en la nave cuando regresen. —Josef le dio una palmadita en el hombro—. Así que mueve el culo hacia la cocina, te quiero con fuerzas para operar este trasto. Una mawler dormida no nos servirá para nada.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Josef…</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Opción equivocada. —La tomó del brazo y la puso en pie—. Siento que por un momento pensaras que podías elegir. Ya estás poniendo la cafetera —afirmó mientras tomaba asiento—, y la próxima vez que no me despiertes cuando toca, estarás una semana limpiando la cocina. Si hemos acordado algo, se respeta; que no vuelva a pasar —la reprendió.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Anna dio un largo bostezo. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—De acuerdo, lo siento —dijo con las orejas gachas—. Ahora te traeré el café. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Buena chica.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Esto último la irritó bastante. Estaba cansada de ser la última voz en aquel grupo y se sentía discriminada por su juventud y, claro está, por ser una mujer. Resopló y abandonó el puente, justo cuando a lo lejos, entre los pedregales y las dunas, una figura se empezó a vislumbrar.</span><span style="font-kerning: none;">Shara caminaba alejándose de la ciudad sin tomar ningún camino en particular, lejos de las rutas y carreteras. A su derecha, a no demasiada distancia, se podía ver el océano que se perdía en el horizonte, bañando interminables playas de arena muy fina. El sol no hacía mucho que había salido y el gran pañuelo que llevaba cubriéndole la cabeza y parte del cuello, anudado al estilo local, comenzaba a empaparse de sudor.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">«¡Menos mal que es invierno!», pensó mientras caminaba por aquel bello e inhóspito paraje.</span><span style="font-kerning: none;">Se fijó en un grupo de piedras amontonadas que habían dejado como señal para asegurarse de que el camino escogido era el correcto, y comprobó con satisfacción que, al acercarse un poco más, el cielo se distorsionaba y donde antes no había nada, a escasos metros se encontraba una nave.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">El sistema de camuflaje era excepcional, nada visto hasta el momento. El casco era estilizado, cubierto de metal dispuesto en pequeñas piezas en panal de abeja. En la parte trasera, saliendo de la zona del generador, estaban plegados los disipadores de energía, que cuando se extendían tomaban una forma parecida a unas alas.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Fue el último regalo que se llevó Uriel del SSI. A ella nunca le relató cómo lo hizo, pero Josef fue en su tiempo un ingeniero militar y le ayudó a sacarla del área de investigación donde estaba </span>almacenada. Toda la tecnología de los nuevos aesir se había obtenido de ella. Ni siquiera Uriel sabía cómo la había conseguido el ejército, tan sólo que provenía de tierras de ultramar.<br />
<br />
<span style="font-kerning: none;">El abuelo de Anna la había tenido los últimos años en el taller, reparándola a escondidas del gobierno de Fraiss. Gran parte se había reconstruido con piezas hechas a medida y se notaban los remiendos para que todo funcionara, pues su estado cuando la llevó Uriel era de un extremo deterioro y apenas podía volar.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">A diferencia de los dirigibles, los aesir se valían de las corrientes de esencia que circulaban por el propio planeta, usando unos paneles, como si de las velas de un barco se trataran, para surcar el cielo. Una tecnología revolucionaria al servicio, como siempre, de la guerra.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Pero si algo no habían conseguido replicar los ingenieros imperiales, era esa capacidad para ser invisible. Consumía bastante energía y en vuelo era muy difícil mantener todos los sistemas activos, pero si estaba en funcionamiento, ese prodigio técnico se convertía en un arma temible, como ya demostró en su ataque al Bastión de los Justos.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">A Shara no dejaba de sorprenderle la belleza de aquella nave, parecía esculpida como una obra de arte. Pero el calor apretaba y prefería mirarla desde dentro.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Se acercó a la escotilla de carga y tiró de las dos manecillas que la desbloqueaban para subir hacia el interior.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Tras caminar por los estrechos pasillos de la nave accedió al comedor, una sala en la que cabía apenas una mesa con bancos atornillados al suelo por los lados. Cada pequeño espacio tenía que ser aprovechado al máximo.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Ya estoy aquí. ¿No tendrías que estar vigilando el puente? —dijo saludando a Josef y a Anna, pero no tardó en ser reprendida por el primero, que estaba dejando un vaso en el fregadero.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—No hables alto. Te vi llegar, así que me daba tiempo a venir a por provisiones —susurró el hombre señalando a Anna, que estaba dormida con la cabeza sobre la mesa y sosteniendo una taza de café frío. A su alrededor quedaban restos del desayuno sin ingerir.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Shara asintió y ambos salieron, dejando la puerta abierta hasta el distribuidor circular que había en el centro de la nave. Se apoyó en la barandilla de la escalera de caracol que bajaba hacia la zona de carga, mientras Josef cerraba despacio la esclusa del pasill</span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); color: black;">o por donde habían venido.</span><br />
<span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); color: black;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Acaba de quedarse dormida, no ha pegado ojo en toda la noche esperándoos. ¿Por qué has tardado tanto? ¿Cómo va Fearghus? Pensé que vendría contigo.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Mientras hablaban de camino hacia el puente de mando, Jo</span>sef sacó una pequeña lata con un poco de tabaco y lo fue apretando en la pipa que había recogido de la mesa del comedor.<br />
<br />
<span style="font-kerning: none;">—Fearghus aún tiene que convencer a la mafia, pero sin la ayuda de Uriel. Tenemos otro problema más grave que tu café —dijo cruzándose de brazos—. Ha habido un contratiempo.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Bueno, si estás aquí es que ha ido todo bien, ¿no? —respondió encogiéndose de hombros—. ¿Cuál es el problema?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Es Uriel. Le ayudamos a colarse hasta la habitación de esa fulana en el burdel, los guardias no fueron un problema y nos retiramos dejándole a solas una vez neutralizados. Exactamente como nos ordenó —chasqueó la lengua, impaciente—. Pero al muy idiota le ha atrapado el ejército, creo que miembros del SSI. No salió a tiempo.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—¿Cómo es posible? Tenía que estar aquí por la tarde para poner rumbo a Tiria. —Los ojos de Josef reflejaban incredulidad y a punto estuvo de caérsele la pipa de las manos—. ¿Y Fearghus qué opina?</span><span style="font-kerning: none;">—Dice que sigamos conforme al plan. —Se rascó la cabeza, nerviosa—. No sé en qué estaba </span>pensando, si fue un accidente o si se ha dejado atrapar, pero los seguí antes de volver a la nave. Por lo que he podido averiguar, por ahora el gobernador lo mantiene preso. Traté de acercarme, pero el edificio está fuertemente protegido.<br />
<br />
<span style="font-kerning: none;">—Tendremos que esperar a que Fearghus vuelva a la nave. Luego estudiaremos la situación y averiguaremos de qué forma podemos sacarlo de allí. —Suspiró pesadamente—. Por ahora será mejor que descanses un poco, no tienes buen aspecto. Uriel sabrá cuidarse, confiemos en él.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—¿Confiar? Sabes que siempre le he seguido sin poner ninguna objeción, pero si no le sacamos de ahí, lo ajusticiarán —dijo molesta ante la pasividad que demostraba Josef—. ¡Todo lo planeado se puede ir al traste! ¿Y si el problema es que siempre le hemos seguido tan ciegamente? </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Me extraña que precisamente tú pongas en duda lo que haga Uriel. No quería decírtelo así, pero últimamente estás muy rara. ¿Te pasa algo?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—No. Estoy perfectamente —farfulló con su habitual tono hosco.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Entonces esta discusión no nos va a llevar a ninguna parte, Shara. Mejor cálmate y no hagas ruido. No quiero que Anna se despierte todavía —indicó señalando con la pipa hacia la cocina.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—¡Oh, venga ya! ¿Ahora va a ser más importante que duerma la niña? ¡Por el amor de Alma, Josef! —dio un golpe a la pared y notó cómo el metal cedía ligeramente bajo su puño.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—No seas así. —Encendió una cerilla y comenzó a darle caladas a la pipa hasta encenderla—. ¿Ganamos algo despertándola cuando aún no estamos todos? La prefiero descansada y con las ideas claras para cuando tengamos que decidir qué demonios vamos a hacer.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Nunca he entendido por qué la consentís tanto Fearghus y tú. Ya tiene veinte años; si tiene sueño, que no hubiera pasado la noche en vela. —Shara se sentía molesta por la excesiva atención que siempre recibía la mawler.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); color: #00000a;">—Vamos, Shara... Tú podrías tener s</span><span style="font-kerning: none;">u misma edad —dijo sonriendo y aguantando la pipa entre los dientes—. Pero no puedes pedir que sea como tú, de la misma forma que nadie te pide que seas como ella. ¿Preferirías que hubiese tenido una vida como la tuya? ¿O es más bien lo contrario?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—No es eso, Josef. Está acostumbrada a que Fearghus la lleve siempre de la mano, pero esto se está volviendo peligroso. Sobre todo si perdemos a Uriel —prosiguió con gesto grave—. Antes o después se encontrará sola, como cualquiera de nosotros, sin que ninguno la podáis ayudar, y entonces ¿qué pasará?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Josef dio otra larga calada a la pipa meditando, a lo visto, la respuesta:</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Mira, cuando llegas a mi edad, ves las cosas con otra perspectiva. Siempre he admirado tu energía y determinación, nunca te has echado atrás ante nada desde que te trajo Uriel. Diría que casi no tienes nada que </span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); color: #00000a;">perder, que como apenas tienes recuerdos igual piensas que estos también pueden desaparecer. —Clavó la mirada en ella—. Pero escúchame: esa sensación es falsa. ¿Dices que Anna puede quedarse sola, o más bien hablas de ti? No descargues</span><span style="font-kerning: none;"> ahora tu rabia contra Anna, ya llegará el día en que se las tendrá que valer por sí misma y, quién sabe, tal vez te sorprenda. —Dio otra calada dejando que el humo dibujara formas imposibles a través de la luz artificial de las bombillas.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Déjate de sermones, Josef. Veremos qué piensa el delven cuando venga.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Conoce muy bien al pelirrojo, seguramente mejor que yo. Cuando vuelva tal vez tenga una idea más aproximada de qué ha podido pasar.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—¿Tú tienes alguna?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Levantó la mano, declinando con un gesto. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Él sabe lo que se hace, sabrá cuidarse, pero... tal vez deberíamos pensar en cuidarnos nosotros mismos. Tú lo has dicho.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Shara se quedó cabizbaja. ¿Pensar en ella misma? Tal vez nunca lo había hecho hasta ahora. ¿Qué quería realmente?</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Josef se dirigió hacia el pasillo que daba a los motores. </span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Voy a comprobar que todo esté bien. Si nos desviamos mucho de la ruta a Tiria, no tendremos suficiente combustible y no sé de dónde lo vamos a sacar. Necesitamos este pájaro en perfecto funcionamiento, eso es seguro.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Shara ni le miró. Seguía pensativa.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">El ambiente de aquel bajo era casi irrespirable. Más de una centena de personas se agolpaban en torno a un círculo en el que un par de gallos peleaban, mientras los gritos de las apuestas se esforzaban por prevalecer sobre el ruido del ambiente.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Los escudos circulaban sin escrúpulos comprando y vendiendo cualquier cosa. Las peleas de animales, algunas especias o hierbas, acuerdos matrimoniales… Aquellos negocios ya se practicaban desde antes de la venida de los imperiales. Pero fueron prohibidos por la nueva religión que proclamaban, la de Sorâ, encarnada en la Santa Orden, por lo que aquellas costumbres fueron condenadas a la clandestinidad al no ser vistas con buenos ojos.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">En un rincón, acompañado por varios hombres, estaba Fanshar, uno de los descendientes de la antigua dinastía que gobernó Hazmín antes de la llegada del Imperio. Al igual que sus tradiciones, había sido apartado de la vida de la ciudad. Aunque se sentía en parte como una reliquia de un pasado lejano que ni siquiera llegó a conocer, era para muchos la esperanza de un Hazmín libre de los hombres de la meseta tírense.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">Pero él sabía lo que era: el cabecilla de una de las mafias que operaban por las cloacas del Imperio. Su negocio existía porque los imperiales permitían que existiera. Siempre hace falta una alternativa y hasta la ciudad más limpia necesita sus cloacas. Era una triste realidad.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">De repente hubo gran alboroto cuando uno de los gallos ganó la pelea. Júbilo de algunos, decepción de otros tantos y alguna que otra protesta. Lo habitual, hasta que todo se tornó silencio cuando con un fuerte golpe se abrió la puerta que daba al patio principal, dejando que la luz penetrara en el oscuro local.</span><br />
<span style="font-kerning: none;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">La gente aún no acababa de distinguir la figura cuando el cuerpo gravemente herido de Talih, uno de los hombres más temibles de la mafia, aterrizó sobre el <i>ring</i> casi aplastando a los gallos.</span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); color: black;">Fearghus se sacudió los pantalones y miró desde la puerta a toda aquella gente que, enmudecida, no se atrevía </span><span style="font-kerning: none;">ni a pestañear. Clavó los ojos en el anciano que desde la esquina observaba la escena con una templanza encomiable mientras comía dulces </span><span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); color: black;">de dátiles.</span><br />
<span style="-webkit-font-kerning: none; -webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); color: black;"><br /></span><span style="font-kerning: none;">—Fanhsar Delàh, traigo un mensaje de Uriel von Hamil.</span><br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12px; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-kerning: none;"></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10px; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-kerning: none;"></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10px; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-kerning: none;"></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10px; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-kerning: none;"></span></div>
<br />
<div>
<span style="font-kerning: none;"><br /></span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-62574242825332710882016-02-01T08:30:00.000+01:002016-02-01T08:30:07.162+01:00Eraide 3x02: La ciudad de las mentiras<div align="center" class="Puesto1" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: center; text-indent: 14.15pt;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-NyhtTi3mAHM/Vq55tuBPd0I/AAAAAAABBJ8/XbxYi7QzaMQ/s1600/the-flower-and-the-fox1080.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://4.bp.blogspot.com/-NyhtTi3mAHM/Vq55tuBPd0I/AAAAAAABBJ8/XbxYi7QzaMQ/s640/the-flower-and-the-fox1080.jpg" width="504" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Muy
lejos de las frías montañas de Noraik-Ard, al sur del Imperio, entre el océano
y las inhóspitas tierras Arene, donde el río Jarein se ramificaba antes de
desembocar dando origen a un grupo de fértiles islas. Sobre sus tierras aún se
erigían restos de los primeros asentamientos que databan de hace miles de años.
Incluso antes de su caída ante el Imperio, cinco siglos atrás, habían albergado
una rica ciudad comercial pero que, a día de hoy, sucumbía a las mafias y el
contrabando. Sobre las ruinas de antiguos templos y bibliotecas se levantaban
casinos y burdeles; esa era la realidad de la ciudad de Hazmín. Pequeñas casas
encaladas de apenas tres o cuatro alturas, cuyos tejados y terrazas cubrían
pequeños patios, que a su vez se mezclaban mediante retorcidas callejuelas y
oscuros callejones. Un complejo laberinto donde un hombre podía encontrar
cuanto deseara... o tal vez no. Pero nadie hablaría nunca sobre ello.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Comercio,
contrabando, trata... Cualquier cosa se movía bajo la permisiva administración
del gobernador. Pero de entre todos, había un lugar de sobra conocido donde
satisfacer cualquier inquietud, por deshonesta que esta fuera: «La Gata con
Botas».</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Era
el lugar más exclusivo, donde se reunían hombres ricos y poderosos para
distraerse del mundo que los rodeaba entregándose a los placeres en la
privacidad de dicho local.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Aquel
palacete cuya silueta recortaba la noche reflejada en numerosos estanques y
rodeado de un exuberante jardín, en otros tiempos fue una de las residencias
del virrey de aquella región sometida, cuya existencia como país independiente
fue breve, al caer bajo el yugo del Imperio apenas veinte años después de su
escisión de la antigua Galdabia durante la Guerra de las Lágrimas. A día de hoy
no era más que una provincia medio desértica, de valor estratégico pero alejada
del resto del mundo. Exótica porcelana traída de oriente, mobiliario trabajado
por los mejores ebanistas de Arqueís, mosaicos y pinturas que sugerían escenas
de naturaleza; nada estaba al azar en aquel lugar destinado a crear un ambiente
relajado en sus salones de la planta baja. En las habitaciones tampoco se daba
cuartel a la improvisación, y en una de ellas, ricamente adornada con tapices
que evocaban días de caza, sobre una gran cama con dosel, esperaba el señor
Russel, el dueño de uno de los bancos más importantes del país. Un hombre
entrado en carnes, que se podían vislumbrar fácilmente bajo el batín que
llevaba como única prenda. Sudaba copiosamente, en parte por el calor de la
estancia pese al gran ventilador del techo, y por otro lado por la bella
señorita que acababa de salir del baño.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"></span></span><br />
<a name='more'></a><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span><br />
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una
chica de unos veinticinco años, de pelo oscuro como el azabache que contrastaba
con su mirada de color miel, despierta y segura de sí misma. Su melena ondulada
caía sobre sus hombros tapando en parte su busto, siendo su esbelta y bella
figura ensalzada por un picardías negro y rojo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
joven se fue acercando al hombre, sin prisa, jugando con su evidente deseo,
pues este no dejaba de relamerse, ansioso por catarla. Tenía que ser
inolvidable, ya que por ella había pagado una buena suma. Llegó a la altura de
la cama y a gatas se acercó hasta apoyarse sobre él y aproximar sus labios a su
oído.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Iba
a susurrarle algo para prender aun más la libido de su cliente, pero no llegó
ni siquiera a decir la primera palabra cuando la puerta de la habitación se
abrió tras un fuerte golpe que casi la saca de sus bisagras.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ambos
se giraron asustados y vieron cómo una figura atravesaba el umbral, cerrando
tras de sí lo que quedaba de la maltrecha puerta.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Perdón,
no quería interrumpir. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un
hombre delgado, vistiendo una levita negra que contrastaba con su melena
cobriza, los miraba con sus intensos ojos claros. Se sacudió la pernera del
pantalón con la que había dado la patada y miró a la pareja con una amplia
sonrisa que hizo que Milenne le reconociera al instante: Uriel Von Hamil.
Aquella mueca en su cara, a primera vista inocente para quien no conociera al
antiguo espía del Servicio Secreto Imperial, siempre era el preámbulo de algo
desagradable</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Creo que la frase
hecha no era exactamente así.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
hombre se levantó de un salto de la cama y se dirigió hacia su ropa con una
agilidad impredecible para su complexión. Uriel lo miró sin alterarse y se
acercó hacia él mientras este extraía una pistola rúnica de entre sus
pertenencias. Extendió el brazo para apuntarle, pero el pelirrojo ya le había
sujetado de la muñeca, sacando la trayectoria de tiro fuera de su alcance. Le
propinó un puñetazo sin dejar de sujetarle el arma y lo derribó contra la
pared.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡Maldito!
¡¿Sabes quién soy?! </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">gritó el abatido.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un
hombre desarmado </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—replicó, pues</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> en
algún momento le había arrebatado la pistola que ahora sujetaba por el cañón. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sin
dejar de mirarle, Uriel añadió—: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Siempre dicen eso
quienes en realidad no son nadie.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
mujer se percató de varios gritos y golpes de pelea que provenían del fondo del
pasillo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una
compañera se está encargando de la seguridad </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo
Uriel</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Están siendo más duros
de lo que esperaba.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Russel
se apretó contra la pared, como si fuera a ser capaz de un momento a otro de
pasar a través de ella, en un vano intento de huir del hombre que le amenazaba
con su propia arma.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No...
No me hagas daño. Puedo pagarte... lo que quieras. ¡Mucho dinero! Pero déjame
marchar, por favor </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—gimoteó</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
hizo una clara mueca de desprecio. Se giró hacia la mujer, encogiéndose de
hombros.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Ves
como al final no son nadie? Sólo un saco lleno de basura y dinero. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
acercó a él y le dio unos golpecitos con el pie en el costado</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
¡Lárgate de aquí! ¿Qué te hace pensar que soy un ladrón o un secuestrador? El
dinero no me interesa, ni verte la cara tampoco. Déjame hablar con la señorita
a solas.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿D-De
verdad?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
le lanzó una mirada fulgurante. El hombre, tras recoger su ropa apresuradamente,
salió corriendo de la habitación sin mirar atrás.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
mujer se sentó sobre la cama, serena y resignada. No era la primera vez que
asistía a una escena por parte del pelirrojo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Gracias
por arruinarme el trabajo, Uriel </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo
cruzándose de brazos visiblemente molesta.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No
es para tanto. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se sentó sobre la cama</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
Seguro que uno menos en tu lista de clientes no supondrá demasiadas pérdidas
para ti, Milenne.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
quedó un momento en silencio y ella se percató de que la pelea fuera había
terminado. Ahora venían los gritos y el pánico de clientes y meretrices</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tengo
una reputación que mantener, ¿sabes? Si mis clientes se enteran de que en mis
citas hay un loco echando puertas abajo y dando palizas con sus secuaces, puede
que no les haga demasiada gracia.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Bueno...,
no es tu única fuente de ingresos. Sobrevivirás, como has hecho siempre. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
miró de arriba abajo</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> A veces me pregunto si
vienen a ti por lo que sabes o sólo por verte.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
chica comenzó a reírse. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Veo
que no has cambiado en absoluto, sigues siendo ese espía que conocí. Como
siempre, aciertas: tus antiguos compañeros vienen más por lo segundo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ninguno
cambiamos, sencillamente nos adaptamos a la situación.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tienes
razón, aunque tú siempre fuiste diferente, distante, hablando conmigo sin mirarme
tan siquiera. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se acercó a él
lentamente, con la sensualidad que la caracterizaba</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> A
diferencia de los demás, nunca te has interesado en mí. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
se limitó a mirarla de reojo</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
¿Nunca has tenido fantasías conmigo? Me entristecí mucho cuando supe que habías
desertado del SSI y no iba a volver a verte. Pero ahora estás aquí, así que ya
no tienes por qué reprimirte.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Acercó
su cara, sonrojada, buscando besarle. Él le sostuvo la mirada y la agarró del
hombro con suavidad, bajando lentamente por el brazo. Pero el beso nunca llegó.
Uriel puso el dedo sobre sus labios, sonriendo, mientras su otra mano agarraba
con firmeza la de ella.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nunca
me acerco a una flor, porque las más hermosas... </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">le
arrebató de entre sus dedos una horquilla afilada</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
pinchan.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ella
se alejó de él con un empujón, terriblemente contrariada. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡Maldito
seas! </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y con la otra mano le
arreó un bofetón que bien seguro podría haber esquivado, pero no lo hizo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esto
paga la puerta que he roto </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo
guardándose la horquilla en la manga.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Bien,
¿y ahora me dirás qué hacemos? Si has venido hasta aquí será porque querías
información, pero lo siento, no voy a poder darte nada. Siempre me caíste bien,
Uriel, pero eres un desertor. Miguel ha puesto un precio muy alto a tu cabeza y
ahora es quien manda.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
pelirrojo se quedó mirándola, con gesto grave. ¿Tal vez nombrar a su antiguo
compañero le había puesto en guardia? Sabía de sobra que era un tema muy
sensible para cualquiera de los dos. Pero en vez de decir algo, se acercó a la
ventana y empezó a jugar con su reloj de cadena abriendo y cerrando la tapa. Un
detalle que no le pasó por alto a Milenne; probablemente ese movimiento rítmico
era un código. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tienes
razón, si es ahora el director no tardarán en capturarme. Pensaba en sonsacarte
información antes, pero será mejor tenerla de primera mano. Así que relájate,
ya conseguí lo que necesitaba.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ella
se giró, sorprendida. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Y
entonces? ¿Te vas y ya está? ¿Para qué tanto alboroto?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
se alejó de la ventana, acercándose a la cama para tumbarse, cerrando los ojos
al tiempo que daba un largo suspiro. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Para
disfrutar un rato de tu compañía mientras espero.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Milenne
le miró, completamente extrañada. No había sabido nada de ese hombre<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en los últimos años, pero aunque él decía que
era el mismo, veía algo diferente en él. Se sentó en una de las esquinas del
lecho. uriel había dejado la pistola a un lado y permanecía con los ojos
cerrados, confiado de que no le iba a atacar de nuevo. No recordaba si, en los
tiempos en que colaboraban, le había visto relajarse alguna vez. Siempre
alerta, perspicaz, maquinador… Ella era capaz de entrar en la mente de
cualquier persona, sus gestos o manías siempre los delataban, pero sin embargo
el pelirrojo siempre había sido un muro. Nada de lo que hizo consiguió
acercarla ni por un instante a él, y esa capacidad para desconcertarla lo
convertía en un tipo muy interesante a la vez que peligroso. Un juego que, sin
duda, añoraba.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Era
verdad.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Él
abrió un ojo y la miró con cierta sorpresa. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué
era verdad?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Que
te he echado de menos </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">se sinceró</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
Siempre me trataste bien, fuiste un caballero conmigo, y eso es algo que no
puedo decir de casi nadie. Lamento mucho que ya no podamos trabajar juntos.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mentiría
si te dijera que extraño aquellos tiempos, pero tuve que sacrificar muchas
cosas. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se rio, pero esta vez a
Milenne le pareció ver un atisbo de sinceridad</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Y
que no me haya quedando mirándote el escote o el culo no quiere decir que no
aprecie lo guapa que eres. Sencillamente, me parece más interesante lo que hay
dentro de esa cabeza. No voy a negar que he conocido mujeres tan hermosas como
tú, pero ninguna tan peligrosa e inteligente.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡El
mismísimo zorro rojo me está halagando! Por Alma, esto sí que es nuevo. ¿Qué
pasó para que te fueras? Eras una leyenda en el SSI, todos te respetaban. Pero
de la noche a la mañana despareciste y nunca averigüé el motivo. Puse mucho
empeño en ello, pero no obtuve nada.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Ves?
Ese hambre de saber y controlar lo que te rodea te hace interesante. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esquivo
como siempre, pero, a la vez, sentía que por un momento estaba un paso más
cerca de él de lo que había estado nunca. Mas eso iba a terminar en breve y,
aunque él ya estaría al tanto, tuvo que advertirle:</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No
tardarán en llegar, lo sabes.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cuento
con ello </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo cerrando de nuevo
los ojos.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dime
qué pretendes. Juro por Alma que no se lo contaré a nadie.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Puedo
sentirme hoy sincero contigo, pero no tan temerario como para contarle mis
planes a una informadora del SSI, ¿no crees? Seguimos siendo enemigos,
lamentablemente. Pero si algún día cambias de parecer, házmelo saber.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
le hizo un nudo en la garganta. ¿Ella traicionando al SSI abiertamente? No
estaba dispuesta a poner precio a su cabeza, o puede que supiera algo de sus
otros clientes. Imposible, pensó. Seguramente había tocado el tema por ver si
reaccionaba de alguna forma. Pero ella sabía guardar perfectamente la
compostura, al igual que el exagente.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No
tuvo que esperar mucho, pues no habían pasado ni cinco minutos cuando tres
hombres fuertemente armados se presentaron en la habitación. Milenne los conocía,
eran sicarios del SSI. Junto a ellos, en el pasillo varios soldados cerraban la
salida.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué
había sido de los hombres que acompañaban a Uriel y neutralizaron a los
guardias del burdel? ¿Le habían dejado solo?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡Uriel
von Hamil, quedas arrestado por alta traición! </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">anunció
uno de ellos.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
abrió un ojo y lo miró durante unos instantes, impasible.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡No
me hagas usar la fuerza! </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">prosiguió</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
Estás rodeado.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tranquilo
</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo Uriel levantándose</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
Con el alboroto que he armado habéis tardado más de lo que esperaba. Casi me
quedo dormido. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tiró la pistola al
suelo y alzó las manos, rindiéndose</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> No
os lo voy a poner difícil.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una
vez desarmado, los soldados entraron en la estancia y le derribaron contra el
suelo violentamente para comprobar que no llevaba nada más encima. Lo
levantaron, no sin antes propinarle alguna patada, y lo sacaron de la
habitación al pasillo. Pero antes, el prisionero se giró hacia Milenne:</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡Ah!
Y me alegro mucho de verte y saber que estás bien.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
oyó cómo se lo llevaban por el pasillo con poca cortesía. Uno de los sicarios
se giró hacia Milenne: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Te
ha herido o algo?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estoy
perfectamente, no te preocupes </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">respondió
con una mueca de desagrado</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Me
gustaría volver a mis quehaceres lo antes posible. Hacedme un favor y alejad a
ese lunático traidor. Metedlo en el pozo más profundo que encontréis.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
hombre asintió y se despidió de ella. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un
destino peor le espera </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">y
se giró no sin antes echarle una atenta y furtiva mirada a su escote.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<br />
<br />
<br /></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Por la mirilla
del rifle que portaba Fearghus se podía ver cómo la habitación se quedaba vacía
a excepción de la prostituta. Esta se levantó de la cama y echó la cortina.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Dejó de mirar por
el arma y se frotó los ojos, cansado de estar fijando la vista tanto tiempo. Se
recostó sobre las tejas mientras Shara accedía hasta el tejado, dejando escapar
un gruñido mientras se palpaba el costado. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esos tipos eran
duros, ha costado reducirlos. Se nota que el burdel mueve mucho dinero y
contratan a mercenarios competentes como guardias.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Esto no es lo que
esperaba </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">comentó disgustado.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿A qué te
refieres? </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo con desconcierto mientras se
acercaba.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ha habido un
cambio de planes. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Señaló la calle donde aún se veía al
grupo que se lo llevaba</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> No tengo muy
claro por qué, sólo me ha pedido que no intervengamos y vayamos a Tiria.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿A Tiria? ¡Tan
sólo tenía que sacarle a esa furcia dónde estaba ese tipo del SSI y llegar
hasta el gobernador! De allí le teníamos que sacar, no de Tiria. En la capital
va a ser imposible</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: red; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">espetó indignada.
No dejaba de frotarse el brazo, nerviosa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pieza a pieza fue
desmontando el rifle para esconderlo en una bolsa, mientras respondía con voz
pausada tratando de tranquilizarla: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No tenemos más
opción que confiar en él, como siempre hacemos. Puede que haya visto una mejor
oportunidad o algo haya cambiado…, no sería la primera vez.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero ahora está
completamente solo. Tenemos que sacarlo lo antes posible del agujero donde lo
vayan a meter </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">replicó poniendo los brazos en jarras
y dando un bufido</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Tal vez si nos damos prisa podríamos
interceptarlos…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Metió las piezas
en una maleta y ajustó la correa para echársela por el hombro, y así bajar del
tejado con más comodidad.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">le dijo con tono
autoritario</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Son cinco soldados y tres
mercenarios, nos superan en número.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los guardias eran
cinco </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">alegó.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No seas estúpida,
esos soldados están bien entrenados y van armados. No sólo podríamos salir
malheridos, además podrían matar a Uriel en la refriega. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Suspiró tratando
de contener el tono. A él también le ponía nervioso la situación, y aunque
entendía a Shara, esa actitud suicida no le ayudaba</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Seguiremos con
el plan al pie de la letra. Sin él a cargo, las órdenes las doy yo, y nos
ceñiremos punto por punto a lo que nos encomendó Uriel. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Pero…</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Shara, entiendo
tus dudas, pero no tenemos elección. Confiemos en que ese bastardo mentiroso
tenga todo bajo control. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Más le valía,
porque personalmente se encargaría de golpearle esa sonrisa de autosuficiencia
de un buen y merecido directo. Eso le relajaría el molesto cosquilleo que
sentía en las runas que le protegían la herida del pecho.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Entonces, ¿ahora
qué?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tú volverás al
aesir mientras yo me encargo de dar el siguiente paso. Informa a Joseph y a
Anna, pero hazlo con tacto </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">indicó
entregándole la bolsa con el rifle.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Vamos,
exactamente al revés de como lo harías tú </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">ironizó.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Suspiró tomándose
ese ataque como que lo había entendido. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sí, exactamente.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Echó una última
ojeada al cielo nocturno de Hazmín salpicado por estrellas antes de bajar de
nuevo a la calle. Confiaba en él, no era la primera vez que los engañaba, pero
no podía evitar preocuparse. Si no era parte de su plan, o aunque lo fuera,
cualquier error iba a terminar con él en la horca.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<br />
<br />
<br /></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hacía rato que
Fearghus se había ido y Shara, en vez de acatar sus órdenes, corría por el
entramado de tejados y terrazas con la bolsa del rifle a la espalda, tratando
de encontrar el rastro de Uriel. Había tenido que esperar demasiado para que el
delven no se diera cuenta, y por más que miraba a un lado y a otro, no
localizaba a los soldados.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A
punto estaba de maldecir su suerte cuando, de entre las escasas personas que
aún deambulaban po</span></span><span style="color: #00000a; font-size: 12pt; line-height: 115%; text-indent: 14.15pt;">r las estrechas calles, pudo distinguir a uno de los sicarios
que habían participado en su captura.</span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Atajó
por un patio trasero hasta bajar al nivel de la calle, descolgándose por un par
de balcones con gracilidad. Se agazapó y esperó a que el hombre la sobrepasara
para, acto después, seguirle en la distancia sin ser descubierta.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tan
sólo un par de calles más adelante entró en una taberna. Chascó la lengua,
molesta; ese desgraciado había participado en la detención, que a buen seguro
iba a ser generosamente pagada. Dudó si entrar, pero estar parada, agazapada en
la calle, tampoco la iba a ayudar. Así que se armó de valor y entró hasta la
barra del pequeño local, situado en un semisótano, y pidió algo de beber. Le
intimidaban mucho los lugares con gente y trataba de no mirar a nadie, mientras
maldecía esa mezcla de timidez e impaciencia que la embargaba. Pero Fearghus
tenía razón: debía aguardar.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
lugar estaba cubierto por el pesado humo de las cachimbas, y la cerveza
probablemente era el peor brebaje que había probado en su vida. Caliente y con
un regusto demasiado amargo que le hacía arrugar la nariz cada vez que le
pegaba un trago. Permanecía cabizbaja tratando de escuchar algo sobre Uriel,
pero el malnacido no soltaba prenda. Sencillamente alardeaba de su suerte
jugando a los dados con sus compañeros de mesa mientras, entre un chupito y
otro de aguardiente, soltaba algún comentario misógino. Todo un caballero, pensó.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Un
fuerte olor a alcohol la sorprendió cuando el tipo en cuestión, ya tambaleante,
se acercó a la barra para pedir una ración más de esa pócima, capaz, por lo que
decía el tabernero, de tumbar al más recio de los hombres. Pero no contento con
ello, para su desgracia, se giró hacia ella.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ho…
Hola…, </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">preciossssa.</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> ¿</span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Nossh</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">hemos <i>vissshto</i>
antes? </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Sus ojos vidriosos la miraban y no
pudo reprimir un gesto de asco cuando se acercó más de la cuenta</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> ¿P-<i>Pors</i>…
qué me <i>evitassssh</i>? So-Solo <i>trrato</i> de ser agradable…, encanto. ¿No
<i>quieresss</i> venir a jugar?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estoy bien sola,
gracias </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo reprimiendo las ganas de
clavarle los nudillos en la cara. Le habría gustado decir algo ingenioso como
Uriel, tal vez lapidario, como hacía Fearghus… Pero de ella no surgían más
palabras. Agarró la jarra y trató de ignorar a aquel tipo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><i><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Venn</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">…Venga, cielo. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—L</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">a desnudó con la
mirada de arriba abajo</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Una <i>muuher</i> tan, tan…, <i>taaaaaan</i>
guapa</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: red; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">no puede <i>esssstar</i> sola. Ven,
ven… </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Le puso la mano sobre el </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">hombro
y a ella un desagradable escalofrío le recorrió todo el cuerpo</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
Hoy he ganado mucha </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">paaasshta</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">, </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">ashiií</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
que lo estoy celebrando.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
giró hacia él apartando su mano. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Ah,
sí? ¿Cómo ha ganado tanto un borrachuzo como tú?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Él
se encogió de hombros, algo sorprendido. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Eeey</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">,
sin </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">insuuultar</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">,
nena. No </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">shhaabes</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> quién soy. Si… Si
chascara los dedos estarías en la cárcel del gobernador. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
tomó por la cintura y la apretó contra él. Había que reconocer que era fuerte</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Te
conviene </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">ssher</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> bueno conmigo. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
acercó para besarla en el cuello.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Allí
es donde han llevado al tipo con el que has ganado hoy tu recompensa? Es mejor
que la horca.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se
detuvo en seco y por un momento hasta mejoró su dicción: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Qué…?
¿Cómo sabes…? </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Shara
notó cómo ese abrazo cariñoso titubeó, y para cuando fue a apartarse le propinó
un fuerte rodillazo en su entrepierna que le cortó cualquier intención de
seguir hablando.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
hombre se tambaleó y cayó al suelo, aturdido por el dolor. Sus compañeros de la
mesa de juego se levantaron mientras el resto de la taberna la miraba, y no con
buena cara, precisamente.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Shara
se quedó mirando a los presentes, desafiante, mientras recogía la bolsa. El
silencio era tenso, tan irrespirable como el humo del tabaco que invadía el
local.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡No
soy una de esas! ¡No quiero tus escudos! </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">gritó
indignada.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Una
sonora carcajada emanó de los parroquianos, mofándose del pobre diablo que se
había quedado sin habla en el suelo, sujetándose la entrepierna. Ella sonrió,
aún nerviosa, y abandonó el local con el corazón en un puño. El trabajo de
espía no era para ella, pero al menos ya sabía que no habían matado a Uriel aún
y, de paso, había descargado parte de su frustración con aquel borracho.
Tardaría un buen rato en recuperar el habla.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<br />
<br />
<br /></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
gobernador de la ciudad se había vestido a toda prisa cuando le despertaron a medianoche
informándole de un importante arresto en uno de los burdeles de la ciudad.
Alfred Hutton Aldelal era un hombre extremadamente delgado y de piel morena,
como la mayoría de la gente oriunda de Hazmín, cuyo sueño siempre había sido
dejar aquella maloliente ciudad y ascender como senador a la capital.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La
captura por parte de los militares y la inteligencia local de un alto traidor
podía ser una prueba, aunque ilusoria, de que estaba enderezando aquella
decadente urbe. Sin duda, un gran mérito para un posible ascenso político.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ansioso,
bajó hasta la entrada de su mansión, donde cuatro soldados imperiales,
ataviados solo con cuero, peto y el yelmo abierto, como era costumbre en las
tierras sureñas, custodiaban a un hombre pelirrojo de larga melena que vestía
una desgastada levita negra y que, pese a estar apresado y que su final iba a
ser indudablemente la muerte, parecía calmado.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">A
la cabeza de ellos, el capitán de la unidad se adelantó y se acercó al
gobernador.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Señor,
este es el hombre que hemos apresado tras un altercado.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Mmm</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">...,
no parece muy peligroso. ¿Cuál es su nombre?</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
von Hamil. Está acusado de alta traición al ejército.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Alfred
lo escrutó con la mirada mientras se acariciaba el bigote, pensativo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Estupendo...
Creo que has venido a la ciudad equivocada, </span></span><span class="Ninguno"><i><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">traidor</span></i></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo
haciendo hincapié en el apelativo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
respondió con un tono calmado que no agradó al gobernador: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Tal
vez, señor. Todos, antes o después, cometemos alguna equivocación.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
hombre se rio. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Yo
no cometería semejante estupidez, pero, en fin... Es tu cuello.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Siempre
hay una primera vez para equivocarse, señor.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El
hombre descompuso el gesto. ¿Cómo se atrevía? </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No
oses juzgarme. Te voy a contar otra cosa en la que no me equivoco: para ti va a
ser la última.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo
siento, señor. Siempre juzgamos incluso antes de hablar, es un defecto humano.
Disculpe mi impertinencia.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Alfred
se giró hacia el capitán:</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Muy
bien, lo encerraremos y enviaremos un mensaje al gobierno central. De seguro
tendrá una buena recompensa sobre su cabeza y no tardarán en venir a buscarle.
Sin duda se alegrarán, en estos tiempos que corren, por ajusticiar a un traidor
</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">dijo mirando con una sádica sonrisa a
Uriel, que permanecía en silencio y tranquilo</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
¿Qué ocultas? Me da que algo estás tramando.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
negó con la cabeza, sobreactuando de nuevo: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No,
no, señor. Para nada. Sencillamente estoy cansado de huir.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Alfred
se mesó el bigote, tratando de adivinar qué pretendía aquel reo. Dudaba de que
dijera la verdad, parecía demasiado tranquilo, y lo que fuera que estuviera
planeando no podía ocurrir en su ciudad. Aquello que hubiera sido un mérito
pasaría a ser un fracaso que lo hundiría en la miseria y su carrera política
quedaría truncada. No, era mejor enviarlo a la capital, así con una llegada
triunfal podría visitar con la excusa al senado y además trasladaría la
responsabilidad a los tirenses.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Sabes?
Sería descortés por mi parte hacerte vivir días de más pensando sobre tu
suerte. </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Se dirigió al capitán</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
Prepárelo todo para trasladar al preso con la máxima prioridad posible a Tiria.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Uriel
dio un paso hacia delante abandonando su aparente calma, pero los soldados le
interceptaron y uno le propinó un golpe en el estómago. Recuperando el aliento
de rodillas en el suelo, aún pudo exclamar: </span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¡No!
¡Espere! Seguro que podemos llegar a un acuerdo.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Lo
siento, no hay nada que puedas ofrecerme. Disfruta de tu viaje y tus últimos
días en esta tierra. Pronto visitarás a Alma.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—¡</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">No!
</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los soldados lo sujetaron y se lo
llevaron de la estancia. Por una vez pudo verse la expresión del miedo en Uriel</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #0c0c0c; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">—.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">
¡Gobernador! Esto es una equivocación.</span></span><span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></div>
<!--[if gte mso 9]><xml>
<w:WordDocument>
<w:View>Normal</w:View>
<w:Zoom>0</w:Zoom>
<w:TrackMoves/>
<w:TrackFormatting/>
<w:HyphenationZone>21</w:HyphenationZone>
<w:PunctuationKerning/>
<w:ValidateAgainstSchemas/>
<w:SaveIfXMLInvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid>
<w:IgnoreMixedContent>false</w:IgnoreMixedContent>
<w:AlwaysShowPlaceholderText>false</w:AlwaysShowPlaceholderText>
<w:DoNotPromoteQF/>
<w:LidThemeOther>ES-TRAD</w:LidThemeOther>
<w:LidThemeAsian>X-NONE</w:LidThemeAsian>
<w:LidThemeComplexScript>X-NONE</w:LidThemeComplexScript>
<w:Compatibility>
<w:BreakWrappedTables/>
<w:SnapToGridInCell/>
<w:WrapTextWithPunct/>
<w:UseAsianBreakRules/>
<w:DontGrowAutofit/>
<w:SplitPgBreakAndParaMark/>
<w:EnableOpenTypeKerning/>
<w:DontFlipMirrorIndents/>
<w:OverrideTableStyleHps/>
</w:Compatibility>
<m:mathPr>
<m:mathFont m:val="Cambria Math"/>
<m:brkBin m:val="before"/>
<m:brkBinSub m:val="--"/>
<m:smallFrac m:val="off"/>
<m:dispDef/>
<m:lMargin m:val="0"/>
<m:rMargin m:val="0"/>
<m:defJc m:val="centerGroup"/>
<m:wrapIndent m:val="1440"/>
<m:intLim m:val="subSup"/>
<m:naryLim m:val="undOvr"/>
</m:mathPr></w:WordDocument>
</xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml>
<w:LatentStyles DefLockedState="false" DefUnhideWhenUsed="false"
DefSemiHidden="false" DefQFormat="false" DefPriority="99"
LatentStyleCount="380">
<w:LsdException Locked="false" Priority="0" QFormat="true" Name="Normal"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" QFormat="true" Name="heading 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 7"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 8"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="9" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="heading 9"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 6"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 7"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 8"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index 9"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 7"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 8"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="toc 9"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Normal Indent"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="footnote text"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="annotation text"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="header"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="footer"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="index heading"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="35" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="caption"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="table of figures"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="envelope address"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="envelope return"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="footnote reference"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="annotation reference"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="line number"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="page number"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="endnote reference"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="endnote text"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="table of authorities"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="macro"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="toa heading"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Bullet"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Number"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Bullet 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Bullet 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Bullet 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Bullet 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Number 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Number 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Number 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Number 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="10" QFormat="true" Name="Title"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Closing"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Signature"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="1" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="Default Paragraph Font"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text Indent"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Continue"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Continue 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Continue 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Continue 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="List Continue 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Message Header"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="11" QFormat="true" Name="Subtitle"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Salutation"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Date"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text First Indent"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text First Indent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Heading"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text Indent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Body Text Indent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Block Text"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Hyperlink"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="FollowedHyperlink"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="22" QFormat="true" Name="Strong"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="20" QFormat="true" Name="Emphasis"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Document Map"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Plain Text"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="E-mail Signature"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Top of Form"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Bottom of Form"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Normal (Web)"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Acronym"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Address"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Cite"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Code"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Definition"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Keyboard"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Preformatted"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Sample"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Typewriter"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="HTML Variable"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Normal Table"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="annotation subject"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="No List"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Outline List 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Outline List 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Outline List 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Simple 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Simple 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Simple 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Classic 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Classic 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Classic 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Classic 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Colorful 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Colorful 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Colorful 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Columns 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Columns 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Columns 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Columns 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Columns 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 6"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 7"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Grid 8"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 6"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 7"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table List 8"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table 3D effects 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table 3D effects 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table 3D effects 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Contemporary"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Elegant"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Professional"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Subtle 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Subtle 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Web 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Web 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Web 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Balloon Text"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" Name="Table Grid"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Table Theme"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 2"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 3"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 4"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 5"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 6"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 7"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 8"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" UnhideWhenUsed="true"
Name="Note Level 9"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" Name="Placeholder Text"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="1" QFormat="true" Name="No Spacing"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" SemiHidden="true" Name="Revision"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="34" QFormat="true"
Name="List Paragraph"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="29" QFormat="true" Name="Quote"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="30" QFormat="true"
Name="Intense Quote"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="60" Name="Light Shading Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="61" Name="Light List Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="62" Name="Light Grid Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="63" Name="Medium Shading 1 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="64" Name="Medium Shading 2 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="65" Name="Medium List 1 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="66" Name="Medium List 2 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="67" Name="Medium Grid 1 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="68" Name="Medium Grid 2 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="69" Name="Medium Grid 3 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="70" Name="Dark List Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="71" Name="Colorful Shading Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="72" Name="Colorful List Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="73" Name="Colorful Grid Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="19" QFormat="true"
Name="Subtle Emphasis"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="21" QFormat="true"
Name="Intense Emphasis"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="31" QFormat="true"
Name="Subtle Reference"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="32" QFormat="true"
Name="Intense Reference"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="33" QFormat="true" Name="Book Title"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="37" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" Name="Bibliography"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="39" SemiHidden="true"
UnhideWhenUsed="true" QFormat="true" Name="TOC Heading"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="41" Name="Plain Table 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="42" Name="Plain Table 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="43" Name="Plain Table 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="44" Name="Plain Table 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="45" Name="Plain Table 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="40" Name="Grid Table Light"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46" Name="Grid Table 1 Light"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51" Name="Grid Table 6 Colorful"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52" Name="Grid Table 7 Colorful"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="Grid Table 1 Light Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="Grid Table 6 Colorful Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="Grid Table 7 Colorful Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="Grid Table 1 Light Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="Grid Table 6 Colorful Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="Grid Table 7 Colorful Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="Grid Table 1 Light Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="Grid Table 6 Colorful Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="Grid Table 7 Colorful Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="Grid Table 1 Light Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="Grid Table 6 Colorful Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="Grid Table 7 Colorful Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="Grid Table 1 Light Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="Grid Table 6 Colorful Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="Grid Table 7 Colorful Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="Grid Table 1 Light Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="Grid Table 2 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="Grid Table 3 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="Grid Table 4 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="Grid Table 5 Dark Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="Grid Table 6 Colorful Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="Grid Table 7 Colorful Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46" Name="List Table 1 Light"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51" Name="List Table 6 Colorful"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52" Name="List Table 7 Colorful"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="List Table 1 Light Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4 Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="List Table 6 Colorful Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="List Table 7 Colorful Accent 1"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="List Table 1 Light Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4 Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="List Table 6 Colorful Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="List Table 7 Colorful Accent 2"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="List Table 1 Light Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4 Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="List Table 6 Colorful Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="List Table 7 Colorful Accent 3"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="List Table 1 Light Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4 Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="List Table 6 Colorful Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="List Table 7 Colorful Accent 4"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="List Table 1 Light Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4 Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="List Table 6 Colorful Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="List Table 7 Colorful Accent 5"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="46"
Name="List Table 1 Light Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="47" Name="List Table 2 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="48" Name="List Table 3 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="49" Name="List Table 4 Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="50" Name="List Table 5 Dark Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="51"
Name="List Table 6 Colorful Accent 6"/>
<w:LsdException Locked="false" Priority="52"
Name="List Table 7 Colorful Accent 6"/>
</w:LatentStyles>
</xml><![endif]-->
<!--[if gte mso 10]>
<style>
/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:"Tabla normal";
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-priority:99;
mso-style-parent:"";
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:"Times New Roman";
border:none;}
</style>
<![endif]-->
<!--StartFragment-->
<!--EndFragment--><br />
<div class="Predeterminado" style="tab-stops: 35.4pt 70.8pt 106.2pt 141.6pt 177.0pt 212.4pt 247.8pt 283.2pt 318.6pt 354.0pt 389.4pt 399.9pt; text-align: justify; text-indent: 14.15pt;">
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span class="Ninguno"><span style="color: #00000a; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Cerraron
la puerta y se hizo el silencio. Con paso tranquilo, Alfred volvió a sus
aposentos sabiendo que el siguiente iba a ser un buen día. Él nunca se
equivocaba.</span></span><o:p></o:p></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-75949430296525593502016-01-01T13:30:00.000+01:002016-01-04T10:57:22.371+01:00Eraide 3x01: Niebla, cenizas y nada<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; margin-bottom: 12px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-QMdlMnsQCcc/TXkBHAcawUI/AAAAAAAA93Y/-rCcTDvWw1I/s1600/194193_10150170099346057_567441056_8259692_6140533_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://2.bp.blogspot.com/-QMdlMnsQCcc/TXkBHAcawUI/AAAAAAAA93Y/-rCcTDvWw1I/s640/194193_10150170099346057_567441056_8259692_6140533_o.jpg" width="459" /></a></div>
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><br /></span>
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; text-align: justify; text-indent: 14.2px;"><br /></span>
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">La niebla devoraba el paisaje bajo la luz mortecina del mediodía que tímidamente conseguía atravesarla. Las figuras recortadas de los árboles, retorcidos y sin hojas debido al rigor del invierno, emergían de los neveros, creaban fantasmagóricas siluetas que encogían los corazones de los soldados con su frío abrazo en la lejanía.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
¿Dónde acababa el cielo? ¿Dónde empezaba la tierra? No se podía aventurar. Sólo las pisadas de los infantes y los caballos sobre el terreno enfangado daban un ápice de vida a aquel infierno helado de las montañas altas de Noraik Ard.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Tras sus pasos quedaban jornadas atravesando cumbres nevadas y las penurias de marcha a través de aquella tundra, donde, en nombre de la Confederación de Tribus de Kresaar, habían desprovisto a las pequeñas aldeas por donde pasaban de víveres, telas y animales. Difícilmente podrían sobrevivir a lo que quedaba de invierno aquellas gentes, pero todo era en nombre de la seguridad de las tierras frente al imperial invasor. Era la ironía de la guerra.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Y así, tras tres años de similares ironías, la contienda había agotado a los hombres, insuflados de fuerza en los albores del conflicto por sencillas proclamas de patriotismo, fe e ideales que, como si de una infusión barata se tratase, pronto había perdido el sabor. Aquellos que vestían las insignias de cada bando comenzaban a anhelar el fin de aquella cruenta contienda, en la que la vida perdida de amigos y familiares se había transformado en un odio hacia el enemigo que superaba a los cantos de sirena de los gobiernos y sus líderes. Aquella contienda, como todas las anteriores, había dejado de tener sentido. Ya no se buscaba evitar que el adversario destruyera la nación, sencillamente aniquilarlo para vengar tantas vidas perdidas. Una guerra más, mil nombres se le podría dar como a las anteriores, pero poco importaría. No era más que otra mancha sobre la historia de Eidem.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Celeck avanzaba lentamente siguiendo a su unidad. El joven doalfar ya no recordaba cuánto tiempo llevaba allí. Tras graduarse como shamán no tuvo tiempo de hacer planes junto a Alpeia, su amada, por la cual había decidido renunciar a su vocación y formar una familia. El ejército llamó a las armas a todos los jóvenes, y al ser miembro de un linaje noble menor, no tuvo la posibilidad de pagar la gran suma de dinero que generosamente se aportaba al gobierno para conseguir la exención. Reclutado a la fuerza por los gobernadores de la provincia, maldijo su suerte de aquel momento, pero más aún cuando meses más tarde el ejército imperial ocupó sus tierras y ya no pudo saber nada de su familia ni de Alpeia. Había pensado varias veces en desertar aun a riesgo de ser ajusticiado, pero le aterraba la idea de que tal vez ya no tuviera un hogar que al que regresar. Así pues, allí no había ya otro camino más que andar hacia delante, un paso tras otro, cada día más lejos de su tierra natal, consciente de que no iba a volver.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Lo más parecido a una familia lo había vuelto a encontrar en su propia unidad. Su única esperanza era que no fuese la última, pese a que ya había perdido a varios compañeros, y que tras la guerra pudiera construir de nuevo un hogar. Pero antes tenía que sobrevivir a cuantas batallas quedaban por delante. Si es que Alma se lo permitía.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Por su estatus de shaman, estaba al cargo de una unidad de fusileros, compuesta apenas por cinco soldados. No era más hábil que cualquiera de sus hombres; pese a que sus conocimientos de magia habían sido decisivos en más de una ocasión, todos ellos podrían comandar sin problemas. Portaban sus armas descendiendo, cautelosos, a través de uno de los pasos que daban al gran valle que dividía aquellas montañas. Según varias unidades de exploradores, iban al encuentro de la decimotercera legión imperial, que estaba avanzando imparable hacia el oeste tras la caída de la marca de Odevia, después de varios meses de intenso acoso. Decían que los odevienses habían luchado con arrojo, y no sólo los soldados, pero al final, sin refuerzos en el norte, sucumbieron al acoso imperial.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Se ajustó la raída chaquetilla abotonada del uniforme que en su día tuvo un color <i>beige</i>, pero cuyo tono ahora era difícil de adivinar entre roturas y manchas. Desgastado, en su pecho y bajo sus galones de cabo de primera, el escudo bordado de Kresaar. Un acuartelado que representaba a cada una de las provincias y en el centro una flor, enmarcado por la silueta de un dragón que, con sus alas, abrazaba todo el conjunto. Trató de ceñirse en una coletilla su pelo rubio, sucio y ajado por las semanas sin poder lavarse. Atrás habían quedado sus tiempos de noble; si pudiera verse en un espejo, tenía por seguro que no se reconocería. Las batallas libradas le habían dejado varias cicatrices, los largos días de marcha y hambre consumieron su cuerpo, y ahora su piel lucía grisácea y enfermiza. Ya no recordaba la última vez que sonrió.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Casi en silencio se detuvo cada uno en su posición, cubriendo la salida al valle, tratando de buscar una buena cobertura pese a que con la niebla sería difícil juzgar de dónde podrían venir los disparos. Tras ellos, otras dos unidades de infantería, en el máximo sigilo, se desplegaban por las laderas de hierba alta y piedras mientras varios tiradores se apostaban en lo alto tratando de buscar un buen punto donde emboscar al enemigo. Durante aquel conflicto todo había cambiado, mejores fusiles, artillería de alcances otrora imposibles, aesirs capaces de transportar tropas. La todopoderosa magia iba sucumbiendo a una tecnología rápida, capaz de ser utilizada por cualquiera sin años de estudio. Ya no era el mundo en el que se crió, en aquel mundo un shaman cada vez era más insignificante. Pero había algo que la guerra había cambiado, los generales sobre sus monturas cerrando filas, bien escoltados, mientras observaban el despliegue en la seguridad de la retaguardia.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 11px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Parece que el general se ha debido de equivocar <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>comentó en voz baja Denal, apoyando la espalda sobre una piedra mientras examinaba el fusil<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> Aquí no se ve ni a un solo imperial, y ni mucho menos a un ejército.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 11px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Deberías reservarte esas opiniones, si nos escucha un superior estaremos en un buen lío <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>contestó<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> No tengo ganas de volver a pasar unos días en un calabozo por tu culpa.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Bah, no te quejes. El capullo del teniente se lo merecía y al menos dejaríamos de andar unos días. Apenas hemos comido, así que en eso no habría diferencia.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Celeck fue a mandarle callar cuando empezó a intuirse un ruido metálico, acompañado de algunos chirridos entre la espesa niebla. La leve corriente de aire que se levantó, acompañada de una llovizna de aguanieve, despejó poco a poco las vistas.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Ante ellos, en el centro del valle, paralelo a un gran río perfectamente visible desde su privilegiada posición, se hallaba una improvisada vía férrea que se extendía varios kilómetros hacia el oeste. Aquellos ruidos provenían de la gente que estaba trabajando sobre la vía, descargando las traviesas de un extraño tren. Era difícil intuir dónde se hallaba la locomotora, pues tanto ella como varios vagones estaban completamente revestidos de blindaje. Sobre algunos sobresalían pequeñas torretas de artillería. A su alrededor, soldados imperiales, con sus casacas negras, custodiaban aquella monstruosidad acorazada y a los compañeros que trabajaban a destajo. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
A golpe de vista eran algunos hombres menos que ellos. Tal vez una gran columna de enemigos, gritos de formación, fervor, órdenes, amenazas al enemigo... Cualquier cosa hubiera sido menos inquietante que aquel monstruo sobre raíles que sus ojos nunca habían visto. ¿Acaso pretendían llegar con esa arma hasta el corazón del territorio de Kresaar? La antigua frontera, donde terminaba la línea férrea, estaba a más de cien kilómetros al este y las últimas noticias que tuvieron sobre aquella zona, hacía apenas medio año, no hablaban de nada de eso.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Su hilo de pensamientos se cortó cuando Groha, un mawler de las tribus del norte, de pelo grisáceo y ataviado con distintas pieles y cuero sobre el uniforme, le llamó la atención mientras examinaba su cuchillo.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Me gustaría que nos retirásemos para evaluar la amenaza, pero no va a pasar, así que mejor prepararse para la lucha. <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Envainó el arma con un movimiento seco y en su cara se dibujó una sonrisa, tal vez nerviosa, ante la perspectiva de lo que se avecinaba<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>. ¿Dónde nos vamos a replegar? Ya le hemos robado todo a los pueblos vecinos, y solo para ver que el cuento de la serpiente de metal de la que hablan los aldeanos es real. <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Dejó escapar una risa<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> Qué gracia, al final sus maldiciones van a ser verdades.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Tal vez esperen a que lleguen refuerzos.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>No hay más refuerzos que nosotros. Bien lo sabes, estamos… <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Parecía no encontrar el vocablo adecuado con su torpe conocimiento del idioma doalí<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> ¿Mal? Espera, creo que hay una palabra mejor. <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Escupió a un lado, claramente con frustración<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> Bah, da igual. Tú me entiendes.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>¿Cuántos crees que son? <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—le preguntó</span> a Groha. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
El mawler entornó la mirada. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Yo diría que algunos más que nosotros. Porque no puedo contar a los artilleros o los que pueden estar durmiendo dentro de esa bestia.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Denal no pudo ocultar su gesto de amargura.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 11px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Nosotros llevamos caballería y poco más. Esa máquina… No la había visto en la vida.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Una batalla no es sólo cuestión de número <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>comentó Celeck. Aunque eso no quería decir que no importara, pensó para sí.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Celeck tiene razón <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>apuntó Groha<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> Además, hay que contar con que son en mayor parte humanos, débiles y cobardes. Si podemos acercarnos más del alcance de los cañones que tiene esa cosa... Pero es difícil <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>se rascó la incipiente barba<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> No es la primera vez que los veo huir porque hemos roto sus máquinas. Sólo saben de números y… tornillos, pero fallan, cuando la rabia en la batalla es lo más importante, ellos se… Ellos no… Ellos pierden. Ahí es donde tenemos mejor posibilidad.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Quieres decir improvisando <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>puntualizó<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> No suena muy halagüeño.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Así es.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Las palabras de Groha sin duda ayudaron a animar a más de uno que tenía alrededor, pero Celeck no dejaba de sentirse inquieto. Tal vez en los otros combates contra unidades imperiales habían conseguido salir victoriosos, pero aquello era algo totalmente diferente, y no era solo por dicho tren. Desconocía por qué en concreto, pero un mal presentimiento amargaba su corazón.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Cerró los ojos y respiró hondo, buscando templar su ánimo, tratando de alejar su mente por un momento de aquel lugar. Sin razón aparente le vino a la memoria el día en que lo enviaron al combate tras la instrucción, en el que el sol bañaba su rostro y las puertas del palacio de la ciudad refulgían con sus detalles en oro. Ahora no le parecía más que un sueño, una escena irreal, pero que se había cristalizado en su recuerdo a la perfección.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>No sabía cuánto tiempo llevaba ahí de pie, formando, pero podía reconocer el contorno de los adoquines que se dibujaban bajo la suela de sus botas a la perfección. Los mandos de la región se dirigían al fin hasta el púlpito, sin dejar de mirar a la tropas que allí los aguardaban. Su general, Vonloss, portaba una armadura ricamente decorada con motivos vegetales engarzados en plata y oro. Vestigios de una época pasada, poco práctica a día de hoy en la batalla, pero la tradición seguía siendo muy importante para ellos. Su porte sereno y decidido, además de las marcas que a veces iluminaban su piel pálidamente, como si una extraña energía recorriera su cuerpo, lo identificaban de forma inequívoca como a un dragón.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i></i><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>A ambos lados, custodiándole, dos caballeros drogan doalfar. Cuando se tenía el honor de servir en persona a un miembro de la familia draconiana y ser su aprendiz, se dotaba al afortunado de dicho título simbólico, y este adquiría un estatus por encima de cualquier ser de la nación, a excepción, por supuesto, de los propios dragones. Sus armaduras, al completo labradas con motivos de escamas, los delataban como tal.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i></i><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>El general era uno de los dragones de la familia menor de Estash y se le había otorgado la regencia de aquellas comarcas de Baja Solánica. Alzó la voz para hacerse oír ante la tropa que permanecía marcialmente a la espera. </i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><i>—</i></span><i>Hermanos kresáicos, vuestra búsqueda de gloria acaba de empezar. Alma os ha guiado ante este momento decisivo en la historia de Eidem. </i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><i>—</i></span><i>Se detuvo un momento para recrearse en la expectación de los soldados y prosiguió</i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><i>—:</i></span><i> Sé que algunos sentiréis temor por lo que ha de venir. No os voy a mentir, sufriréis el cansancio, jornadas duras donde pondréis a prueba vuestra resistencia y vuestro valor. Pero oídme bien, quiero que recojáis ese temor, esas dudas en vuestro corazón y las transforméis en coraje, en rabia, en honor. Deberéis hacer pagar a nuestro enemigo cada una de vuestras penurias, pues por su culpa habéis tenido que abandonar vuestros hogares para defender vuestra patria. ¡Yo os digo que ese Imperio, prepotente y desalmado, tiene pies de barro! ¡Nuestro coraje derruirá los cimientos de quien ha osado despreciarnos, de quien quiere dominarnos! Os digo que vendrán días de gloria para la decimosexta unidad de Kresaar. </i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>Vonloss hizo una pausa que acrecentó el poder su discurso y prosiguió:</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><i>—</i></span><i>Veo el brillo en la mirada de aquellos que volverán a su tierra, a nuestro hogar. Muchos encontraréis la gloria y seréis llamados héroes por la nación. ¡Con la ayuda de Alma, saldremos victoriosos! ¡Viva la Confederación! ¡Larga vida a los hombres que defienden la patria! </i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><i>—</i></span><i>Y en un grito casi transformado en alarido, concluyó</i><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;"><i>—:</i></span><i> ¡Kresaaaaaaar!</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i></i><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>Los hombres respondieron gritando al unísono. La batalla los llevaría a la gloria o a la muerte, y, por un breve instante, Celeck lo creyó firmemente.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i></i><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>Cada uno de ellos sintió que era un momento único e irrepetible. Pero en aquellos tres años de contienda había aprendido que la historia de Eidem ya había firmado muchos capítulos similares de su libro con el mismo desenlace. Puede que no fuera más que otro de los Ecos que se repetían una y otra vez, cuyo resultado nada cambiaba.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i></i><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<i>Para aquellas vidas el destino carecía de interés, pero Alma nunca dejaba nada al azar.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
El capitán retornó a su posición dando órdenes a los tenientes de cada unidad, que a su vez movían a sus soldados. Cada uno tomó su lugar en aquella preparándose para el asalto. Groha había acertado, no se esperaban refuerzos, habría batalla.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Los fusileros prepararon sus armas esperando la orden para avanzar hasta que el enemigo estuviera a su alcance. Tenía que ser una maniobra de aproximación rápida. Con suerte, a los imperiales no les daría tiempo a cargar la artillería. Celeck sabía que una vez los descubrieran, usarían el tren como defensa, así que tendrían que envolverlos lo más rápido posible. Si no, aquel muro sobre raíles se podía convertir en una fortaleza infranqueable.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Fueron moviéndose aprovechando que la niebla no había terminado de alzarse, tratando de irse aproximando, cubriéndose de la visión del enemigo tomando ventaja de lo abrupto del terreno. Varias unidades, incluida la suya, tenían el dudoso honor de acercarse por la vanguardia mientras otros dos grupos daban un rodeo hasta el otro lado del valle. Una vez llegaron a su posición, se parapetaron a la espera de la orden para atacar. Estaban aún a suficiente distancia, teóricamente a salvo de la artillería.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Groha se asomó arrastrándose por el suelo, para ver si la situación imperial había cambiado, mientras los demás revisaban su munición sin atreverse a hablar. Celeck limpió el barro que cubría la culata del fusil y examinaba que estuviera en perfecto funcionamiento. Cargó el arma y comprobó que el pasador se resistía, probablemente por la humedad. Le dio un par de golpes y pareció que se desbloqueaba. Tendría que aguantar un poco más.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
El mawler retrocedió con gesto de preocupación.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>He visto un brillo… Creo que era un catalejo.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Serán prismáticos. ¡¿Nos han visto?!</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>No lo sé… Creo que no.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Por Alma que no sea así. Necesitamos más tiempo hasta que el resto esté en su posición. Si no…</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
El silbido de un proyectil y su impacto sonó más cerca de lo que ninguno hubiera deseado.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>¡Nos han descubierto! <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>gritó el teniente<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—.</span> ¡A las armas! ¡Afianzaremos la posición hasta que nuestros camaradas estén listos!</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
El siguiente impacto fue lo suficientemente cercano como para que trozos de tierra cayeran sobre sus cabezas. Habían calculado mal el alcance, pero ya no había retirada. Celeck armó el fusil y se movió raudo entre las rocas para buscar ángulo de tiro.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Se apostó y se preparó para disparar. Tan sólo tenían que aguantar. Sólo eso…, sobrevivir un día más. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
No tardó en haber cruce de fuego tanto a ese lado como por la otra ladera. El caos se apoderó de aquel lugar en el que aún persistía una fina niebla. Si conseguían resistir el envite, cargarían contra ellos en bloque y no podrían hacer nada. Pero en ese momento un cañonazo atronador le sorprendió a su espalda y parte de los soldados que le acompañaban fueron alcanzados por una terrible detonación. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Lo recordó como un <i>crescendo</i>, como si de una ópera se tratase, que ganaba en intensidad hasta que tras una explosión de coros no hubo nada más que el silencio.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Ya no quedaba rastro de la niebla matinal. De entre las nubes altas, rasgando el cielo, mientras algunos copos de nieve flotaban lentamente, el frío sol de invierno iluminaba el desolador campo de batalla. Celeck miró a un lado y vio el cuerpo inerte de Denal, con el yelmo destrozado por la metralla de una granada. Al fondo, el reguero de cadáveres teñía la nieve de carmín hasta donde su vista podía alcanzar, mientras algunos malheridos trataban de abandonar aquel yermo de muerte.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Quiso gritar para que le ayudasen, pero ningún sonido salía de su garganta. No sentía nada, ni dolor ni frío ni las heridas que recorrían su cuerpo. ¿Aquel era su fin? ¿Tanta lucha, tanto sufrimiento sólo para morir sobre un barrizal? Su vista se iba nublando lentamente cuando una figura se acercó hasta él. Se agachó y le escrutó con la mirada.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Pero aquel humano no se estaba fijando en su cara. Se percató de que en su pecho estaba apareciendo una extraña flor fantasmagórica que poco a poco perdía su brillo. ¿Qué demonios era aquello?</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Le costaba cada vez más ver, y notaba cómo la vida se le escapaba a la vez que aquella flor iba apagándose. Pero cuanto más borrosa era su vista, más cosas extrañas era capaz de distinguir. Ante él apareció un pequeño ser, una mujer cuyos brazos eran alas y sus pies garras, y vinieron a su memoria algunas de las lecciones recibidas durante su formación como shaman… Una spiritaa, una mensajera de la muerte que Alma enviaba para recoger a los caídos. Era la señal inequívoca de que iba a morir.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
La spiritaa, que apenas alzaba veinte centímetros, se posó sobre su pecho. Observó la flor y, mostrando unos pequeños dientes afilados como agujas, comenzó a devorarla con ansia.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
En contra de lo que siempre pensó, Celeck no sintió paz ni tranquilidad, sino terror. Notaba cómo aquel ser estaba devorando su alma y destruyendo sin compasión todo aquello que una vez fue.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
El hombre le miró por primera vez a los ojos como si supiera que aún podía verle y le dijo con voz tranquilizadora:</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Tranquilo, no voy a permitir que te haga daño.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Dicho esto agarró a la spiritaa por las alas, con cuidado para que no le mordiera, cuando esta comenzó a retorcerse rabiosa. Ningún ser mortal podía interferir con Alma, sin embargo, ese hombre sostenía a la criatura con total naturalidad. Tomó la flor con la otra mano por el tallo y unas trazas de energía comenzaron a recorrer su brazo. Con cierto esfuerzo la arrancó hasta que las raíces se desprendieron de su pecho por completo y, esta vez sí, sintió paz. Ya nunca más tendría miedo ni dolor… Nunca.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 11px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Adriem se levantó y soltó la spiritaa, que se alejó molesta, mientras el alma del doalfar se deshojaba desapareciendo en pétalos de luz que se desvanecían en el aire.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; margin-bottom: 10px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Descansa en paz.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Se giró hacia la niña que a cierta distancia le aguardaba. Aquel fantasma envuelto en un manto que dejaba en sombras su cara, de la que destacaban unos ojos azules como el cielo. Hermosos, pero llenos de rencor y tristeza y que, cada vez que le miraba, le recordaban sus faltas y pecados de los últimos tres años.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Si sigues haciendo eso, tu vida se acortará aún más.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Adriem cerró los ojos de Celeck, cuya expresión reflejaba una paz infinita, y comenzó a caminar entre los cadáveres de nuevo. Sus ropas estaban sucias y desgastadas, y su mirada había perdido el brillo que una vez tuvo.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Eso no debería importarte lo más mínimo. Nadie estará para enterrarme cuando todo termine.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Ya sabes lo que te espera cuando mueras. ¿Por qué sigues esforzándote? ¿Qué pretendes conseguir, estúpido?</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
Siguió andando, cansado de aquella conversación mil veces repetida entre ambos. Echó una última mirada al soldado kresáico.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; margin-bottom: 10px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Lo que él tiene ahora. Paz.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 15px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 10); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #00000a; font-family: 'Times New Roman'; line-height: normal; margin-bottom: 10px; text-align: left; text-indent: 14.2px;">
<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(11, 11, 11); color: #0b0b0b;">—</span>Ya, algo que nunca tendrás. A ti sólo te espera la nada. </div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(255, 37, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #ff2500; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12px; line-height: normal; margin-bottom: 10px; min-height: 15px; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-29323159690739620242015-12-29T13:06:00.000+01:002015-12-29T13:06:00.460+01:00Eraide continúa en "La Guerra sin Nombre"Hacía mucho que no escribía en este blog, pero el trabajo de estos últimos meses ha sido frenético. Sin embargo hay un buen motivo para volver sobre estas líneas.<br />
<br />
El éxito que está cosechando la recopilación de las dos primeras novelas reescritas de <a href="http://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_ss_fb_0_6?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=eraide&sprefix=eraide%2Cenglish-books%2C254" target="_blank">"Eraide, La Canción de la Princesa Oscura"</a> ha hecho que aceleremos, tanto por parte de la editorial como mía, el proceso de producción de la novela que cerrará el camino iniciado por Adriem hace ya tanto tiempo.<br />
<br />
No lo negaré, está siendo duro conseguir un cierre lo más perfecto posible a estas aventuras y el nivel de auto exigencia está siendo muy alto. No estoy ahorrando en correcciones y revisiones. Aunque he de confesar que la escena final la escribí en 2010 (aunque ya la tenía ideada desde 2005) y no voy a cambiarle una coma :)<br />
<br />
Pero para calmar la espera hasta la segunda parte de 2016, os quiero hacer un regalo de año nuevo a quienes habéis seguido las andanzas de Adriem desde aquella lejana edición de Timun Mas y a quienes os habéis incorporado a la historia gracias a la fantástica edición de <a href="http://tienda.edicionesbabylon.es/es/novelas/4782-eraide-la-cancion-de-la-princesa-oscura-libro-1-8435410894833.html#comments" target="_blank">Babylon</a>.<br />
<br />
A partir del 1 de enero de 2016 tendréis el primer capítulo de "La Guerra sin Nombre" y, a partir de ahí, cada primer día de mes un capítulo nuevo hasta verano. Son versiones preliminares en las que aún quedan correcciones por hacer de cara a la novela definitiva, pero espero que los disfrutéis.<br />
<br />
Gracias por estar ahí y sigamos viajando por los secretos del mundo de Eidem.<br />
<br />
<a href="http://javierbolado.com/" target="_blank">Javier Bolado</a><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-v7cNaff6MI4/TP6BOvIHh-I/AAAAAAAA93U/qzkd2rOYrM4/s1600/The-war-without-name-teaser2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://4.bp.blogspot.com/-v7cNaff6MI4/TP6BOvIHh-I/AAAAAAAA93U/qzkd2rOYrM4/s640/The-war-without-name-teaser2.jpg" width="449" /></a></div>
<br />Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-47893832186793978832015-05-04T09:35:00.000+02:002015-05-04T09:35:32.008+02:00Eraide, libro 1: La Canción de la Princesa OscuraEl día al fin llegó y, recopilando las dos novelas anteriores con pasajes completamente resarcidos, y escenas adicionales:<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
- Escucha los ecos del pasado -</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeM6Hpf1-_1HvFEzJX2LHu8l8MzidToXDuPT1RKPI2RmGODPzPbHK06ocAfF6n6j9_1bIMpwD27XJFCb6U_XsDqGSZTnD-gVKGwvFK70YINeeSwzXzyx_07qIDk_JyY7-nEJ0Ob19fWSo/s1600/eraide-la-cancion-de-la-princesa-oscura-libro-1-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeM6Hpf1-_1HvFEzJX2LHu8l8MzidToXDuPT1RKPI2RmGODPzPbHK06ocAfF6n6j9_1bIMpwD27XJFCb6U_XsDqGSZTnD-gVKGwvFK70YINeeSwzXzyx_07qIDk_JyY7-nEJ0Ob19fWSo/s640/eraide-la-cancion-de-la-princesa-oscura-libro-1-1.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<div style="box-sizing: border-box; color: #666666; font-family: Lato, Arial; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px 0px 20px;">
<strong style="box-sizing: border-box;">Eraide. La canción de la princesa oscura</strong>, primera entrega de una saga con la que Javier Bolado, ilustrador y escritor, te hará vivir una fábula épica repleta de incógnitas, tragedia, amor y desamor.<br style="box-sizing: border-box;" /><br style="box-sizing: border-box;" />Sinopsis:</div>
<div style="box-sizing: border-box; color: #666666; font-family: Lato, Arial; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px 0px 20px;">
<em style="box-sizing: border-box;">Adriem Karid, un simple guardia imperial, decide escoltar de regreso a su país a una misteriosa novicia. Sin embargo, ambos forman parte de un antiguo juego en el que son piezas movidas por el destino. Una aventura que los llevará a buscar la verdad allá donde esta se esconde: en el corazón mismo de la leyenda.</em></div>
<div style="box-sizing: border-box; color: #666666; font-family: Lato, Arial; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px 0px 20px;">
<em style="box-sizing: border-box;"><br /></em></div>
La tenéis disponible en edición física y digital tanto en la tienda de <a href="http://tienda.edicionesbabylon.es/es/novelas/4782-eraide-la-cancion-de-la-princesa-oscura-libro-1-8435410894833.html" target="_blank">Babylon</a>, como en <a href="http://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Daps&field-keywords=eraide" target="_blank">Amazon</a>. ¡Espero que os guste y no dudéis en comentar!<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_0PlKqwDMCaH9Dse0IWK79h5UxXEu1auwahc_jvnvkW-2QyAY_P2WMLbcgtfB305_2ilwaVwwTQN2FTQoTweIV9rOHyPjWWEOn9qh5QuhNXCIsMkqdthrED6kV-4c_ddjH54Dv0ZDImM/s1600/The-yearning-of-a-song-1080p.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_0PlKqwDMCaH9Dse0IWK79h5UxXEu1auwahc_jvnvkW-2QyAY_P2WMLbcgtfB305_2ilwaVwwTQN2FTQoTweIV9rOHyPjWWEOn9qh5QuhNXCIsMkqdthrED6kV-4c_ddjH54Dv0ZDImM/s640/The-yearning-of-a-song-1080p.jpg" width="416" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La ilustración coral completa que dio pie a la portada.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div style="box-sizing: border-box; color: #666666; font-family: Lato, Arial; font-size: 13px; line-height: 18px; padding: 0px 0px 20px;">
<em style="box-sizing: border-box;"></em></div>
Mientras... ya estoy trabajando al 100% en el libro 2 para que lo tengáis disponible el año que viene.Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-28529435749811675172014-09-23T09:00:00.000+02:002014-09-23T09:00:00.738+02:00Capítulo 19: El sueño de la princesa<div class="p1">
Paso tras paso, el viajero enfiló el antiguo camino real. La calzada de adoquines describía varias curvas por la colina hasta llegar a la ancha bahía en la que estaba Puerto Victoria. Apenas habían pasado unos años, pero para Adriem había sido una eternidad. Las piernas le dolían tras el duro viaje. La noche al raso y la fría mañana habían castigado su cuerpo más que los kilómetros que pesaban bajo sus pies.</div>
<div class="p4">
<span class="s3"><br />
<span class="Apple-tab-span"> </span>El camino seguía atravesando la población dejando de lado el viejo puerto, donde se aglutinaba la mayor parte de la vida de aquella ciudad, hasta el castillo que, majestuoso, se erigió antes de la invasión del Imperio, hacía trescientos años. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Tomó un pequeño desvío que llevaba hacia las afueras. Su barrio, que estaba a unos siete kilómetros ladera arriba por los arrabales, no contaba con más de diez casas, y al fondo, al final de una de las callejas, estaba la antigua vivienda del bibliotecario. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Notaba cómo sus antiguos vecinos lo miraban. Un par de hombres que volvían con el carro lleno de hierba lo saludaron y le preguntaron por cómo le iba. Él mintió diciendo que no había nada que reseñar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Sabía que más de una mujer lo espiaba detrás de las ventanas de sus cocinas y luego, seguramente, murmuraría con sus vecinas sobre él. Puede que lo compadeciesen o que echaran culebras, o tal vez ambas cosas. Poco le importaba. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Consiguió a duras penas abrir la atascada puerta de la modesta casa de piedra y madera de apenas dos alturas. En el pequeño jardín ahora crecían hierbajos que llegaban a la cintura. Nadie se había molestado en recoger la correspondencia. Poco valor tendrían ya esas cartas. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Mientras caminaba el suelo de madera crujía bajo sus botas. Observó las mantas y sábanas que cubrían cada mueble de la casa. Todo seguía en su sitio, exactamente como lo dejó. Habría debido sentir nostalgia pero, por alguna razón, era incapaz. Fue hacia su antigua habitación y abrió, con cierto esfuerzo, la contraventana para que se ventilase. Quitó las sábanas que cubrían su cama, provocando una nube de polvo que le hizo toser, se dejó caer sobre el colchón y durmió. Su cuerpo lo necesitaba. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">No sabía cuánto tiempo se había pasado durmiendo pero, a juzgar por el agujero que sentía el estómago, había sido bastante. Al fin el dolor en el pecho había desaparecido y se encontraba bastante mejor. La cegadora luz del sol que entraba por la ventana le hacía deducir que era por la mañana, igual casi el mediodía. Se levantó y caminó hasta el espejo. Estaba resquebrajado por un lado, pero aun así podía ver claramente el aspecto que lucía. Sin afeitarse durante días la barba le oscurecía la cara y sus cabellos mal largos y mal peinados, así como unas persistentes ojeras que le demostraban que estaba lejos de estar recuperado. No pudo evitar sonreír con una mueca irónica. “Doy pena”, pensó.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Atravesó el piso superior y abrió, acompañado del chirrido de las bisagras, la puerta que daba al antiguo despacho de su padre. Había muchos libros en aquella estancia, pero si la memoria no le fallaba, algo bastante posible tras lo acontecido, sólo había uno que le interesara. Rebuscó y, tras un buen rato, al fin lo encontró. Un libro de bolsillo con la cubierta muy desgastada y alguna hoja suelta. Lo limpió y leyó el título: <i>Eraide. </i>Aquel libro había sido de un bisabuelo, una copia bastante controvertida, pues fue uno de los libros prohibidos tras la gran guerra. Sólo había dejado a la familia dos cosas: aquel viejo libro y una espada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span></div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div class="p4">
<span class="s3">Fue hasta el escritorio y lo empujó. Examinó los tablones del suelo y, ayudado por un pisapapeles, desencajó un par que se aflojaron con facilidad, dejando al descubierto una caja con restos de haber estado forrada, pero ahora no quedaba más que la madera ennegrecida. La abrió con cuidado y de ella sacó la espada que en su interior reposaba desde hace años. Era un mandoble que no se usaban desde hacía más de tres siglos. El cuero y las cachas de la empuñadura estaban roídas por el tiempo, pero la hoja estaba prácticamente intacta. No tenía muy clara su procedencia pero era fascinante la ligereza del arma. El brillo blanquecino de la hoja lo hipnotizaba... </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Cuando se fue de la casa no quiso llevársela y prefirió mantenerla oculta. Su padre siempre había tratado de discernir por qué nunca perdía su filo y le dijo que debía permanecer escondida. Pero ya no estaba para prohibírselo y, a fin de cuentas, no tenía intención de volver a aquel lugar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La envolvió en una de las telas que cubrían los muebles y la dejó junto a su escaso equipaje. Siempre la había admirado cuando era pequeño, soñando con las historias de caballeros que leía, y era una pena dejarla allí a merced de la herrumbre.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Un fuerte dolor de estómago le recordó que llevaba casi un día sin comer, así que bajó a la pequeña taberna que había en el barrio. Sabía que tendría que soportar alguna charla banal sobre lo acontecido durante su ausencia, pero a cambio podría lavarse un poco y desayunar algo.</span></div>
<div class="p5">
<br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">-¡Adriem Karid! Benditos sean los ojos, hijo -dijo el posadero. Era un hombre robusto y, sin lugar a dudas, buen comedor. Fue muy buen amigo de su padre y casi como un tío para él. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Tío Fern, me alegro mucho de verte. - Dicho esto, el posadero se acercó hasta él y le dio un fuerte abrazo. Las vértebras de Adriem se resintieron. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Estás hecho un hombre... Me dijeron que viniste hace un par de años pero no viniste a verme - resopló con indignación.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Tenía pensado venir a verte pero… me enteré de lo de Esmail - agachó la cabeza - Lo siento, tuve que irme.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Fernald calló. En la posada se hizo el silencio. Durante unos minutos el tabernero se quedó mirando a Adriem. - A mamá se la llevó aquella enfermedad, papá… quiero pensar que se fue. A Esmail... a Esmail... Ella decidió irse. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">- No te aflijas, no pudiste hacer nada.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No, el problema fue que no hice nada. - Adriem tomó aire y espiró pausadamente, tranquilizándose - Pero no he venido para lamentarme. El pasado es el pasado, y nada lo puede cambiar ya. Sólo estoy aquí para despedirme. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Cuando te fuiste a Tiria siempre supe que acabarías volviendo. Que era una idea loca de joven y que al final volverías a donde están tus raíces. Aaaaah, cómo pasa el tiempo y cuánto me pude equivocar -dijo atusándose su cano y poblado bigote.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Para ti no, estás igual. Tal vez algún pelo menos. - pese al cansancio y las pocas ganas de hablar que tenía, no podía evitar el corresponder con gusto a la conversación de aquel hombre. En verdad se alegraba de volver a verlo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Siéntate, siéntate - dijo apartando unas sillas-. Seguro que no has desayunado. Venga, que no se diga que soy mal anfitrión. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Gracias. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Como siempre, los desayunos de Fernald daban energías para todo el día y parte del siguiente. Hacía tiempo que no comía tan bien, y, aunque casi no se podía mover del atracón, su cuerpo le estaba agradecido. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">En vista de que aún quedaba un buen rato hasta que llegaran los primeros parroquianos a comer, el posadero se había sentado a la mesa, y habían hablado sobre aquellos años, la vida en Tiria, lo poco que había cambiado el barrio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Adriem apoyó la mano en el hombro del que había sido su tío adoptivo. - Tengo que cumplir una promesa, así que, siempre que pueda, vendré a que me des de desayunar y me cuentes las escasas nuevas de este lugar. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">Fernald sonrió y le dio un par de palmadas en la espalda - Sé que lo harás, hijo.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">Por la ventana de al lado de la puerta se podía ver perfectamente la casa de Adriem.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Respecto a la casa... Me gustaría venderla, de nada sirve que esté ahí dando cobijo al polvo y a las termitas. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Puedo encargarme, si no planeas estar muchos días por aquí. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Si me hicieras ese favor... </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Claro, esa casa hay que ponerle un buen precio. Está en una buena zona. Pero ¿lo tienes claro? </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No tengo intenciones de volver a vivir aquí y necesito el dinero. Además... quería pedirte otro favor. - dijo cabizbajo.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">- Pide lo que quieras.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">- ¿Podrías prestarme algo?</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">El posadero se quedó callado, fingiendo que se lo pensaba.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">-Cuando vendas la casa saca de ahí lo que te haga falta. </span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">Su tío al final se rió sonoramente.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><br />
- ¡Pues claro! ¿Cómo no te lo iba a prestar?</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3">- Gracias.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No, gracias a ti por acordarte de este viejo. Además, así no tendrás más remedio que venir a verme. Tus visitas serán mis intereses. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Descuida, vendré a verte. Te lo prometo. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Andaba monte arriba, en dirección al cementerio. Había descansado un par de días en casa de su tío, llevaba ropa limpia, se había afeitado y cortado el pelo. Con el préstamo había buscado un buen caballo y provisiones para empezar su viaje. Todo estaba en orden... salvo una cosa. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Mientras subía, vio a lo lejos un árbol sobre una loma que, majestuoso, desafiaba el mar que a lo lejos golpeaba los acantilados. Decidió cambiar de rumbo y se dirigió hacia él. Llegó bajo su sombra y se sentó. Qué lugar más perfecto. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">-Te dije que vendría, Esmail - dijo al poco -. Ya tengo preparadas mis cosas para el viaje. Venía decidido a pedirte perdón una vez más, pero ahora que estoy aquí, quiero decirte: “Gracias”. - Echó mano al cinto y desenvaino la espada con su empuñadura restaurada - Me ha salido un poco caro, pero creo que es un trabajo magnífico, pese a que el curtidor no sabía en un principio como tratar un arma tan antigua. Pero sabes… tal vez sea la primera vez que me siento más cerca de mi sueño - dijo mirado su reflejo borroso en la hoja.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Estuvo un poco más sentado y al final se levantó. Sacudió sus pantalones para quitarse la hierba y miró de nuevo al árbol. Era un imponente fresno. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Adiós, Esmail. - se alejó bajando por la colina. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La brisa del mar sopló y le pareció escuchar su voz - Adiós, Adriem.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Sonrió y siguió caminando sin mirar atrás.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La parpadeante luz del quinqué alumbraba la mesita de Dythjui, creando luces y sombras que danzaban por toda la habitación. Se estaba preparando para ir a la cama cuando miró la carta que estaba encima de la mesa. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Ya la había leído muchas veces, pero no pudo evitar sentarse una vez más en el escritorio. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Era el relato de su viaje, sus dudas, el camino que había escogido y cómo se habían separado. Adriem jamás había escrito una carta y le hacía muy feliz que se hubiese acordado de ella. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Sabía que lo que había pasado era muy duro y lamentaba no poder estar a su lado. Pero si algo le gustaba era el final. Esos pensamientos que Adriem nunca dejaba aflorar, y que ella sentía, estaban en esas palabras. En esa sucesión de letras cargadas de unos sentimientos que no dejaban indiferente a nadie. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>Mi querida Dythjui. </i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>Ahora que camino solo por estos parajes pienso que todos tenemos un sueño. Siempre hay un anhelo que llena nuestra vida y si perdemos la fe en él, nuestra alma se hiela y todo deja de tener sentido. La búsqueda de la felicidad, ese concepto inalcanzable que el ser humano busca sin cesar... Ese sueño es el que nos hace tal como somos, ya que cada uno, a nuestra manera, perseguimos esa meta imposible. Pero muchas veces, sin darnos cuenta, encontramos pequeños retazos de ese deseo en cada persona, en cada encuentro, en cada árbol, montaña o bosque, en cada momento en el que nuestro corazón da un vuelco y nos sentimos vivos. </i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>La felicidad siempre es generosa y uno puede acercarse a ella buscando la de los demás. Luchar por ese alguien a quien amamos es un derecho que tiene el hombre y nadie podrá arrebatárselo nunca. </i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>La vida de un hombre puede cambiar por este sencillo hecho. El amar a una persona puede dar un vuelco a nuestros valores y lo que antes creíamos importante, una ola de sentimientos se lo lleva para siempre. Porque esa persona es capaz de hacer que nos veamos tal como somos en realidad, podemos ver nuestro reflejo en sus ojos, y aceptarnos tal como ella nos ve. Y así, paso a paso, disfrutaremos del bello camino de la vida. </i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>Pero hasta poder ser dignos de cuidar y proteger a esa persona, aún queda un largo recorrido, y necesitamos tener fe en nuestros pasos. Pero tal vez, esa sea otra historia. </i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>No sé si nos volveremos a ver, pues desconozco adónde me lleva este camino. Pero, si de algo estoy seguro, es que siempre tendrás un lugar en mis pensamientos. Gracias por haber estado a mi lado estos dos últimos años. Ahora he de emprender un nuevo camino y algo tengo claro, que olvidé durante demasiado tiempo…</i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>… lo único prohibido es no soñar.</i></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><i>Un abrazo muy fuerte, Tu amigo </i></span></div>
<div class="p4">
<span class="s3">ADRIEM KARID</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p10">
<span class="s3">Tras una semana bien atendido, pero terriblemente aburrido, la monotonía de Meikoss se rompió cuando alguien llamó a la puerta.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p10">
<span class="s3">- Adelante - dijo casi acompañado de una risa que tuvo que aplacar. Teniendo en cuenta que estaba ahí confinado el que pidieran permiso para entrar le parecía irónico.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p10">
<span class="s3">Arlen entró y se hizo a un lado para dejar pasar a quien le seguía. Lanzó una mirada severa al común para que se levantara de la cama, Meikoss obedeció al ver al doalfar realizar una reverencia tan acusada que casi parecía que quisiera tocar con la frente el suelo cuando entró el maestre Lorastal.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">El aspirante a caballero miró al anciano doalfar que entraba con el salvoconducto que le sirvió para entrar en el templo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Es curioso que te faciliten este salvoconducto por traer sana a nuestra novicia y tú mismo lo usas para tratar de arrebatárnosla.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Si, la vida es así de impredecible - dijo con ironía.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Bien, entonces ya has hecho uso de tus privilegios - rompió el documento en varios trozos - Puedes salir de estas tierras con la única condición de que no vuelvas jamás, hijo del consejero de Detchler. Tus acciones no costarán como un agravio a la orden por parte ni de tu apellido ni de tu canciller.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Pe… pero, con el debido respeto… - tragó saliva tratando de mantener la compostura.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- No se te permite. Acepta mi invitación a abandonar este templo antes de que me arrepienta - le interrumpió con voz autoritaria.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">Meikoss no sabía qué decir. ¿Cómo iba a volver así ante su padre? En vez de conseguir una alianza le habían prohibido la entrada al país y, para colmo, ni tan siquiera había llevado a Eliel a su hogar.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- ¿Y Eliel? Al menos díganme como se encuentra. - imploró cabizbajo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Se llama Eraide, no Eliel. - se giró y ordenó con un gesto a Arlen que le entregara sus pertrechos. - Y está dónde debe estar, dónde sus garras no alcancen nuestro mundo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- E… Eraide… - ese nombre, no podía ser. Los dos daolfars salieron de la estancia y dejaron la puerta abierta donde un guardia le esperaba. Se había quedado petrificado, no podía ser… ¿acaso aquella joven doalfar era la Princesa Oscura? Era imposible.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">Idmíliris miraba el techo con los ojos desencajados. Estaba en una habitación oscura completamente quieta. No había rincón donde no hubiere una runa, que daban a la estancia un constante color azulado. Gotas de sudor perlaban su cuerpo desnudo, sobre el que se veían unas pequeñas marcas. Idmíliris, de forma casi rítmica, se retorcía entre espasmos. Gebrah la observaba y de vez en cuando retocaba algún detalle de aquella enorme estructura mágica.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">Unos golpes le hicieron salir de su concentración y se dirigió a la puerta. Tras abrirla vio a Sayako. - Todo está listo, mi señor. Está preparada. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">- ¿Y Miguel? </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">- Hemos recibido una carta. Aún tardará unas semanas en llegar. Ha tenido que acudir con urgencia a Sireni. Por lo visto el imperio necesita allí a sus senadores. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">- Está bien. -Gebrah se quedó callado. Dentro de poco iba a poner fin a una pesadilla que había tratado de volver tras cinco siglos -. No vamos a esperar más. Cada día que pasa es un riesgo. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">- Como deseéis, mi señor. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">La cama era cómoda. Estaba adornada con un bello trabajo de marquetería y, salvo la extraña forma, semejante a un hermoso ataúd, sellado por una tapa de fino cristal, era el mueble más bonito que jamás había visto. Estaba muy asustada, pero nada podía hacer, salvo dejarse llevar. Sophia, con una cara que reflejaba una infinita tristeza, arreglaba los pliegues de su vestido mientras ella se recostaba. Blanco como la nieve, bordado con motivos florales en plata, parecía un traje de boda. Zir y Sayako custodiaban la única puerta. Gebrah entonaba unas complejas runas, vestido con una túnica de ceremonias de aspecto antiquísimo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">Ni una palabra se decía en aquella habitación de mármol blanco en cuyo techo, en forma de cúpula, estaba representado un bello cielo... azul, con blancas nubes de algodón..., como el cielo de su casa..., como el cielo de la posada de Dythjui, donde él la consoló. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">Tenía la sensación de que iba a morir allí, en ese bello mausoleo, y sólo una idea ocupaba su mente: Adriem. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">Ahora, sólo ahora, lo veía. No podía dejar de pensar en su sonrisa, siempre triste, en su aroma, sus palabras, sus ojos llenos de melancolía. Y se le formó un nudo en la garganta. ¿No iba a volverlo a ver? </span><span class="s4">¿Qué había hecho ese humano en ella? ¿Por qué él, entre todas las personas que había conocido en su vida, era quien ocupaba sus últimos pensamientos?</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">Se lamentaba amargamente de no haber dicho nada en aquella posada, en Torre Odón, ni tras aquel arrebato de pasión. Tendría que haberle hablado, haberle abierto su corazón, porque ahora se daba cuenta... No ansiaba devolverle el favor por su ayuda, no deseaba que luchara por ella... Sólo anhelaba un sencillo deseo... Desde lo más profundo de su alma no había querido llegar a casa nunca, sólo quedarse con él para siempre. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">Tenía que haber escuchado su corazón.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">Él le habría dicho que lo amaba. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">De repente todo fue una tranquila soledad. Un frío vacío en el que se desvaneció su mente, su cuerpo dejó de existir…</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p14">
<span class="s3">…y soñó con él.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-40144374791232571902014-09-17T10:18:00.000+02:002014-09-17T10:18:14.169+02:00Capítulo 18: Un mañana por tu ayer<div class="p1">
<span class="s1">Meikoss apoyó el oído en la puerta. Había revuelo por el pasillo y escuchaba varias pisadas que corrían en alguna dirección. Inútilmente trató de forzar la cerradura, pero estaba bien cerrada y era de buena madera, así que, tras forcejear un rato al fin se recostó en la pared exhausto. Fuera lo que pasara no iba a averiguarlo por ahora.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Si bien, algo le llamó la atención. Desde su posición podía ver como el cielo se oscurecía y las nubes comenzaban a arremolinarse, conformando una tormenta que cubría el valle. No sabía discernir por qué, pero se sintió inquieto al observarla. No parecía natural.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Había avanzado corriendo por los túneles siguiendo aquella intuición. Sabía dónde tenía que ir y, cuanto más se acercaba, más fuerte era el sonido de los engranajes de aquel reloj invisible. Todo parecía irreal, como si lo viera a través de un sueño y, sin saber cómo, se encontró en la cámara en la que le esperaban en silencio la dos enormes puertas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Poco importaba por qué sabía que ella estaba allí, se dijo Adriem, no la volvería a perder como a Esmail. No volvería a huir.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Restos de sangre reciente salpicaban una de las columnas, agrietada</span><span class="s2">s</span><span class="s1"> por algún tipo de impacto que casi la había derribado. Había un olor extraño en el ambiente que se acrecentaba a medida que se acercaba a aquellas puertas que parecían desafiarlo. Algo tras ellas lo estaba llamando.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Sácame de aquí - escuchó la voz suplicante de Eliel.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¡Eliel! - corrió hasta la puerta y comprobó que no había picaporte alguno.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Sintió que la frustración y la ira comenzaban a brotar de su corazón. Apoyó ambas manos en los portones y, sin reparar en el peso que debían de tener, comenzó a empujarlas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¡Aguanta! ¡Te llevaré a casa! - algo de polvo y pequeñas piedras cayeron acompañadas de un crujido pero no parecían inmutarse. Necesitaba más fuerza, más… mucha más. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Unas descargas recorrieron su cuerpo y sintió como las puertas se aligeraban y de forma casi imperceptible, comenzaban a moverse. Apretó los dientes para contener el fuerte dolor que le oprimía el pecho, como empezaba a ser habitual.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Un disparo impactó cerca de su cabeza contra una de las hojas de la puerta que no sufrió daño alguno. Cuando se giró, más de veinte shamans le rodeaban, algunos de ellos armados y apuntándole. No se había percatado de su presencia. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span></div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div class="p1">
<span class="s1">- Apártate de esa puerta, común - dijo una voz anciana pero cargada de autoridad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Se giró lentamente y vio al anciano doalfar que se abría paso entre los shaman hasta quedarse al frente. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">¿Quién eres tú para darme órdenes? - estaba demasiado cerca de ella.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Soy el maestre de este templo y esas puertas están bajo mi protección, así que te ordeno que te apartes. - dijo con aparente tranquilidad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Todos aquellos doalfar le miraban con una mezcla de asco y miedo. Ya había visto esa mirada de desprecio hace años entre sus propios vecinos… en Esmail…</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Comenzó a sonreír. Estaba cansado, muy cansado de aquel mundo al que había intentado agradar pero era en vano. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Si son tu puertas ¡Ábrelasl - ordenó Adriem.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br />
<span class="Apple-tab-span"> </span>- Eso es imposible - dijo entornando la mirada. Varios fusiles fueron amartillados.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br />
<span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿No me has oído? No era una petición, doalfar. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Las Puertas de Nara no se pueden abrir. Fueron selladas y nadie tiene la llave. Amenaza cuanto quieras, pero no conseguirás nada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">No. No lo entiendes… ella está ahí encerrada. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">La voz de ella volvió a susurrarle al oído - Libérame de esta prisión - pero nadie más parecía escucharla.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Durante años había dado la espalda a ese extraño poder que latía en su interior y sólo le había traído desgracias pero esta vez lo necesitaba, aún a riesgo de perder sus recuerdos de nuevo. Entrecerró los ojos y tensó la mandíbula. Más... si lo poseyera, lo dominara… ser capaz para controlarlo todo, para no perder nunca a nadie más... La imagen de Esmail colgada de un árbol golpeó su mente como una maza.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">El anciano levanto la mano y a su orden los arcabuceros dispararon pero ninguno le acertaron, siendo desviados contra las paredes por una barrera invisible.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Sentía que se ahogaba, le faltaba el aire y respiraba con esfuerzo. Aquella fuerzas que emanaba de su interior le asfixiaba pero lo podía controlar por primera vez. Miró a quienes le rodeaban y con un rápido gesto de su brazo que barrió la estancia las empujó contra las paredes con una violencia increíble. El choque de sus cuerpos provocó una sinfonía de ensordecedores golpes.</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br />
<span class="Apple-tab-span"> </span>Algunas descargas eléctricas de color rojizo aún correteaban por el brazo cuando las runas que estaban grabadas se iluminaron por todos los rincones de la cripta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">El maestre era el único que había permanecido en pie y a través de su bastón estaba infundiendo energía a toda la estructura.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Eres más peligroso de lo que podía imaginar, sephirae.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿“Sephirae”? - Esa palabra ya la había escuchado hace mucho tiempo, pero no recordaba quién la había dicho ni tan siquiera qué significaba. Otro recuerdo vago.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Esta estancia será tu tumba. Estas runas fueron dispuestas por los dragones para destruir a cualquiera que tratara de abrir las puertas. - sonrió entre su poblada barba seguro de su victoria mientras gotas de sudor le resbalaban - El conjuro necesita de todo el edificio, así que ni siquiera tu poder apócrifo es rival. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1"><br />
<span class="Apple-tab-span"> </span>Un zumbido empezó a sonar, y todos notaron cómo vibraba el suelo bajo sus pies. El sello se hacía más luminoso alrededor de Adriem y supo en ese instante que el anciano doalfar no le estaba engañando.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">El maestre acabó de activar todas las runas - Te liberaré de la pesada carga que es para el mundo ese poder.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">-¿Liberarme? ¡¡No eres capaz de entenderlo!! Ella me está pidiendo auxilio. - le gritó exasperado - ¡He de llevarla a casa!</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿A quién? Ahí no hay nadie - </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">A… a… - una punzada le atravesó la cabeza y le obligó a hincar la rodilla ya sin aliento - He de llevar a… E.. Er… - Estaba en blanco. No lograba decir su nombre, sólo había un zumbido que le dolía cada vez que trataba de recordar. - Es… es… - las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. ¡¿Cómo se llamaba?!</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Las runas se fundieron en una fuerte luz blanca que lo cegó. Varios recuerdos confusos de la joven shaman que había acompañado hasta allí se desdibujaron. Una explosión que hizo temblar todo el edificio, resonando por todo el valle, y derribando las dos columnas más cercanas a la puerta. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s1">*****</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Un infinito cielo se confundía en el horizonte con el mar que lo reflejaba. Desde aquella colina se divisaban las montañas, donde la brisa iba derritiendo los últimos neveros. Era tal como recordaba Adriem su tierra natal. Sentado, apoyado en el tronco del árbol de su primer beso, miraba con nostalgia aquel bello paraje imbuido por una paz que rozaba lo sobrenatural.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Oyó que unos pasos se acercaban y Esmail se sentó junto a él. Sin mediar palabra, ella apoyó la cabeza sobre su hombro y dejó que la escena se volviera eterna. Ni una palabra, ni un movimiento... Sólo el paso del tiempo. Pero él, sin poder evitarlo, dejó que una lágrima se escapara por su mejilla y volvió la cabeza para disimularla, pero una tierna caricia le obligó a mirarla. Esmail le sonrió y lo abrazó con ternura.<br />
</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Por fin has roto tu promesa, amor mío.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Lo..., lo siento - dijo correspondiendo a su abrazo. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No, Adriem, soy yo quien lo siente. Te amaba tanto, y sin embargo no era capaz de comprenderte. Tus caricias, tus abrazos, tu sonrisa, tus miedos... Te quería tal como eras, pero nunca conseguí que rompieras aquella promesa que nunca te pedí. Perdóname, no fui capaz de aceptarte. Me embargó la desesperación y no tuve fe en ti, y ahora sé que fui una estúpida. Debería haberme ido contigo, pero me equivoqué.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Él intentó añadir algo más, pero ella no le dejó.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Pero ya soy feliz. Sé que no me la merezco, pero has derramado una lágrima por mí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Esmail, yo nunca quise esto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- La vida es así. El mundo nos va trazando la vida, y cada paso que damos, cada suspiro, cada sentimiento, palabra o lágrima son determinantes en ella. Por eso, cariño mío, no hace falta que derrames una sola lágrima más por mí, porque ahora soy feliz. Guárdalas para ella, que seguro que la harán tan feliz como a mí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Ella... - Sin saber cómo, un rostro se perfiló en su mente claramente - A ella también la he perdido - dijo cabizbajo - No pude protegerla y he vuelto a quedarme solo. Siempre pierdo aquello que más quiero. Tal vez sea mejor así.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Y volverás a huir, como siempre? -le preguntó Esmail tras unos segundos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Huir?<br />
</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Ella hablaba sin mirarlo, sólo observaba el mar. - Cuando tu madre murió me hiciste una promesa que sabías que nunca cumplirías. Era una excusa para escapar de la realidad y correr hacia adelante sin mirar atrás. Luego tu padre también desapareció, y volviste a hacerlo, pero esta vez más lejos, a Tiria. Y, sin querer, cada vez que te acercabas a tu sueño, volvías a salir corriendo. Me abandonaste porque no te veías capaz de protegerme, siempre te has sentido un inútil, pero no es cierto que lo seas. - Calló unos instantes para aclarar sus ideas y prosiguió-: Ahora que habías encontrado a alguien, la dejas escapar. En vez de sentirte culpable por no haberla retenido en la entrada del templo, por no haberla acompañado, sal a buscarla.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Pero no sé adónde se la han llevado - dijo Adriem con voz apagada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Cariño... Eres un experto en perseguir sueños. ¿En qué es diferente éste? ¿Volverás a Tiria siendo consciente de que la has abandonado? ¿O vivirás sabiendo que estás haciendo lo que tienes que hacer? Siempre quisiste ser un caballero, como en la canción que tanto te gustaba, seguro que la encontrarás. Persigue tu sueño, puesto que Alma no nos da segundas oportunidades. Aunque contigo ha hecho una excepción.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">-¿Excepción? - Él no entendía a qué se refería -. Dudo que le importe a Alma. Hace tiempo que le di la espalda. No creo en ella.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No lo recuerdas, pero tú ya la has visto. Y no podemos evitar creer en lo que hemos visto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No te entiendo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No hace falta que entiendas nada, sólo vete de aquí y ve a buscarla. Recorre los caminos y ten siempre fe en cada paso, sentimiento o palabra, ellos serán el camino. Porque ella te estará esperando. No tengas prisa.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Ellos... No querían matarla... si no, ya lo habrían hecho, pues yo no era rival para ninguno de ellos. Solo querían capturarla - dijo Adriem mirando el horizonte-. ¿Te refieres a eso?</span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Claro. ¿Ves? Siempre encuentras el camino. - Ella no pudo evitar que la expresión de su cara se entristeciera-. Nuestro tiempo ya se acabó, cariño, el ciclo debe seguir y Alma me reclama. Ojala pudiera ser junto a ti. ¿Sabes? Ése fue mi deseo antes de morir, sólo espero que se cumpla. Ahora, antes de partir, prométeme una cosa.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Lo que quieras.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Que vendrás a visitarme. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Siempre que pueda, al finalizar la primavera.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Como nuestro primer beso...</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Sí - dijo sonriendo. Y era una sonrisa sincera, carente de su melancolía. La asió por los hombros y la besó por última vez en los labios. Dejando que su perfume penetrara en él, que sus cabellos le rozasen la cara. Se separaron lentamente, y él le pidió un último favor - Cántame de nuevo aquella canción mientras aún nos quede tiempo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Ella miró el mar mientras él contemplaba su esbelto cuerpo respirar pausadamente para entonar con su deliciosa voz las sílabas de aquella melodía...</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s1">... <i>¿Quién cuidará de nosotros en tan aciago destino?</i></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><i>¿Quién dará cobijo a las almas desamparadas?</i></span></div>
<div class="p3">
<span class="s1"><i>¿Quién nos protegerá del olvido?</i></span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s1"><i></i></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Eliel</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Junto a la última estrofa su nombre había vuelto de nuevo a su mente. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Poco a poco fue abriendo los ojos desorientado. Estaba tirado en el suelo, rodeado de hierba quemada, al borde de un camino que atravesaba una llanura de verdes pastos. El cielo estaba encapotado, pero no amenazaba lluvia. Le dolía todo el cuerpo y le costaba trabajo moverse pero bajo las vendas medio deshechas las heridas habían comenzado a cicatrizar de nuevo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Las colinas que veía al fondo le resultaban familiares. Estaba en la provincia de Krimeís, a pocos kilómetros de su ciudad natal que se perfilaba en la costa a varios kilómetros. Apenas recordaba nada después de la luz, sólo la promesa que le hizo a Esmail en aquel extraño sueño. Era una sensación muy desagradable, como si hubieran arrancado de su memoria lo que había pasado, y hubieran dejado un vacío como la dolorosa presión que aun sentía en el pecho y que le hacía respirar con dificultad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">¿Acaso era el Eco? Danae le advirtió de su enfermedad, pero no había parado a pensar sobre ello hasta entonces. Había olvidado a Esmail, el nombre de Eliel y, aunque había conseguido recordarlo, sentía que otros recuerdos había desaparecido.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Se incorporó y contempló el paisaje. Al menos aquellos caminos no los había olvidado, aunque en sus condiciones, le iba a llevar varias horas llegar hasta la ciudad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Zir caminaba por los largos pasillos del Bastión de los Justos hasta que se detuvo ante una de las puertas y llamó con los nudillos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Entra, está abierto - se oyó desde el interior.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Abrió la puerta y entró en la habitación de Sophia, la cual estaba asomada a la ventana mirando cómo el sol se escondía tras los confines del inmenso mar de nubes que quedaban atrapadas entre las montañas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Nunca se ve el valle, es una pena. - dijo cuando se giró para acercarse al doalfar.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Es mejor así. Ahí abajo no hay más que tristeza. </span></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Ya es la hora?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Si, debemos ir al mausoleo. Como ese valle, pronto esta pesadilla quedará oculta - sonrió satisfecho - Hemos ganado al fin.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Ganado? - suspiró - Mi amado Zir, ojalá sea tan sencillo. No hemos hecho más que tapar una brecha del problema. En quinientos años ni siquiera los dragones han podido averiguar cómo deshacerse de ella y, si para colmo, uno de ellos está en nuestra contra es cuestión de tiempo que algo vuelva a fallar.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Kai. Ese malnacido ha sido quien nos ha obligado a actuar - apretó los puños - Deberían </span><span class="s2">de</span><span class="s1"> hacerle frente.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Sabes que no pueden. Quedan demasiado pocos como para irse matando entre ellos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- De todas formas hemos atrapado a su muñeca y, mientras la retengamos la Princesa no despertará. Es una pena que no podamos deshacernos de ella - Zir se quedó mirando a la hechicera que por un momento parecía ajena a la conversación - ¿Sophía?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Perdona - dijo volviendo en sí - Es increíble lo que ha conseguido Kai, no deja de fascinarme. En el tiempo que la pude observar no daba crédito a lo que veía… era tan… real. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Zir hizo una mueca de desagrado ante aquella muestra de admiración ante su enemigo - Eso nos debe recordar lo peligroso que puede llegar a ser.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">-¡Tú no puedes entenderlo! ¡Siempre observas y manejas datos! - La voz se le entrecortó molesta por la incomprensión del doalfar - Zir, ¿alguna vez te has preguntado que les llevó a hacer esta locura? Ese dragón dejó caer su propio reino… Tal vez deberíamos comprenderle mejor para combatirle. A fin de cuentas esto aún no ha terminado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">El doalfar la asió por los hombros. - Sophia. Hemos dado nuestra vida a nuestro señor Gebrah. Él le conoce mejor que ninguno de nosotros, así que deja que sea él quien decida los pasos a seguir. - la miró a los ojos con intensidad - Nunca permitirá que la Princesa Oscura regrese, aunque le cueste la vida.</span></div>
<div class="p2">
<br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Y la nuestra.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Precisamente - dijo con voz suave. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Se quedaron callados durante unos instantes. Al final Sophia se apartó de Zir y, cabizbaja, se dirigió al mausoleo. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- A Alma le pido que no se equivoque nuestro señor, pues nosotros seremos los primeros en caer. Y hemos sacrificado muchas vidas sólo para llegar aquí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Unos golpes secos sonaron en la puerta. Dythjui, que comentaba con Agnes los menús de la semana y qué hacía falta comprar, se asomó desde la cocina apartando algunos trastos de los albañiles, que aún estaban arreglando la posada. Por suerte, la primera planta ya había sido restaurada por completo, y los primeros clientes empezaban a llenarla.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">En la puerta principal se hallaba Melisse. Vestida sin su atuendo habitual de sacerdotisa no parecía más que una joven bastante hermosa, aunque algo en su forma de moverse señalaba su alto estatus.</span></div>
<div class="p2">
<br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Con permiso, señorita Lezard. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Vaya, vaya, qué agradable sorpresa. Pasa. Y ahórrate lo de señorita Lezard, con Dythjui me basta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Melisse se acercó a la dueña de la posada sorteando un par de calderos con algunos escombros que habían dejado los albañiles.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Qué te trae por aquí? Pensaba que después de nuestra última charla tardarías más en venir a verme - dijo limpiándose y tendiéndole una mano que la sacerdotisa estrechó cordialmente.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Sólo quería ver qué tal iban las obras. He estado muy ocupada estos días, ha habido mucho movimiento. Además, debería disculparme, debido a los nervios no fui demasiado cortés contigo. Pero no es excusa.</span></div>
<div class="p2">
<br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No tienes de qué preocuparte, lo entiendo. No hace falta que te disculpes por nada. La ayuda económica ha sido muy generosa. Más bien soy yo quien os da las gracias. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Melisse se percató de que Dythjui llevaba una mano vendada. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">-¿Qué te ha pasado en la mano? </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Nada. Un accidente de cocina, nada más. Se curará, soy una chica fuerte - dijo, quitándole importancia al asunto. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Sabes algo de ellos? -dijo Melisse, cambiando de conversación. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No podías evitar preguntar, ¿verdad? - suponía que esa cuestión iba a llegar - Me temo que nada. Adriem hace días que tendría que estar de nuevo aquí… Pero estoy segura de que estará bien - la tomó por el hombro y la invitó a pasar hacia el comedor - Venga, ya que has venido, ¿por qué no te quedas a almorzar? </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No, no, gracias. - se excusó deshaciéndose cortésmente de la invitación - Tengo aún algunos asuntos que resolver todavía.</span></div>
<div class="p2">
<br /></div>
<div class="p5">
<span class="s1">- Tú te lo pierdes. Las crêpes de Agnes son divinas. - replicó con cierta desilusión.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s1">- Tal vez otro día.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s1"><br />
- Está bien, otro día. Cuídate, Melisse.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Y con un ademán de cabeza se fue por la puerta con paso acelerado. Dythjui se quedó unos instantes en silencio y echó mano a su bolsillo sacando una carta. La abrió. Estaba arrugada y parecía que había sido leída mil veces desde que le llegó, hacía apenas dos días.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Por fin has abierto tu corazón, Adriem. - sonrió con cierta nostalgia - Por fin empiezas a ser tú mismo y, a partir de ahora deberás encontrar tu propio camino hasta ella.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Decías algo, Dythjui? - comentó Agnes desde el otro lado de la cocina.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¡Ah! - guardó la carta de nuevo en el bolsillo - Hablaba para mí, perdona. ¿Por dónde íbamos del menú?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">Melisse subió al carruaje que estaba parado enfrente de la posada. Dentro, Rognard aguardaba meditabundo y cruzado de brazos. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s1">- ¿Ha habido suerte? -dijo cuando entró ella.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s1">- No. No parece saber nada. Pero no pienso perderla de vista.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- Ten cuidado. No creo que se la pueda engañar fácilmente. - dio la orden al cochero de que arrancase y prosiguió hablando - Por alguna razón, todo se ha calmado. El Oráculo de Nara vuelve a funcionar y me han comunicado que la explosión en el templo no ha causado ningún daño irreparable. Interesante, eso sí, lo de esas puertas. Desconocía por completo su existencia. - se mesó la barbilla como de costumbre - No debemos relajarnos ahora, hay que seguir trabajando para atajar el problema. Los dragones parecen tener una disputa y ese tal Karid ha demostrado algunas habilidades que se nos escaparon por completo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- No creo que eso importe, está muerto. - Melisse miró por la ventana las calles de la ciudad-. Es una verdadera lástima, pero es mejor así. No quiero ni imaginar qué hubiera pasado si los del Servicio Secreto se hubieran hecho con él.</span></div>
<div class="p2">
<br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Estás Segura? No encontraron restos en el foco de la explosión. Pudo haberse volatilizado pero tampoco descartaría que siguiese vivo - Rognard suspiró - Vivo o muerto creo que ha sido una pieza clave en este juego. Aun hay cosas que debo averiguar.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p1">
<span class="s1">- ¿Te reunirás con ellos? </span></div>
<div class="p2">
<span class="s1"></span><br /></div>
<br />
<div class="p1">
<span class="s1">- Sí. Hace más de diez años desde la última vez. Por desgracia no creí que fuese necesario convocar de nuevo a la Encrucijada. </span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-43536594418799710942014-09-01T11:33:00.000+02:002014-09-01T11:33:29.042+02:00Capítulo 17: El silencio de los recuerdos<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Las puertas estaban abiertas ante él. Sobre ellas rezaba la frase "tanto puede cegarte la luz, como ciego puedes estar en la oscuridad". Adriem percibía los latidos de su corazón como único sonido reinante en aquella oscura y ancestral sala que nunca antes había visto. Apenas era capaz de ver qué custodiaban aquellas dos grandes hojas mientras, con paso hipnótico, avanzó hacia ellas. Estaba preso del miedo, mas su cuerpo se movía solo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Una voz atronó en sus oídos...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¿Cuántas veces vendrás a mí? ¿Tal vez tu respuesta sea distinta hoy? - La voz provenía de todas partes, y a la vez de ninguna.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Medio cegado, vio que unas cadenas negras como la noche se arrastraban por el suelo y que, como si de serpientes se tratasen, se deslizaban buscando retorcerse por su cuerpo. Asustado, Adriem dio media vuelta para salir de allí.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No había dado medio paso cuando se tropezó con alguien. Eliel.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡Tenemos que salir de aquí! - Hizo ademán de agarrarla para empezar a correr, pero ella se apartó y se se quedó mirándolo detenidamente.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cuando se fijó en sus ojos, fríos, distantes, carentes de ningún sentimiento; se dio cuenta de que detrás no estaba la mujer que conocía pese a que era idéntica en todos los aspectos.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡¿Quién eres tú?! - dijo, retrocediendo poco a poco. La presencia de aquella mujer le encogía el corazón y engullía incluso el miedo que había sentido a aquello que hubiera tras las puertas.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No tengas miedo, no quiere hacerte ningún daño - dijo ella con voz suave. - por ahora. - empezó a caminar hacia él sin prisa.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Adriem fue retrocediendo hasta tocar la pared con la espalda. Acorralado, no era capaz de apartar la mirada de aquella extraña doalfar que se parecía tanto a Eliel. Su instinto le gritaba que huyera, pero la presencia de aquella extraña parecía que ocupaba toda la sala.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ella se acercó hasta apoyar su cuerpo contra el suyo y le abrazó con fuerza. Un fortísimo escalofrío le recorrió todo el cuerpo al notar el frío contacto de su piel.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Quédate aquí, olvídate de esa muñeca que quiere parecerse a mí - le dijo en un susurro sensual al oído -. Ella acabará encerrada en estas puertas y nunca más la recordarás. No tienes por qué sufrir.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Al saber que se refería a Eliel, se impuso a su propio miedo y la empujó con fuerza, tirándola al suelo. Ignorándola, miró las enormes hojas que poco a poco se iban cerrando.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡No, espera! - corrió hacia las puertas pero unas cadenas le asieron de una pierna, tropezando y dándose de bruces contra el suelo. - ¡No! - las cadenas empezaron a recorrer su cuerpo, apretándole en un abrazo de frío metal.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La doalfar se puso ante él, pero ahora su aspecto era mucho más joven. Él trataba de avanzar, estirando el brazo en un vano intento de alcanzar las puertas, hasta que el pie de la niña, con una fuerza inusitada para alguien tan pequeño, le pisó y aplastó los dedos contra el suelo. Un grito de dolor escapó desde lo más profundo de sus entrañas al notar como se rompían los huesos de la mano.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Eres incapaz de entenderlo. Eres cómo Arshius - levanto el pie y volvió a pisotearle la mano. Apretó los dientes y ahogó el grito de dolor - ¡Te pareces tanto que me das asco! ¡Muérete de una vez! ¡Desaparece! - Le empezó a golpear sin compasión.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Los ojos de Adriem, aún abrumados por el dolor de los golpes, vieron algo detrás de ella, en el centro de las puertas, justo antes de cerrarse… La bota de la niña le golpeó en la cara y algo crujió antes de volver todo oscuro, silencioso y sin dolor.<br />
<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Con un alarido de terror Adriem se incorporó del catre. Aquel sueño lo había dejado empapado en sudor. Levantó la mano y vio que temblaba. Nunca había tenido una pesadilla semejante, tan terrible, tan real... Los recuerdos comenzaban a diluirse poco a poco, a la vez que iba siendo más consciente de dónde estaba.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Parecía una celda. Aquel profundo hueco no tenía ninguna ventana por donde entrara la luz por lo que ni siquiera sabía si era de día o de noche. Sólo se atisbaba una puerta metálica con una pequeña mirilla por la que entraba un débil destello del exterior.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se palpó y notó varias vendas se habían aflojado. A juzgar por el dolor que surgía de alguna de las heridas había vuelto a abrirse. Por suerte ni siquiera les hizo falta dispararle, debido a su lamentable estado, para reducirle. Gruño al tratar de ajustarse una de las vendas y cesó en el empeño. En aquel viaje ya era la segunda vez que pisaba una celda y empezaba tornarse en una mala costumbre. Se incorporó lentamente y fue descubriendo nuevas zonas de dolor por todo el cuerpo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tenía mal sabor de boca, mezcla del mal sueño y de estar probablemente más de un día sin comer. Pasaron minutos o tal vez fueron horas. No importaba, él estaba allí, en ese mundo sin luz y sin tiempo, sin saber si Eliel estaba bien. ¿Qué precio tenía la pobre doalfar? Había algo en ella, no le cabía duda, pero qué podía ser para llegar a ese extremo se le escapaba. Su mente era un hervidero de ideas pero ninguna le parecía válida. No le extrañaba que le asaltasen las pesadillas.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Unos débiles pasos se fueron haciendo más fuertes a medida que se acercaban. Varias voces hablaban en doalí, pero pese a que Adriem conocía bastante bien el idioma, no conseguía descifrar sus comentarios, distorsionados por el eco de aquella galería.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La luz comenzó a filtrarse por debajo de la puerta, y el sonido seco de la cerradura al abrirse dio paso al chirriar de las bisagras. Casi cegado por la luz del quinqué que portaba en la mano el recién llegado, Adriem se mantuvo de pie, apoyado en la pared a duras penas.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Con cara cansada y ojerosa miró a su visita. Un doalfar, de pelo corto y cara de no querer estar allí junto a un común. Lo miro de arriba a abajo con un cuaderno bajo el brazo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Siéntese. - le dijo sin la más mínima cortesía.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se sentó en el catre, cabizbajo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Muy bien... - Miró sus notas - Adriem Karid. Me gustaría que me contara qué le ha traído desde las lejanas tierras occidentales hasta aquí y, por supuesto, tratar de entrar sin autorización y por la fuerza, en un templo shaman.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Lamento el altercado con sus guardias. Pero antes que nada, por favor, dígame si la novicia Eliel está bien - dijo rascándose la barba - , sólo le pido eso.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No voy a revelar a un prisionero ningún dato sobre nuestros shamans. Limítese a responder a mis preguntas y haremos todo esto mucho más rápido.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No hay mucho que le pueda contar. Venía escoltando a su novicia e insistí en querer verla. A partir de ahí, sabe la historia. - le miró desde detrás de los mechones de su flequillo. La trémula luz del quinqué daba a la celda un aire sombrío y peligroso- . ¿Está bien Eliel Van Desta?<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No estoy autorizado a darle esa información.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¿Por qué no? La intentaron secuestrar en Tiria ¿le ha pasado algo? - comentó impaciente.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Su interrogador se quedó observándole en silencio esperando una respuesta. No parecía tener la menor intención de atender la petición de Adriem y este hecho le hizo intuir lo que más temía.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No saben dónde está. - La voz de Adriem era casi inaudible. Un gran pesar cayó sobre sus hombros.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Saque las conclusiones que quiera pero esto trata de su incidente en la entrada del templo. Si no tiene nada más que alegar en su defensa me temo que se quedará unos días y luego será expulsado del país. Por suerte la frontera está cerca - ironizó.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Los ojos se Adriem se fijaron en el doalfar. Una rabia incontenible comenzó a fluir por sus venas y el dolor que atenazaba su cuerpo fue desapareciendo. El doalfar retrocedió unos pasos, pero no le dio tiempo a esquivar el movimiento del común que, levantándose rápidamente, cogió al shamán por el cuello y lo empotró contra la pared. Los ojos de Adriem se clavaron a escasos centímetros en los de su visitante.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡Mientras tú y yo estamos teniendo esta cordial conversación, Eliel puede estar en peligro, maldito doalfar! - Perdigones de saliva salpicaron la cara del doalfar.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La puerta se abrió de golpe y el vigilante entró encañonándole con un fusil con cara de dispararle sin miramientos al más mínimo movimiento.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Adriem se calmó tras unos segundos de tensa espera mientras el interrogador se apartaba poco a poco hacia la puerta agarrándose la garganta dolorida.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Si por mi fuera haría que te dispararan aquí mismo, asqueroso común. - hizo una señal al guardia para que lo dejara y le acompañara fuera de la celda - Deberías preocuparte más por tu vida.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La puerta se cerró y la oscuridad volvió a reinar. Los pasos de aquel hombre se alejaban, acompañados por los del vigilante mientras, recostado en la cama, atenazado de nuevo por el dolor, Adriem yacía gimiendo de impotencia.<br />
<br />
<br />
<br />
Meikoss, sentado sobre la cama de la habitación que le habían proporcionado tras su amistosa “charla” en el patio, tenía la vista fija en la reja que cerraba la ventana, la cual daba a uno de los acantilados donde descansaba el edificio. Ningún elemento más componía el mobiliario de aquella habitación, estucada en cal hacía ya demasiado tiempo a juzgar por los desconchones que había provocado la humedad. Según le había parecido entender era una de las celdas en las que los shamans se encerraban para orar y meditar, pero a diferencia de ellos, no estaba por su propia voluntad.<br />
<br />
Aburrido, se entretenía mirando las privilegiadas vistas de las montañas que le ofrecía la pequeña ventana.<br />
<br />
Tanto tiempo allí lo llevó a plantearse si se habrían olvidado de él. Sólo confiaba en que se siguieran acordando por el momento de darle de comer, como hacían puntualmente dos guardias, bromeó para sí mismo.<br />
<br />
El ruido de la puerta al abrirse lo sacó de sus pensamientos. Intentó borrar su sonrisa; los doalfar solían ser muy serios.<br />
<br />
El mismo shaman que lo había llevado allí estaba en el umbral. Sin más ceremonia se acercó hasta él tras cerrar la puerta.<br />
<br />
- Mi nombre es Arlen Van Teral, mano derecha del sumo maestre de Nara.<br />
<br />
- Soy Meikoss Sherald, hijo del consejero personal del canciller de Detchler. – Dudaba si el hecho de ser invitado por tan alto cargo era un honor o un problema, y más siendo un doalfar.<br />
<br />
El doalfar se cruzó de brazos y entornó la mirada - ¿y qué hace un noble detchliano acompañando a una de los nuestros? Los comunes soléis profesarnos la misma simpatía que nosotros os damos, por lo que me extraña verte tan al norte de tus tierras. ¿Tiene algo de especial nuestra novicia?<br />
<br />
- ¿Especial? No... no, por supuesto que no. Tan sólo la acompañaba como muestra de buena voluntad, nada más.<br />
<br />
- Entiendo - Se mesó la barbilla y se quedó pensando.<br />
<br />
Se sintió incómodo ante aquel largo silencio. Si era un interrogatorio era el más extraño al que había asistido.<br />
<br />
- Que tuviera un salvoconducto de Lord Gebrah no le da derecho a interferir en los asuntos del templo. Su actitud ha sido… poco amable, pero tenga en cuenta como nuestra gratitud, que no está en un calabozo - dijo al fin pero sin demasiado entusiasmo. - Será nuestro invitado y procuraré que su estancia sea lo más cómoda posible - le dijo abriendo la puerta e ignorando la petición del humano.<br />
<br />
Meikoss sabía que querían retenerlo aislado más tiempo para darles ventaja. ¿Habría escapado Eliel? Confiaba en que sí, pero por ahora él ya no podía hacer nada más. Podía dar gracias de haber salido bien parado de aquella locura. Con todo, era el mejor trato que podía esperar.<br />
<br />
Aceptaré su hospitalidad encantado - dijo haciendo una ligera reverencia.<br />
<br />
- Volveré más tarde, señor Sherald, otros asuntos reclaman mi atención. Entonces le pediré que me cuente su encuentro con la invocación que atacó el pueblo. - dijo cerrando la puerta tras de sí.<br />
<br />
<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El débil sonido de una gotera acompañaba el sueño de Adriem. Estaba agotado y pese a que el dolor de sus heridas había menguado considerablemente no tenía fuerzas para levantarse de la cama. Casi no había comido y la desesperación le roía la mente y el cuerpo entre ensoñaciones. Pero la última fue diferente.<br />
<br />
*****<br />
//Año 494 E.C.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Algunos cascotes cayeron tras la gran explosión mientras el joven caía al suelo, de rodillas, con el gesto desencajado y sangrando por los oídos, boca y los lacrimales.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Adriem, con apenas quince años observaba atónito cómo aquel compañero de escuela que había estado acosándolo durante tanto tiempo estaba tumbado en el suelo ante él. No recordaba qué había pasado momentos antes, todo se limitaba a un amasijo entremezclado de recuerdos confusos. Unos golpes, insultos, la carrera hasta allí, perseguido, más golpes, la rabia que crecía en su interior y después... sólo un estruendo, una luz y un violento dolor de cabeza...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Era incapaz de discernir la realidad... Él no había hecho nada..., él no... Y cayó, inconsciente. El último sonido fue el de su cuerpo al impactar contra el suelo.<br />
<br />
<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ese dolor de cabeza seguía presente cuando se despertó. Estaba totalmente desorientado, no conseguir recordar que había pasado. Poco a poco fue abriendo los ojos. El cielo estaba encapotado, y una luz grisácea inundaba la estancia, mientras la lluvia arreciaba contra los cristales, dándole un aspecto fantasmal. Junto a la cama donde se hayaba, una esbelta figura lo miraba con ternura y preocupación. Esmail.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Lo he visto - dijo con una voz casi inaudible, como si temiera que él la oyese. Adriem se mantuvo en silencio -. No te preocupes - prosiguió, nerviosa-, nadie tiene por qué saberlo. Será nuestro secreto.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ella se volvió despacio y lo miró. Los ojos de Adriem apuntaban a sus manos, pero realmente lo que observaba estaba mucho más allá. Trataba de recordar aquella luz que había visto, pero era un recuerdo turbio que no conseguía concretar. La mawler siguió mirándolo, esperando que él reaccionara. Pero nada pasó, tan sólo el tiempo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se abalanzó sobre él y lo abrazó, apretando su cuerpo contra el suyo, como si quisiera que su espíritu penetrara dentro de él, aunque él no sentía nada. Había un frío vacío en su interior.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Adriem, puedes llorar si quieres... - <br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Él siguió en silencio, impasible. No hubo respuesta.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Por favor, dime algo... ¿Qué ha pasado? Tengo miedo, lo que hiciste a Claude fue... - sus manos temblaban<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No lo sé - Quería sentirse mal por lo ocurrido pero no lo conseguía. - No te preocupes, Esmail, estoy bien.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No, Claude es el que no está bien. El médico no sabe si se recuperará y tengo miedo, podría haber muerto. ¡No me digas que no me preocupe! Llora, al menos, hazlo por mí. - Las lágrimas de ella empezaron a desbordarse-. Yo necesito hacerlo. Lo más seguro es que no vuelva a andar, tú..., tú lo has...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¿Para qué? Mis lágrimas no le harán andar de nuevo. No pienso romper la promesa que te hice - dijo con una voz cansada y carente de emoción - No volveré a llorar.<br />
<br />
<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ... ¿y desde entonces no has llorado? Eso es mucho tiempo. - La escena se había congelado y daba la sensación de que se desarrollaba en blanco y negro, excepto Adriem y Dythjui, que estaban de pie junto a la cama observándoles.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás en mis recuerdos?<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Con gusto me iría, pero no puedo. - dijo apenada - Hace mucho frío, este lugar está helado, ¿no crees? - dijo mientras se frotaba los brazos. - ¿Cuánto hace que no vienes aquí? No hace tanto tiempo de esto, apenas seis años, pero parece una eternidad.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No es un lugar al que quiera volver, pero desde que recordé la canción... Ahora me doy cuenta que ni tan siquiera la volví a escribir - dijo cabizbajo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¿Y para qué ibas a escribirla? Ella no iba a leer tu carta - dijo encogiéndose de hombros.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡Eso no lo sabes!<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Claro que no, recuerda, lo sabes tú. - suspiró abatida - es todo por esa estúpida promesa que le hiciste. Ni siquiera el Eco tiene tanto poder como para borrar un recuerdo así.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>-¿Promesa? -dijo Adriem molesto.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Recuerda, todas las lágrimas que no vertemos se nos pudren en el alma.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡Cualquiera puede llorar! Hay que ser fuerte para no hacerlo - dijo exasperado.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Creo que te equivocas, el verdadero valor está en ser lo suficientemente fuerte para poder llorar. - suspiró con vehemencia. - ¿Tú crees en lo que acabas de decir? Deja de mentirte, Adriem Karid.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Adriem se quedó pensativo, en silencio, dejando que aquellos recuerdos le helaran la piel. Hacía mucho de aquello, pero le parecía que la escena había sucedido el día anterior. Cada cuadro, cada rincón de aquella habitación se había grabado a fuego en su corazón. La muchacha que tanto había querido se había quedado sentada al lado de él, quieta, como una bellísima estatua policromada. Con ojos cálidos le observaba. Probablemente era lo único cálido en aquella estancia. Incluso él emitía helor, pero ella quería derretir aquel hielo con su ternura... y él nunca le dejó.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se volvió hacia Dythjui, pero se había desvanecido, dejándole a solas de nuevo en aquel recuerdo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pasaron unos segundos que tal vez fueran horas. Contemplaba a aquella mawler, y un sentimiento de nostalgia, como una lágrima ahogada que surge desde lo más profundo del corazón, le hizo temblar. Se había negado a sí mismo muchas veces pensar sobre su partida a Tiria. Nunca trató de volver ni de enviarle una carta y no sabía el por qué, después de la marca que aquella mujer dejó en su corazón. El dolor que causó lo había herido de muerte. Sus labios articularon unas palabras que surgían desde el recodo más profundo de su ser mientras la abrazaba.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Lo siento mucho, perdóname.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ella se movió ligeramente y le correspondió su abrazo.<br />
<br />
*****<br />
<br />
Los pasos de un pequeño grupo de personas resonaron por las viejas catacumbas. Arlen odiaba bajar hasta aquellas grutas húmedas en las que se hallaban los cimientos de parte del complejo y que conformaba túneles que vertebraban todo bajo tierra. Algunas de las galerías fueron usadas durante la gran guerra, ya que ni los templos sagrados se libraron de la militarización, y aquel enclave fue una prisión idónea pese a la oposición de los shamans. Siglos después aquel lugar había vuelto a albergar a un preso.<br />
<br />
A su lado, el doalfar que había estado interrogando al prisionero recomendaba una y otra vez que su magnánima eminencia no se mezclara con comunes.<br />
<br />
- Mi señor, reconsidérelo. Yo mismo averiguaré lo que deseéis, no tenéis por que bajar y que os manchéis las manos.<br />
<br />
- Precisamente es el motivo de mi visita. Desconozco por qué el maestre no deja que lo echemos del templo y pienso averiguarlo. - le lanzó una mirada inquisitiva - Así que dejad de insistir, mi decisión es firme y tú serás muy, muy discreto.<br />
<br />
Se detuvieron al lado de la puerta de la celda y dio un par de pasos hacia atrás dejándole camino a su superior - Como ordenéis.<br />
<br />
Tras dos giros de la llave por parte de uno de los dos guardias la puerta crujió y se abrió, dejando que la débil luz de los candiles penetrara en el interior.<br />
<br />
- Adriem Karid - dijo dirigiéndose hacia la sombra que, acurrucada sobre el camastro, parecía dormida - , despierta común, tenemos asuntos pendientes que tratar.<br />
<br />
Ni siquiera tenía los ojos cerrados, sino que estaba con la mirada perdida, medio oculta por sus desaliñados cabellos agarrándose la cabeza en posición fetal. Entre dientes susurraba con la voz ronca - Esmail, Esmail...<br />
<br />
*****<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El abrazo de ella era muy intenso. Adriem se sintió sobresaltado, ya que aquellos recuerdos parecían cobrar vida. Ella le respondió:<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Claro que te perdono, amor mío, tú no tienes la culpa. Te sentías desorientado, sé que nunca quisiste hacerme daño.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No, te equivocas, Esm...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ella no le dejó seguir hablando y lo besó con ternura en los labios. Se separó poco a poco de él y le acarició la cara. Adriem pudo percibir durante unos instantes un ligero tono rojizo en los ojos de ella...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Me hubiera gustado tanto que hubieses vuelto junto a mí... Que hubiésemos envejecido en la ciudad de nuestra niñez, y que nuestros hijos hubiesen jugado en los prados en los que tú y yo compartimos tan bellos momentos. - Calló un momento y dio un apenado suspiro -. Pero me temo que no va a poder ser.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Claro que puede ser. Regresaré a casa y por lo menos podré pedirte perdón...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Pero si eso ya lo hiciste - dijo apenada, como quien va a destrozar la ilusión de un niño-. ¿También lo has olvidado?<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No digas tonterías, nunca volví de Tiria - un nudo se hizo en su garganta - Te abandoné y me equivoqué, y nunca tuve el valor de volver - dijo Adriem con los ojos empañados.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Le acarició la mejilla con ternura. - Tus recuerdos están tan rotos... Pero has de recordarlo, aunque te duela.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La miró directamente a los ojos y se vio reflejado, pero sus ropas eran otras. Era su yo de hacía un par de años...<br />
<br />
*****<br />
//Año 497 E.C.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nervioso, avanzaba por las calles del pueblo que había abandonado sin mirar atrás. Era el primer permiso que había tenido desde que se alistó en la guardia urbana y, pese a que hubiera preferido quedarse descansado en Tiria, tenía que volver a verla. Se sentía culpable por las últimas palabras que le dijo cuando se despidieron. Fue muy duro con ella y debía, al menos, disculparse.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bajó la calle que daba a la panadería, directamente desde la estación. Ya habría tiempo de ir a su casa, pero antes que nada tenía que superar ese mal trago. Iba a ser muy duro, pero había reunido todo su valor con la esperanza de al menos poder volver a empezar como amigos.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Giró la esquina y, tratando de aguantar el desayuno en su estómago revuelto por los nervios, entró en la pequeña panadería. Era tarde, aunque le sorprendió ver la zona del mostrador sin nadie para atender a los clientes.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tosió en un intento de llamar la atención de alguien, hasta que una voz de hombre desde la trastienda, la zona del horno, respondió - Ya voy, un momento, por favor.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se extrañó, la voz le era familiar pero no era la del padre de Esmail. En el fondo le aliviaba, prefería no ver a su familia.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Hola, ¿qué desea...? - el hombre, más o menos de su edad, que caminaba ayudándose de un bastón, se quedó sin habla al verle. Su tez palidecía por momentos.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Claude. ¿Qué haces aquí? - probablemente su cara también había perdido su color.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Trabajo aquí ayudando al señor Catsins, pero lo mismo podría decirte... - su expresión enrojeció - ¡Vete de aquí! ¡Desaparece, no eres bienvenido! nadie te quiere en este pueblo, sobretodo después de saber lo que hacías. Esa... Magia - dijo golpeando el bastón contra el suelo.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- No, espera - dijo comprendiendo su enfado - Me iré de aquí, pero dime ¿dónde está Esmail?<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¿No lo sabes, monstruo? - aquel apelativo sin duda le dolió pero no iba a empezar ahora una discusión.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Tan solo dímelo, sólo quiero hablar con ella y me iré.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se quedó mirándole, meditando la respuesta y al final habló, pero con una sonrisa que le estremeció - Muy bien, te lo diré. La encontrarás en la colina de los acantilados, al este, creo que sabes cuál es.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Sí, por el camino viejo. Gracias de verdad y...<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Ahórrate lo que tengas que decir. Tienes tu respuesta, cumple pues tu palabra y vete de aquí.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Era inútil seguir aquella conversación. Así pues, asintió y abandonó la panadería sin decir nada más, para tomar el antiguo camino de la costa hasta aquel lugar donde tantas veces se había reunido con Esmail. Sin duda era extraño que estuviera allí concretamente, pero su mente estaba más ocupada en qué iba a decirle cuando al fin se encontraran cara a cara.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Aquellos recuerdos se tornaron borrosos, como un cuadro cuya pintura se deshacía presa de un fuerte calor. Adriem se veía en la colina, con la cara desencajada mientras la voz de Esmail le hablaba con voz acongojada.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Me sentí tan mal por no poder acompañarte... Tenías razón, me aterraba ese poder, como a todos los del pueblo, pero a la vez te quería y no pude sobreponer ese amor a mis propios temores y te perdí. Supe, cuando cerraste aquella puerta, que no ibas a volver. Y pese a todo, me volví a equivocar.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Esmail... - decía mientras aquel recuerdo que Adriem veía en tercera persona, como un espectro que se limitaba a ver un pasado que había olvidado. Nada podía hacer, salvo volver a sentir aquel dolor que había encerrado en lo más profundo de su ser.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Adriem... Me suicidé tres meses más tarde de que partieras.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Todo se tornó en una espiral sin sentido. Junto al árbol bajo el que se besaron por primera vez estaba una lápida ante la que Adriem había caído de rodillas con todas sus esperanzas e ilusiones destrozadas. El viento arreció y se llevó la imagen de él mismo como sí fuera arena mientas el cielo se oscurecía, completamente encapotado por densas y negras nubes, arrojaba una lluvia intensa sobre la frondosa hierba y, bajo una de las gruesas ramas, el cuerpo de Esmail se balanceaba colgado de una soga, totalmente empapado. Las gotas resbalaban por sus mejillas.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Allí estaba de nuevo él, ante el cuerpo sin vida de aquella mujer que una vez amó.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Una gran presión ahogaba su pecho. Quería llorar, pero no podía; había olvidado como derramar lágrimas; quería destruir esa escena, que dejara de existir, pero ella lo miraba desde la soga. Nada importaba ya... Nada<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- ¡No! ¡No, por favor! - gritó apretando los puños contra el suelo que parecía querer tragarle. El dolor era insoportable. Apretaba los dientes debido al remordimiento, hasta el punto de que le costaba respirar. - Yo quería pedirte perdón y ver tu cara de nuevo, pero no así. Fue mi culpa. Te... Olvidé.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Escúchame. No te atormentes por ello porque ni Alma nos devolverán el tiempo que estuvimos juntos por mucho que te maldigas. Pero aún puedes volverla a verla. Quién ocupa tu corazón ahora. - dijo la voz de la mawler susurrada por el viento. - Has de ser feliz, Adriem, por los dos.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- La he perdido como a ti. Me la han arrebatado y no... Esta vez no lo permitiré... Se dónde encontrarla - dijo casi en un gemido mirando los ojos sin vida del cuerpo ahorcado. Sintió que una herida se abría en lo más profundo de su corazón y destrozaba sus entrañas irremediablemente. Algo se rompió dentro de él y después ya no hubo dolor, rabia, odio... Nunca escribió cartas porque ya sabía que no las iba a responder, nunca volvió porque ya estuvo allí, nunca la pudo olvidar porque sabía que ella ya no existía para recordarle.<br />
<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La desesperación lo devoró todo hasta dejar su consciencia engullida por una oscuridad fría y absoluta. Apenas podía escuchar de nuevo los engranajes de aquel reloj en un eco que se desvanecía junto a la voz de Esmail, que le suplicaba que le escuchase.<br />
<br />
*****<br />
<br />
Cuando volvió a oír su nombre reaccionó. Fue girando poco a poco la cabeza hasta que su mirada se encontró con la del shaman. Los ojos de él brillaban con un fulgor rojo en su iris que intimidó al doalfar que, involuntariamente, retrocedió unos pasos.<br />
<br />
- ¿Qué..., qué significa esto? - Una oleada invisible atravesó la estancia. El aire se volvió turbio, y todo alrededor se deformó como si la roca de las paredes fuera arena.<br />
<br />
- No puedo perderla... Otra vez no... - Las palabras del común parecían carecer de sentido. Ni siquiera le estaba mirando a la cara - ¡No la perderé otra vez! - gritó con un alarido desesperado a la vez que la piedra de alrededor se agrietó por una presión invisible - ¡No lo permitiré! - centró su mirada al dar cuenta al fin de la presencia del doalfar y le atravesó con la mirada.<br />
<br />
- ¡¿Qué… qué poder es este?! - apenas tuvo tiempo a decir más cuando los dos guardias irrumpieron en la celda con los fusiles prestos.<br />
<br />
Ante los ojos de Arlen la escena apenas duró un parpadeo. Con una rapidez inusitada agarró el arcabuz del primer guardia y lo volteó para golpearle con su propia culata en la cara derribándolo al suelo con la nariz rota y noqueado.<br />
<br />
Cuando el segundo se disponía a disparar desde la puerta el común ya estaba ante él apartando con el arcabuz, que se había apropiado, el cañón con un golpe seco y, antes de que tan siquiera pudiera apretar el gatillo, un fuerte codazo en la cara y un rodillazo en la boca del estómago lo dejó fuera de combate.<br />
<br />
Aquel común había noqueado en un momento a los dos guardias, pero no iría mucho más lejos. El consejero del maestre echó mano de su cinto y sacó un pergamino con un conjuro de fuego que, por precaución, acostumbraba a llevar siempre encima.<br />
<br />
Las runas se iluminaron y su objetivo a tan corta distancia, no tardaría en ser un montón de huesos carbonizados. Aún tenía al otro común para averiguar lo que necesitaba saber.<br />
<br />
La mano de Adriem se extendió hacia el pergamino en un acto reflejo y cerró el puño. Al instante, y ante el estupor del doalfar, las runas se quebraron y apagaron sin provocar ningún efecto. Ante él se habían quedado un montón de garabatos inconexos.<br />
<br />
- Esto… no es magia… es… - pese a todo su poder ahora no era más que un pelele a merced de aquel común que hace un momento era su prisionero. - Por eso venciste a la invocación…<br />
<br />
Adriem parecía no escucharle. Se limitó a arrancarle el pergamino de las manos y asirle de la muñeca alzándolo contra la pared mientras le luxaba el brazo. Trató de revolverse para librarse de la presa, pero el común le empujó contra la pared, demostrando mucha más fuerza y pericia en el combate cuerpo a cuerpo que el poderoso doalfar que, sin poder usar más conjuros, apenas podía musitar algo con la cara apoyada contra la fría roca.<br />
<br />
¡Dime dónde está! - le gritó Adriem al oído.<br />
<br />
- ¿Quién? - respondió con dificultad mientras oía como el shaman que les había acompañado y que se había mantenido fuera corría a avisar al resto de la guardia.<br />
<br />
¡¡Eliel!! ¡¿Dónde está?! - su voz se quebraba por la desesperación.<br />
<br />
- No… no lo sé… desapareció… hace tres días - respondió con dificultad.<br />
<br />
- No. Ella está aquí, puedo sentirla - aflojó ligeramente la presa - Ya sé dónde está. Esas puertas están aquí.<br />
<br />
- ¿Qué dices? - cómo había sabido de la existencia de las puertas lo desconocía, - ¡Te equivocas! - le advirtió - ¡Esa no es Eliel!<br />
<br />
No pudo decir nada más, pues Adriem le golpeó con fuerza contra la pared, nublando su conocimiento. Su cuerpo caía al suelo mientras las pisadas se alejaban corriendo por los pasadizos. Cualquiera se perdería entre aquel laberinto de catacumbas, pero si ese común encontraba las puertas… No podría abrirlas.<br />
<br />
Aún era demasiado pronto.Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-17080297612544065192014-07-30T16:50:00.000+02:002014-07-30T16:55:23.874+02:00Capítulo 16: Las puertas del olvido<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El sol, que tímidamente se asomaba entre las nubes, iluminaba el patio principal del enorme templo, en cuyo centro geométrico se hallaba el oráculo El anciano salió, tan rápido como le permitía el bastón. A su encuentro se acercó su consejero alarmado.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Eminencia, no debería correr – le sugirió - ¿y la joven novicia?</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- La he enviado a sus aposentos, no quiero que nadie se acerque a su habitación ni la moleste. Un guardia se encargarán de su seguridad.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Tal vez se innecesario usar a un hombre de la guardia para protegerla, este templo es seguro. Si lo desea, yo mismo me puedo quedar con ella - se ofreció.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¡Es totalmente innecesario! Tienes asuntos que tratar y para eso están, para salvaguardar a las gentes de este templo. - dijo molesto su superior - Ahora deja de importunarme, tengo un asunto urgente que tratar.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El consejero dudó por unos instantes, tratando de encontrar una excusa para replicarle, pero al final hizo una reverencia aceptando la orden – Como desee eminencia. Si por al visita de esa mawler, le espera en…</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Se donde me espera, gracias - dijo ablandando su tono - Aunque no lo parezca, es una visita muy importante, no pretendía alzarte la voz.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- No se preocupe, maestre. Faltaría más que yo le tuviera que perdonar nada.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El anciano le dio unos golpecitos en el hombro con gesto de aprobación y prosiguió su camino, volviendo a mostrar un gesto serio que no el pasó del todo inadvertido al consejero.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"></span><br />
<a name='more'></a><span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Eliel caminaba detrás del guardia que la conducían de vuelta a su habitación. Estaba muy preocupada por sus compañeros de viaje que la aguardaban en el pueblo. No parecía que en el templo la fueran a dejar salir tan pronto como ella quería y, tan siquiera, podía contactar con ellos por el momento.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Por un momento, entre sus pensamientos, le pareció escuchar una voz que le era familiar pero no pudo reparar en ella, pues en esos momentos el guardia se detuvo. A su encuentro, un shaman caminaba acompañado de un humano y otro guardia.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Se quedo perpleja al ver allí a Meikoss y la sonreía algo nervioso.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Adriem, cansado de esperar a que alguno de los dos comensales volviera, optó por subir en busca del aspirante a caballero. Fue a tocar en la puerta, pero comprobó que estaba tan sólo entornada. Dentro no había nadie.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Echó una ojeada a su alrededor. Estaba la bolsa de su ropa, algo revuelta, un sobre abierto sobre la cama y, lo más extraño, estaba su sable en su sitio.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">¿Dónde se había metido? Por la ventana se veía el templo pero allí, sin autorización, era inútil tratar de entrar. Tomo lo que quedaba de la carta y la puso a trasluz. El papel era áspero y grueso, parecía bastante artesanal, y tenía los retos de un sello lacrado roto con un símbolo que ya había visto antes. Se sentó en la cama pensativo y se lo guardó doblándolo con cuidado en el bolsillo. No tardó mucho en recordar el escote de Sophía y aquel pequeño tatuaje. ¿Qué había entre esos dos? Algo seguía sin encajar bien y no le gustaba esa sensación de paranoia.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Giró de nuevo la vista hacia la ventana, no sin que su hombro le recordara la profunda herida que aun tardaría en cicatrizar. Allí estaba el templo, observándole, imponente e infranqueable sobre los riscos de la montaña… </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El guarda que escoltaba a Eliel saludó marcialmente a los recién llegado.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- El común Sherald quiere ver a la novicia Van Desta. - dijo el shaman.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Mi señor, he de llevar a la novicia directamente a su estancia. Órdenes directas del maestre - alegó el guarda.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Entiendo, pero viene con un salvoconducto de Lord Gebrah.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Lord…. Gebrah… - dijo sorprendido el guardia - Entiendo, mi señor - y se echó dos pasos a un lado.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Eliel miró interrogativa a Meikoss que se acercó a ella sin perder de vista a los guardias.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Mi querida Van Desta, que alegría poder verte - la tendió la mano y la doafar se la estrechó con cortesía - Ha sido una suerte saber de ti. Tu familia gozará de alegría cuando sepa que estás sana y salva.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Aprovechó para acercarse un poco más y apartarla a un lado. Lo suficiente para hablar con discreción, bajo la antena mirada de los dos guardias y el shaman.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Có… cómo has conseguido un salvoconducto de… un dragón? - dijo perpleja.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Eso ahora no importa - no dejaba de sonreír aunque su tono fuera grave - Estás en una trampa y tienes que salir del templo.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Qué? - bajó inmediatamente la voz cuando los otros doalfar la miraron - ¿Estás loco? Esto es un templo shaman, aquí estoy segura.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- No lo estás.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Cómo lo sabes? - ella entornó la mirada. No tenía sentido.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Meikoss tragó saliva - Porque yo he sido cómplice de esa trampa… lo siento. Nunca te tendría que haber traído al templo.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Ella le miró estupefacta. ¿Él también? No podía creérselo, no era posible. Pero la expresión del aspirante a caballero, con la mirada baja, confirmaba lo dicho.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- El tiempo se ha acabado, común - dijo el shaman, y los dos guardias se acercaron a él.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Perdóname, Eliel. - la sonrió - Él estará en el pueblo, no sabe que he venido. Así que ahora… ¡corre!</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Cuando uno de los guardias le puso la mano en el hombro para apartarle recibió un fuerte codazo en la cara que lo hizo retroceder, momento en el que Meikoss se giró para embestirle. Poco duraría esa injusta pelea, en la que los dos guardias, por sencilla mayoría, consiguieron reducirle, no sin darle unos cuantos golpes.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Aprovechando la confusión, asustada, Eliel se escabulló por entre las columnas de la porticada que había a escasos metros de ellos. Comenzó a correr, sin saber aún en qué dirección cuando el shaman se percató y le ordenó detenerse. No estaba dispuesta a quedarse para saber si era una trampa o no. Quería salir de aquel lugar y estar junto a la única persona que la hacía sentirse segura.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Se internó por el edificio para tratar de darles esquinazo. Cambió varias veces de dirección, empujó a otros novicios, atravesó una de las cocinas y salió por una de las puertas de abastecimiento, hasta resbalar por las escaleras de piedras húmedas por la nieve y aterrizar sobre el suelo helado. Con el vestido manchado de barro y el culo dolorido, se parapetó detrás de unas cajas vacías, apiladas en aquel patio trasero que daba a una de las caras escarpadas de las montañas.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">No había nadie y pudo distinguir perfectamente los pasos de uno de sus dos guardaespaldas que se asomaba al patio y echaba un vistazo. Contuvo la respiración, acelerada por la carrera y el miedo, cubriéndose la boca con las manos y acurrucándose para evitar que el vaho de su aliento la delatara. Pasaron unos segundos interminables en los que su perseguidor acabó por darse la vuelta y volver corriendo dentro del edificio.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Se levantó poco a poco asegurándose y, casi a gatas, se acercó a la pared escarpada. Ante ella había un muro de piedras de unos cuatro metros. Sin mejor garantía que su accidentada caída cuando trató de huir de la habitación en la que le había encerrado Adriem, no pudo evitar sonreír al poner las manos sobre la roca fría y resbaladiza y darse cuenta de los paralelismos entre ambas situaciones. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Aunque esta vez fue con mayor fortuna cuando, para su tranquilidad, consiguió agarrarse a unos matojos que crecían en el borde superior y arrastrarse hasta arriba. Miró hacia abajo con sus ropas completamente sucias y una mezcla de alivio, vértigo y orgullo le sacudió el cuerpo. No podía creer que hubiese sido capaz de escalar aquella pared.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Tras echar un vistazo a su alrededor se percató de que era una terraza abandonada a su suerte en la parte más profunda del complejo. Desde allí no se veía nada, pues estaba tapiado desde hacía bastante tiempo a juzgar por la vegetación que cubría los pocos adoquines. Se hallaba en el lado contrario al que quería ir, no podía bajar de vuelta y si escalaba por el otro muro para bajar, podrían verla con facilidad, por lo que la única salida era por otro lado del patio, sin contar con el acantilado que daba al exterior, un viejo edificio excavado en la roca del cual sólo emergían las columnas de su fachada principal. Era sencillo, carente de cualquier adorno o decoración, cuya piedra, a causa del frío y la humedad que bajaban por la pared de la montaña, había perdido el lustre y el acabado que debió de tener hacía siglos. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando una bocanada de aire frío surgió de su entrada, como si fuera exhalación de un gigante dormido.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Se acercó con paso cauteloso. Tal vez aquel edificio tuviese salida a otro lado del templo y por allí buscar una nueva salida. Probablemente no era la mejor idea que había tenido, pero no se le ocurría ninguna mejor. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Llegó a los diez escalones que bajaban a lo que quedaba de la puerta, algunos trozos de madera podrida que estuvieron decorados con tallas florales. Asomó la cabeza y se internó en la oscuridad palpando con la mano la pared para guiarse.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Cuando sus ojos se acostumbraron, la débil luz grisácea que entraba por la puerta le permitió, ver las sombras de dos hileras de finas columnas a lo largo de la nave central, que desembocaba en una bóveda bajo la que había un altar de piedra. Complejas estructuras rúnicas a modo de adornos recorrían las baldosas.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">-¿Runas de protección? - dijo para sí en voz baja. Pero estaban muy maltrechas y hacía mucho que nadie les había imbuido energía, por lo que eran inofensivas. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Echó mano de lo que le quedaba de la tiza de argentano. Estaba mojada y muy gastada, debía de usarla con mucho cuidado. Trazó una sencilla runa en la palma de su mano, se concentró, y creó una pequeña esfera de luz que alumbró a duras penas aquel lugar. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Sus pasos resonaban en la nave, cuyo techo estaba vertebrado por nervios de piedra, que a diferencia del exterior sí estaban decorados con relieves. En las paredes, frescos que representaban a antiguos nobles y caballeros.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Tras llegar al altar, observó como que había otra escalera que descendía aún más. Al acercarse, notó que una suave brisa fresca surgía de abajo, tal vez una salida, por lo que se armó de valor y bajó por la enrevesada escalera hasta lo que parecía la cripta de aquel templo abandonado.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Al llegar al último escalón, ante ella se abrió una sala en cuyas paredes se veían los huecos de varios nichos, en los que reposaban ataúdes de piedra. Al fondo, una enorme puerta, de unos tres metros de altura y de doble hoja, recubierta con un extraño mineral blanquecino sobre el que habían tallado el relieve de una hermosa dama de largos cabellos. Ésta sostenía entre sus manos, a la altura del vientre, una llama enroscada en forma de esfera, que, según la tradición, representaba a Alma. A su alrededor, los signos zodiacales trazaban un círculo perfecto. También había una inscripción en rúnico, antiguo idioma que usaban los dragones y que los shamans aprendían, la cual rezaba: </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: center; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: center; text-indent: 36px;">
<i style="background-color: white;">“Tanto puede cegarte la luz, como ciego puedes estar en la oscuridad” </i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Remataban tal obra de arte, a modo de guardianas, dos esculturas de dos metros de alto ataviadas con las túnicas de los shamans y los ojos vendados, una con gesto suplicante, elevando sus manos al cielo, y la otra con gesto iracundo, cerrando el puño con ademán amenazante. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Casi había llegado a la puerta cuando unas pisadas que bajaban por la escalera la sobresaltaron. Su eco era lento pero constante y la luz tenue de una lámpara emergía hasta la sala, recortando la silueta de un doalfar que le era, por desgracia, conocido.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Las Puertas de Nara, princesa. Deberían serle familiares - dijo Zir mientras apoyaba el quinqué para manejar mejor su sable.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Retrocedió al ver como desenvainaba el sable y hasta dar con la espalda contra las puertas.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Por qué? Yo no he estado aquí antes – sostenía en la mano con la tiza y notó como, pese al frío, comenzaban a sudar.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; margin-left: 36px; min-height: 11px; text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- No, es aquí donde está en realidad – le señaló las puertas con el sable. - ¡Esa es su tumba, Eraide! – apretó los dientes y la ira impregnó sus palabras - Princesa Oscura. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">-¿Qué dices? - un nudo se hizo en su garganta - ¡Yo no soy... ella! - Aquella risa impertinente volvió a susurrarle al oído. - ¿Cómo has entrado en el templo?</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Este templo está bajo la protección de mi señor, tu misma has venido hasta nosotros. No hay escapatoria, así que se buena y ven conmigo, no sufrirás daño alguno. - pese a sus amables palabras su expresión era severa - Hubiera sido más fácil si hubieras entrado en la habitación, pero aún estás a tiempo de hacer las cosas bien. Apártate de esa puerta.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Apretó la espalda contra la pared y se preparó para realizar una invocación lo más rápido posible, pero sus manos temblaban y la tiza estaba mojada, por lo que cayó rompiéndose contra el suelo. - No... - miró como se quebraba en pequeños trozos inservibles mientras Zir se acercaba a ella sonriente ante aquel golpe de suerte.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Nadie ayudarte – aquella sonrisa le detuvo el corazón. - Ríndete.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- No... no – apretó los dientes. Las lágrimas de rabia empañaban sus ojos – ¡Dejadme en paz de una vez!</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Sin argentano y sin ese común… ¿qué vas a hacer?</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Sin dejarle acabar se lanzó contra él tratando de golpearle, algo que Zir solucionó con un rápido movimiento que la derribó sin piedad contra el suelo.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Inútil, no eres más que una burda copia – envainó el sable consciente de que no lo iba a necesitar.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Tosiendo se fue levantando. Las lágrimas resbalaban por su mejilla hasta caer en el suelo, mezcla de odio e impotencia. Gritó por el dolor que le oprimía el pecho, quebrado por el llanto. - ¡Cobardes!</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Ignorando su acusación trató de agarrarla pero unas runas aparecieron de la nada, entre los dos y a una velocidad pasmosa se conformó una estructura completa que supo reconocer cuando el zorro azul, su propia invocación, se manifestó. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Otra vez ese molesto bicho?¿Cómo demonios lo has hecho? - dijo Zir desenvainando.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El zorro comenzó a gruñir y a mirar a Zir con odio. Pero, de repente, una especie de tañido, como el de una campana, atronó desde detrás de las puertas, haciendo vibrar toda la sala y el alma de Eliel, obligándola a apoyarse con las manos en el suelo. Las runas dibujadas se quebraron, cambiando por completo su estructura. El zorro comenzó a gemir, revolviéndose por el suelo, con los ojos en blanco. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Zir, ligeramente desconcertado, dio unos pasos atrás. La modesta invocación de la novicia se estaba transformando. Su cuerpo se hinchaba y deformaba para, al final, enroscarse al rededor de la sala, abarcando a los dos doalfar, con la forma de una especie de dragón blanco. Su apariencia era majestuosa, con unos fulgurantes ojos azules que clavaban su mirada en el doalfar mientras abría boca, mostrando sus afiladas fauces. Un sobrenatural gruñido heló la sangre de ambos, no sólo por el miedo, sino porque parte de la sala se había cubierto de escarcha.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Asustada, no podía dejar de mirar criatura en que se había convertido su invocación.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Ulimi… - dijo con voz temblorosa.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">En la oscuridad de la sala donde estaba alojado, el Oráculo de Nara comenzó a chirriar y alguno de sus engranajes se movió torpemente, mientras una débil luz volvió a brillar en su interior.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Zir retrocedía poco a poco ante aquel imponente ser que tenía ante sí mientras Eliel buscaba refugio tras la criatura, aún dolorida por el golpe. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El doalfar se avanzó tratando de buscar un flanco por donde no le pudiera atacar con facilidad, pero aquella especie de dragón, semejante a los que se ilustraban en los cuentos orientales, se retorció rápidamente y lanzó una dentellada que, si bien no llegó a morderle por escasos centímetros, le golpeó lanzándolo contra una de las paredes.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">La criatura se giró y abrazó al doalfar en una dolorosa presa con la cola, que lo envolvía casi por completo. Zir notó como empezaban a crujir sus articulaciones y el sabor de la sangre le inundó la garganta.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Gritó de dolor con voz ahogada por la presión. No pudo sostener el sable entre las manos y cayó al suelo, provocando un tintineo que resonó en las puertas metálicas.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">-¡¡Nunca os perdonaré!! - exclamó exasperada Eliel. Las lágrimas recorrían su rostro mientras apretaba los puños en una confusa mezcla de miedo, odio y desesperación que devoraba todos sus sentidos. Ella no había invocado esa criatura... no sabía hacer que las runas aparecieran sin más... pero no tenía importancia. Estaba cansada.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">La invocación respondió a sus pensamientos y recrudeció la presa sobre su enemigo que gritaba por el intenso dolor.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Vuelve a casa - dijo el viento al oído de la asustada novicia -. Tienes miedo y necesitas de mí para sobrevivir. - La voz le heló la sangre a Eliel. Aquella niña que vio en Torre Odón la hablaba desde detrás de las puertas – En casa estarás a salvo. Ven conmigo y nadie podrá herirte. - se rió con la falsa inocencia que le otorgaba su cálida voz infantil - Ni siquiera él. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-60tC6XG1XqU/U9kHTIFu7fI/AAAAAAAAzZw/eEK18R-e9jE/s1600/Resonancia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-60tC6XG1XqU/U9kHTIFu7fI/AAAAAAAAzZw/eEK18R-e9jE/s1600/Resonancia.jpg" height="640" width="452" /></a></div>
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Caminaba tan rápido como le permitía su dolorido cuerpo, cruzando el puente sobre el río donde se bifurcaba el camino. Se detuvo un momento para recuperar el aliento y se ajustó el cinto del que colgaba el sable.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">No le había costado mucho averiguar en el pueblo por donde se había ido, primero Rulia y luego Meikoss. Si le habían dejado atrás sin avisarle nada bueno podía estar pasando.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Apretó los dientes y tomo el camino que ascendía al templo con paso veloz. Estaba débil y herido, no sabía que iba a encontrarse ni tan siquiera como entraría. Notaba como se le hacía un nudo en el estómago. Fuera lo que fuera, a Alma rogaba llegar a tiempo.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">La cola del dragón aferró todavía más la presa sobre Zir mientras este seguía gritando de dolor ante una Eliel atónita por la voz que le susurraba al oído desde las puertas. Sabía que el doalfar no tardaría en sucumbir y que su vida estaba en sus manos.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Por qué dudas? Nos ha estado persiguiendo y debe morir – le decía la niña - ¿Acaso ya has olvidado el dolor?</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">La imagen de Adriem vino a sus pensamientos. Su voz, su sonrisa distraída, su gentileza e incluso sus impertinencias hacia ella. Cada momento que había estado con él era un frágil pero preciado tesoro que se escurría de entre sus manos y se rompía contra el suelo, provocándole un dolor que le desgarraba el corazón. Quería volverlo a ver, pero mientras la estuvieran persiguiendo, acabarían matándole. Ya poco importaba quién era ella en realidad o el qué... él no podía estar junto a ella.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Extendió las manos y sintió el enlace con la criatura. Fue cerrando los dedos lentamente y notó el cuerpo, frágil y a su merced, de aquel hombre que no había cejado en su empeño en perseguirla. Como si de un fantasma fuera, la imagen de la niña apareció ante ella y con suavidad posó sus manos sobre las suyas invitándola a cerrarlas aún más.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Puedes sentirlo? Esto es lo que tanto temen de ti, puedes saltarte las reglas de este mundo sin consecuencias y por eso te odian y te envidian. - comenzó a apretar sus manos con más intensidad, hasta el punto de clavar sus dedos – No son nada más que títeres de Alma.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Yo... - notaba la presencia de cada ser que había a su alrededor y cómo poco a poco la vida de su enemigo se iba extinguiendo. Tan sólo con mover ligeramente los dedos se rompería y esa sensación la hizo sonreír con un placer que no había conocido hasta entonces. Aquel poder... emergía desde lo más profundo de su ser y la extasiaba hasta el punto de devorar el dolor de su corazón.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<i style="background-color: white;">- Tú nunca harías daño a nadie</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¡No! - Eliel abrió las manos sorprendida al recordar esas palabras de Adriem en el balcón de Torre Odón.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Al unísono, la criatura draconiana desapareció, dejando a su presa que caer de bruces contra el suelo, mientras la niña se desvanecía ante ella, mirándola con rencor.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">La tensión del momento se transformó rápidamente en agotamiento, y las piernas de Eliel fallaron y se dejó caer de rodillas. Gotas de sudor resbalaban por su cuerpo, y su corazón, que palpitaba como loco, le obligaba a respirar aceleradamente y con dificultad. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Zir trataba de incorporarse, pero su cuerpo no se lo permitía. Por lo que Eliel cruzó la sala dejando tras de sí aquellas puertas. Justo antes de tomar la salida, con algo de aliento recuperado, le miró de nuevo para cercionarse que no la iba a seguir.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Si no te detenemos... volverá a pasar otra vez - dijo Zir arrastrándose hacia ella tosiendo sangre.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Con paso inseguro, Eliel acabó de subir la escalera que daba a la nave principal del templo. Todavía estaba nerviosa debido a lo que acababa de vivir, y la vista se le nublaba. Al fondo, vio que las puertas estaban abiertas y un par de figuras familiar avanzaban por la nave central hacia ella. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Las figuras, pese a estar recortadas por el contraluz, eran inconfundibles. Rulia, acompañada del maestre Lorastal, venía hacia ella. Se alegró sobremanera de encontrarles, tal vez habían venido a ayudarla.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; margin-left: 36px; text-align: justify;">
<span style="background-color: white;">Corrió hacia ella ignorando el protocolo hacia su superior.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Rulia, cómo me alegro de verte. – Calló unos instantes para coger aire, mientras sus ojos se empañaban – Dime, ¿cómo está Adriem? ¿y Meikoss? ¿estás...? - dijo de forma incoherente, pero enmudeció al ver la cara casi inexpresiva de Rulia. La miraba a los ojos una forma diferente, fría, y parecía no escuchar lo que ella le contaba-. ¿Qué sucede? </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">El maestre la rodeó y se puso a su espalda. El golpe de su bastón contra el suelo hizo eco en la gran nave - He cumplido mi parte.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- No como habíamos acordado, pero mi señor Gebrah sabrá recompensar tus inestimables servicios.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Sophía debemos irnos - dijo Sayako con impaciencia mientras entraba en la cámara.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- ¿Sophia? -dijo Eliel mientras se apartaba de ella. - Rulia… tú estás con ellos… - la sensación de alivio desapareció consciente de la trampa.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Se acabó, no lo hagas más difícil de lo que es - se acercó y la asió por la muñeca.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">La doalfar recordó cómo la había agarrado la niña. Todos querían atraparla y llevarla contra su voluntad. Sacudió el brazo y la empujó para correr hacia la salida. Dispuesta a pasar por encima de aquella mawler que acababa de entrar si hacía falta. Pero cuando la sobrepasó, sin saber cómo, notó que algo la cogió del cuello y la derribó. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Eliel, conmocionada, se quedó sin aliento por el violento golpe contra el suelo, gracias a un rápido movimiento de la mawler. Se levantó, mirando desafiante a su oponente. Ya no le había argentano, con lo que no tenía muchas opciones, salvo una. Dispuesta a jugarse el todo por el todo, apoyó las manos en una de las runas del suelo para proporcionarle energía. Desconocía por completo cuál sería el resultado mas no le quedaban más alternativas. Pero fue inútil, pues antes de que pudiera canalizar una brizna de energía, una fuerte patada impactó en la boca de su estómago. </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Hecha un ovillo en el suelo, intentaba coger aire como si fuera un pez fuera del agua, ya que el golpe la había cortado la respiración. La agarró por la cara para fijarle la mirada en ella.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">- Ya has hecho suficiente, princesa – le dijo con su fuerte acento oriental.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Trató de removerse, con lo que recibió un fuerte cachete que le giró la cara con tanta fuerza que se quedó noqueada.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">En el frío suelo veía las figuras borrosas que la rodeaban y poco a poco sus oídos se taponaban. Acertaba a escuchar cómo preguntaban por Zir, cómo el maestre los iba a sacar a los caminos kresáicos sin que les vieran... y el silencio que la sumergió en el sueño propio de la inconsciencia.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Adriem se detuvo ante las dos guardianas que le cerraron el paso. Trataba con amabilidad de convencerlas de que le dejaran pasar, pero como si de repente hubiera olvidado de hablar doalí, le ignoraron completamente. Sólo silencio y los fusiles prestos. No iban a dejar pasar a un común como él por las buenas sin un buen motivo. Acarició el pomo del sable y suspiró. Si usaba cualquier tipo de poder se arriesgaba a perder sus recuerdos. Por desgracia su otro un argumento era el sable y no iba a ser muy convincente contra dos armas de fuego.</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; min-height: 11px; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; text-align: justify; text-indent: 36px;">
<span style="background-color: white;">Pero no podía quedarse de brazos cruzados sin saber qué había pasado. Tragó saliva, tomó aire… y desenvainó.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-42685018923444409972014-07-09T16:42:00.000+02:002014-07-09T16:42:43.691+02:00Capítulo 15: El precio de la palabra dada<div>
<span style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">Tras tomar la bifurcación se desviaron hacia el templo, dejando a un lado la pequeña población y trepando, por aquella senda retorcida por la escapada colina sobre la que se erigía. Los caballos tiraban con fuerza del carro con algún que otro resbalón debido a los viejos adoquines que tapizaban la ruta desde tiempo inmemoriales.</span></div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No sé si antes deberíamos descansar en el pueblo. - comentó Eliel hacia Meikoss – A fin de cuentas por un día más que tarde en llegar no va a haber diferencia alguna. Adriem ya está bien.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Será mejor que no tengas a los shamans preocupados más tiempo. Recuerda que luego te acompañaremos hasta Hannadiel. - no quiso mirarla mientras respondía. Seguía concentrado en el camino, recordando la conversación que tuvo hace tres días en la noche de Torre Odón.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
***</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Acariciaba inconscientemente con la mano el pomo del sable, dispuesto a atacar si hiciera falta a aquella extraña criatura y a la hechicera antes de que pudieran reaccionar. Caminó lentamente, a sabiendas del peligro de su situación, siendo dos enemigos en potencia para él solo, pero tenía que averiguar cuáles eran sus intenciones y el por qué del engaño.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Sophía, ¿no es así? - torció los labios en una mueca socarrona que enmascaraba sus nervios - ¿Y quién es tu amiga?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿A qué esperas? Deshazte de él – apremió la arlequín sin tener aún fuerzas para levantarse del suelo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¡Calla! - le ordenó la hechicera. Su gesto se relajó y con una sonrisa afable se dirigió a Meikoss – Lo siento, no sabe tener la boca cerrada. En efecto, mi verdadero nombre es Sophía y ella – le lanzó una mirada de desprecio a su compañera – es Idmíliris.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿A qué viene todo este teatro? ¿Qué queréis en realidad? ¿Tal vez el viejo negocio de secuestrar al noble? Lo siento, pero pese a su posición mi padre no ostenta una gran fortuna.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Sophía comenzó a reírse, cosa que le molestó de sobremanera, pues no sabía dónde estaba el chiste.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No, Meikoss, tú no tienes nada que ver en todo esto, sólo eres un espectador ocasional – esta afirmación lo contrarió aún más – pero podríamos hablar de tu papel en esta función ¿no crees? ¿Qué hace el hijo del consejero de Detchler viajando en un triste carromato camino del norte? ¿Qué esperas encontrar en Hannadiel?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No me respondas con otra pregunta – resopló airado – Limítate a hablar si no quieres... </div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Vamos, acaba la amenaza – le retó la hechicera – Te considero un tipo listo, así que no me atacarás sin saber que tienes la victoria en el bolsillo. Es como cuando retaste a ese imperial en la plaza de Dulack, lástima que no pudiste advertir de antemano que tenía ese poder... Así que, sin saber de qué soy capaz no osarás retarme si no te ves obligado – se veía confiada en sí misma – Te responderé claramente, vamos tras Eliel.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¡Sophía! - la mirada de la arlequín desaprobaba claramente la respuesta. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Pero la hechicera no se dio por aludida y siguió hablando. - Es una disputa muy antigua entre la nobleza kresaica. No tengo intención de que lleguemos hasta Hannadiel, sólo quiero que Adriem se separe de ella para tener la oportunidad de llevarla ante mi señor. No va a sufrir ningún daño, pero el imperial se ha interpuesto cada vez que nos hemos acercado de una forma u otra y eso, querido Meikoss, debería de preocuparte a ti también.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿A mí? ¿por qué debería?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Vamos, Meikoss, te repito la pregunta ¿Qué esperas encontrar en Hannadiel? - ella le sonrió con una pizca de malicia y supo a qué se estaba refiriendo, por lo que bajó un poco la vista para evitar que le mirara tan directamente a los ojos.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Te gusta – dijo con absoluta certeza Sophía – pero no la puedes tener. Adriem siempre va a estar en medio.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No, no tiene por qué ser así. ¿Qué va a hacer un simple guardia de Tiria frente a mí? Yo soy... mejor que él. Ella...</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Ella no te va a elegir a ti, lo siento – su expresión mostraba cierta compasión que le irritaba aún más.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Y tú que sabrás? - no entendía como osaba compararle.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Es fácil, porque he visto como le mira y ella le ama, eso es más fuerte que todos los títulos y destreza que puedas mostrar. - caminó hacia él lentamente mostrándole las palmas en un gesto de no agresión – Volverás de Hannadiel sin haber rozado sus labios y sin nada que ofrecerle a tu padre - miró de reojo a Idmíliris –. Alguien me ha dicho que busca tierras con las que estrechar lazos de cara a la guerra, de una forma u otra. ¿Tendrás que darle la razón en sus planes?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Cómo demonios podía saber de lo que hablaron él y su padre era algo que no conseguía comprender pero, absorto en esa duda, la hechicera llegó hasta él y posó su mano sobre la suya que acariciaba el pomo del sable.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Mi señor es un poderoso noble kresáico, puede ofrecerle a tu padre lo que ansía si nos ayudas, lo único que has de hacer es quedarte a un lado. No te interpongas y nos encargaremos de llevárnosla con nosotras en cuanto sea el momento oportuno. No tienes que hacer nada y sólo ganas, ¿no crees?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Ya me has engañado una vez, no voy a confiar en ti ni en tus promesas – replicó él.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No puedes, pero debes. Cuando lleguemos a Nara la decisión estará en tu mano – le apretó la mano – Si decides olvidarte de ella llévala al templo, nada más. Es allí a donde tiene que ir y todo se resolverá plácidamente. Lo último que quiero es entrar disputa con Adriem y menos con Eliel, aunque no has sido consciente, que esa niña haga magia es muy peligroso, sobretodo si se desespera. - le clavó la mirada - Pero también podrás delatarme, huir con ella o lo que te plazca, pero recuerda que Adriem irá con vosotros y esta cuestión será menos amistosa. Ya has visto como ha quedado tu compañero de viaje y Danae sólo enfrentándose a Idmíliris… ¿Crees que tendrás alguna oportunidad frente a las dos? Me caes bien aunque no te lo creas, Meikoss, y en un combate tú eres el que caerá primero - le señaló la espada - Sólo con eso tienes muy pocas opciones. Así que, no me decepciones y se un chico listo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Dio un paso atrás y se apartó de ella tratando de ocultar su temor ante la amenaza – Si tu señor es alguien importante, por ahora, aceptaré tu palabra y no te delataré hasta Nara. Tómalo como un gesto de buena voluntad por mi padre, pero no voy a quitarte el ojo de encima. Ni a ti ni a tu amiga.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Por ella no te preocupes – se giró hacia Idmíliris que con dificultad ya estaba en pie. - Estaremos en calma hasta Nara.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Hasta Nara – puntualizó de nuevo Meikoss mientras invitaba a la hechicera a caminar delante de él de vuelta al pueblo, dejando atrás a la arlequín con cara de preocupación.</div>
<div>
<br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div>
***</div>
<div>
<br /></div>
<div>
El carro se detuvo ante las dos enormes columnas que eran los únicos restos de lo que tuvo que ser una gran puerta de entrada al complejo. La piedra se había alisado por la lluvia, quedando apenas algún relieve de los los ornamentos labrados que las jalonaban, únicos testigos de un tiempo ya olvidado. Cerca reposaban algunas piezas de lo que en su día debió ser un friso, pero que ahora languidecían pasto del matorral que crecía alrededor del camino.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Custodiando aquel lugar se hallaban dos doalfar, ataviadas con una ligera coraza de un metal que reflejaban la tenue luz con preciosos brillos en su pulida superficie, sobre una camisa acuchillada en tonos blanco y azul, a juego con unos pantalones bombachos. Llamaban la atención los fusiles que, al igual que la coraza, estaban adornados con grabados florales en tonos dorados y ocres de una artesanía excepcional. Eran un poco antiguos pero parecían en perfecto estado y funcionales.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Eliel, con un gesto de la mano, recomendó a Meikoss que frenara los caballos.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Nos os dejarán pasar, a partir de aquí tendré que ir yo sola.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Un momento, ¿estás segura? -dijo Adriem. No se sentía muy convencido de dejar ir a la doalfar tras todo lo ocurrido.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Meikoss tiene razón. Llevo desaparecida muchos días, será mejor que informe de que estoy bien, además este templo pertenece a mi orden, no hay lugar más seguro para mí. - La doalfar saltó al suelo para dirigirse hacia una de las guardianas – Hablaré con el consejo de Nara, para que avisen en Coril de lo que ha pasado, y podremos seguir con el viaje. Con un poco de suerte, ellos me llevarán hasta casa y no tendréis que pasar por Kresaar – dijo con una sonrisa que no engañó a Adriem.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No hace falta ni que nos despidamos. Estaremos alojados en la posada del pueblo, así que no te preocupes por ella, Adriem - comentó el aspirante a caballero con tono seco.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La doalfar asintió y avanzó hacia las guardianas. Veía como se alejaba, sin mirar hacia atrás, y notó una punzada en el pecho. Aquella imagen le dolía - ¡Eliel! Espera.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La joven novicia detuvo sus pasos y se giró hacia él - ¿Sí? - su sonrisa era distinta y fue como un bálsamo para su dolor.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se quedó en silencio, había sido un acto reflejo llamarla y, ahora que pensaba sobre ello, no sabía qué añadir - Pues... - dudó, para después decir un sencillo -: Hasta luego. - Sintió que la angustia volvía a oprimirle el pecho.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Gracias. - Ella vaciló un poco y se acercó. Se quedó mirándole a los ojos ensimismada en un momento que le pareció eterno y fugaz al mismo tiempo – Nos veremos enseguida, Adriem. - se acercó y sus labios rozaron los suyos, en un beso breve y suave como el caer de una pluma que le transportó a aquella noche, mas cuando quiso volver en sí ella ya estaba ante las guardianas.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Le dedicó una última sonrisa y sacó un colgante plateado con una flor de cuatro pétalos grabada en plata.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Soy la novicia Eliel Van Desta, de la escuela de Coril, por favor, deseo hablar con el superior del templo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La guardiana contempló el colgante y, tras examinarlo unos segundos, se echó el arcabuz al hombro y la acompañó, dejando a su compañera al cargo, que no dejaba de mirar con atención aquella caravana de comunes que había dado la vuelta de regreso al pueblo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se quedó mirando como Eliel se iba alejando por el camino hasta que desapareció de su vista al llegar al primer edificio en pie.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Deberíamos irnos – dijo la comerciante que había estado contemplando la escena con silente satisfacción – Aunque no sea época de peregrinos tenemos que asegurarnos habitación en la posada.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La miró en silencio y subió al carro. No pasaba nada, se repetía una y otra vez mientras descendían por el camino y dejaban tras de sí aquel imponente templo encaramado entre las montañas.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Habían pasado tres días sin saber nada de la novicia shaman y Adriem dedicaba las mañanas a pasear por los alrededores del pueblo, con la chaqueta abotonada por completo y las manos en los bolsillos, protegiéndose del frío que, pese al sol, bajaba de las montañas. Era molesto, pero le permitía mantenerse entretenido en vez de pasar las horas en la posada como hacían Meikoss y Rulia, los cuales apenas le daban conversación. Echaba de menos a Eliel.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Llegó hasta la orilla del río que con aguas turbulentas, bajaba entre las rocas atravesando el valle. Se detuvo y observó las edificaciones exteriores del templo que se veían desde allí. Los muros y los edificios que asomaban por la cima de la colina eran muy antiguos, varios siglos habían torneado aquellas paredes de piedra que se fundían con la montaña. Se quedó mirándolo, como si de un momento a otro fuera a ver a la doalfar, pero desde allí era imposible. Negó con la cabeza y se maldijo por tener tan vana esperanza, pero en la tranquilidad de aquel pueblo, que en esa época del año casi parecía fantasma, nada podía atenuar el lento discurrir del tiempo. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Habían tardado mucho más de lo que había calculado Dythjui en llegar hasta allí y no le iba a dar tiempo a volver antes de que se agotara su permiso de vacaciones. Tendría que haber descansado aquellos días, sin embargo estaba a varios cientos de kilómetros, en mitad de la montaña, y completamente agotado.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Seguramente tendría que trabajar muy duro para recuperar el tiempo perdido, además de tener que soportar una interminable bronca a lo largo de varios días. El incidente de Makien y su ausencia sin justificación le iban a pasar factura y el comité disciplinario sería inflexible. Debería olvidarse de cualquier ascenso en bastante tiempo, pero en aquel lugar, sus aspiraciones a ocupar un cargo más importante en la guardia urbana, parecían lejanas. Distaba mucho de ser aquel muchacho que abandonó Puerto Victoria, pero tampoco tenía la sensación de haber llegado a ningún sitio. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Suspiró y un halo de vaho salió de entre el cuello de su chaqueta y lo arrastró el viento.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Esto no es lo que soñaba, Esmail.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La única respuesta fue el mismo viento de las montañas que bajaba desde el norte. Tenía que pensar qué iba a hacer cuando llegaran a Hannadiel... </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se sentó en una roca que sobresalía entre la maleza al borde del río. Pasó la mano por su cara para tratar de despejarse y centrar de nuevo sus pensamientos, pues no era capaz de llegar a ninguna conclusión. Llegar hasta Tiria había sido muy duro y, de repente, notar que no había dejado nada atrás en aquella ciudad pese a todos sus sacrificios le hacía sentirse desorientado.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Tal vez fuera el momento parar en esa carrera y volver a casa para empezar de nuevo. Aunque tenía miedo de saber qué se iba a encontrar tras tanto tiempo desde que la dejó… ¿Había merecido la pena? Hacerse tan sólo esa pregunta, aún sin respuesta, ya era bastante doloroso.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Cerró los ojos y escuchó de nuevo el viento de las montañas y el agua que discurría por entre las rocas, para darse cuenta de que arrastraba una melodía familiar que poco a poco se fue haciendo más clara en sus recuerdos con la voz de su antiguo amor.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
La dama busca. </div>
<div>
El caballero se desata. </div>
<div>
Él busca en los brazos de la princesa el consuelo.</div>
<div>
El destino los traiciona. </div>
<div>
La época de decidir se acerca. </div>
<div>
La dama busca. </div>
<div>
El caballero se desata. </div>
<div>
El elegido para rebelarse contra el destino duda.</div>
<div>
Él puede destruir lo que conocemos. </div>
<div>
Pero puede salvar nuestro sueño.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Dejó de percibir cuanto había a su alrededor y aquel susurro se convirtió en una canción que con voz cristalina le acariciaba el oído.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
El caballero por su amor redimió lo que nos quitó.</div>
<div>
Sólo su amada lo sostiene. </div>
<div>
Sólo su amor lo aguanta. </div>
<div>
La justicia será su ley.</div>
<div>
Su vida ya no es suya. </div>
<div>
Su determinación, la roca.</div>
<div>
Su amor, la arena. </div>
<div>
La verdad es mentira. </div>
<div>
La mentira, verdad. </div>
<div>
La oscuridad lo avisa.</div>
<div>
El amor lo pierde. </div>
<div>
Por su amada, por su amada.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Pobre de él, pues lo ha perdido todo.</div>
<div>
Su vida, destruir el destino. </div>
<div>
Su recompensa... nada.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
La princesa, en su inocencia, nuestros sueños nos robó.</div>
<div>
Su llegada dará la vida, y para algunos será olvido. </div>
<div>
Vida y muerte en tierra y cielo.</div>
<div>
Y será semilla que florecerá en su alma de niña, triste y sola, </div>
<div>
con la flor de oscuros pétalos. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
La princesa acompaña la muerte, la resurrección el olvido.</div>
<div>
Desafía las tinieblas. </div>
<div>
El regalo del caballero la debilita. </div>
<div>
El regalo del caballero la fortalece. </div>
<div>
Se apoya en su amor; </div>
<div>
Pero su corazón la traiciona.</div>
<div>
¿Encontrará el caballero a la princesa traicionada?</div>
<div>
¿Quién cuidará de nosotros en tan aciago destino?</div>
<div>
¿Quién dará cobijo a las almas desamparadas?</div>
<div>
¿Quién nos protegerá del olvido?</div>
<div>
¿Quién será ella? </div>
<div>
¿Amará o rasgará corazones? </div>
<div>
La muerte aguarda la resurrección.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Acabada la canción, prosiguió un silencio. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido, pero Adriem sintió por alguna razón que era lo contrario, había vuelto a avanzar después de muchos años. Esbozó una sonrisa melancólica…</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Por qué la había olvidado? - Dijo para sí. Se levantó lentamente y se quedó mirando el templo mientras recuerdos de su niñez se le amontonaban en la cabeza. Sus ojos se empañaban por un dolor intenso que surgía desde lo más profundo de su ser. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se mordió los labios al recordar el beso de la doalfar. Si quería seguir adelante debía volver a empezar, tenía que enfrentar los fantasmas de su pasado para poder tener un futuro, tal vez, junto a ella...</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Eliel se cepillaba el pelo con la calma habitual de los doalfar en la pequeña habitación que le habían facilitado. Delante de aquel espejo comprendió hasta qué punto había echado de menos aquella tranquilidad. El ritmo de las últimas semanas la había dejado exhausta.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Nada más llegar le ofrecieron ropas más acordes con su condición de novicia para que deshiciera de aquellos “harapos propios de comunes” tal y como la sugirieron. Seguramente antes los habrían tirado sin pensar, pero era la ropa que le había comprado Adriem, por lo que allí estaba, fregándola en el baño mientras la elegante túnica de novicia seguía doblada sobre la cama.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Tras descansar durante toda la noche y parte del siguiente día, se sentía nueva. Era como si entre los suyos se hubiera vuelto a encontrar a sí misma. Aquel día la iban a recibir dos shamans para que les contara qué le había pasado y, a decir verdad, estaba un poco nerviosa. Unos golpes secos en la puerta la sacaron de su trance.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Sí, ¿quién es? - respondió saliendo de sus ensimismamiento ante el espejo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Novicia Van Desta, la están esperando. - dijo una voz masculina tras la puerta.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- De acuerdo, gracias.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se echó la capa por encima, que había terminado de secarse sobre la estufa, para resguardarse del frío y salió. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ... hasta que llegué aquí. Quería pedir permiso para ir a mi hogar y ver a mi familia antes de volver a Coril. Necesito descansar unos días y seguro que mis padres podrán pagarme el viaje hasta la escuela, pero antes de llegar a casa, debía informar de lo ocurrido. Por lo que pido humildemente que entregue este paquete a mi superiora, ya que sus mensajeros lo llevarán más rápido a su destino - concluyó la novicia sin haber levantado la mirada ni una sola vez ante su superior, el gran maestre del templo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Sobre el escritorio estaba el paquete con los libros que había recogido en Tiria. La sala se encontraba en el corazón del gran edificio donde estaban las habitaciones, el comedor, los despachos y un gran claustro. En la sala había una mesa lo suficientemente grande como para acomodar a más de diez comensales, pero ahora sólo dos estaban sentados a ella, lo que le daba un aspecto desangelado y frío a aquel encuentro.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Sin duda has obrado bien, novicia - dijo el anciano doalfar, que como mandaba la tradición, llevaba una fina y larga barba, símbolo de su alto cargo. - Celebramos todos que estés sana y salva. La noticia alegrará a nuestros hermanos de Coril. - hizo una pequeña pausa y se atusó la barba pensativo - ¿No tienes la menor intuición de qué buscaban tus perseguidores?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No, en absoluto. - mintió Eliel. Si decía que iban tras ella la guarecerían allí hasta averiguar por qué y no podría continuar el viaje a Hannadiel. No quería fiarse de nadie más que de Adriem para llevarla a casa.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Así que estos son los libros que te encargó tu superiora? Tal vez sea eso lo que buscaban. - El maestre se aceró el paquete y lo examinó -. Si es así, puede que tenga relación con el problema del Oráculo. Nos movemos a ciegas, no sabemos quién puede ser nuestro enemigo, tenemos que averiguar sus intenciones para ir un paso por delante.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Qué le ocurre al Oráculo? Si me permite el atrevimiento - dijo Eliel con voz temblorosa, debido a que su curiosidad podría costarle una reprimenda.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se quedó en silencio desviando su mirada del paquete hacia la novicia que temía haber hecho una pregunta inapropiada. Sin abandonar su gesto de seriedad le respondió - Tras todo lo sucedido será una necedad fingir que nada. Si tu directora te encargó esta misión y confió en ti, haré yo lo mismo, novicia. Huelga decir que nada de esto podrá salir de estas paredes.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Eliel asintió nerviosa - Por supuesto, gran maestre. Su confianza me honra a mí y a mi apellido.</div>
<div>
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Desde hace sesenta y cuatro días, el Oráculo de Nara se ha detenido.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Eliel abrió los ojos con una expresión de absoluto asombro.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
-¿Co... cómo es eso posible? - no podía creérselo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- La herramienta que nos permitía ver los hilos del destino no funciona y, si antes caminábamos a tientas, ahora estamos ciegos ante el futuro. Acontecimientos aciagos nos esperan – sentenció el anciano.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Meikoss sorbía los restos del caldo de pollo que le había servido la camarera con un inusitado silencio. Mientras, Rulia miraba cómo el frío empañaba los cristales del comedor de la posada y Adriem removía lentamente la infusión de hierbas relajantes que le habían recomendado.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Un oráculo? - dijo mientras sacaba el canastillo de la infusión, retomando la conversación.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Sí. No me digas que nunca has oído hablar de ellos - dijo Meikoss, sorprendido, mientras apartaba a un lado el tazón.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No, creo que no. - se recostó sobre el respaldo de la silla y le dio el primer sorbo. Estaba algo amarga, así que frunció los labios y optó por acercarse el azucarero para ponerle remedio.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Increíble, los imperiales deberíais saber más de estas cosas. - El aspirante a caballero se acomodó en la silla-. Existen tres Oráculos conocidos en el continente, uno muy al norte, en Noraik Ard, otro en las islas del oeste… Gawi, creo que se llamaba, y el más famoso, el de Nara. Hasta aquí viene la gente en peregrinación para saber cosas sobre su vida o a pedir consejo sobre su futuro.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Acaso una máquina va a decirte los hijos que vas a tener? Suena muy poco convincente.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No exactamente, lo que obtienes suelen ser una serie de palabras que bien interpretadas pueden predecir la vida que vas a tener. Por lo que me han contado, se compone de una enorme máquina construida por los antiguos hace miles de años que sirve para comunicarse con Alma, y es ella en persona quien se habla al sacerdote shaman que se encarga de manejarla.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Hizo una mueca de escepticismo mientras sorbía la infusión. - ¿Algo capaz de hablar con Alma? ¿Y cómo saben que es con ella con quién hablan? – ironizó.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No deberías ser tan incrédulo. ¿Qué sabrá un guardia tirense sobre oráculos? - dijo Rulia, que había permanecido en silencio hasta entonces.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Si tú lo crees, lo respeto. Pero no cambiarán mi opinión los conocimientos de tecnología arcana de una comerciante – le replicó.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Qué más da que sea verdadero o no? La gente cree en ello y les da esperanza. Así pues, fraude o realidad, el Oráculo hace bien su función – sentenció el aspirante a caballero.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No te quito razón -dijo con indiferencia Adriem y le dio un largo trago a la infusión-. Vaya, con azúcar está mucho mejor. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Es costumbre en Kresaar llevar a los recién nacidos al Oráculo para saber si su vida será próspera. En esa ceremonia se les da la piedra zodiacal, que deberán llevar siempre en un collar, para que el signo bajo el que han nacido los proteja. Con respecto a eso los kresaicos son muy... - La comerciante se quedó callada de repente. Meikoss y Adriem se quedaron observándola para ver cómo acababa la frase, pero ella se levantó de improviso-. Lo siento, excusadme. -Y se dirigió hacia la salida que daba al patio trasero.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- ¿Adónde va? - preguntó Adriem.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Seguramente al baño, está en el patio.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Vaya, pues es de muy mala educación dejarnos a media frase - dijo riéndose, pero la expresión seria de Meikoss le cortó la broma. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Si me disculpas, tengo que ir un momento a la habitación – dejó la cuchara sobre el cuenco de sopa sin terminar.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
A solas de nuevo, dejó la infusión sobre la mesa y se quedó mirando cómo se enfriaba la sopa de su compañero de viaje. Había algo extraño desde hacía unos días, pero no sabía discernir el qué y eso le preocupaba.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
La mawler vestía un abrigo largo de color granate con puños y cuello de armiño. Sentada sobre una piedra que coronaba una de las pequeñas elevaciones del terreno del extenso valle donde se asentaba Nara, observaba la población que, a no mucha distancia, elevaba el humo de sus chimeneas al cielo grisáceo. Algunas gotas de aguanieve escarchaban su oscuro pelo, que llevaba recogido en un moño alto, aunque se le escapaban algunos mechones.</div>
<div>
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sayako se levantó dando un pequeño brinco y se desperezó. Tras echar una ojeada al templo que dominaba el valle, metió la mano en el bolsillo y sacó un reloj de cadena. Lo abrió. - Las tres y media... Creo que es la hora. - Se sacudió un poco el abrigo para quitarse el barro y algo de nieve que se había quedado adherido y comenzó a bajar lentamente por el empinado prado hacia el templo. Ahora sólo era cuestión de que cada uno hiciera bien su trabajo.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Bienvenida al Oráculo de Nara, novicia Van Desta - dijo el anciano shaman, que había presidido la entrevista hacía unos minutos, mientras bajaba la escalera con ayuda de un bastón. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Ante ellas dos, la mole de anillos metálicos se mostraban imponentes. Dos sacerdotisas se encargaban de velar aquel gran aparato iluminado por decenas de velas, cuya luz proyectaba sombras oscilantes sobre las paredes perfectamente pulidas hasta la altísima cúpula adornada con doce tragaluces</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Las sombras danzantes le producían desagradables escalofríos a la novicia, ya que no podía evitar el recuerdo de las criaturas que la atacaron en la posada de Tiria.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Es impresionante - dijo Eliel empequeñecida por el tamaño de aquel artilugio.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Hemos tenido que decir que estamos arreglando la sala para impedir la visita de peregrinos. Por suerte no es la época de más afluencia, pero el problema vendrá en primavera, ya que es tradicional que vengan visitantes y creyentes de todas partes. Desde nobles doalfar, hasta simples comunes.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
El calificativo de «simple» que dio el anciano a los comunes le molestó. Antes le hubiera parecido muy adecuado como adjetivo, pero ahora le sonaba ofensivo. Pero estos pensamientos se vieron interrumpidos por un mensajero que bajó la escalera apresuradamente hasta llegar a su altura.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Rindió una corta reverencia. - Con mis respetos, maestre Lorastal, ha llegado la visita que esperaba. He venido a avisarle inmediatamente como me pidió</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Comprendo - dijo sin apenas inmutarse por la ansiedad del mensajero.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Le espera en la sala de reuniones este. </div>
<div>
- Entonces el asunto del otro lado del valle está controlado. – se mesó la barba – Ordene a la guardia que cierren la frontera, no quiero visitas inoportunas. - echó una mirada a la novicia - Gracias. - le apremió con la mano al joven – retírate.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Sí, eminencia.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
El anciano se volvió hacia Eliel.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Tengo que atender esa visita, son asuntos de arriba - dijo con una afable sonrisa - Continuaremos en otro momento, joven Van Desta. Ahora ve a tu habitación, te asignaré a un guardia para que vele por tu seguridad.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- Pero maestre, he de proseguir viaje a Hannadiel…</div>
<div>
<br /></div>
<div>
- No admitiré queja alguna. Aguardarás un par de días hasta que tenga más datos. Se paciente, joven, pronto estarás en casa - sin dar tiempo a responder de nuevo a la joven doalfar, dio instrucciones al guardia que estaba ya aguardando en la entrada de la sala, para que la escoltara y se aseguraran de velar por ella.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
<br /></div>
<div>
Desde su habitación, Meikoss había visto como Sophía desenganchaba uno de los caballos del carro para salir al galope. Tras ello, sólo la oscilación del péndulo del reloj que había sobre la cómoda le había acompañado por más de media hora. En silencio, pensativo y asustado, no sabía bien qué hacer.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Siempre había tenido una buena imagen de si mismo, transmitiendo confianza a los demás, pensando que, cuando llegase el momento, siempre haría lo correcto con valor y sin duda. Por ello no podía estar más decepcionado, pues cuando había tenido la oportunidad de demostrar esa bravura de la que hacía gala, sencillamente no hizo nada. ¿Qué podía hacer él contra una maga? Aun con una pistola, entre ella y aquella especie de criatura que casi despedaza a Adriem, no podría haber hecho nada. A fin de cuentas querían a Eliel sin hacer un derramamiento de sangre… había hecho lo correcto. Lo más inteligente y seguro para todos.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Siguió el silencio acompañado por el reloj marcando los minutos.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Además, ya era demasiado tarde para cambiar de opinión. Había aceptado el trato y llevaría a su padre lo que quería, un contacto político con el norte. Sobre su mesita había un sobre con un salvoconducto de Kresaar que así lo atestiguaba. Cuando quisiera podría hacer uso de él.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Sin duda había hecho bien, el valor había que demostrarlo en los casos que tuvieras oportunidad de ganar algo, pese a que había roto su palabra.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Era lo correcto. </div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-30110228752453376552014-06-30T11:05:00.001+02:002014-06-30T11:05:09.831+02:00Capítulo 14: Buscando el cieloMeikoss cargaba el equipaje en el carro mientras Adriem hacía lo que podía para ayudarle colocando bien los enseres evitando hacer muchos esfuerzos y disponiéndolo todo para la partida. Mientras, Eliel, Rulia y Danae. La mañana se iba abriendo paso y la helada de la noche comenzaba a levantar con los primeros rayos de sol.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span> <span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>- Es una verdadera pena que tengáis que partir con tanta prisa. Podríais haberos quedado unos días más - dijo Danae.<br />
<br />
- Lo siento de verdad, pero tengo que llegar cuanto antes - Eliel dijo esto haciendo una ligera reverencia a modo de disculpa, una costumbre muy kresaica.<br />
<br />
- Tenemos que aprovechar que el paso a Nara aún está abierto. - comentó Rulia-. Gracias por todo.<br />
<br />
- Espero que tengáis buen viaje, ha sido... interesante – apuntó la boticaria.<br />
<br />
- ¡Nos vamos ya! ¡Esto ya está! – dijo Adriem asegurando la lona del carro con el brazo que no temía herido.<br />
<br />
- Os deseo lo mejor a los cuatro – dijo Danae. Esbozó una sonrisa y se despidió con la mano mientras subían al carro.<br />
<br />
<br />
<br />
El carro ya se había perdido de vista tras las casas en dirección norte. Danae caminaba de vuelta a sus quehaceres diarios. Iban por la calle principal, que ya empezaba a tener actividad, cuando se detuvo.<br />
<br />
- No es sólo Eco... Es un sephirae… - dijo con la mirada perdida. - Algo que no esperaba volver a encontrarme. Pero lo de esa doalfar es todavía más extraño… – Se mordió el dedo índice nerviosa, hablando para si misma. Una costumbre muy habitual en ella - Lo extraño es que parece no saberlo, es algo instintivo. No había otro remedio, tendría que contárselo al pelirrojo con una de las palomas que aun guardara, aún a riesgo de que volviera a encontrarla.<br />
<br />
Comenzó a andar con una sonrisa forzada saludando a algunos de sus vecinos. La mayoría desconocedores que la pasada noche podrían haber muerto.<br />
<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<br />
Zir se entretenía en uno de los claustros del bastión entrenándose en el manejo del sable. Movimientos continuos se encadenaban uno detrás de otro en un bello baile que podía traer la muerte a quien se pusiera por delante. Cuando era pequeño le habían enseñado los pasos de la escuela de esgrima del sable kresaico. Ese estilo era famoso por asemejarse a una especie de danza, donde el movimiento de pies era la clave para conseguir la mayor potencia posible en los golpes.<br />
<br />
La hoja silbaba mientras cruzaba el aire cuando una voz interrumpió su entrenamiento.<br />
<br />
- Lord Gebrah lo llama a su presencia, señor Zir-ldaraan - anunció una sirvienta doalfar vestida con el traje blanco y granate que llevaban los que se encargaban de mantener en orden aquel palacio.<br />
<br />
El doalfar envainó ceremoniosamente el sable y la miró. - Decidme dónde he de ir. <br />
- Le espera en el salón este. <br />
<br />
- ¿Se puede saber a qué viene esa llamada?<br />
<br />
- La señorita Idmíliris ha vuelto de su misión - dijo la sirvienta con un tono carente de emoción alguna.<br />
- ¿Tan pronto? Entonces, eso quiere decir malas noticias.<br />
<br />
<br />
<br />
En el centro de aquella lúgubre sala, Gebrah esperaba sentado en un gran sillón, frente a una mesa de madera tallada con relieves de criaturas que los ojos de Zir nunca habían visto. El doalfar estaba de pie, firme, a un lado de la mesa. Al otro, una indiferente Sayako miraba con desdén hacia la puerta que se acababa de abrir.<br />
<br />
Idmíliris avanzó lentamente con paso inseguro hasta estar a unos cinco metros de la mesa.<br />
<br />
- Mi señor Gebrah, no sé como excusarme. - El aspecto de la arlequín era lamentable, sus tez estaba más pálida de lo normal, desaliñada y con síntomas de estar agotada por sus movimientos lentos y torpes. Parte de su rostro estaba agrietado y quemado, pero lo que más le impresionó fue verla por primera vez asustada.<br />
<br />
- Mi paciencia se va agotando. Sólo tenías que vigilar a Sophía y asistirla si lo necesitaba. Una misión demasiado fácil para ti. ¿Tanto cuesta seguir mis órdenes?<br />
<br />
- Mi señor, intenté deshacerme del humano tirense, pero...<br />
<br />
- ¿¡Pero qué!? - exclamó Gebrah, asestando un fuerte golpe con el puño en el escritorio -. Tendrías que haber despertado a Sophía en vez de actuar por tu cuenta. Está claro que hemos infravalorado a ese común ahora que se que es un sephirae.<br />
<br />
- La princesa... iba a despertar… El humano no estaba aún y…<br />
<br />
- ¿Y tú ibas a conseguir evitarlo? Tú deberías saber mejor que nadie que con ese cuerpo no puede recuperar su alma. - dijo mientras se remangaba uno de los brazos, dejando al descubierto una serie de runas que tenían inscritas sobre él - Te arreglaré, pero recuerda que no me vas a volver a decepcionar.<br />
<br />
- Mi señor, no creo que sea recomendable para ella… - advirtió Sayako con voz dubitativa.<br />
<br />
Su señor hizo caso omiso y con la mano izquierda trazó unas runas que hicieron vibrar las que tenía en el brazo. Los ojos de ldmíliris se abrieron como platos. Acto seguido, hincó las rodillas en el suelo y empezó a gemir de dolor. Sentía que la vida se le escapaba. Sus músculos se tensaron y notó cómo le crujían los tendones, mientras violentos calambres le recorrían la espalda.<br />
<br />
- No voy a cambiarte de cuerpo. Te va a doler, pero así recordarás que pasa cuando fallas.<br />
<br />
La arlequín empezó a implorar clemencia, pero su amo no se detuvo. - ¡Perdonadme!... ¡Detened este dolor! - El cuerpo de la bufona se retorcía y su cara se desencajaba mientras las lágrimas le surcaban las mejillas. Las partes quebradas de su piel se iba uniendo de nuevo cauterizadas por un fuego invisible que la quemaba por dentro.<br />
<br />
Gebrah se dispuso a inscribir otra runa en su brazo, pero Idmíliris apretó los dientes, alzó la mano y aparecieron varias runas. De ellas se materializó una de sus sombras que corrió dispuesta a atacar al quien atormentaba a su invocadora.<br />
<br />
Sayako y Zir trataron de interceptarla, pero fue más rápida que ellos y saltó sobre Gebrah. El movimiento fue tan rápido que apenas pudieron apreciarlo, en cuestión de un segundo la sombra era agarrada y golpeada contra el suelo por el señor del bastión, con tal fuerza, que se desintegró, quedando tan sólo cenizas. Avanzó manteniendo el conjuro, claramente contrariado, y se acercó hasta la arlequín, que lo miraba iracunda e impotente.<br />
<br />
- No toleraré que me amenaces con tu miserable magia. No eres nada, y la nada no puede dañarme. - La cogió por por la cara y la levantó del suelo-. Ahora, discúlpate.<br />
<br />
Pero Idmíliris no lo hizo. Siguió forcejeando para soltarse. La terrible fuerza de aquel ser le estaba destrozando y notaba cómo empezaba a resquebrajarse. Su amo la miró fijamente a los ojos. Carente de rabia o furia, la observaba, maquinando algo que se escapaba a la impotente bufona.<br />
<br />
- Siempre me ha gustado tu perseverancia. - La soltó y, como si fuera un saco lleno de tierra, cayó medio inconsciente. Sus ojos se nublaban debido al dolor. Incapaz de tragar saliva, ésta le caía por la barbilla y las lágrimas le corrían el maquillaje de los ojos.<br />
<br />
- No me odies a mí. Es ese maldito común el que está interfiriendo en nuestro planes. Pero no te preocupes, yo te ayudaré a derrotarlo. Acaba con él y ábreme las puertas hacia esa traidora.<br />
<br />
Idmíliris no pudo decir nada. Ya no era capaz de sentir. Su cuerpo no respondía y la niebla de la inconsciencia planeaba sobre su cerebro. Sólo una idea se aferraba a su mente: «Todo era culpa de Adriem».<br />
<br />
<br />
<br />
Desde aquel alto se veían todos los valles que rodeaban, como estrías, el paisaje montañoso. Los prados verdes desaparecían poco a poco para dar paso a los bosques de abetos, y más arriba, la roca desnuda y las nieves eternas. El viento gélido que provenía del Oeste venía cargado con la humedad de la meseta, donde, a miles de kilómetros, se encontraba Tiria. Hacía ya horas que no se veían las llanuras de Detchler.<br />
<br />
Habían dejado atrás la frontera, gracias a los salvoconductos que les había conseguido Meikoss, y estaban en territorio de Salania, el único país de Eidem que carecía de mar.<br />
<br />
Se habían parado para almorzar. Un poco de cecina y algo de queso que habían comprado en un pueblo calmarían sus hambrientos estómagos, mientras los caballos pastaban al borde del camino. Adriem se había distanciado un poco del grupo para observar las montañas desde un privilegiado mirador. Meikoss se levantó de las rocas donde estaba comiendo y se acercó masticando el último trozo de cecina.<br />
<br />
- Es un paisaje precioso, ¿no crees? -dijo poniéndose a su lado.<br />
<br />
- Sí, me trae muchos recuerdos. - Adriem se peleaba con los rebeldes mechones de su pelo para que no le taparan la vista, pero el viento se lo ponía difícil. Empezaba a necesitar un corte de pelo, pensó.<br />
<br />
- ¿No eres de Tiria? Que yo sepa allí no hay muchas montañas.<br />
<br />
- Te equivocas, nací al norte, en Krimeís. Se parece mucho a esto.<br />
<br />
Meikoss se dejó cautivar por aquel paraje e inspiró la fragancia que traía el viento y que le helaba la nariz. Al igual que Adriem, se había cerrado la cazadora hasta el cuello.<br />
<br />
- ¿Dónde estabas anoche? Quería preguntarte algo y no te encontré - dijo Adriem interrumpiendo aquel placentero silencio.<br />
<br />
- Salí a dar una vuelta, necesitaba tomar el aire ¿Qué querías preguntarme? - respondió con rapidez.<br />
<br />
- A todos nos hacía falta... Eliel me ha contado que nos ayudaste a salir de Dulack, ¿puedo saber por qué? Me vas a disculpar, pero la gente de tu estatus no suele preocuparse por unos extranjeros perdidos. Lo he visto muchas veces como guardia en Tiria y en Dulack dudo que sea diferente.<br />
<br />
Meikoss se rascó la nunca y esbozó una sonrisa nerviosa tratando de dar con las palabras más adecuadas - Estaba intrigado por saber cómo lograste darme aquel golpe que me derrotó. Sé que suena algo infantil, pero tenía curiosidad. Además, mi padre se empeñó en que os acompañara.<br />
<br />
- ¿Sólo por eso? - Le miró con cierta extrañeza - Me siento honrado, por un momento pensé que venías con nosotros sólo por ella – dijo mirando a Eliel que estaba rechazando el queso que le ofrecía Rulia, por su fuerte olor.<br />
<br />
El aspirante a caballero se quedó mirándola también unos instantes y notó como la última frase de Adriem era como un dardo envenenado - Bueno, supongo que estaba aburrido de vivir en Dulack. - se giró hacia él con un aire de falsa modestia - Que todo el mundo te conozca, te respete y te adule por ser hijo de quien eres, pese a que pueda parecer bonito en principio, llega a ser monótono. ¿Y tú? ¿Por qué acompañas? Es más bien la pregunta que debería hacerte.<br />
<br />
Adriem clavó la vista en el cielo. Las nubes se agarraban a las montañas y se desgajaban arrastradas por las frías corrientes. El sol intentaba calentar aquellas tierras sin éxito.<br />
<br />
- Supongo que necesitaba salir de Tiria… había cosas que olvidé allí. - su semblante se tornó serio y por un momento quiso decir algo más, pero optó por quedarse en silencio.<br />
<br />
- Comprendo – dijo a la postre Meikoss -. ¿Pasa algo?<br />
<br />
- Va a caer la niebla dentro de unas horas.<br />
<br />
- ¿Estás seguro? <br />
<br />
- Me he criado en una tierra montañosa y, si algo sé, es que esas nubes no van a levantar. Así que deberíamos buscar un lugar donde pasar la noche.<br />
<br />
- De acuerdo. - se encaminó hacia el carro para anunciar a las dos mujeres que el descanso había acabado.<br />
<br />
<br />
<br />
En una de las terrazas del bastión estaban Gebrah y Zir. El señor de aquel palacio degustaba un té sentado en una silla de mimbre, mientras su subordinado se mantenía de pie, firme, a su lado. Aquel día era realmente bueno para ser casi invierno. A través del cielo azul, pequeñas nubes flotaban como un rebaño hacia el horizonte. Abajo, un precioso lago reflejaba con exactitud aquel paisaje en sus aguas cristalinas y calmas. Más allá, una inmensa llanura rodeada de montañas cubierta por una perenne niebla. Era bello y siniestro.<br />
<br />
- ¿En qué piensas, Zir-Idaraan?<br />
<br />
- Creo que su castigo ha sido desmedido -dijo el doalfar armándose de valor.<br />
<br />
- ¿Te refieres a Idmíliris? ¿Acaso temes sufrir lo mismo?<br />
<br />
- Por supuesto que no - dijo, apartándose con la mano los mechones que le caían sobre los ojos por culpa de aquella brisa.<br />
<br />
- Interesante... -dijo el señor del bastión. Dejó la taza sobre el platito e hizo un gesto con la mano para que la sirvienta fuera a recogerlo inmediatamente -. ¿Y qué te hace pensar eso?<br />
<br />
- Yo no fallaré.<br />
<br />
- Mucho aplomo tienes. Recuerda que ya has fallado una vez. - La sirvienta, una muchacha realmente bella que llamó la atención de Zir durante un segundo, se alejó tras hacer una reverencia, llevándose la taza consigo - Idmíliris es sólo una criatura sin alma, una marioneta, no merece la menor compasión ni empatía. Si permitiera que no cumpliera mis órdenes, correría el peligro de que se rebelara y eso sería muy complejo - dijo observando las runas de su brazo- Tal vez demasiado.<br />
<br />
- Pero usted la trajo aquí. Ya conocía ese riesgo. ¿Por qué la creó?<br />
<br />
Gebrah no respondió. Sencillamente se quedó mirando el horizonte.<br />
<br />
- Luego acabaremos esta conversación - dijo al poco -. Tengo una visita que atender.<br />
<br />
Zir miró a ambos lados, pero no había ningún sirviente que le hubiera anunciado a Gebrah la llegada de alguien. Era inútil preguntar. Se dirigía con paso calmado hacia la salida de la terraza cuando alguien abrió la puerta. Era un joven de corta melena rubia, recortada por detrás y tenía una mirada afable. Era bastante atractivo y vestía una elegante casaca, pantalones blancos y botas altas. Pero si algo llamó la atención de Zir fueron las extrañas marcas, casi imperceptibles, que surcaban su piel, idénticas a las de su señor Gebrah. Se cruzaron sin mediar ningún saludo y aquel invitado esperó a que el señor del lugar hiciera el gesto de que se acercase.<br />
<br />
- Te veo bien, viejo amigo -dijo dirigiéndose a Gebrah.<br />
<br />
- Sigues teniendo la mala costumbre de venir a visitarme sin avisar antes, Kai.<br />
<br />
- Sencillamente pasaba por aquí – dijo quitándole importancia mientras se acercaba un silla para sentarse enfrente del anfitrión.<br />
<br />
-¿Sabes por qué compré estas tierras? -dijo mirándolo con una ligera mueca que podría tomarse como irónica.<br />
<br />
-¿Por el paisaje? - dijo observando la increíble extensión de aquel valle vacío.<br />
<br />
- No, porque no viene nadie de paso.<br />
<br />
Kai comenzó a reírse. - Muy propio de ti. No has cambiado.<br />
<br />
- Igual que tú. Nunca visitas a nadie porque te apetece. - Y endureciendo la expresión preguntó-: ¿Qué quieres?<br />
<br />
El invitado se quedó observándolo. Su jovialidad había desaparecido, sustituida por un expresión grave.<br />
<br />
- ¿La has encontrado?<br />
<br />
Gebrah se quedó mirándolo a los ojos durante unos segundos que parecieron eternos. Al final apartó la cabeza y observando el horizonte dijo.<br />
<br />
- ¿Tú, que la trajiste, vienes a preguntármelo? La vida es una ironía.<br />
<br />
- No sé nada de ella desde hace una semana y he de suponer que tiene algo que ver contigo, ¿me equivoco?<br />
<br />
- Puede. - Se volvió de nuevo para enfrentarse a la mirada de Kai, que no había dejado de estudiarlo en ningún momento -. Aunque sepa su paradero no te lo voy a revelar. Hace años preparaste todo esto en secreto y me engañaste, no te mereces mi ayuda -dijo.<br />
<br />
- Nunca te ayudaría a matarla. - se puso en pie dispuesto a abandonar la terraza.<br />
<br />
- ¡Es un problema que hay que subsanar! -dijo Gebrah enfurecido.<br />
<br />
Kai se detuvo - Ambos sabemos que ese problema existe. - giró la cabeza para dedicarle un último vistazo - Pero nuestra forma de afrontarlo es diferente. Tú eres capaz de quemar la tierra con tal de salvar tu alma, yo prefiero salvar la tierra a costa de la mía propia.<br />
<br />
- ¿Con lo que te hizo y aún sigues queriéndola? ¿Has olvidado lo de Arshius?<br />
<br />
Kai avanzó hacia la salida. - Eso me pregunto todos los días, pero te mentiría si te dijese que no la odio por aquello.<br />
<br />
- Pareces un vulgar común.<br />
<br />
- Tal vez ellos estén más cerca del cielo que nosotros – Dicho esto salió de la terraza apresuradamente dejando solo a Gebrah que observaba el paso de las nubes.<br />
<br />
- Arrasaré también el cielo si hace falta.<br />
<br />
<br />
<br />
El carro se balanceaba de un lado a otro por culpa del mal estado de los adoquines de la calzada que, entre frondosos bosques de abetos y hayas, atravesaba los oscuros y profundos valles de la cordillera. Furtivamente, algún claro entre las altas y tupidas copas de los árboles, dejaba ver el cielo encapotado. Los dos caballos empezaban a mostrar signos de cansancio debido al largo trayecto que habían recorrido sin encontrar ningún lugar, aldea o casa, donde hacer una pausa para descansar.<br />
<br />
Meikoss llevaba las riendas mientras, a su lado y en silencio, Eliel contemplaba el paisaje. Ambos se protegían del frío gracias a unas gruesas mantas. La doalfar se arrebujaba en la suya para que el aire helado no penetrara en su fino cuerpo. El vaho de sus respiraciones junto al de los caballos acrecentaba la sensación de frío. Y cubriéndolo todo, un fina capa de hielo en las zonas más oscuras del bosque emitía pequeños brillos, dotando al paisaje de una especie de aura sobrenatural.<br />
<br />
Dentro del carro, Adriem dormitaba pese al incesante movimiento, mientras Rulia lo observaba. Tras un rato, abrió un ojo.<br />
<br />
- ¿Qué pasa? - preguntó claramente incómodo.<br />
<br />
- Me gustaría saber cómo eres capaz de dormir con este frío y sin que esto pare de moverse. Yo estoy cansada de intentarlo - le respondió algo mosqueada.<br />
<br />
Adriem se incorporó hasta quedarse sentado. - He dormido en sitios peores, nada más. <br />
Ella se movió, se le estaban durmiendo las piernas de tenerlas todo el rato en la misma posición. Al hacerlo, Adriem no pudo dejar de fijarse en que la caída de la blusa de la mujer mostraba parte del escote de la bella muchacha. Iba a desviar los ojos para que Rulia no se diera cuenta cuando se percató de que tenía algo tatuado, un pequeño símbolo justo en la intersección de las clavículas que parecía representar una gota, pero no lo veía bien.<br />
<br />
Rulia, un poco más recostada, se quedó mirándolo mientras se arreglaba la blusa, dándose cuenta de la vista tan generosa que le había ofrecido. Medio enfadada, creyendo que aquel hombre estaría pensando alguna obscenidad, se dispuso a expresar su indignación. Pero su discurso sobre la intimidad y la moralidad quedó truncado por un comentario de Adriem.<br />
<br />
- Nunca creía que una mujer de tu clase fuera a tener un tatuaje.<br />
<br />
- ¿Qué? Eso... no es nada. Cosas de cuando era una chiquilla. - cogió una de las mantas y con las excusa de abrigarse mejor se tapó para asegurarse de que no lo mostraba de nuevo por accidente.<br />
<br />
- Todos hemos hecho alguna locura en nuestra juventud. Sólo me había llamado la atención, disculpa. - Adriem tomó aire y aprovechó para analizar la cara de nerviosismo de la comerciante - No es mi intención ser indiscreto pero, ¿pensabas hacer esta ruta al norte igual? Yendo tú sola, sin turnos para llevar el carro, mucho beneficio esperas sacar en Zirna para que te compense… ¿Con qué comerciabas?<br />
<br />
Se notaba que el tirense trabajaba como guardia, era muy perspicaz. En otra ocasión sería digno de elogio pero en su situación era peligroso – No tenía intención de ir por aquí, pero tu amigo el apesto caballero tenía cara de pagar bien. Cubre de sobra el camino, así que lo que saque comprando pieles - hizo hincapié en la última palabra - será beneficio neto – se recostó como pudo dando un largo suspiro fingiendo no darle importancia – Agradece que te estás recuperado y disfruta del viaje hasta Nara. Deja de preocuparte por todo.<br />
<br />
Suspiró y asintió – Tal vez tengas razón. Aunque no se que esperar de ese templo... de ahí Eliel casi estará en casa.<br />
<br />
- Aprovecha para ver el templo, es de los pocos territorios de Kresaar abierto a los peregrinos. Tiene mucha historia.<br />
<br />
- No tengo ningún interés en Nara. Sólo quiero que ella llegue a su hogar.<br />
<br />
Ambos se quedaron en silencio con sus pensamientos. Adriem acabó por cerrar los ojos de nuevo pese a que no se volvió a dormir, mientras Rulia, con algo más de disimulo le observaba. No le pasó inadvertidas las miradas que de vez en cuando le lanzaba Meikoss desde la parte de delante de la carreta. El tirense era peligroso pero pronto dejaría de ser un estorbo, sólo tenía que aguardar un poco más y el aspirante a caballero estaría de su lado. Tenía que sacar al sephirae de la ecuación sin que la princesa se diera cuenta y eso llegaría de forma natural pronto.<br />
<br />
<br />
<br />
Al caer la noche, una posada en una aldea que había en un pequeño cruce de caminos se convirtió en el lugar ideal para descansar de toda la jornada. Eran cuatro casas pero ninguno estaba dispuesto a seguir ni un día de viaje más.<br />
<br />
Era pequeña y se hallaba frecuentada por cazadores y algún que otro viajero que se había aventurado por los pasos de montaña. Era un lugar destartalado, pero con una buena lumbre que alejaba a los fantasmas del frío. Este detalle ya hacía suficientemente cómodo el establecimiento.<br />
<br />
Ante las advertencias de los lugareños fueron dos noches las que tuvieron que pasar allí, ya que les habían comentado que el tiempo no era bueno de momento en los valles del Norte. Un par de días aburridos, ya que, salvo jugar a los dados y beber en la taberna de la posada, poco o nada se podía hacer en aquel lugar.<br />
<br />
El dueño de la posada se acercó a la Eliel, Rulia y Meikoss que pasaban el rato a la luz de un candil sobre la mesa mientras fuera caía la noche y sonaba la fuerte lluvia contra las ventanas.<br />
<br />
- Tienen suerte, Thom el guardabosques, me ha dicho que mañana levantará – dijo tratando de animar las caras de aburrimiento de los tres.<br />
<br />
Rulia se le miró incrédula – Me lo creería si no fuera por la tormenta que se escucha fuera.<br />
<br />
- Hagan caso. Si alguien sabe de esto es Thom, pero ya me creerán por la mañana – se limpió las manos en el delantal – Si les interesa la cena ya está lista – apuntó el veterano hombre de frondoso bigote y entrado en carnes.<br />
<br />
- Gracias, nos falta Adriem – apuntó Eliel – Iré a llamarle, está en su habitación.<br />
<br />
- Si quieres voy yo, no te molestes – dijo Meikoss, pero la doalfar ya se había levantado sin percatarse del ofrecimiento. Frustrado miró a la supuesta comerciante que le observaba con una sonrisa dibujada en sus labios que entendió a la perfección.<br />
<br />
<br />
<br />
Subió la escalera dejando tras de sí el salón hasta el piso de arriba donde se hallaban las habitaciones. Los listones de madera que conformaban el suelo crujían a su paso hasta que se detuvo ante la puerta de Adriem. Llamó varias veces, pero no hubo respuesta, por lo que giró el picaporte y entró asomando primero la cabeza para ver si se encontraba allí. Estaba en penumbra pero vio claramente la silueta del muchacho, que había quedado dormido en la cama. Se acercó para despertarlo con cierta timidez. Él estaba tendido y ni se había molestado en quitarse algo de ropa. No era como cuando estaba enfermo. Pese a las heridas, descansaba plácidamente y sintió pena por tener que sacarlo de su sueño.<br />
<br />
- Adriem, despierta. - Le susurró. Tanta delicadeza no hizo la menor mella en el placentero sueño.<br />
<br />
Optó por aproximarse un poco más para volver a llamarlo y sintió su aliento. Notó que se ruborizaba por el calor en sus mejillas y su pecho. Se había quedado inmóvil, sin querer moverse, hipnotizada por sus labios.<br />
<br />
«¡Es una locura! - pensó - Cuando esto acabe, terminaré mis estudios y volveré a casa. Nunca más le volveré a ver. No, no y no.» Esa excitación que sentía su cuerpo atendía a razones, por lo que respiró hondo y se tranquilizó...Vació su mente de aquellos pensamientos, impropios de una dama.<br />
<br />
Y sus labios tocaron los de él.<br />
<br />
No estaba bien.<br />
<br />
No era lo correcto pero cuando más lo pensaba, más le costaba separar sus labios, hasta que el beso fue correspondido.<br />
<br />
Notó que los brazos de él la rodeaban y la atraían con fuerza. Su voluntad se quebró por completo y su cuerpo se dejó llevar por los impulsos de su corazón. Paladeó sus labios, suavemente al principio, con ansia después, con pasión al final. Todo se entremezclaba y la confundía. Las manos de él la tocaban y acariciaban.<br />
<br />
El calor de su cuerpo aumentaba y, poco a poco, Eliel comenzó, sin apenas darse cuenta, a gemir.<br />
<br />
Hasta que el crujir del suelo la sacó de esa nube, al ver la silueta de Meikoss recortada bajo el alfeizar de la puerta que había dejado abierta. No podía ver su cara escondida por las sombras.<br />
<br />
La escena se detuvo. El calor desapareció en pos del frío que entraba por la puerta cuando el aspirante a caballero se dio la vuelta y se alejó con paso acelerado.<br />
<br />
Percibió que Adriem quería decirle algo, pero nunca supo qué, porque salió de la habitación sin ni siquiera mirarlo, totalmente avergonzada.<br />
<br />
<br />
<br />
No sabía cuánto tiempo había pasado tumbado en la cama. Aún intentaba discernir si aquel arrebato de pasión había sido un sueño o no. Adriem se refrescó con el agua de la palangana que había cogido para afeitarse. Se había quedado dormido y no se había rasurado. El agua estaba realmente helada, tendría que volver a calentarla, pero le vendría bien para bajar sus ánimos.<br />
<br />
Se sentó en la cama y constató que no había sido un sueño. El dulce olor de Eliel aún estaba en las sábanas. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Una sonrisa estúpida, pensó, pero era incapaz de borrarla.<br />
<br />
Aspiró aquel aroma y se dejó embriagar por él. De repente, sin saber por qué, la imagen del pequeño diario que iba con los libros de la Santa Orden vino a su memoria. Algo en él le había llamado la atención, y, por alguna extraña causa, le evocaba.<br />
<br />
Eraide... ¿Dónde había visto ese nombre?<br />
<br />
Para desgracia de Adriem, para cuando quiso bajar a cenar apenas quedaba nada de provecho y todos sus compañeros de viaje estaban en sus habitaciones. Así pues, cenó en silencio, acompañado sencillamente de su estúpida sonrisa.<br />
<br />
<br />
<br />
El dueño del local acertó en su predicción y el carro avanzaba de nuevo por los caminos. Eliel trataba de no tiritar, sentada al lado de Meikoss que portaba las riendas con cara seria. Echaba de menos un buen hogar o por lo menos algo caliente. Se acordó de la posada, pero bloqueó rápidamente los recuerdos que le sugerían. Hacía rato que tenía los pies entumecidos y temía coger un resfriado. Ya aburrida de tanto bosque sólo se centraba en dejar pasar el tiempo. Pero algo cambió esa rutina, ya que una mota blanca se deslizó en la oscuridad. Al momento, otras tantas cayeron. Eliel miró al cielo para ver cómo, desde aquel fondo gris, los copos iban bajando como si fueran minúsculas plumas.<br />
<br />
- ¡Meikoss, Meikoss! Está nevando.<br />
<br />
-Ya lo veo pero, por favor, no te muevas tanto -dijo el muchacho, sobresaltado y algo malhumorado por el ímpetu de la doalfar.<br />
<br />
- Hacía años que no veía nevar, ¿sabes? En mi tierra siempre nieva en invierno.<br />
<br />
- ¿En serio? - trató de ponerle la mejor cara aunque tenía pocas ganas de hablar - En Dulack es extremadamente raro.<br />
<br />
Eliel, olvidándose del frío por completo, se quedó ensimismada, contemplando cómo los copos iban cayendo y cubriendo lo que tocaban con una finísima capa blanca.<br />
<br />
- Creo que estamos llegando -dijo Meikoss. Y ante ellos, el camino se fue abriendo poco a poco a un valle bastante amplio en comparación con los angostos pasos que habían cruzado. La calzada descendía entre los árboles y se perdía hasta que, a unos tres kilómetros, volvía a aparecer, cuando los abetos daban paso a una extensa pradera salpicada de neveros.<br />
<br />
Más allá, sobre un macizo de piedra caliza, se elevaba el templo, compuesto por varios edificios. Por detrás de él varias montañas daban paso a una estrecha garganta, Kresaar. Un gran edificio de cuatro pisos, de piedra y teja roja, salpicado de pequeñas ventanas parecía la residencia, y a su izquierda y un poco más elevado, otro de planta rectangular, rodeado de enormes columnas, debía de ser el templo.<br />
<br />
Al pie del macizo, en el lado del valle que pertenecía aún a Salania, había un pueblo de pequeñas casas. Sus chimeneas escupían humo, formando curiosos trazos en el aire.<br />
<br />
- Es el fin de nuestro viaje – anunció el aspirante a caballero.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4uvjzTkwy3kiS5eg2cGk5FKtACgmYArOYGMcgNhhe_EwfpvME7BbhTgdCqwnx-BgYYLK4LS1d-Q3Kzqma73XQC6SzDT0V7Q3SKFfbJgJ6aT5kuVZhS2dIa7bxI2Hh8nyF_7Ck1sn-5cw/s1600/nara_valley_by_javierbolado-d6t4n4v.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4uvjzTkwy3kiS5eg2cGk5FKtACgmYArOYGMcgNhhe_EwfpvME7BbhTgdCqwnx-BgYYLK4LS1d-Q3Kzqma73XQC6SzDT0V7Q3SKFfbJgJ6aT5kuVZhS2dIa7bxI2Hh8nyF_7Ck1sn-5cw/s1600/nara_valley_by_javierbolado-d6t4n4v.jpg" height="456" width="640" /></a></div>
<br />Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-69525114742997595682014-06-20T10:24:00.003+02:002014-06-20T10:24:25.857+02:00Capítulo 13: Disrupción astral<div>
<span style="font-family: inherit;">El ruido era ensordecedor y tras una oleada que sacudió cada milímetro de su cuerpo, Eliel fue abriendo lentamente los ojos desorientada. Tras estruendo había sobrevenido un silencio sepulcral, tan absoluto que le pitaban los oídos. Sabía que no se había quedado sorda porque podía escuchar su respiración acelerada, acompasando a cada latido frenético de su corazón que luchaba por salir de su pecho por la ansiedad. A su alrededor la habitación se sumía en una luz mortecina. Todos habían desaparecido.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Adriem? - dijo con voz nerviosa tratando de controlar el temblor que estremecía su cuerpo. Pero nadie respondió.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Meikoss, Rulia... - seguía sin escucharse nada salvo su propia voz mientras un sudor frío comenzaba a pelar su frente.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Todo cuanto le rodeaba, bajo aquella luz, tenía un aspecto irreal. Se asomó por la ventana y vio como todo el pueblo estaba sumido en aquel absoluto silencio bajo un cielo plomizo. Nada... Ni un alma, excepto... Algo llamó su atención, a lo lejos un resplandor en el horizonte como si de un débil crepúsculo se tratara.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Observando aquel firmamento, por el rabillo del ojo, notó como algo se movía por la calle. Apenas una sombra que se escabullía corriendo, como la de un niño envuelto en un abrigo con capucha que le cubría por completo, doblaba la esquina entre dos casas. ¿Alguien más estaba allí atrapado? Tal vez supiera como salir de aquel extraño lugar. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Abrió la ventana rápidamente pero la figura ya no estaba. Se maldijo y giro sobre sí misma para bajar a la calle cuando se encontró la puerta de la habitación abierta y a alguien al otro lado. Era imposible que hubiera recorrido aquella distancia, pero no había lugar a dudas que era la misma persona. Allá donde realmente estuviera parecía no atender a la razón. Ahora podía ver que, lo que creía un abrigo, era una vieja capa raída que parecía confeccionada por pequeñas escamas, que envolvía hasta cubrirle parte de la cara ensombrecida. Apenas podía distinguir sus rasgos, sólo unos labios que la sonreían que le produjeron deja vù tan potente que la devolvió el estómago. Sentía que ya la conocía, desde hacía mucho...</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">– Sígueme, tienes que salir de aquí. - era aquella misma voz que llamó a Adriem cuando trataba de despertarlo. La suya propia. - Tienes que darte prisa – prosiguió – si no nunca recordarás.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span class="Apple-tab-span" style="font-family: inherit; white-space: pre;"> </span><br />
<a name='more'></a></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Adriem sintió el fuerte golpe que, con su cuerpo aún entumecido, lo derribó sobre la cama. No supo discernir cuanto tiempo había pasado cuando la voz de Eliel, que le llamaba, le hizo recobrar el conocimiento. Se fue reincorporando lentamente, completamente dolorido, para comprobar que la doalfar ya no estaba junto a él. El resto, sin embargo, yacían en el suelo dormidos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La atmósfera estaba enrarecida, impregnada por un fuerte olor similar al de la tierra mojada, y tan den que costaba respirar. Un desagradable hormigueo le recorría cada centímetro de su piel. Sentía náuseas y, al ponerse en pie un, vértigo le hizo tambalearse, por lo que se apoyó en la pared más cercana. A sus pies estaba la mujer con la bata blanca en el suelo con una respiración tan lenta que llegó a dudar por momentos que siguiera con vida.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Todos estaban en el mismo profundo sueño, y al agacharse notó cómo una débil luz brotaba de sus pechos, que poco a poco formaba hilos entrelazados como si tratara de imitar a una planta que se enraizaba en sus corazones.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Asustado, trató de sacar a la boticaria de su sueño.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Eh, ¡Despierta! Vamos – no parecía reaccionar - ¡¿Qué está pasando?! ¡¡Vamos!! - no entendía nada y, lo que más le asustaba, es que no veía a Eliel por ninguna parte. Tenía que encontrarla como sea, pero antes necesitaba saber tan siquiera dónde estaba.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La ansiedad comenzó a clavársele como un puñal en la espalda y a oprimirle el pecho. Sólo veía aquella extraña luz que venía por la ventana, azulada... esa misma luz que había visto otras veces. La presión se hizo insufrible y estuvo a punto de soltar a la mujer y cesar en su empeño cuando notó cómo una luz fluía por sus brazos, ligeras descargas eléctricas pulsaban a través de ellos hasta sus manos, para después, extenderse por el cuerpo de ella.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Para su sorpresa, la mujer se despertó ligeramente y empezó a murmurar. Antes de que pudiera sentir el menor alivio por despertarla, un fortísimo dolor en el pecho, como si se le clavará un puñal, le hizo soltarla de golpe para agarrarse el pecho con ambas manos, retorciéndose hasta tocar con la frente el suelo entre sudores fríos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Tratando de calmar su respiración y dominar aquel dolor, vio como Danae terminaba de despertarse. Miraba a un lado y al otro desorientada, observando aquella extraña luz sin comprender, seguramente al igual que él, qué había pasado. Fijó su mirada en él que trataba inútilmente en articular palabra alguna, ante lo que rápidamente se acercó y agarró su maletín.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Por Alma ¿Qué ha pasado? Eh, chico, respira, dime dónde te duele – le agarró de la cara y se la encaró a la fuerza para observarle. Aún quedaban algunas reminiscencias de aquellas trazas de luz recorriendo su cuerpo y, sin dudarlo, le abrió un párpado para observarle con cara de profunda preocupación.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Le soltó y se giró hacia su maletín. Le estaba hablando, diciendo lago sobre síntomas o color en su iris, pero el dolor le nublaba la mente y sólo acertó a entender la última frase – Vuelves a presentar síntomas de Eco – sacó el frasco en el que le quedaba un poco de enetista – Sólo me queda una dosis, pero tal vez...</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Adriem desconocía si estaba remitiendo el dolor o si había llegado un punto en el que no era capaz de percibir más. Consiguió reincorporarse un poco, lentamente, mientras un sudor frío le recorría todo el cuerpo, para mirar a la mujer que, por alguna razón se había callado de repente.</span></div>
<div>
<span class="Apple-tab-span" style="font-family: inherit; white-space: pre;"> </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Ella estaba contemplando, con el rostro completamente pálido, un pequeño frasco con un líquido que estaba emitiendo un brillo rojizo intenso. – Estamos... Esta reaccionado a... la disrupción... ¿cómo? - cogió un pequeño espejo redondo de auscultación y se miró los ojos. Le miró con el gesto desencajado y sólo acertó a decir con la voz temblorosa – Eco... Yo también estoy contaminada.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Tras salir por la puerta de la posada comprobó que era todavía más estremecedor aquel silencio desde la calle. La niña encapuchada caminaba delante de ella mientras del cielo empezó a caer ceniza que empezó a depositarse lentamente sobre el suelo, tiñendo aún más de gris aquella monocromática estampa. De entré la ceniza brotaban hilos e luz que se entrelazaban hasta dar formas a unas extrañas flores cuyos pétalos se asemejaban a plumas.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">No debía seguir a aquella niña, tenía que volver a la posada y buscar a Adriem y a los demás, pero cuando fue a dar un paso hacia detrás notó como su pierna no respondía. Como sí la encapuchada se hubiera dado cuenta, se giró y la sonrió oscilando la cabeza en gesto de desaprobación.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Lo siento pequeña, pero en este mundo soy yo la que maneja los hilos de tu cuerpo. - se retiró la capucha lentamente y comprobó lo que ya sospechaba, era idéntica a ella, pero como si apenas contara con doce años - En este reino Alma no tiene poder, soy libre de sus ataduras.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estaba cada vez más asustada. Sólo quería salir de aquel lugar como fuera pro su mente no era capaz de controlar su cuerpo y, como si fuera una sonámbula, un sueño vivido, se acercaba a la única luz que brillaba en el horizonte siguiendo a aquella niña. ¿Quién era en realidad? ¿Todo aquello era real?... Sus pensamientos poco a poco se desvanecían en aquel mundo de cenizas y flores.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Danae se frotaba el brazo tratando de quitarse de encima aquel extraño picor mientras sacaba una pieza de cuero que desenrolló. En ella se hallaban varios utensilios quirúrgicos, de los cuales eligió una jeringuilla. Empezaba a comprender qué podría haber pasado y la situación era de todo menos halagüeña.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No se sabe qué sucede durante una disrupción astral – dijo la boticaria controlando sus nervios para introducir la aguja en el frasco y extraer la única dosis de enetista –, según he podido leer, son tan raras y sus causas tan desconocidas que no soy capaz de explicar ni siquiera por qué la gente está dormida. Pero lo que más me preocupa es que tú y yo estemos despiertos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué es eso? - señaló Adriem la jeringuilla. El dolor iba menguando aunque seguía teniendo dificultad para controlar la respiración.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Enetista. Lo utilicé en combinación con la magia de la doalfar para tratar de recuperarte. - le dio unos ligeros golpes al cristal y empujó el émbolo para extraerle el aire – Es capaz de menguar los efectos del Eco. No estoy muy segura, pero puede ser la razón de que no te durmieras como hicimos los demás. Lo más me preocupa es saber qué ha sido de ella.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No lo sé, estaba junto a mi y luego... Sencillamente desapareció. Luego sólo te llamé y vino el dolor – seguía mirando de un lado a otro – Haz lo que tengas que hacer y vamos a buscarla.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Vio en los ojos del muchacho que estaba más pendiente del paradero de la doalfar que de su propio estado, así que vio conveniente recalcarle cual era la situación – Adriem, te llamabas así ¿verdad? Antes tenemos que resolver nuestro problema – le mostró la jeringuilla - Brilla porque el ambiente está terriblemente cargado de Ether. Deberíamos estar dormidos y probablemente acabara pasando y si no hacemos nada y seguimos expuestos a estos niveles mucho más tiempo no tengo ni idea de qué pasará, pero te puedo asegurar que nada bueno. Puede que con esto podamos aguantar un poco más tiempo despiertos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Ahí hay suficiente para los dos? - preguntó poniéndose en pie al fin. Aún se sentía mareado y notó como sus manos estaban pálidas, pero se estaba recuperando del ataque.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No, pero nos dará algo más de tiempo. - Se quedó mirando la aguja.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Los ojos se Adriem se clavaron sobre ella, adivinando sus dudas. La enfermedad de él estaba avanzada y si se daba prisa podía huir y no tener mayores secuelas, pero condenaría a la enfermedad al resto del pueblo. Sin embargo, quedarse y averiguar que pasaba podía se fútil y morir todos... Incluida Eliel, si aún seguía allí.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Desconocía cuánto tiempo había estado caminando. Sus piernas no mostraban agotamiento, ni le faltaba la respiración, era tan irreal como la ceniza que se levantaba bajo sus pisadas cuando se detuvo ante una vieja verja de metal oxidado, con varias señales carcomidas por la herrumbre que parecían señalar algún tipo de peligro, a las afueras del pueblo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La cadena que cerraba las puertas yacía junto al candado destrozado, por lo que sólo con empujar la puerta, ésta se abrió chirriante dando vía libre por el camino cubierto de aquel manto gris. Cada vez más flores brotaban brillaban mecidas por un viento imaginario.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Se giró antes de avanzar y comprobó cómo la noche había engullido casi por completo los alrededores, quedando ante ella un viejo edificio de hormigón resquebrajado y sin ventanas del que emanaba aquella intensa luz que se divisaba des el pueblo. Un singular zumbido, idéntico al que notó mientras hacía el conjuro, resonaba en lo mas profundo de su ser, proveniente de la gruesa puerta de metal entreabierta, donde a contraluz, la silueta recortada de la niña le esperaba.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Lentamente, sintiendo que iba recuperando la noción del tiempo y el control de su cuerpo, fue avanzando mirando de un lado y a otro. Sabía que no podía huir, un poderosos deseo desde su corazón, necesitaba saber que había allí dentro. Aunque pareciera una locura, en aquel mundo sin sensaciones, notó el color que recordaba en los bosques que rodeaban su hogar.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Eliel fue internándose a través del camino hasta alcanzarla. Su sonrisa, en apariencia inocente, le provocó un escalofrío que le recorrió el cuerpo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La niña le tomó de la mano – Tranquila, voy a cuidar de ti. Ya casi estamos en casa.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Sacudió el brazo y se soltó - ¿Quién eres? ¿Qué lugar es éste? - dijo haciendo acopio de templanza.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué te ha hecho? ¿No te acuerdas de mí? – Su cara reflejaba una sincera preocupación – Ven, no pasa nada, yo te ayudaré a recordar. - dijo tomándola de nuevo de la mano.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Apretó los puños con fuerza y, sin pensarlo, Adriem se levantó para tomar su chaqueta y su espada que se hallaban junto al equipaje.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Ya estoy enfermo, ¿no es así? - dijo ajustándose bien los pantalones y ciñendo el cinturón – Tú aun tienes la posibilidad de salir sana de todo esto, vete de aquí. – él la había despertado, no sabía exactamente cómo, pero tenía posibilidades de salir de allí.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La boticaria se le quedó mirándolo atónita, sin saber qué decir.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No creo que sea capaz de hacer lo mismo por ellos dos - dijo en referencia a Meikoss y Rulia - y sí cargas con ellos seguro que no te dará tiempo, así que tratare de averiguar que sucede y encontrar a Eliel. Puede que ella haya despertado también y esté en peligro. - comprobó que el sable estaba bien y lo volvió a envainar. - Sólo te pido un favor a cambio... si la encuentras y yo no puedo salir, encárgate tú de ella.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Estaba mirando la puerta esperando a que la boticaria estuviera lista. No quería que viera su expresión de autentico terror, tenía que parecer fuerte en su decisión para que ella no se opusiera y, debido a ello, le pilló desprevenido cuando le agarró y le clavó la aguja en el antebrazo con una precisión certera.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Llevo años tratando salvar a la gente de Eco, ¿crees que voy a huir ahora? – empujó el émbolo hasta la mitad y le soltó el brazo – Mitad y mitad – dijo clavándole la aguja – Yo sabe poco sobre las disyunciones, pero aún eso, tienes más posibilidades sí voy contigo. No te hagas el héroe.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Adriem se apretó el brazo por donde estaba saliendo un poco de sangre y la miró desconcertado – No trataba de hacer ninguna heroicidad, solamente...</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Calla! - le interrumpió mientras metía las cosas en el maletín visiblemente molesta – Está hecho, así que no quiero escuchar tus excusas. - se puso en pie y se le encaró – Esos dos estarán bien si nos apresuramos, así que vamos a arreglar esto cuanto antes.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Alguna idea? - claudicó Adriem sin ganas de ponerse a discutir con la ofendida boticaria.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Esa luz – dijo señalando la ventana – En esa dirección están las instalaciones del gobierno.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué instalaciones? - no entendía a que se refería exactamente.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae suspiró mientras abría la puerta. - Creo que como tus amigos te trajeron durmiendo no te explicaron las bondades turísticas de este lugar - dijo con evidente ironía.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">No son mis amigos. Ni siquiera estoy seguro de donde estoy en realidad. Esos dos van a tenere que explicarme algunas cosas si conseguimos que es despierten – echó una última mirada a Meikoss y a la mujer que dormían en el suelo. Esperaba poder saber que hacían ese tipo y esa mujer ahí. Aunque preguntarle a la malhumorada boticaria no parecía prudente.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Pues sí no son amigos tuyos, ya puedes buscar a la doalfar para darle las gracias - dijo escaleras abajo apremiándolo a que bajara.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Entonces crees esto está relacionado? - salieron a la calle y el completo silencio sobrecogió a ambos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No lo sé – dijo un poco abrumada por la escena.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Avanzaron hasta doblar la esquina y enfilaron hacia la columna de luz que se divisaba en el horizonte. Adriem apretó el paso, apremiando esta vez él a la boticaria.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Más nos vale que lo averigüemos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Por qué? - dijo Eliel mientras la niña tiraba de ella a través de la pasarela.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué no entiendes? – se tuvo que detener cuando se volvió a soltar.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Ambas se habían quedado paradas en mitad de una pasarela de metal que salvaba un gran foso inundado de agua que rodeaba a su vez una gran estructura central que parecía ser el núcleo de aquel complejo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué es esto? – el zumbido rítmico la obligaba a levantar la voz para hacerse oír.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Los humanos trataron de domar el ether y utilizarlo como arma. Iba a ser la mayor hazaña bélica de del último milenio – sonrió – Qué tontos y arrogantes. Alma les hizo pagar por su pecado.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No, lo que quería decir era ¿por qué estoy aquí? ¿Qué significa todo esto? – poco le importaban ahora las lecciones de historia de aquella niña.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Precisamente por eso! Los planos de la realidad son muy finos aquí y, pese al remiendo que hizo Alma, se pueden atravesar – Extendió los brazos tratando de abarcar toda aquella enorme sala bajo cuya cúpula se hallaba el generador - ¡Es una puerta a casa!</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿A casa?... ¿Qué casa?.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Negó con la cabeza y chasqueó la lengua algo desilusionada – Es verdad, me has olvidado. Pero si vienes por aquí podremos ir juntas a nuestra verdadera casa. Créeme.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Eliel dio unos pasos hacia atrás – No – ese no era el camino que quería coger. Era todo demasiado irreal – Esto no está pasando… es un sueño.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Claro que es un sueño! – se encogió de hombros – Es obvio, pero, ¿Qué importa eso? En los sueños es donde Alma no nos puede alcanzar, somos libres ¡Ven conmigo! – trató de cogerla de la mano, pero Eliel dio un nuevo paso atrás y se apartó.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Te he dicho que no. No quiero ir contigo, he de buscar a Adriem – fue retrocediendo y echó mano al bolsillo. Pero su tiza de argentano estaba completamente consumida tras el último hechizo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- De todas formas, aquí no te iba a servir – dijo sabiendo lo que pretendía – La magia aquí funciona de forma muy diferente – las runas se empezaron a dibujar en torno a la niña – No te dejaré que vuelvas con ese humano. – su voz se fue quebrando por una súbita rabia que le empañó los ojos. - ¡Él no te merece!</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Se deslizó dentro de la habitación de la posada a través de la ventana. En el suelo estaban tendidos los dos humanos, el aspirante a caballero y la comerciante de pelo ondulado. Dirigió sus pasos acompañado del tintineo de los cascabeles, que pendían de sus orejas oscilando hipnóticamente, hasta la mujer y se agachó para comprobar su estado.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Torció los labios. Esto no lo esperaba, una disrupción y para colmo había perdido a su presa. Tenía órdenes de vigilar, pero a diferencia de los humanos a ella no le afectaba aquel ambiente, así que no le quedaba otra alternativa que desobedecer. Sonrió enseñando sus caninos y miró por la ventana en la dirección por la que habían salido corriendo la boticaria y Adriem. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Se relamió y echó una última mirada con desdén hacia los dos humanos inconscientes. Estaba claro que no podías encargar a un humano el trabajo de una marioneta.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae trataba por todos los medios seguir el ritmo de Adriem que, a la carrera, avanzaba por el camino que salía del pueblo. Entre los prados se podía ver tras una loma las instalaciones. Un par de naves cercadas en torno a un gran edificio de base circular construido en hormigón de cuyo interior surgía la luz que habían visto desde el pueblo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- El complejo de… de… - advirtió Danae. Le costaba recordar el nombre – ¡De Torre Odón! - ¿ya empezaba a tener lapsus? - La inauguraron hace quince años y siempre ha estado controlada por el ejército del ducado. Nunca me había acercado tanto, pero sin duda es nuestro destino.</span></div>
<div>
</div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Sí, puedo hasta sentirlo. Es como un desagradable zumbido. – desenvainó la espada – No deberíamos confiarnos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Hubiera preferido que llevaras algo más moderno, como una pistola.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Sonrió - ¿Sabes lo caras que son? Bastante fue que me permití este sable. – llegaron a la verja mientras hablaban y ambos vieron a dos soldados, vestidos con uniforme azul y gris, tendidos en el suelo. Probablemente estaban haciendo su patrulla cuando les sorprendió la disrupción. Adriem se encogió de hombros – Con un poco de suerte será innecesario.</span></div>
<div>
</div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae se agachó donde uno de ellos y le tomó la pistola del cinto – Di lo que quieras, pero yo prefiero cubrirme la espalda. – abrió la recámara y comprobó que estaba cargada.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Sabes disparar? – preguntó viendo como la boticaria revisaba el arma con destreza – Nunca lo diría de una boticaria.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No sabes de nada de mí. La vida a veces es peligrosa, – Sonrió un poco desanimada – Cuando esto haya acabado, si aun me acuerdo, tal vez te lo cuente.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Adriem correspondió a su sonrisa apenada y enfiló el camino hacia el portón de entrada del edificio central. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Caminaban sobre la pasarela que sorteaba el enorme sumidero por el que caía el agua hasta entrar en la bóveda del edificio central. Varias palancas y válvulas jalonaban los panales que sorteaban las tuberías que serpenteaban por los pasillos. Varias señales advertían del peligro de contaminación si se entraba en el reactor, del cual estaba surgiendo a columna de luz, cuya intensidad no dejaba ver el interior.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué se supone que fabrican aquí? - dijo Adriem extrañado mirando de un lado a otro - No se parece a nada que haya visto hasta ahora.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No fabrican nada, experimentan con ether - la boticaria torció el gesto - y si lo hace el ejército creo que el objetivo está claro.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Algún tipo de arma? ¡Maldita sea, no estamos volviendo locos! - dijo mientras se internaban en la gran sala circular que era el corazón del complejo. En el centro, una estructura de cables, tuberías y runas que era incapaz de darle tan siquiera sentido, se entrelazaba con runas. En el interior, un contendor esférico de más de cuatro metros de altura del que surgía aquella misteriosa luz.</span></div>
<div>
</div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Es la desesperación. - dijo Danae clavando la mirada en aquella esfera de metal remachado - Si el Imperio y Kresaar entran en guerra los pequeños reinos, como Detchler, no tienen ejército para hacer frente a una invasión, así que han estado trabajando en tener algo que los intimide.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Cómo sabes en que estaban trabajando…? - Adriem se quedó inmóvil. Una familiar sensación de peligro le recorrió el cuerpo, poniéndole los pelos de punta. No la veía, pero podía sentirla en aquel lugar, un olor a hollín que le evocaba oscuridad, hasta el punto de que casi podía paladearlo. - No puede ser... –dijo con la voz ahogada. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Adriem? - le preguntó la boticaria volviéndose hacia él.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Creo que a los dos se nos ha perdido algo ahí dentro. - dijo una voz desde otro acceso a la sala.</span></div>
<div>
</div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae se giró asustada ante aquella inesperada voz mientras él le ponía nombre - Idmíliris... </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-hlz-YaTGxsc/U6Pveab_yRI/AAAAAAAAywk/G5B0Azkm0LE/s1600/la-chica-arlequin.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-hlz-YaTGxsc/U6Pveab_yRI/AAAAAAAAywk/G5B0Azkm0LE/s1600/la-chica-arlequin.jpg" height="400" width="282" /></a><span style="font-family: inherit;">Si algo estaba originando esa disrupción sin duda se encontraba allí, pero en esos momentos ante él, andando tranquilamente, se interponía el ser que menos esperaba en aquel lugar. Avanzó lentamente hasta encararse con aquella joven vestida de bufón, dejando a Danae a cubierto tras su espalda. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Quién es? ¿Cómo puede estar aquí esa niña? - preguntó Danae en voz baja para que no les oyera.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No te dejes engañar por su aspecto. - se giro hacia la arlequín - ¡¿Has hecho tú esto?! </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Comenzó a reírse casi hasta la histeria, como si la acusación hubiera sido el mejor chiste que había escuchado. Se enjugó las lagrimas y aun con una sonrisa le respondió - ¡Claro que no, estúpido! Una disrupción astral es demasiado incluso para mí. - Miró hacia Danae y le dedicó una reverencia – Mi nombre es Idmíliris. Adriem y yo somos viejos conocidos, ¿verdad? - Alzó los brazos y las sombras emergieron de los rincones, pero esta vez eran más grandes, la grupa casi tenía la altura de un humano y de sus brazos colgaban grilletes rotos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No... no son iguales que la última vez – se apretó el brazo al recordar la herida recientemente cicatrizada de su último encontronazo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La arlequín se mordió el labio complacida – Las reglas aquí son diferentes.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No sé qué haces aquí, pero hemos de detener la disrupción. Ella no está- dijo Adriem desenvainando el sable mientras, de entre la sombras surgía una más grande que recordaba su silueta a la de un ogro de enormes fauces.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Seguro? - Idmíliris miró hacia la gran esfera de metal por un instante y volvió a encarar desafiante al humano. - Que ingenuo eres.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Son invocaciones. - Danae las miró fijamente – No sé cómo piensas hacerlo, pero si huimos y no detenemos esto nos consumirá el Eco. Tenemos que llegar al centro.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Sobrepasar todas esas sombras? Ya me he enfrentado dos veces a ellas en Tiria y… - no completó la frase. Había algo común todas las veces que las había visto y, tras mirar al techo de la bóveda, siguió con la mirada los tubos que salían de la zona central y que convergían muchos de ellos bajo una garita a un lado. Danae le marina esperando que terminara la frase.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Y? ¿Qué pasa? - le preguntó nerviosa al ver como las criaturas les clavaban la mirada amenazantes.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Necesitamos luz… ¿Qué hay allí, lo sabes? - dijo señalando la garita.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Supongo que la zona de control de todo esto. Esas tuberías deben de transportar la energía que se genera en la zona central, pero sólo es una suposición.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡No tenemos opción! - afianzó la guardia y la miró de reojo sin perder de vista las sombras que se dirigían hacia ellos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae quitó el seguro de la pistola y comenzó a correr hacia la escalerilla que daba acceso a la garita mientras Adriem cortaba el paso a las invocaciones para que no la siguieran. Tenía que ganar tiempo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Las runas se transformaron en cadenas que, dotadas de vida propia, aprisionaron a Eliel, derribándola. Apenas podría respirar tendida en el suelo, pues la fuerza con la que se enrollaban la estrangulaba sin que se pudiera mover lo más mínimo para evitarlo. La niña se había acercado y la miraba de pie junto a ella.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Es que no lo entiendes? Tu corazón me pertenece y me niego a que se lo entregues a él – apretó los labios con rabia – No cometerás mi mismo error. ¡Él es como Arhius!</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Yo no te pertenezco! ¿Quién es ese Arhius? ¡¿Quién eres en realidad?! - le espetó con dificultad tratando de no perder el aliento - ¿Por qué te pareces a mi? - la última frase quedó ahogada y notó como su cuerpo se ponía rígido. Trataba de moverse pero se estaba sofocando e iba a perder el conocimiento.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La niña la miró con desdén - ¿Tienes miedo? Es normal, la verdad asusta – agarró una de las cadenas que quedaban sueltas y, sorprendentemente sin esfuerzo, comenzó a arrastrarla hacia la esfera de metal - Volverás conmigo, quieras o no.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Las sombras le atacaban sin cuartel haciéndole retroceder hasta arrinconarlo. Esa marea de oscuridad estaba jugando con él, pero cuando el ogro empezó abrirse camino hacia él, apartando sin piedad a sus compañeras, notó como la estancia se volvía más pequeña.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">¿Cuántas eran? ¿Diez? ¿quince? ¿Y el ogro? No importaba. Tenía que aguantar hasta que Danae llegase a la garita atrayendo cuantas pudieras hacia él. Pero cada pequeño fallo era un golpe que recibía y desconocía ya si alguno era grave, sólo tenían en mente resistir.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Aún rodeado por aquella oscuridad que estaba dispuesta a no darle tregua, vio como la arlequín ya no estaba tras las sombras. La había perdido de vista.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae corría, perseguida por tres sombras, buscando resguardo de la sala de mandos. Descargó varios tiros del tambor de la pistola. Ya no podía ver a Adriem, no podía mirar atrás, y cuando alcanzó la garita justo ante ella, se encontró con la arlequín que la miraba sonriente. La apuntó casi a bocajarro, un primer disparo la impactó en la frente pero apenas se inmutó, y el chasquido del martillo anunció que se había quedado sin munición. Trató de cargarla de nuevo pero las balas se resbalaron entre sus dedos temblorosos. Trató de agacharse pero Idmíliris la agarró del cuello y, pese a ser de menos estatura que la boticaria, la levantó del suelo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No me gusta dejar cabos sueltos - dijo con su habitual sonrisa amenazante que mostraba sus dientes serrados.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae trataba de librarse de aquella mano que la estaba estrangulando. De reojo pudo ver cómo su compañero en la batalla no corría mejor suerte, golpeado por el ogro y lanzado contra tres sombras que se le echaron encima mientras trataba de cubrirse. No pudo ver qué fue de su suerte, pues la arlequín la lanzó contra las sombras que la habían perseguido y, sin dilación, recibió el primer mordisco en una pierna. Gritó de dolor y miedo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La niña arribó hasta el centro donde estaba el núcleo mientras arrastraba a Eliel. Sin la menor delicadeza agarró la puerta que daba acceso y la arrancó de sus bisagras sin el menor esfuerzo, como si fueran de papel en vez de metal. Las cadenas cada vez apretaban más, se iban clavando en su piel provocándole un dolor insufrible. Con la garganta casi estrangulada, a punto de caer inconsciente, en un hilo de voz casi inaudible le llamó – Adriem...</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Eliel! - trataba de cubrirse en el suelo de las criaturas que le golpeaban y fauces se hincaban en su hombro y su costado, cuando escuchó con claridad la voz de la doalfar extraviada. Apretó los dientes y notó cómo se tensaban todos los músculos de su cuerpo. Aquel tic-tac del reloj volvió a escucharlo, pero esta vez parecía que componía una melodía bajo su ritmo, cuando un fortísimo dolor en el pecho hizo palidecer al resto de sus heridas. Sólo podía pensar en ella... esta vez... esta vez tenía que rescatarla. No podía volver a perderla.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La voz de Dythjui sonó en su cabeza con una pregunta que le hirió en lo más profundo de su corazón sin saber por qué - ¿De quién hablas?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Maldita sea, apartaos de mi camino! - gritó Adriem con la voz quebrada por la desesperación. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Las sombras que atacaban a Danae se detuvieron y miraron en dirección a donde estaba el humano. La boticaria, libre de la presa, se echó hacia atrás arrastras tratando de llegar a la cabina y vio el motivo de que dejaran de atacarla.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Eso es... - varias descargas eléctricas recorrían la sala y confluían en la zona donde parecía estar Adriem.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Las sombras se quedaron paralizadas, presas de una misteriosa fuerza que las retenía con hilos invisibles. Pasó un segundo eterno en el que las descargas se atenuaron para después volver con una onda expansiva que golpeó a las sombras hasta lanzarlas en todas direcciones, destruyendo a la mayoría en su impacto contra las paredes y vigas. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Adriem se había quedado quieto, con la respiración acelerada, mientras varias líneas de luz surcaban su cuerpo. Se fue levantando poco a poco, ajeno al dolor de las heridas que teñían su ropa de rojo, ante el ogro el único que había resistido el impacto. La gran masa de oscuridad se revolvía conmocionada por el golpe mientras su ama, Idmíliris, se había girado, ignorando a la boticaria, sorprendida por el fuerte estruendo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Notó como la arlequín tenía una mirada de estupor muy impropia de ella. El único dolor que padecía era la presión en el pecho pero aquella vez era mucho más fuerte que otras veces y le hizo hincar la rodilla en el suelo, mientras el ogro se iba acercando dubitativo hasta llegar a su altura. Sólo podía ver como las fauces se abrían, su tamaño era capaz de envolverle medio cuerpo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Lo miró con los ojos entornados por el dolor cuando el zumbido arrancó por las tuberías que, acto seguido, comenzaron a brillar conduciendo la energía e iluminando la sala con una luz que dejó a la enorme sombra atemorizada. Adriem no lo dudó ni un momento y hendió el sable a través de la boca del ser que emitió un alarido y comenzó a desaparecer convertido en cenizas.</span></div>
<div>
</div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Adriem! - gritó Danae desde la cabina. No la podía ver pero había conseguido cargar la sala de energía y la luz atemorizaba a las sombras que buscaban donde esconderse. El trataba de mantenerse en pie, pero su cuerpo cedía al dolor mientras la Idmíliris se acercaba a él.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No te levantes, por favor. - la luz era muy intensa y su sombra se proyectaba sobre él, agarrándose la frente, donde había recibido el disparo, que se había resquebrajado como si fuera porcelana. - Ahora tendrán que arreglarme esto, ¿sabes? - al quitarse la mano, algunos pequeños trozos se desconcharon y cayeron al suelo. La luz parecía quemarla por debajo y su eterna sonrisa ahora estaba invertida en un mueca de rabia. - Y has asustado a mis niñas. Esto me ha hecho enfadar de verdad.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-VgE_tgtOnmk/U6PvemcMvmI/AAAAAAAAywg/AgRjF5rDKE4/s1600/Lucha-en-el-reactor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-VgE_tgtOnmk/U6PvemcMvmI/AAAAAAAAywg/AgRjF5rDKE4/s1600/Lucha-en-el-reactor.jpg" height="640" width="452" /></a></div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La niña, cansada de arrancar las piezas del reactor con las manos, creó nuevas runas en el aire que se transformaron en una corriente de aire frío que congeló todo lo que había ante ella, para luego estallar en esquirlas de hielo. Abrió los ojos satisfecha al comprobar cómo quedaba, flotando en el aire rodeado de amasijos de hierros retorcidos, un cristal brillaba con fuerza. Parecía ser la fuente de aquel caos. Se giró hacia la encadenada, que se seguía retorciendo en el suelo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Ahí está nuestra puerta a casa, un cristal de esencia. Los humanos lo usan como mero combustible pero es algo más... nos puede llevar a donde queramos - aflojó ligeramente las cadenas al ver que estaba comenzando a quedarse inmóvil – Lo siento, tal vez te he atado demasiado fuerte.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Notó que Eliel movía ligeramente los labios con la mirada perdida. Se agachó para escuchar lo que decía.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Adriem...</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Al escuchar de nuevo ese nombre la agarró por las solapas y la alzó hasta sentarla. - ¡Deja de llamarle! ¡Él no va a venir a ayudarte, estúpida! ¿Acaso tu... tu... le...? - no acabó la frase y comenzó a reírse - ¿Sabes? Poco importa, pronto va a morir y dejará de ser un estorbo para nosotras.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Esa risa se clavó en los oídos de Eliel. Fue abriendo los ojos lentamente y apretando los puños mientras la niña se divertía ante la situación. No iba a permitirlo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La niña no fue capaz de advertir la bofetada que le giró la cara hasta hacerla perder el equilibrio. Confusa vio como las cadenas se soltaban y caían inertes en el suelo a la vez que la novicia shaman se levantaba mirándola con odio.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No – dijo con voz ronca – Él no vendrá a buscarme – como si fuera una expresión de su voluntad, las cadenas cobraron de nuevo vida y la ataron a la niña.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡No! ¡No! ¡No es justo! - la niña se revolvía llorando de rabia mientras la doalfar avanzaba hacia el cristal - ¿Crees que podrás huir de mí? ¿A dónde crees que vas?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Eliel la miró antes de agarrar el cristal – A buscarle.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Toda la sala comenzó a vibrar y la columna de luz se hizo mucho más intensa. Un sonido similar al tañir de una campana reverberó por todo la sala con una fuerza ensordecedora.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Poco a poco fue aminorando y la luz fue consumiéndose lentamente mientras algunas piezas de la estructura se iban desprendiendo debido a la fuerte presión que habían sufrido.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">A diferencia de los humanos, a medida que desaparecía la vibración, el cuerpo de Idmíliris iba desapareciendo. Consciente de ello, trató de agarrar al humano pero se esfumó antes de que los alcanzara, como si de un fantasma se tratase, mientras le miraba con odio.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Dónde está? - dijo Adriem sin comprender que había pasado.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Hemos salido de la disrupción, creo – respondió Danae aún sin acabar de creérselo mientras bajaba apoyándose en la barandilla con dificultad – ¿Por qué?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Varias piezas de la estructura central comenzaron a colapsar y caer unas sobre otras, incluida la puerta de acceso de la que emergió una figura tambaleándose que ambos reconocieron enseguida.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Eliel! - Adriem trató de correr hacia ella, pero a los dos pasos se desplomó en el suelo. Su cuerpo ya no podía seguir soportando aquel dolor y al disiparse la tensión se desmoronó.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae se acercó a él y le dio la vuelta mientras la doalfar, al ver la escena, corrió a su encuentro.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Ayúdame! - le apremió la boticaria mientras trataba de reincorporarlo – Tenemos que llevarlo de vuelta.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Estás sangrando mucho tu también! - dijo asustada</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No te preocupes por mí. Él está mucho peor, hay que llevarle a mi botica cuanto antes. Tú… ¿cómo?… Has salido de allí - dijo incapaz de articular sus frases con coherencia. No entendía como había sobrevivido allí - ¿Hiciste tú esto?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No se que ha pasado… Sólo recuerdo que estábamos en la habitación y… y… No consigo recordar nada. Estoy en blanco. - dijo asustada.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No importa. Si los militares nos encuentras aquí vamos a tener muchos problemas. Agárralo y salgamos – lanzó un quejido cuando se apoyó en su pierna herida mientras Eliel tomaba a Adriem por el otro hombro para ayudarla a cargar con él.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Mientras salían del lugar Danae vio como Eliel iba en silencio, con la tez pálida y la mirada perdida. Parecía que decía la verdad, que no recordaba nada, y estaba tan o más asustada que ella.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Meikoss se rascaba la cabeza sin llegar a comprender del todo lo sucedido. Sin embargo Rulia no había perdido detalle mientras ayudaba a Danae a ajustarse bien la venda de la pierna en la trastienda de la botica.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Sueños, luces, sombras que os atacaban... Nadie recuerda nada y diría que te lo has inventado pero habría que ser muy creativo – dijo el aspirante a caballero – Aunque lo importante es que estéis bien.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Y Adriem, cómo está? - dijo la comerciante.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La boticaria se puso en pie con la ayuda de un bastón para no cargar mucho peso en la pierna herida. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Durmiendo. Tiene diversas heridas, la más fea en el hombro, pero ningún hueso roto por suerte. Está sorprendentemente bien para los ataques que recibió… – hizo un silencio para medir sus palabras. No había incluido en su relato cómo se habían desecho de gran parte de las sombras que les atacaban – Sigue teniendo un principio de Eco pero si Alma se lo permite no avanzará más la enfermedad. Lamento no haberle podido ayudar más.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Hiciste lo que pudiste – dijo Rulia – todos te estamos agradecidos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Meikoss se acercó a la boticaria y sacó unas cuantas monedas – Por cierto, tal y como dije, te pagaría la consulta y soy hombre de palabra. ¿Qué te debo?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae le apartó la mano – No he podido curarle, guárdate tu dinero.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Insisto – dijo algo ofendido ante la negativa.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Estás en mi pueblo, así que esconde tu dinero antes de que te arrepientas – dijo amenazándole con el bastón.</span></div>
<div>
<span class="Apple-tab-span" style="font-family: inherit; white-space: pre;"> </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Se echó hacia atrás ante la amenaza mientras su compañera de viaje se reía.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Para ser alguien que cura a la gente eres muy violenta – se mofó Rulia.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Hacía un buen rato que se había despertado. A su lado, sentada estaba Danae que, como le había parecido oír mientras dormía había estado turnándose con Eliel. Podía escuchar del piso de abajo a los parroquianos de la posada que se afanaban en relatar y discutir el súbito derrumbe de un trozo de aquellas naves a las afueras del pueblo. Le miró con una expresión de afabilidad muy impropia de ella.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Qué tal te encuentras?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Tenía una extraña sensación en el cuerpo pero y cada movimiento era una punzada de dolor en donde había un vendaje – Sediento y dolorido. ¿Y tú? - dijo observando el bastón y las vendas que cubrían uno de sus brazos.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Nada que no se cure en unas semanas, tranquilo – le dijo acercándole un vaso de agua mientras él se reincorporaba.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No sé muy bien qué pasó - tomó un sorbo de agua.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Sea lo que fuere, aquello que hiciste con las sombras es lo que te está enfermando – dijo con gesto serio – Si no quieres que tengan que recordarte quién es Eliel, será mejor que lo evites.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Yo... no sé cómo lo hice. - se quedó mirando la superficie del agua tratando de recordar.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Danae se levantó y dio un largo suspiro – Pues averigua como lo hiciste para no usarlo nunca. - hizo un especial hincapié en la última palabra. Estaba molesta pero Adriem no entendía exactamente por qué.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Una vez dicho esto, la boticaria se levantó y añadió antes de abandonar la estancia – No le he contado nada de esto a los demás, ni siquiera a la doalfar. Por cierto está en la habitación nueve. Supongo que querrá verte.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Transcurrieron unos minutos desde que oyó los pasos de Danae alejarse por el pasillo. Hizo acopio de fuerzas y se levantó de la cama. Avanzó por el pasillo hasta la habitación que le indicó la boticaria. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Tras dar unos golpecitos en la puerta para anunciar su entrada y no oír respuesta, entró con cautela. Al otro lado de la estancia, en el balcón que daba a la parte trasera de la posada, Eliel, vestida con un chaquetón que cubría el camisón con el que se iba a dormir, observaba las estrellas. La helada caía lentamente.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Avanzó hasta el arco de la puerta de la balconada con paso lento y algo inseguro. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Si sigues ahí fuera cogerás frío - dijo aclarándose la voz. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La doalfar se cerró un poco el chaquetón y se giró hacia él sorprendida. - ¡Adriem! ¿Qué tal te encuentras?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Perfectamente – mintió ante la evidencia, con una amplia sonrisa.- ¿Y tú cómo estás?</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No muy bien - no tenía buena cara - Apenas recuerdo nada, fue como un sueño… del que apenas recuerdo escenas incoherentes. Había una niña, una luz y… creo que una casa. - agachó un poco la cabeza y su cara se ensombreció, haciendo más evidentes las ojeras – Creo que algo no salió bien en el conjuro que hice y provoqué todo esto... Lo siento mucho. ¡Pe… pero no consigo saber el qué! Fue culpa mía y podía… podría… la gente - exclamó desesperada con voz temblorosa. - Estoy asustada, Adriem.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Era la primera vez que ella le manifestaba sus sentimientos con tanta claridad y se quedó perplejo por unos instantes. Sonrió y le apoyó la mano en el hombro, con delicadeza pero firmeza a la vez - ¿Qué estás diciendo? Lo único que hiciste fue ayudarme. Algo salió mal, de acuerdo, pero no te martirices así. Tú nunca harías daño a nadie - la reprendió restándole importancia al asunto como acostumbraba a hacer.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Se enjugó las lágrima que empañaban sus ojos y sonrió nerviosa, pero parecía que algo reconfortada. - Gracias, creo que necesitaba escucharlo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Se percató de que el fino camisón rosado que llevaba bajo el chaquetón realzaba su figura. Delgada y de cintura estrecha, la doalfar se había trenzado el pelo, dejando sueltos los mechones de su flequillo, que se entrelazaban entre ellos, rebeldes. Adriem se quedó prendado de aquella belleza sobria y delicada que, como una pluma, acariciaba la vista y el corazón. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Ruborizado ante aquella visión, al final consiguió pronunciar palabra. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Yo... en realidad soy yo el que debería disculparse. Dije que te llevaría a casa y he de reconocer que no he sido muy buen escolta hasta ahora. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No. No pasa nada. Me alegra mucho que estés mejor y que viajemos juntos de nuevo. Alégrate, dentro de unos días llegaremos a Nara, y de ahí a Hannadiel apenas son un par de días. Podrás volver a tu casa - dijo Eliel con una sonrisa que desprendía algo de tristeza.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Sí... Ya queda poco. - Adriem se sintió abatido por un dolor mayor que el de sus heridas.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">La rutina lo esperaba de nuevo: Tiria, la guardia, las rondas... y Dythjui. Era lo único que echaba de menos, la amistad con su casera. La única persona que habitaba en su corazón, un lugar con mucho sitio libre. Tal vez tanto espacio podría llenarse con alguien más. Se quedó mirando fijamente a la doalfar la cual le correspondió con sus ojos azules como el cielo. Cuando quiso darse cuenta, los estaba mirando sin pestañear, en un silencioso diálogo que endulzaba el aire. Aquellos ojos... </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Ya es tarde, deberías dormir - dijo Adriem dándose la vuelta rompiendo la magia de aquel momento. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Sí, tienes razón. - entró de nuevo en la habitación – Tú también deberías descansar</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Yo? Llevo demasiado tiempo durmiendo. Creo que iré a hablar con ese detchliano, Meikoss, seguro que en la taberna tiene a bien explicarme por qué viaja con nosotros.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Te lo puedo contar yo si quieres.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No, tú descansa. Antes o después tendré que hacer las paces con él, le debo una disculpa por lo de Dulack. - no supo por qué, pero Eliel mostró cierta decepción ante aquella respuesta. Pero necesitaba aclararse las ideas y, en presencia de la doalfar, le era más complicado.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Ya estaba cerrando la puerta de la habitación cuando se giró hacia ella y dijo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Gracias por cuidarme estos días.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La puerta se cerró dejándola a solas. Eliel se quitó el chaquetón y se dejó caer en la cama con un largo suspiro. Los recuerdos turbios de aquella niña del reactor no dejaban de darle vueltas en la cabeza. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sacó la mano y apagó el quinqué de la mesita. Allí se quedó, sin ganas de cerrar los ojos, pero agotada por el día. Acurrucada en el mundo personal que se acababa de construir bajo sábanas y mantas. Sus pensamientos se alejaron de aquel cristal y volvieron a los ojos de Adriem. Sonrío levemente. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Su mirada vuelve a ser cálida - le dijo a su sueño.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Las estrellas brillaban en el firmamento. Bajo aquel cielo, los restos de lo que en su día fue una casa de campo, permanecían en silencio bañados por la tenue luz de la noche a excepción del sonido de una tiza que rascaba sobre las piedras que conformaron su antiguo suelo.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Una estructura rúnica ordenada por círculos que interaccionaban con trozos de pergamino en los que figuraban más runas, descansaba a los pies de Rulia. La noche era muy fría y su aliento se dejaba ver nada más salir por su boca, sofocada por el enorme esfuerzo de construir aquel complicado ritual.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Tomó aire para controlar su respiración y se agachó para tocar con el índice derecho una de las runas que comenzó a brillar para después provocar una reacción en cadena que iluminó el lugar. La realidad intentó distorsionarse, ante la mirada fría y calculadora de la hechicera que contemplaba como en el centro de toda la estructura empezaba a dibujarse una figura que fue tomando consistencia poco a poco hasta volverse real, momento en el que las runas se rompieron y el silencio y la oscuridad se cernieron de nuevo sobre el lugar, quedando de las runas una pequeña bruma brillante que poco a poco se iba disipando.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Acurrucada en el suelo, jadeando, estaba Idmíliris. Trató de incorporarse, pero su brazo se agrietó en el momento que se apoyó sobre él. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- No deberías esforzarte mucho, ha sido un viaje duro y podrías romperte – le dijo la hechicera mientras se acercaba.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¡Podrías ayudarme al menos! - seguía tratando de levantarse, pero le era imposible, su cuerpo aún no le respondía y se retorcía en el suelo, impotente.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Ya te he ayudado bastante – la miró con desprecio – ¿Te ha enviado para asegurarse? ¿No confía en que os pueda llevar a la princesa? - La arlequín sólo la miró y obtuvo su respuesta – Muy bien, gracias.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- ¿Cómo me has traído? </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Es simple, aunque me ha costado mucho dar contigo, te he invocado. - La respuesta era un duro ataque al orgullo de la arlequín y se sintió satisfecha de devolverle el golpe moral. - Deberías estarme agradecida de no seguir flotando en ese mar de sueños.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Idmíliris apretó los dientes y le dedicó una sonrisa envenenada – Has sido muy gentil, Sophia. </span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">Unos pasos se oyeron tras ellas y la hechicera se maldijo. Estaba segura de que nadie le había seguido, pero ver a Meikoss plantado ante ellas con la mano sobre el sable con semblante serio le probaba su error.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit;">- Creo que deberíamos de volver a presentarnos... Sophia.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-52006849062498659142014-06-10T09:00:00.000+02:002014-06-10T09:00:04.493+02:00Capítulo 12: Mentiras amargas<div class="p1">
Dythjui se encontraba absorta en sus pensamientos. Estaba recogiendo con una fregona los charcos de agua que producían los cientos de goteras que se filtraban a través del ruinoso tejado. La planta baja ya era habitable, pero los malditos techadores estaban todo el día dándole largas, como era habitual. Los pocos ahorros que tenía se los había dejado pagando las primeras obras de la reconstrucción de la posada, pero aún estaba lejos de poder volver a abrir la zona de dormitorios que era la más lucrativa. Y si no lo hacía, no sabía de dónde iba a sacar lo que le faltaba, pues el comedor no dejaba suficientes ingresos. Por suerte sólo algunos heridos y no hubo que lamentar a nadie, lo que hubiera conllevado el cierre definitivo. Pero los pagos y las facturas se acumulaban en la mesa de la cocina, y esa maldita lluvia de invierno ponía a prueba su paciencia. </div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El tosco sonido de la desencajada puerta de la entrada la sacó de sus ensoñaciones.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Pase, pase. Enseguida salgo -dijo alzando la voz desde la cocina.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Señorita Lezard? Soy yo, sor Melisse. - la sacerdotisa avanzó siguiendo la voz de la casera – Con permiso.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Lo siento, esto no está muy presentable – dijo limpiándose las manos en un trapo tras escurrir la fregona. - No esperaba ninguna visita, pero si viene a cenar, a partir de las siete estará aquí la cocinera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Sabe que no estoy aquí por eso – se giró hacia la mesa de la cocina y tomo una silla - ¿Puedo?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Claro, siéntese. Esta es su casa – dijo acercándose para tomar también asiento – Bueno, lo que queda de ella.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No me voy a andar con rodeos. Usted es la última persona que vio a Van Desta y necesito que me explique qué demonios pasó aquella noche, sobretodo tras el ataque</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Ya se lo expliqué, sólo recuerdo vagamente aquellas criaturas que surgieron de la nada cuando iba a la despensa a por una infusión para usted. Me avergüenza reconocerlo, pero salí corriendo como pude y que me dieron caza fuera... Después de eso. no recuerdo nada más – se masajeó la sien cansada de repetir la historia por enésima vez - ¿Qué es lo que necesita saber?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- El dirigible en el que parece que escaparon tiene un capitán bastante interesante. Se ha alojado varias veces en este posada. Me cuesta creer que sea una simple casualidad. ¿Le conocía?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Permítame recordarle que por aquí pasa... - se corrigió con tristeza – pasaba mucha gente. No esperará que conozca personalmente a todos los inquilinos. Pero si está insinuando si tuve algo que ver, la respuesta es: no.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La sacerdotisa se cruzó de brazos y Dythjui notó que no acababa de disipar la desconfianza – Sabe que la Santa Orden no tendría problema alguno en financiar la obras de la posada, señorita Lezard. El interés sería muy bajo... tan sólo un poco de sinceridad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La casera se apoyó sobre la mesa y encaró a Melisse sin alzar la voz pero con un leve tono de amenaza. - Si lo que sugiere es que puede comprarme, lamento decirle que se equivoca. Ayudé y di cobijo a su novicia shaman, creo que más que un interrogatorio me deben un favor, ¿no cree?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La sacerdotisa se quedó en silencio mirándola a los ojos. Sabía que no tenía pruebas para incriminarla y con presionarla un poco la dejaría en paz por una temporada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Dythjui se sobresaltó al escuchar el sonido de varias botas entrando en el comedor. Salió sin dudarlo un momento y encontró a cuatro soldados de la guardia imperial. Ataviados con sus uniformes de chaqueta granate y negro combinada con pantalón blanco, bajo capas negras en los que se distinguía perfectamente el escudo imperial del grifo rampante, los soldados de élite del imperio observaban con detenimiento la estancia mientras accedían al local sin molestarse en llamar. A Dythjui no se le escapó que la priora se sentía incómoda por su presencia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Eminencia, se la requiere para una audiencia urgente. Por favor, acompáñenos – dijo el que ostentaba mayor rango en su uniforme con educación pero con cierto matiz de arrogancia que le confería su estatus.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Con tan galantes modales no puedo rechazar su oferta, teniente - dijo irónicamente la sacerdotisa que se levantó de la silla. - ¿Puedo saber quién me requiere? </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- El prior Rognard.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Y envía a la guardia imperial? Es mucho honor – respondió con algo de desconfianza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Si – respondió sin más explicaciones.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Melisse suspiró y la casera supo que, por suerte, su poco amigable conversación con ella había finalizado. Así que no dudó en despedirse – Veo que tienes otros menesteres que atender y yo una cocina que limpiar. Ha sido un placer hablar con usted – su sonrisa no escondía cierto sarcasmo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Hablaremos en otro momento, señorita Lezard – se giró con semblante serio hacia los guardias imperiales – Adelante caballeros.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- La próxima vez avisa y prepararé café. - dijo mientras tomaba de nuevo la fregona. Prefería lidiar con aquellas goteras antes que con otra charla recriminatoria.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span></div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Pese a la intensa lluvia, el Palacio Imperial se veía con absoluta claridad. Edificado en la parte antigua de la ciudad, tras varias ampliaciones a lo largo de los años, se había convertido en el edificio más grande e impresionante de Tiria. Las líneas rectas, enormes columnas que soportaban altísimos techos y multitud de bellas estatuas rodeadas de vidrieras definían aquel edificio. Así mismo, la piedra gris y el mármol rojo y blanco jugaban creando bellos dibujos geométricos. Elevadas torres apuntaban al cielo con osadía rivalizando sin complejos con las construcciones más modernas de la ciudad. El viandante no podía por menos que sentirse embriagado por aquella muestra de poder arquitectónico y, como reflejo de tal, político y militar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Como contrapunto a aquella imponente majestuosidad, una sencilla estatua de piedra blanca representaba a una mujer desnuda con las manos en posición de ofrenda y dos hermosas alas extendidas. Había sido colocada allí el día de la fundación del imperio, hacía más de trescientos años. A sus pies rezaba la frase «Sagrada y grande es nuestra misión en aras de la libertad de un nuevo mundo. Emperador Julio I El Fundador. 14 de abril del 239, Era Común». Solitaria, y paradójicamente empequeñecida, en la enorme plaza circular llena de fuentes y canales, y rodeada por soportales, la estatua miraba hacia el Palacio Imperial como un recuerdo lejano de lo que fue en sus inicios.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Es curioso cómo la libertad se empequeñece ante la glorificación del hombre. -dijo Melisse a uno de los guardias que la acompañaba, mientras observaba la estatua y la enorme columnata que servía de entrada al palacio tras bajar del carruaje. El guardia imperial como presuponía no respondió, en vez de ello se aprestó a cubrirla con un paraguas mientras ella se abrochaba su capa y se echaba la capucha sobre la cabeza para guarecer su túnica de la lluvia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La sacerdotisa ocultó su gesto bajo la capucha, aunque cualquiera sabría, por cómo se mordía el labio, que estaba bastante preocupada. Aquello no era una audiencia, iba a ser un interrogatorio y los habían pillado de imprevisto para evitar que acordaran una “verdad oficial”.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Como quien entra en las fauces abiertas de un lobo, la sacerdotisa caminó bajo la enorme columnata que enmarcaba los portones de aquel gigantesco edificio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Las puertas de metal adornadas con motivos geométricos fueron abiertas mientras caminaba escoltada por dos guardias imperiales y salió a un corredor de proporciones colosales que, como todo en aquel edificio, se perdía en la distancia. Grandes tragaluces lo iluminaban todo con una luz grisácea propia de aquel día lluvioso. Fue avanzando por el interminable pasillo hasta que, por fin, llegó ante dos enormes puertas metálicas con cientos de runas labradas que aseguraban su inexpugnabilidad. Cuatro guardias custodiaban aquella entrada, flanqueada por dos enormes estatuas que representaban a dos antiguos emperadores, Pedro II el Alto, que proclamó a la Santa Orden como única y verdadera fe del imperio, y Vargas III el Libertador, que suprimió la esclavitud pese a la oposición de los grandes terratenientes, padre del actual emperador.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">A su encuentro acudió otra sacerdotisa - Eminencia - dijo haciendo una profunda reverencia -, la están esperando con impaciencia. El prior Rognard se está enfrentando a las acusaciones de varios ministros.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No os preocupéis, Salara, terminaremos con esto pronto - dicho esto, dijo a los guardias quién era y les pidió que anunciaran su llegada, como mandaba el protocolo. No había tiempo que perder.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La puerta se abrió lentamente. En el interior, donde hacía un momento se oía el sonido de varias conversaciones cruzándose, se hizo el silencio. Un enorme hemiciclo con la mayoría de los palcos vacíos daba una sensación más intimidatoria si cabía. Estaba presidido por un pequeño estrado, donde se encontraba el presidente de la Cámara, un anciano de unos setenta y cinco años, de larga barba y que lucía una toga más adornada y violeta, como signo de su cargo, a diferencia de las blancas de los apenas siete senadores que estaban al tanto de los sucedido, y tres ministros de togas grises. Detrás y elevado sobre el resto, había un trono de madera ricamente labrado, sobre el que observaba el emperador. En el centro geométrico de aquella estancia se encontraba Rognard, que recibió con un gesto de alivio la<br />
presencia de su más querida alumna y la testigo que necesitaba.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Sor Melisse Enerdel, Sea bienvenida al Senado. Su excelentísima y altísima autoridad, el emperador Alejandro I de las casas de Tiria e Ilnoa, así como sus señorías, le presentan sus respetos. Por favor, tenga la amabilidad de avanzar hasta el centro de la Cámara.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El emperador, con aire aburrido, hizo un ademán en señal de aprobación. Alejandro I era un hombre bien plantado, de pelo negro, corto, y mirada triste de ojos oscuros. Había heredado el título de emperador con apenas diecisiete años, tras la muerte de su padre, y había desempeñado esa función sin problemas durante quince. Allí sentado, con su uniforme militar del más alto grado, ribeteado en oro, tenía un aspecto más que impresionante.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">A su lado, una delven, vestida con el uniforme negra y granate de la guardia imperial, engalanado con varias enseñas evidenciando su alto rango, custodiaba el trono. Alexa, la comandante y mano derecha del emperador, miraba con frialdad a los presentes.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Le pondré al día sobre los temas que aquí discutimos, eminencia - dijo el presidente de la Cámara – Se debate discute sobre los hechos ocurridos la semana pasada en relación con una novicia shaman y que han llegado a los oídos de algunos senadores. Tenga en cuenta que es una información, al parecer ocultada deliberadamente y que podría resultar en un conflicto internacional, teniendo en cuenta nuestras delicadas relaciones con la Confederación Kresaica.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Uno de los senadores se puso en pie. - ¿Por qué, una vez localizada, no se avisó a la Guardia Urbana? Teniendo en cuenta que hubo dos asesinatos, tendría que haber sido puesta bajo su seguridad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Era un asunto de la Santa Orden, tratamos de llevarlo con la mayor discreción a petición de los mismos shamans kresaicos -dijo Rognard con gesto de desagrado – Se ocultó para sacarla de la ciudad sin levantar sospechas, aunque visto el resultado, tal vez no fue la mejor opción.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No se lo he preguntado a usted, prior, sino a la sor Melisse. – se indignó el senador.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Como bien le ha respondido el prior, se nos había pedido expresamente que la presencia de la noble en la ciudad fuera secreta. El resultado también es delicado para nuestros acuerdos con los shamans, senador.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Eso es completamente inapropiado! ¡Algo tan delicado ha de estar en conocimiento siempre del senado! -dijo una senadora sin levantarse. - ¿A qué se debía tanto secretismo por la sencilla visita de una noble doalfar? ¿Pertenecía a alguna familia importante? Explíquese.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Su apellido no correspondía con ningún linaje importante del país vecino, pero, con todos mis respetos, el senado no tiene por qué interferir en asuntos de la Santa Orden. Era una novicia que trataron de secuestrar y procedimos para llevarla de vuelta a su hogar. No ha de tener más trascendencia, señorías.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Tras esto los senadores empezaron a alzar la voz y a tratar de tomar la palabra sin pedir permiso. Después de unos momentos de confusión, el presidente de la Cámara consiguió poner orden dando unos golpes con su pequeña maza de madera sobre el atril.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Melisse retomó su discurso.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Se está elaborando un detallado informe para la Orden que remitiremos a las autoridades civiles. Tan sólo les pido unos días y este asunto quedará zanjado, sin que hayan de perder el sueño por ello. La novicia ya está fuera de nuestras tierras.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Pero ha llegado a mis oídos que no como ustedes dispusieron, ¿me equivoco? - preguntó uno de los senadores.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Nuestros planes se adelantaron ligeramente, pero lo importante es que su vida ya no peligra en esta ciudad – añadió Melisse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Escoge las palabras con muy buen criterio – prosiguió el senador - “en esta ciudad” ¿Y fuera de ella? ¿Qué cree usted que debemos responder al gobierno de Kresaar si nos pregunta dónde está esa respetable novicia? </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Con su permiso, presidente de la Cámara y con el beneplácito de vos, mi señor - dijo la comandante - Me gustaría añadir algo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El presidente de la Cámara la miró y le respondió: - Su presencia aquí es sólo formal, no tiene derecho a hablar sobre temas civiles, comandante Alexa, si no se le pregunta directamente. Esto es una institución civil, no militar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Pero si yo le otorgo ese derecho a intervenir, puede - dijo el emperador con rotundidad. Pese a no levantar demasiado la voz, tenía un tono grave y autoritario que acalló cualquier comentario.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Por supuesto, su excelentísimo - dijo el presidente algo desconcertado, como si fuera un niño al que le hubiera regañado su padre – Si el emperador así lo concede, diga lo que tenga que decir, comandante.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Creo que el prior Rognard nos oculta información, señorías. Lo visité hace unos días con ánimo de esclarecer este caso sin que tuviera que llegar a esta Cámara, pero en vez de colaborar, se dedicó a entorpecer mi investigación con evasivas escudándose en los privilegios de la orden. Por favor, prior Rognard, tal vez ahora, ante los presentes, podría iluminarnos con su sabiduría. – no disimuló cierto toque burlón en su petición, sabiendo al prior acorralado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El silencio se hizo una vez más en la Cámara. Todas las miradas apuntaban hacia Rognard, pero él, firme y decidido, negó con la cabeza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No tengo certeza de nada. Creo que la comandante estima en demasía mi inteligencia y siento profundamente decepcionarla.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa apretó los puños, Merisse sabía que aquella respuesta se lo había tomado como un nuevo insulto. La práctica de la magia por parte de los sacerdotes nunca había sido bien vista por el pragmatismo del ejército y eso se evidenciaba en la tensa relación entre el prior y la comandante. Una eterna desconfianza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Acaso no tendrá que ver con los rumores sobre el Oráculo de Nara? - dijo uno de los senadores, el más joven - Corren rumores de que el Oráculo que controlan los shaman en la frontera de Salania y Kresaar, se ha detenido.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Rognard se quedó petrificado en el sitio. Melisse no daba crédito a lo que había oído, aquella información había sido celosamente mantenida en secreto.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Es sólo un rumor que he oído pero, por disparatado que sea, creí conveniente ponerlo en conocimiento de nuestro emperador y el Senado. Aprovechando que el prior está aquí y teniendo en cuenta sus múltiples colaboraciones con los shaman, a bien nos podría aclarar este asunto - prosiguió el joven senador.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Y qué importancia tiene ese mero rumor? - replicó una senadora de mediana edad – Los problemas que puedan tener los oráculos, los shamans o sus templos poco o nada tienen que ver con los intereses del Imperio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Son tiempos difíciles - prosiguió el joven tras oír la queja pero sin atribuirle importancia - y las gentes de las fronteras son asustadizas y supersticiosas, por lo que también debería preocuparnos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Y qué temen? ¿No poder peregrinar con sus recién nacidos a Nara la próxima primavera? – replicó unos de los ministros jocosamente. - Estamos hablando de política internacional.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No debería de subestimar las leyendas que cuentan las gentes de provincia, señor ministro. Antes de la gran Guerra de las Lágrimas se dice que el oráculo también se detuvo – se encogió de hombros – Yo no le doy ningún crédito, pero si la gente lo cree, por estúpido que sea, deberíamos tenerlo en cuenta. Nuestras fronteras del norte siempre han sido bastante inestables y estos rumores... a saber qué puede pasar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Eso no es más que un mito inventado por las tropas de Kresaar tras la derrota de Neferdgita! ¡Nunca aceptaron el resultado de la batalla ante nosotros! Es como lo de su princesa muerta y maldita; excusas de malos perdedores para esconder su vergüenza - El hemiciclo volvió a estallar en discusiones. El presidente era incapaz de poner orden, pero la mano alzada del emperador consiguió acallar todos los comentarios.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Señores, hace tiempo que nos hemos desviado del tema – miró a los dos sacerdotes – Confío en que tendrán a bien entregarme una copia de ese informe que estaré encantado de discutir con el sumo pontífice, eminencias.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa estuvo a punto de añadir algo, pero la mano alzada del emperador la detuvo, aguardando la respuesta que no se hizo esperar por parte de Rognard.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Por supuesto, su ilustrísima. - dijo acompañado de una profunda reverencia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Entonces se levanta la sesión. Tienen mucho trabajo que hacer – El emperador no atendió a las quejas de los senadores que acalló con una sencilla pero incisiva mirada. Aquella comparecencia había durado demasiado y esperaba contar con el informe, así como lo que tuviera que contarle su comandante. Entonces podría hacer las preguntas adecuadas, si es que el caso merecía alguna atención adicional. En aquellos momentos, lo dudaba profundamente.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Los senadores caminaban por los pasillos y tres de ellos se detuvieron para comentar aquella peculiar reunión extraordinaria. A lo lejos se podía ver cómo, custodiados por unos guardias, los dos sacerdotes se alejaban camino al exterior del palacio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿No crees que es un poco osado venir con esa clase de rumores? -dijo un senador delven algo entrado en años. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Es cierto. Menos mal que el emperador se ha tomado con humor el asunto. Podrías haber quedado en ridículo - dijo una joven senadora humana.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No os preocupéis. A fin de cuentas, ¿no nos ha animado un poco esta tediosa sesión? Los sacerdotes no iban a soltar prenda.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Tienes razón, Miguel. Esperaremos al informe.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Recordad que este asunto sigue siendo confidencial - dijo ajustándose las gafas -, por el momento.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Odio el otoño de esta ciudad. Nunca para de llover - comentó Melisse a Rognard.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Míralo de esta forma, luego no llueve una gota el resto del año.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Ambos priores caminaban por los jardines de la Catedral de las Luces. Pese a lo que se pudiera deducir por el nombre, no era un solo edificio, sino un enorme complejo cerrado. Se estaban dirigiendo hacia el gran pórtico del templo principal. La lluvia había dado una pequeña tregua pero, a lo lejos, las nubes volvían a amenazar. Rognard se hizo a un lado e invitó a la priora a pasar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Una vez dentro, caminaron entre las enormes estatuas de las doce deidades zodiacales de más de ocho metros de altura. Se dirigían hacia el impresionante altar, tras el cual, la imagen de una mujer de gesto conciliador y bondadoso, envuelta en finos paños y con un sol en la mano derecha y una luna en la izquierda, daba la bienvenida a los visitantes. Pintada sobre un recargado retablo, con imágenes de la creación del mundo, la figura medía unos diez metros. Y para culminar la estampa, colgada sobre el altar y bajo la impresionante cúpula adornada con frescos, pendía una gran cruz aspada, símbolo de la Santa Orden.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Rognard y Melisse seguían con su conversación.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Aquel senador me da mala espina, ¿Cómo demonios ha podido enterarse? - dijo el prior.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Lo único que sé de él es que se llama Miguel, y es uno de los tres senadores por la provincia de Sireni. Es bastante dado a la polémica.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Pero eso no justifica como ha tenido acceso a esa información. - la sacerdotisa se percató de que Rognar no paraba de mover los dedos con nerviosismo - Miguel... Sé que he oído ese nombre en alguna parte, pero no lo recuerdo bien.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Claro, nunca sales de tus estudios, ¿cómo te vas a acordar de los nombres? Y mucho menos de los senadores. Si te interesaras un poco por la vida política lo sabrías - dijo con ironía Melisse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Me preocupa más la comandante Alexa. No pensé que tomaría la palabra en la audiencia, es peligrosa - admitió el prior.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Melisse adoptó una expresión grave. - ¿tú sospechas algo, verdad?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No sé a qué te refieres.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Por favor, te conozco desde que era una niña. Te han ofrecido cientos de veces ascender de rango y lo has rechazado porque lo veías como un impedimento para tus estudios. Alguien como tú siempre sospecha algo, siempre está pensando en algo, siempre tiene alguna teoría o certeza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Hoy es el día en el que la gente tiende a sobrevalorarme - dijo Rognard - Si no digo nada, es porque no tengo dónde apoyarme. Todavía.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No me lo digas como prior de la Santa Orden, sino como amigo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Rognard supo en ese momento que no iba a poder esconder sus opiniones mucho más tiempo a Melisse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Está bien. - Tragó saliva, se sentó en uno de los bancos, alejado de cualquier oído indiscreto, y dijo - Mi teoría es aún infundada y carente de todo apoyo científico, no deja de ser intuitiva.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Melisse miró con curiosidad al que fue su antiguo mentor.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Ese senador... Miguel se llamaba. Creo que está en lo cierto. Existen señales, no de ahora, sino desde hace un tiempo, que apuntan a que suceda un gran evento<i>: </i>las sequías prolongadas del sur, la posición de las constelaciones y, para colmo, el oráculo. Y por lo que he sabido el oráculo de Gawi también se ha detenido... ambos lo hicieron durante la Guerra de las Lágrimas y eso sé que no es una leyenda.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Pero ¿qué estás diciendo? La Santa Orden nunca...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Rognard suspiró. - la Santa Orden no existía por aquel entonces, se fundó cincuenta años más tarde de la gran guerra, pero algunos libros shaman a los que tuve acceso sí que lo relatan. Además... están las Sacras Squelas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Sabía que tenían algo que ver. Esos monolitos te van a volver loco – le reprochó Melisse. Desde hace años estaba obsesionado con unas singulares piedras que contenían textos en una lengua antigua y que fueron halladas durante la primera ampliación de la catedral.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No, escucha – ni siquiera la miraba, parecía que estaba de vuelta en aquella sala donde se guardaban las Squelas, - Una de ellas dice:</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><i>Un nuevo dragón errará por la tierra fruto del cielo. </i></span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><i>El mundo llorará sus almas devoradas por los cuervos. </i></span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><i>El sueño de la princesa romperá su corazón de hielo.</i></span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><i>Ni para los muertos flores ni para los vivos recuerdos.</i></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Me cuesta entender a qué se refiere. Esos textos además de crípticos están en una lengua que aún nos cuesta descifrar. - poco servía que tratara de darle explicación, pues cualquiera que fuera, el prior la corregiría.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No te quedes con las palabras, sino con el contenido. Es difícil de interpretar, pero la segunda frase estoy seguro que hace mención a la Guerra de las Lágrimas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Eso sucedió hace quinientos años, Rognard. Entonces debió de cumplirse esa profecía. - no comprendía el por qué de tanta preocupación.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Quién te dice que ha de cumplirse en una fecha determinada? Llevo tiempo estudiándola y estoy convencido que no ha culminado. A fin de cuentas, quinientos años dentro de la historia que abarcan las Squelas es una gota de agua en el mar – afirmó con gravedad – Sólo soy consciente que se ha cumplido una línea de tres y que los oráculos se hayan detenido como pasó antes de la guerra creo que ha de preocuparnos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Hiciste bien en no decir nada en la cámara, pero, ¿cuál de las frases crees que se va a cumplir? - nunca había creído mucho en esas piedras, pero sí que tenía muy en cuenta las preocupaciones del prior.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No lo sé. Por eso no quería aventurar nada, pero a Alma pido que sólo una de ellas, si son las tres... - se quedó en silencio, cavilando.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">-¿Qué sucedería? - reclamó su atención la sacerdotisa, sabiendo que de nuevo se había perdido en sus pensamientos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Forma parte del último párrafo de la duodécima Squela... la última. Si se cumple puede que sea el fin de esta era tal y como la conocemos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Se quedó mirando como el prior avanzaba cabizbajo, meditabundo, hacia las escaleras que descendían a la cripta donde se hallaban las Sacras Squelas. No supo que más decirle, pero no pudo evitar sentirse contagiada por el mal augurio de su superior, y encaminó sus pasos hacia el altar para orar a la Madre Alma.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa vestía el uniforme de ceremonia del ejército: unos pantalones negros ceñidos, botas altas y una chaqueta de cuello cerrado, abotonada, también de color negro, con unas franjas blancas en las mangas que formaban una cruz con otra franja que recorría el cierre, la bandera del imperio. En las caderas, un trozo de tela granate le daba un poco de color al severo uniforme. Caminó con paso marcial por los pasillos del ala este del palacio hasta detenerse ante la puerta de una de las salas de reuniones.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Tras llamar a la puerta con suavidad, aprovechando un silencio en la conversación que se oía dentro, casi de inmediato, la voz del emperador la invitó a pasar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Entró en la sala y se dirigió con la cabeza gacha hacia una larga mesa donde, en el otro extremo, se hallaba sentado el emperador, y a su izquierda un hombre de avanzada edad. Hizo una profunda reverencia hacia el jefe de estado mirando por el rabillo del ojo a aquel hombre.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa lo conocía, era lord Jelwis de Dremingar, el ministro de Asuntos Exteriores. Un hombre influyente, sin duda, y su presencia allí sólo significaba una cosa: problemas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Bien, esta reunión ha acabado. De momento no moveremos pieza y esperaremos los acontecimientos. Puede retirarse. - cerró una carpeta con documentos y se recostó contra el respaldo del sillón.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Como ordenéis, su Majestad Imperial. – Lord Jelwis se levantó, hizo la reverencia de rigor, cogió unos papeles de encima de la mesa y se marchó, mirando de reojo y con cara de disgusto a la comandante. Ella nunca le había caído en gracia, pero el sentimiento era mutuo. Por suerte, Alexa sabía disimular las náuseas que le producía ese estúpido político demasiado acostumbrado al mullido sillón de su despacho. Un burócrata más de los que estaba a rebosar aquel edificio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El emperador sacó a Alexa de sus pensamientos cuando la invitó a sentarse a su lado una vez cerrada la puerta.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Ven, acércate.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Sí, mi señor.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El emperador se desabrochó el cuello de su camisa gris y adoptó una posición más cómoda en el sillón. Suspiró y sonrió con amabilidad. Era una sonrisa hermosa y sincera, pensó Alexa, que revelaba a la persona que se escondía tras el cargo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Deja las formalidades, Alexa. Siéntate, por favor.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Lo siento. - a veces era demasiado complicado saber cómo tratarle.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No te preocupes. Ven a mi lado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa se sentó y vio que sobre la mesa había varios planos de la frontera Kresaar, en la provincia de Sireni.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Para qué me ha llamado? - preguntó aun sabiendo la respuesta de antemano.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Supongo que necesito a alguien que me dé una visión más realista de los problemas que hay en la frontera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa se sintió incómoda. Sabía que las reuniones en palacio no eran de placer, pero en el fondo nunca perdía la esperanza que, pese a la informalidad, no fueran exclusivamente por trabajo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El emperador siguió hablando - Pese a lo divertido de la sesión de hoy en la Cámara, en algo tenían razón, he recibido varios informes de la frontera. Han vuelto los saqueos por parte de tribus del norte que no han dudado en internarse en nuestro territorio, que reclaman como suyo. - dijo señalando la zona nordeste del imperio, donde la gran cordillera Krimeica se cerraba el paso al mar y definía una frontera natural que era la región de Kinara. Una de las tribus que conformaban la conferderacion de Kresaar – En la zona donde la cordillera llega al mar los montes son bajos y les es fácil aventurarse por fuera de los caminos. Hostigan a los colonos y saquean las cosechas y el ganado. Han vuelto a coger confianza tras las campañas de castigo en la frontera hace más de diez años y que casi nos cuesta una guerra. - Apoyó la cabeza sobre sus manos entrelazadas y suspiró – Sin duda cualquier rumor puede desestabilizar más la zona... </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El peso de las decisiones, pensó Alexa, el peso de la vida de millones de personas. Sin duda era una responsabilidad que habría acabado con más de uno.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Esperaremos... por el momento sólo enviaría algunos aesir e intensificaría las patrullas sobre las poblaciones – comentó la comandante señalando varias zonas mientras el emperador se masajeaba las sienes – No disponemos de suficientes unidades en el norte como para cubrir todos los asienta mineros, pero mientras enviamos refuerzos hará sentir más seguros a los colonos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Hablaré con el ministro a ver que unidades podemos destinar a esa zona – la miró con ojos cansados – Si con eso conseguimos ganar tiempo bastará. Sólo esperó que la situación no se vuelva a descontrolar como hace diez años.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alexa deseaba poder decirle mas cosas, consolarle, animarle... pero tan sólo podía esperar junto a él. En la distancia, en silencio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La lluvia golpeaba incesante las maltrechas tejas de la posada mientras dentro, las goteras conformaban una extraña melodía que casi podía presumir de ritmo. La noche había engullido con su oscuridad todas las estancias, a excepción de la cocina, donde un quinqué iluminaba débilmente una mesa<br />
en la que estaba sentada Dythjui. Con la mirada perdida, jugueteaba con un cuchillo, tarareando una melodía que habría escuchado en alguna parte con cara triste. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">No podría olvidar la charla con Melisse. Aunque lo negara, ella sabía que había intervenido en el devenir de los hechos. Eliel tendría que haber partido sola a la mañana siguiente o haber sido capturada. Sin embargo había truncado esa posibilidad y la había hecho huir junto a Adriem.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Detuvo el tarareo y miró el cuchillo. Se había prometido a sí misma no volver a implicarse pero, a lo visto, había quedado en un autoengaño. Siempre era bueno pensar que era por un bien mayor, pero sólo era un consuelo para necios. Era su castigo y debería vivir con esa pena toda la eternidad. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Miró su reflejo en la pared de la cocina. No se reconocía. Apoyó la mano en el frío azulejo para cerciorarse de que era real. Odiaba ese cuerpo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Agarró el mango del cuchillo y lo apuntó contra su mano izquierda. Empezó a gimotear y con la respiración entrecortada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Te odio. - Entre lágrimas asestó una puñalada a su palma atravesándola.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p4">
<span class="s3">El desgarrador alarido fue engullido por el rumor del viento y la lluvia.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-40923541408066349272014-06-03T09:00:00.000+02:002014-06-03T09:00:01.460+02:00Capítulo 11: Los reflejos del corazón<div class="p1">
<span class="s3">Rognard observaba las últimas inscripciones de la duodécima Sacra Squela. Una enorme piedra de tres metros de altura que, junto con sus once hermanas, relataban la historia del mundo. Según se decía</span><span class="s4"> </span><span class="s3"> podían rivalizar en importancia con el mismísimo oráculo de Nara. Dispuestas en círculo en la enorme sala de mármol, los estudiosos intentaban descifrar las misteriosas inscripciones, pese a las altas horas de la madrugada que eran.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Unos pasos acelerados y marciales sacaron a Rognard de su ensimismamiento. Una pareja de soldados, con uniformes con bordados granates que lucían el escudo imperial, formaron a ambos lados de la entrada, mientras una delven, ataviada con la misma indumentaria, entraba con sus vivos ojos claros clavados en él.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Prior Rognard! ¡Estoy muy disgustada con su actitud, y sepa que el Emperador también!</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Comandante Alexa, siéntase como en su casa. No hace falta que llame a la puerta - respondió con educada ironía y una pronunciada reverencia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Ha llegado a mis oídos por la Guardia Urbana de la ciudad que ha habido problemas con una noble kresaica en la ciudad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Cierto es - Rognard la miró con indiferencia, sabiendo que, pese al temperamento de ella, como miembro de la Santa Orden era ajeno a su autoridad. Alexa era una mujer muy bella, de aspecto fiero y cuerpo atlético, de piel oscura y pelo rubio recortado por detrás, lo que dejaba al aire su nuca. Costaba creer que siendo tan joven, con apenas treinta y dos años, y mujer, hubiera alcanzado uno de los rangos militares más altos del imperio. Comandante de la Guardia Imperial.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Y por qué no se informó ni a nuestro ilustre Emperador ni al Senado?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Querida comandante, no queríamos intranquilizar por algo que era nuestra responsabilidad, puesto que la noble era invitada de la Santa Orden. Se informó al Sumo Pontífice, por supuesto.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Pero ¿es consciente del delicado momento por el que atraviesan las relaciones con Kresaar? Creo que no es muy consciente de el incidente que podría haber provocado... - entornó la mirada - ¿O tal vez si?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- A veces - dijo Rognard, girándose de nuevo hacia la Squela y fijándose en las líneas que estaba estudiando -, es mejor que no se sepan las cosas de las que aún no conocemos sus consecuencias.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Deje los juegos de palabras, prior, el hecho es que no informó a las autoridades! - Alexa dio un paso al frente, visiblemente airada - ¡Quiero respuestas! - su voz retumbó por la sala - Recuerde que aunque este suelo sea sagrado, pertece al Imperio y tiene obligaciones con él.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No hay respuestas porque no las tengo. Tenga la amabilidad de abandonar esta sala, está molestando a la gente que aquí realiza el noble arte del estudio o el descanso. - la miró con desdén - Sólo me debo a Alma, señorita Alexa. Adiós.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Escúdese en su posición si quiere, pero por mucho que pretenda ignorarme, o despreciarme, pero le prometo que volveremos a vernos las caras, prior. Estoy cansada de usted, no es la primera vez que se salta las leyes, y no me quiere como enemiga, se lo aseguro. - Dijo apretando los dientes para contener el tono de su voz. Se giró en redondo y abandonó la estancia acompañada de sus hombres, mientras Rognard añadió un último apunte a sus notas.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Acaso no lo somos ya, mi querida comandante? - murmuró el prior, consciente que la delven había oído sus palabras mientras se alejaba, y volviendo de nuevo a su estudio de la Squela.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span></div>
<a name='more'></a><br /><br />
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El carro de dos ejes y con cubierta de madera avanzaba tirado por dos caballos sobre el gran puente que salvaba el río. No muy lejos, se veía una peña sobre la que se perfilaba un enorme torreón, y a sus pies un pueblo.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Apenas habían salido y el traqueteo por los adoquines desnivelados adoquines de la antigua calzada que encaraba hacia el norte por el paso de las montañas hacia el vecino reino de Salania, ponía a prueba la espalda de Eliel que era incapaz de encontrar una postura cómoda mientras el carro de madera oscilaba de un lado a otro. Nunca lo creería, pero añoraba el traqueteo del ferrocarril sobre el que tantas maldiciones había echado mientras viajaba a Tiría.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">En tan sólo una semana su perspectiva del mundo había variado mucho. El viaje era apasionante, estaba aprendiendo muchas cosas, pero cómo añoraba la cama de su habitación en la escuela de Coril.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Sin embargo, entre aquellas telas, tumbado ante ella, estaba aquel común que la había ayudado sin pedir nada a cambio. No mejoraba y las pesadillas parecían no cesar, pero no podía hacer nada más que estar a su lado y velar por él.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El sol ya había comenzado su escalada hacía su punto más alto en el horizonte cuando Rulia anunció que iban a hacer una parada para descansar, ya que el tiempo acompañaba y no tendrían problemas en llegar a su primera escala antes del anochecer.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Eliel bajó y cuando tocó el suelo notó como varias de sus articulaciones crujían al estirarse. Meikoss se acercó a ella mientras Rulia estudiaba las provisiones para decidir cuál iba a ser el menú de la comida, pese a que no permitía muchas opciones.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿No es un paisaje bello? - le dijo el aspirante a caballero mientras se ponía a su altura.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Desde aquella loma, una de las primeras estribaciones del terreno, se contemplaban perfectamente los llanos y la línea de la costa con el cabo dónde, ya como una pequeña mancha, estaba Dulack. Las pequeñas nubes que atravesaban el firmamento proyectaban su sombras sobre los campos, muchos de ellos arados, y pequeños bosques, conjugando distintos tonos de ocres, amarillos y verdes. El sol, pese a que brillaba con fuerza, no calentaba lo suficiente como para combatir el suave viento que bajaba de las escarpadas cumbres nevadas de las cumbres del norte.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Es precioso - dijo frotándose los brazos para entrar en calor.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Siempre he oído que en tu tierra los bosques parecen infinitos, no se si se podrá comparar - dio dos pasos y Eliel notó como la chaqueta de Meikoss se posaba sobre sus hombros - Será mejor que te abrigues, no sería bueno que enfermaras.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Gracias - tomó la chaqueta y la cerró sobre su cuerpo, aceptando tan gentil gesto - Si algo he aprendido estos días es que cada lugar tiene su belleza.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Y sin duda a Kresaar tenemos que devolverle la suya, aunque quisiera ser quien se la robara - dijo Meikoss mirándola fíjamente con una sonrisa de complicidad que la ruborizó al instante sin encontrar palabras para responder a aquel cumplido.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Yo... no, no creo... - notaba que le ardían las mejillas y la cercanía no ayudaba. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Meikoss le posó la mano sobre el hombro, parecía que iba a añadir algo más pero miró de reojo hacia el carro - Creo que es hora de comer.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">En la dirección de su mirada venía Rulia con un paquete con algo de embutido y una gran hogaza de pan. Eliel suspiró aliviada por aquella situación embarazosa mientras él se acercaba a la comerciante para ayudarla, aunque por otra parte, deseaba haber escuchado el siguiente cumplido que a bien seguro el apuesto común iba a regalarle al oído.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Torre Odón - anunció la comerciante. Iba sentada sujetando las riendas.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">A su lado, Meikoss observaba el panorama. Las enormes praderas de los todavía amplios valles, que mecían al viento, poco a poco iban cambiando su color hacia uno más pardo y enfermizo. Los árboles en su mayoría no tenían hojas y se retorcían alineado a lo largo de un río de aguas turbias. La peña de Torre Odón, sobre la quedaban los retos de una antigua fortaleza sobre un pueblo sombrío, rompía el horizonte. Justo detrás, prácticamente oculta por las nubes, se divisaba la primera gran pared caliza de la cordillera Krimeica, cuyas cumbres nevadas hacían en contraste más sombrío el valle.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Pararemos allí? -preguntó Meikoss extrañado.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Sí. Es un antiguo cruce de caminos, la última parada de postas antes de ascender. No te dejes engañas por su aspecto, la tierra es yerma, pero son buenas gentes.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Está claro que del cultivo o la ganadería no viven.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Se dice que hace más de una década habían frondosos bosques, pero poco a poco fueron muriendo. Algunos dicen que algún pecado cometieron contra Alma y ésta les castigo, otros que envenenaron las tierras las instalaciones militares que construyeron río arriba... - le miró enarcando una ceja - ¿Tú que crees? En la capital seguro que se habrá hablado de esto.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Meikoss se quedó mirando aquel paisaje que poco a poco iba siendo más árido durante unos momentos en silencio. Algo había escuchado - No, es la primera vez que escucho de este lugar - mintió sin querer entrar en el tema. - Pero seguro que nuestras monedas serán bien recibidas para cenar bien y dormir en una cama limpia.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Por supuesto - sonrió la comerciante complacida.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El aspirante a caballero abrió la cortina que tenía a su espalda y que daba al habitáculo del carro. - Vamos a parar en un pueblo. Llegaremos enseguida. ¿Cómo está nuestro paciente?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Le ha subido la fiebre y sigue teniendo pesadillas - dijo Eliel..</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Adriem, apenas consciente de lo que sucedía a su alrededor, se removía, empapado en sudor. Ella escurrió una toalla en un caldero que tenía al lado, y que no paraba de agitarse con el traqueteo del carro, y se la colocó en la frente -. Me da miedo que no aguante hasta Nara.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Seguro que sí – no tenía ni idea, pero necesitaba calmarla – Pararemos sólo lo imprescindible.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No lo entiendo, ¿por qué cada vez está peor? - dijo ignorando su comentario.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Suspiró sin saber que decir. Volvió a sentarse de frente al carro para ver como se iban acercando lentamente a aquella parada de postas. Necesitaban un descanso y tal vez allí, con más calma... Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos. Sentía que atraía a la doalfar, pero tenía que tomárselo con calma y su guardaespaldas le estaba dando más batalla inconsciente que en el duelo de la plaza.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Una parte de él no deseaba que despertara.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><i>//Año 495 E.C.</i></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><i>...La princesa acompaña la muerte,</i></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><i>la resurrección el olvido.</i></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><i>Se apoya en su amor y desafía las tinieblas. </i></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><i>Pero su corazón la traiciona.</i></span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Es una canción preciosa. Nunca me canso de oírla. Me trae muy buenos recuerdos - dijo Adriem sentado sobre las rocas mientras observaba el frío mar del Norte. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Las olas golpeaban contra los escollos y saltaban, mojándolos a él y a Esmail, con pequeñas gotas de lluvia salada. Era verano y los dos adolescentes descansaban del baño en la playa. Ella se le abrazaba con fuerza y ternura, murmurando aún el final de la canción.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Nos la solía cantar tu madre cuando éramos pequeños, ¿te acuerdas? - dijo ella.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Sí. Decía que era la historia de una princesa que vivió hace muchos años, y que la había aprendido de su abuela.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Se volvió hacia él. - ¿Crees que la historia es verdad? Quiero decir, ¿crees que la princesa existió?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Comenzó a reírse. - ¿Acaso importa, Esmail? Sólo es una bella canción. ¿Qué más da si fue verdad o no? Lo importante es que es bonita.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Y ella sería bonita también? - dijo con una sonrisa mirando hacia el mar.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Déjalo, ya te estás yendo por las ramas, soñadora. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Volvió a abrazarse a él. - Siempre estoy soñando, porque mi sueño eres tú. - acercó sus labios a los de él.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">-Esmail... - murmuró Adriem, que se encontraba un poco mejor gracias al calmante que el doctor le había dado a Eliel. Ella miraba cómo su sueño se iba tranquilizando.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La doalfar se levantó y se dirigió hacia la puerta de la habitación de la posada donde estaban. En el último instante se volvió hacia la cama del convaleciente - ¿Quién es Esmail? - Esperó unos segundos una respuesta que sabía que no iba a recibir y se dirigió cabizbaja hacia el comedor para cenar con sus compañeros de viaje. Apenas había dormido y notaba como sus fuerzas flaqueaban.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Bajó la escalera hasta el inmenso salón, donde gentes de todo tipo cenaban, brindaban y contaban hazañas de sus viajes más recientes. Casi todo el mundo estaba de paso, y parecía la única alegría que había en aquel pueblo, las historias y las monedas de los viajeros. Varios doalfar, en una esquina, la saludaron al verla pasar cerca de su mesa. Sentía que hacía muchísimo tiempo que no veía a gentes de su raza y al verlos les devolvió el saludo con un sentimiento de alegría en su corazón, mas su preocupación por Adriem empañaba ese sentimiento.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Al final llegó a la mesa de sus compañeros de viaje y se sentó.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Qué quieres que le pida a la camarera? Te recomiendo el revuelto - dijo Meikoss señalando su plato -, está muy bueno.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No, gracias. La verdad es que no me apetece cenar nada. - sentía el estómago revuelto por el agotamiento.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Pues eso no está bien, querida - dijo Rulia -. Tienes unas ojeras terribles, muy mala cara. Nos quedan aún cuatro días de camino y, si no coges fuerzas, enfermarás con el frío y, sinceramente con un enfermo tenemos bastante.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ya... pero es que no tengo ganas. - volvió a declinar la oferta – Gracias.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No me seas niña malcriada. Si te pones mala, ¿quién cuidará de tu amigo? - le recriminó la comerciante.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Eliel sonrió con tristeza. - Tienes razón. Tomaré una sopa de fideos, Meikoss. - tampoco iba a ganar nada no cenando, y una sopa sería más fácil de digerir.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Él asintió y fue hasta la camarera, la abordó soltándole un piropo y le pidió la sopa. Ella le dijo que esperara y él se quedó en la barra, haciéndole compañía mientras la preparaban, probablemente entreteniéndola con alguna conversación banal.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La comerciante miró la escena y le comentó - Me parece que va a tardar un poco y tu amigo no parece que tenga prisa.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Miró hacia la escena, con la camarera riéndose y coqueteando con Meikoss y no puedo evitar sentir cierta envidia. El común era atractivo y sus ropas, aunque vestía sencillos, dejaba entrever que era adinerado, por lo que era muy normal que aquella mujer quisiera llamar la atención. Lo hacía con total naturalidad, ojalá ella fuera igual de extrovertida. Además, él parecía acostumbrado a ello y se notaba que entraba en el juego del coqueteo.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Rulia le llamó para que volviera a la conversación que había abandonado mirando aquella escena - Querida, por más que le mires no va a venir antes. - bromeó </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No, no. Sólo que... - agitó la cabeza - Da igual, déjalo. - tan siquiera se sentía con ganas de dar una explicación coherente. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Diría que tienes hambre de repente, pero no soy yo quién para meterme en tus asuntos. Apenas hemos hablado desde que nos han presentado esta mañana. Pero no te culpo, se que estás preocupada por tu amigo enfermo. Y eso que es un común.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Es mi amigo, no me importa que sea doalfar, mawler o humano - alegó algo molesta ante la insinuación de la comerciante - Aunque se que no es lo habitual.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No, no lo es querida. Mira a los tuyos - dijo señalando a los doalfar que estaban en una mesa a parte y que, de vez en cuando les lanzaban mirada - Están a un lado procurando no mezclarse y, muy probáblemente, preguntándose que hacer tú aquí, sentada conmigo a la mesa.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No lo supongas, lo están haciendo - afirmó Eliel cabizbaja.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No te culpo - le dijo sonriendo - Nosotros tampoco es que os tratemos demasiado bien. Has tenido que salir escondida en un carro de la ciudad. No parece la mejor despedida, pero por suerte ya estamos lo suficientemente cerca de tus tierras como para que puedas relajarte.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Yo antes era como ellos, es como nos educan. Pero si no conoces que hay fuera es normal que le tengas miedo y prejuicios. Parece mentira que el año que viene vaya a hacer cinco siglos del final de la gran guerra y aun existan estos rencores - dio un largo suspiro apenada.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No somos tan diferente, querida. ¿Si tuvieras poder para cambiar el mundo, lo harías? - apoyó su barbilla sobre las manos. Parecía encantada con la conversación, pero a Eliel la pregunta le resultó extraña.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Cómo iba a poder cambiar el mundo? Es imposible - respondió incapaz de hacerse a la idea,</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Usa tu imaginación, supongamos que puedes... ¿qué cambiarías? - insistió.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Torció los labios y pensó en todo lo que había vivido aquellos días. ¿Qué cambiar? Ni siquiera sabría por donde empezar y, el mayor problema, dónde acabar. Todo era muy diferente, era imposible que una sola persona supiera que era mejor para el mundo. Así que su respuesta fue un sencillo - Nada. Si ni siquiera se decidir sobre mí... ¿como voy a decidir sobre los demás? Creo que el mundo va cambiando el mismo. No necesitaría a nadie que lo hiciera.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Rulia se quedó mirándola sorprendida. Parecía que no esperaba esa respuesta y, tras asentir, le dijo - Muy bien, nunca olvides eso que me acabas de decir.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">No pudo evitar reírse - Descuida... por ahora me conformo con saber que voy a hacer.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Sobre a dónde vas a viajar?... ¿o con quién? - dijo mirando a Meikos que seguía distraído de cháchara con la camarera.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Qué? - se echó hacia atrás. La sonrisa insinuante de la comerciante la molestó, se estaba metiendo en temas muy personales - No se de qué me estás hablando.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- A ver, el caballero detchliano... perdón, aspirante a caballero, es muy mono, y no te quita los ojos de encima. No tienes porqué preocuparte por esa camarera.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Nos está acompañando, nada más - dijo pretendiendo estar ofendida, pese a que le gustaba no ser indiferente a Meikoss - Cuida de mí y de Adriem.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ah si, el chico enfermo. Te preocupas mucho por él... se nota que le tienes afecto. Pero deberías de descansar un poco, puedo cuidarle yo esta noche y así esta noche podrás dormir.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿En serio? No se… eres muy amable pero no se si dormiría tranquila - le hacía falta descansar pero después de todo lo vivido no le apetecía separase de él.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No, insisto. Duerme tu si quieres media noche, luego ya si quieres me relevas. Lo haré encantada, esto acostumbrada a dormir poco y se nota que hace mucho que tú no lo haces - bajó un poco la voz para que quedara entre ellas - SI quieres conquistar a Meikoss las ojeras no son tu mejor aliado - le dijo guiñando un ojo.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No, Rulia yo… lo siento, se lo debo. No dormiría bien sin saber cómo está. - se disculpó rechazando tanta amabilidad. Pero era demasiado para una recién conocida y le costaba fiarse después de lo pasado en Tiria.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Como quieras - se encogió de hombros dándose por vencida - Pero seguro que en Nara sabrán cuidar de él, pero por lo que me dijo Meikoss. Luego seguirás hacia Kresaar, a tu pueblo…. Hannadiel, ¿no? ¿O te vas a quedar más tiempo hasta que se recupere? Querida, antes o después os tendréis que separar.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La pregunta tenía su lógica. ¿Qué iba a hacer tras Nara? En Tiria ya se había hecho a la idea de despedirse de Adriem pero ahora le costaba más pensar en ello. De alguna forma, estaba aplazando algo inevitable y, pese a su preocupación por él, no le importaba pasar la horas cuidándole si podía estar a su lado.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Perdona, querida, me estoy metiendo donde no me llaman. Sólo quería que nos conociéramos mejor y hacer este viaje más ameno. No te enfades si te he molestado - se encogió de hombros - Para mí es muy agradable no viajar sola. Sobretodo siendo una mujer, no sabes quién puede asaltarte por el camino.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Eliel se dio cuenta que la comerciante había roto un silencio prolongado en el que ella no había sabido que responder - No, no me has molestado, es sólo... que estoy muy preocupada por él. Nada más - se excusó</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Crees que en Nara sabrán como curar la enfermedad de tu amigo? Si es Eco... he oído que no tiene cura.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No... no lo se con seguridad. Espero que el doctor se equivocara y no fuera Eco - se calló al darse cuenta que dos mesas de alrededor suyo se habían quedado en silencio y las observaban. Rulia también se había percatado y miraba a ambos lados hasta que uno de los hombres se levantó y acercó a su mesa.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Disculpen - dijo un fornido hombre con camisa de franela e impresionante estatura para tratarse de un humano mientras el resto de sus compañeros miraban - No he podido evitar escucharlas ¿Han traído a un enfermo de Eco a este pueblo?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">No le pasó por alto a la doalfar que, en el silencio que se había formado, un par de comunes salieron por al puerta a toda velocidad. Por alguna razón que no alcanzaba a comprender aquella noticia había creado una gran conmoción en la posada. - Son asuntos nuestros, no tengo porqué responderle - dijo sin dignarse a mirarle, tratando de guardar la compostura.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La mano del hombre golpeó la mesa, dándole un susto que casi se cayó de la silla - ¡SI mi incumbe, doalfar!¡Incumbe a todo el pueblo si tienen a un enfermo de Eco!</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Antes de que pudiera volver a colocarse en la silla y responder Meikoss estaba a su lado sujetándola por los hombros para que se reincorporara, mirando amenazante al quien la había asustado.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ella no tiene por qué darte ninguna explicación - dijo el aspirante a caballero acercándose hasta él. La diferencia de altura era patente, pero no parecía intimidado por este hecho - Por favor, relájese y podremos tener una conversación civilizada. Ninguno queremos que nadie salga herido, ¿no cree?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Qué problema tienes? - le replicó agachando al cabeza para acercarle al cara - ¿Tanto te gusta la chusma del norte que la defiendes?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Esto es una misión diplomática, soy hijo del consejero del duque, así que siéntate si no quieres que avise a las autoridades - dijo con convicción sacando a relucir su estatus.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Eliel creía que el alegar su posición dentro de ese país le valdría a Meikoss para poner a aquel bruto en su sitio, pero sin embargo ocurrió todo lo contrario. Las gentes de las mesas se levantaron airadas y la cara de aquel hombre se puso roja por al rabia.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡¡Perro del gobierno!! ¿Cómo te atreves a poner un pie aquí y pavonearte ante nosotros?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Meikoss lanzó una mirada a Rulia que permanecía sentada sin hacer nada, tratando de pasar desapercibida - Me habían dicho que aquí había buena gente. - volvió a mirar a su amenazante adversario - No se qué clase de problema podéis tener pero no tenemos nad...</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">No pudo terminar la frase cuando tuvo que esquivar un puñetazo que esquivó tomándole el flanco, pero los hombres que se habían levantado de la mesa no se lo iban a poner fácil. Así que Eliel se levantó, cuando otro hombre de la mesa de al lado le sujetó por el brazo.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Quieta - le ordenó mientras Meikoss se veía superado en número en la pelea.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Los doalfar se levantaron y se dirigieron hacia ella, para liberarla de su captor. Sin duda aquella situación tenía muy mal aspecto y, pese a que tenía la tiza de argentano en el bolsillo, si invocaba a su criatura no sabía si iba a poder controlarla con aquel caos.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Pero sin embargo algo le llamó la atención, de entre todo aquel gentío que animaba a la pelea en la que Meikoss ya había recibido un par de buenos puñetazos que le habían hecho hincar la rodilla en el suelo, una mujer permanecía a escasos metros, ajena a todo sin inmutarse hasta que terminó de apurar el trago de su chupito de licor que dejó caer sobre la barra. Se giró con mala cara y con ciertos síntomas de ligera embriaguez.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La humana vestía una blusa desabrochada hasta el canalillo y una falda marrón bastante gruesa. Era toda una mujer, de generosas curvas, con una melena corta que tomó su chaqueta de la barra y un maletín de cuero y sin prisa se dirigió directamente al lugar donde tenía lugar la pelea.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Meikoss estaba ya de rodillas en el suelo sujeto por varias personas mientras su oponente le daba varias patadas en el pecho sin compasión alguna.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡Así es como tratamos a los perros del gobierno! ¡No nos habéis traído más que desgracia! - se paró un momento a mirarlo. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Meikoss escupió algo de sangre, pero manteniendo la compostura le sostuvo la mirada - No se a que viene esto. Si tienes algún problema ve a la Dulack y allí...</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡¿Para que nos vuelvan a mentir?! - alzó el puño y se dispuso a golpearle en la cara pero, la mujer que había visto Eliel levantarse sin prisa, había llegado hasta su altura y aun a riesgo de recibir el golpe, se puso en medio mirando al grandullón. El puño se detuvo a pocos centímetros de su cara. Toda la gente de la posada enmudeció.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Si tratas así a los viajeros no pararán más y tú me dirás de que vais a vivir - posó la mano sobre el puño del hombre. Se tambaleaba ligeramente - Tengo unos calmantes muy buenos... aunque creo que sería mejor un buen trago. ¿Te receto un whisky? - esbozó una sonrisa socarrona.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡Calla Danae! No te metas en esto - dijo el hombre. - No es de tu incumbencia.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Desde que hay un enfermo es asunto de la médico del pueblo y no de un leñador, ¿no crees? Deja a ese chaval y ve a tomarte ese trago, te invito yo.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡Han traído a un enfermo de Eco, aquí! ¡Tenemos que echarlos a patadas si hace falta! Ya sufrimos bastante con lo que tenemos.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">No me voy a apartar, ese chico también necesita mi atención. - le miró y a Eliel le sorprendió ver como la mirada perdida y nublada por el alcohol se tornó seria, clara y penetrante - Sentí mucho lo de tu hermana, pero no pude hacer nada... al menos déjame ayudar a los que aun se les puede salvar.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El hombre abatió lo brazos y su rostros se ensombreció - ¿También los ayudarás a morir? Porque no hay nada más que puedas hacer, verdad?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Cada enfermo es distinto y tu hermana..rápido movimiento la agarró por el cuello - Antes dd que trataras de curarla sólo tenía lapsos, pero después de tu cura... ¡Cuándo murió mi hermana ni siquiera me recordaba, bruja!</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Eliel no tuvo muy claro que pasó en aquel preciso instante, pero en apenas un parpadeo, le mujer le había cogido a su estrangulador por un dedo y había retorcido aquel musculoso brazo de una. Forma imposible que le hizo girar sobre sí mismo y clavar las rodillas al suelo con un alarido de dolor.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Ella paseó la mirada por los demás que q dieron un paso atrás, intimidados. ¿Qué clase de médico era esa? El silencio invadió la estancia de la posada excepto los gritos del hombre y cuando comprobó que nadie se movía, apoyó el pie sobre el hombre arrodillado y, con un fuerte tirón y un crujido le colocó el brazo en el sitio - Esto es gratis, pero al siguiente ya sabéis cuál es el precio por arreglar un luxación. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Todos se volvieron a sentar, aquella mujer de apenas cuarenta años los tenía acobardados, por tras ver como se había desecho de un adversario que la duplicaba en tamaño y fuerza, a Eliel, no le pareció extraño.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Ella y Rulia Se acercaron a Meikoss y le ayudó a levantarse - ¿Estás bien? - le preguntó la comerciante.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Si... Si, un poco magullado pero nada más, - dijo el aspirante a caballero recuperando al compostura y tocándose el labio que sangraba.</span></div>
<div class="p10">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Disculpadles - dijo la supuesta médico acercándose a ellos - Este pueblo ha pasado tiempos muy duros y aún quedan peores por venir. - recogió su maletín del suelo - He oído que tenéis un enfermo de Eco. Quisiera examinarlo.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">¿Quién eres? - preguntó Eliel desconfiada. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3">- Me llamo Danae y... - miró a su alrededor comprobando que todos aparentaban seguir en sus asuntos mientras se llevaban al herido que profería insultos hacia la mujer - ...como habrás podido adivinar tu solita, doalfar, soy la médico de este lugar. Así qué llevadme ante el paciente.</span></div>
<div class="p10">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p10">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Meikoss, Rulia y Eliel miraban detenidamente cómo la boticaria estudiaba al paciente. Mientras lo examinaba en la habitación de la posada, comprobando su respiración, pulso, falta de reflejos en el iris... iba conversando con los presentes.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Extraño ver viajar a una doalfar con unos comunes – dijo sin molestarse en ser políticamente correcta.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No me llames doalfar, tengo un nombre - replicó Eliel.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Yo Danae Al Serim, pero eso no evita que los doalfar os refiráis a nosotros como “comunes”. - la miró de reojo enarcando las cejas sabiendo que argumentaba una obviedad - ¿no sería más acertado que te llame doalfar? Y</span><span class="s5">o preferiría que me llamarais humana, al menos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Eliel apretó los puños enfadada por aquella muestra de sarcasmo injustificado. Iba a replicar pero Meikoss le posó la mano sobre el hombro para calmarla.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Creo que no estamos aquí para hablar sobre las costumbres de cada uno – dijo conciliador - ¿Crees que lo puedes curar, doctora?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Curar? - se puso en pie y se quedó observando a a Adriem – Suerte es lo que necesitáis, yo sólo puedo ayudar a que aumente sus posibilidades. Es un caso de Eco, pero es un estado muy inicial y no es muy grave... aún.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Cómo puedes saberlo? - dijo la novicia shaman – no pareces más que...</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Dilo, sin miedo – le sonrió con algo de malicia – una boticaria de pueblo. Tienes toda la razón, pero en este pueblo, cuando llegué había diez casos de Eco. Personas que ya ni siquiera sabían quiénes eran y, a la fuerza, tuve que aprender mucho sobre la enfermedad. Así que no es la primera vez que me enfrento a ella.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Rulia habló desde atrás. No había dicho nada desde que llegó aquella mujer - ¿Pudisteis salvarlos?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La mujer dejó de sonreír – Les ayudé a que al menos supieran quiénes eran sus hijos por un momento en su lecho de muerte. Salvo la hermana de Benjamín... Ya le habéis conocido antes </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Un nudo se hizo en el estómago de Eliel. ¿Ese el final que aguardaba a Adriem? Sabía poco de esa enfermedad, que la gente se olvidaba de su propia vida. Era algo terrible.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No quiero decir que ese vaya a ser su destino – prosiguió Danae sabiendo leer en el gesto de la doalfar – lo mejor será que lo vea alguien más cualificado que yo, pero al menos puedo hacer que despierte y calmar un poco sus síntomas.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿No se puede curar? - preguntó la novicia.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Acércate - dijo haciendo un gesto con la mano.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Eliel se acercó poco a poco a la boticaria. Ésta le señaló unos tonos rojizos que había en el iris de Adriem.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Ves esas trazas rojas? Son los síntomas del eco. Poco a poco el iris se irá tornando completamente rojo, pero puede que no pase nunca - se levantó y se dirigió hacia su maletín para rebuscar en él – es completamente impredecible. Ha habido muchos casos en los que no ha ido a más, así que, si</span><span class="s5">endo un estadio tan temprano quiero ser optimista. ¿Sabéis cuál fue su primer síntoma?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Ninguno sabía qué decir, a fin de cuentas apenas le conocían. Ante tal silencio, la boticaria les pidió que abandonaran la habitación y dejaran al paciente descansar. La noche había sido larga y, tras administrarle un calmante, poco más podría hacer hasta que volviera a su laboratorio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Eliel se negó y acomodó una silla junto a la cama. Los demás cerraron la puerta de la alcoba, dejando a Adriem en un profundo sueño velado por la doalfar a la débil luz de un quinqué.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Dónde estoy? - La voz de Adriem resonaba con un extraño eco que lo envolvía todo. Estaba de pie, en medio de una inmensidad blanca donde era imposible distinguir el horizonte.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">No hubo ninguna respuesta a su pregunta, tan sólo el eco que traía de nuevo sus palabras - ¡¿Hay alguien?! - gritó una y otra vez hasta quebrarse la voz. Pero la resultado era siempre era la mismo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Comenzó a andar desorientado, pero en ese mundo tenía la impresión de que no avanzaba. Nada podía darle referencias de la distancia que recorría.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Qué hago ahora? ¿Cómo salgo de aquí? – sus mismas palabras volvían con el eco. ¿Cómo he llegado aquí? Estaba con Eliel, tumbado en aquella camilla y luego... Luego recordó qué pasó. La gente, los ojos de Eliel, aquella serpiente que le estrangulaba y miraba, aquella voz...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Adriem se dejó caer, quedándose tumbado en aquel lugar carente de temperatura y olores. Ni siquiera la textura del suelo era dura ni blanda. ¿Se estaba volviendo loco? Si por lo menos hubiera alguien para ayudarlo. Pero ¿quién iba a venir a socorrerle a aquel yermo? </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">En los últimos años se había encerrado en sí mismo. Desde que abandonó su tierra natal para irse a vivir a Tiria no había dejado que nadie se acercara a él. Su vida se se convertió en algo rígido y rutinario. ¿Qué fue sido de su sueño de ser caballero? Se perdió, como tantas sus aspiraciones, engullidas en un mar de horarios y quehaceres, donde soñar era un lujo que sólo se podía disfrutar por las noches, si no se desvelaba.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">¿A quién llamar? En su día a día se había centrado sólo en su trabajo, ascendió hasta sargento... pero en aquello momentos no significaba nada. Tan siquiera se había planteado volver a su tierra. ¿Por qué? ¿Tal vez miedo de volver a ver a Esmail? Ella ya habría rehecho su vida...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Vida... esa última frase se le atragantó por una razón que no conseguía descifrar. Por alguna razón una sensación de ansiedad le recorrió el cuerpo. No podía volver con ella, era la única frase que le golpeaba la mente.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">¿Entonces, quién le quedaba...? No tenía amigos, tan sólo...</span></div>
<div class="p5">
<br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Una casera. ¿No es así, querido inquilino?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Adriem se levantó sobresaltado ante la respuesta a una pregunta que no había formulado fuera de su mente. A su lado estaba sentada Dythjui, con su habitual atuendo de trabajo en la posada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La débil luz de la mañana comenzó a filtrarse entre las contraventanas mientras los pájaros más madrugadores entonaban su canto matinal, despertando de los pequeños bosques que rodeaban la localidad. Eliel apenas había dormido en toda la noche y dejaba pasar la horas leyendo uno de los libros que debía entregar en Nara. Era un libro de teorías sobre las vías de energía que vertebraban la tierra y sus paralelismos entre el cuerpo y el alma. No era una lectura muy agradable, pero la mantenía despierta.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Alguien llamó a la puerta con unos golpecitos ligeros, ante lo que cerró el libro e invitó a pasar – Adelante.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Danae entró cargando su maletín, como parecía su costumbre, con cara bastante amargada probablemente por no dormir, a juzgar por sus ojeras. Aunque, pensó, puede que esa fuera su expresión habitual.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Cómo está el niño? - dijo acercándose a la cama y posando el maletín con cuidado en el suelo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- El calmante parece que le fue bien. Ha dormido tranquilo toda la noche – dijo sin dejar de mirar la expresión relajada de Adriem. En el poco tiempo que lo conocía, nunca le había visto así de calmado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Al menos ha repuesto energías. Las heridas que tenía están casi curadas, por lo que veo – se acercó a examinar los vendajes del brazo y pasó a retirarlos lentamente, dejando al aire las cicatrices de las garras – Fue una herida fea, puede que le queden marcas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Podrás hacer algo por él? - aquellas cicatrices eran el recuerdo de que él la había salvado la vida en la posada. Necesitaba salvarle, pero esta vez el enemigo se escondía dentro de su propio cuerpo, devorando su memoria.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Según el Profesor Hockenheimer, "si el alma se ha desalineado del cuerpo por un esfuerzo – recitó - su éter fluye de forma irregular, matando los recuerdos y, poco a poco, marchitando el cuerpo..." Aunque siempre me ha parecido una explicación muy floja, pero aquel hombre, y la doctora Han, son los que más se acercaron a darle una explicación plausible a la enfermedad. Pero las teorías....- cuando se giró hacia Eliel y se detuvo. Aquella palabras la doalfar ya las había escuchado</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">– ¿Es el mismo profesor que editó los tratados sobre la composición de los sueños? Tuve que leerlo en el seminario... - era una lectura muy especializada, impropia de una médico de pueblo. Empezó a sentir desconfianza de aquella mujer.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Sonrió, probablemente había notado que la miraba extrañada – Creo que me he dejado llevar por el caso, ya te he dicho que tuve que enfrentarme a muchos enfermos casos en este pueblo. Cualquiera podrá confirmártelo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Seguro que sí, no lo dudo – le posó la mano sobre el hombro y la escudriñó – pero aunque sea una engreída doalfar, sé distinguir por la forma de hablar a alguien que se ha criado en un pueblo, y tú, “humana”, no perteneces a este lugar. La sujetó mientras con la otra mano sacaba poco a poco la tiza del bolsillo. Hecho que no pasó desapercibido a la boticaria que comenzó a reírse por lo bajo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Si estás tratando de amenazarme, lo tienes muy difícil, pero satisfaré tu curiosidad – posó su mano sobre la de la doalfar invitándola de dejar de sujetarle el hombro – Nací al este, en el país vecino de Fraiss. Estudié medicina en la Universidad bajo la tutela de la doctora Han, hasta que fue exiliada tras el golpe de estado de hace diez años, al igual que todos los que simpatizábamos con ella. Tras mucho deambular, los casos de eco que se concentraron en esta comarca llamaron mi atención y por eso vine aquí, a estudiarlos, hace cinco años. Quienquiera que os haya atacado, no estoy con ellos, no tienes nada que temer.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Cómo puedo fiarme de ti? - dijo sin soltar la tiza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No puedes. Pero, de querer acabar con vosotros, en vez de un somnífero anoche le hubiera dado veneno a tu amigo. - su gesto era grave y Eliel se tomó completamente en serio sus argumentos. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- De acuerdo – dijo la novicia shaman soltándola pero quedándose con la tiza en la mano – Digamos que te creo. ¿Podrás ayudarle o no?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La boticaria suspiró y se mordió el labio pensativa – Puede que esta vez puede hacer algo que no pude con los otros pacientes. - sacó de su maletín un frasquito con un líquido que emitía un pequeño fulgor violeta apenas perceptible. - Esto es enetista, está destilado de una rara planta de las tierras del este. Conseguí algunos progresos calculando bien la cantidad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Progresos? - Eliel se acercó para ver de cerca como le levantaba el párpado al paciente para, con cuidado, aplicarle la dosis exacta con la ayuda de un cuentagotas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Cerró el frasquito con cuidado – Apenas me queda y es difícil de conseguir. Vine aquí para estudiar los casos y, a modo de experimento, probar varias posibles curas. La comunidad médica siempre ha sido muy conservadora y hacía falta cierto arrojo. No buscaba curarles, sino entender mejor la enfermedad para que, mientras se consumían, su muerte sirviera para salvar en el futuro muchas vidas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Hablas de ellos como si fueran parte de un experimento – torció el gesto desagradada por la explicación fría de la curandera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Lo era – la miró con intensidad, con pleno convencimiento de los datos que le comentaba – Retrasé la muerte de dos sujetos hasta cinco días, en otro caso ralenticé el avance de los delirios hasta duplicar su expectativa de vida... ocho días. Y mi mayor éxito, un paciente recordó quien era en su lecho de muerte.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Hubiera sido mejor que muriera en la ignorancia. Pobre hombre – se lamentó.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">No lo entiendes. Pero no te pido que comprendas mis métodos – se apartó el pelo y volvió a mirar a Adriem – Piensa que todo lo que aprendí sobre la enfermedad permitirá que tu querido amigo pueda vivir largo tiempo si su alma no se ha visto muy afectada. Existen muchos casos que se quedan en un estado primario durante años sin desarrollarse, aunque no quiero darte ganas esperanzas – la miró y le señaló con el dedo hasta apretar el índice contra su frente – Perspectiva. Esa es la diferencia. - dibujó una sonrisa algo perturbadora – Además, estamos de suerte, tengo una herramienta muy útil de la que carecí en los casos anteriores.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Qué? ¿A qué te refieres?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Magia, mi querida doalfar. Tu magia me ayudará a fijar su alma.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Había trazado las runas necesarias copiándolas en gran parte de uno de los libros que le facilitó Danae. No estaba muy segura de lo que hacía ya que ese tipo de hechizo era tan complejo que superaba con creces su conocimiento. La falta de sueño y el cansancio tampoco ayudaban pero no iba a rendirse. “Un puente”, lo hacía llamar la boticaria, que había inyectado algunas sustancias en el cuerpo de Adriem para facilitar la empresa.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Esto es como regar con aceite sosteniendo una cerilla – dijo Eliel preocupada mientras se secaba el sudor de la frente y pestañeaba para aclarar su vista cansada. - ¿De dónde demonios has sacado este libro?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Fue un préstamo – dijo revisando el pulso de Adriem – Estaba olvidado en la antigua catedral de Eria, así que lo tomé prestado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Lo robaste – le corrigió.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Si nadie lo usaba no lo considero un robo – argumentó. - Además, la biblioteca ni tan siquiera existe a día de hoy. La quemaron.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Atentos a lo que allí estaba aconteciendo, Meikoss y Rulia observaban aquella extraña mezcla de medicina y magia. La segunda interrumpió a novicia y boticaria:</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Siento repetirme, pero no creo que sea prudente. Eliel, sigamos el viaje y llévalo a Nara, es lo más sensato. No creo que tú estés preparada para esto...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La doalfar se limpiaba las manos. Casi había consumido toda la tiza, dejando el cuerpo de Adriem lleno de trazos que recorrían su pecho, frente, brazos y vientre. Se había sentido un poco turbada al principio por dibujar sobre su piel desnuda, pero la complejidad de las runas pronto le había sacado esas ideas de la cabeza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No creo que lo vayan a ayudar en Nara – dijo cabizbaja – Los shaman de Nara no asistirán a un común enfermo de Eco. Dudo que le dejen tan siquiera cruzar las puertas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Meikoss torció la cabeza, arrugando el cejo ante aquella revelación - ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Eso ya lo sabías cuando me pediste ayuda para sacarlo de la cárcel, cierto?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Lo siento Meikoss, tenía que sacarlo de allí – era cierto, no había dicho toda la verdad. - Esperaba sencillamente que se me ocurriera algo por el camino. No fue una mentira realmente, quería llevarlo a Nara, pero han pasado los días y no sé cómo excusarme ante los míos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El humano se cruzó de brazos molesto pero asintió – Está bien, puedo entenderlo, pero creo que podrías haber confiado un poco más en mí. - tal vez su padre no estaba tan equivocado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No podía... perdóname. Pero ahora he de intentar salvarle la vida, se la debo. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">– Eso no es suficiente como para que hagas esto... te estás fiando de ella y puede que en vez de salvarle lo empeores. - respondió el aspirante a caballero preocupado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Dudo que sea sensato - advirtió la comerciante, que apenas había dicho nada des que estaba allí.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Eliel negó con la cabeza y se giró de nuevo hacia las runas – Lo salvaré, sé que puedo hacerlo – posó las manos sobre el pecho de Adriem y miró a la boticaria con determinación mientras una lágrima caía por su mejilla – Dime qué tengo que hacer.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Danae sonrió y miró a los dos acompañantes – Me gusta esta chica – se acercó a Eliel – Mi trabajo ya está hecho, ahora es cosa tuya.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El éter comenzó a fluir por sus manos y la primera de las runas se fue iluminando poco a poco...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Dythjui! ¡Por el amor de Alma! ¿Desde cuándo estás aquí? - Adriem se reincorporó asombrado ante la presencia de aquella chica en ese extraño yermo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La casera torció un poco el gesto al oír tal expresión. - Desde que tu corazón me ha llamado - dijo dándole unos golpecitos a la altura del pecho, recuperando su habitual sonrisa.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Cómo has llegado aquí? Ni siquiera sé cómo lo he hecho yo.</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- Ah, eso... Porque realmente siempre he estado aquí.</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- ¿Aquí? Lo siento, pero creo que no lo entiendo.</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- Es más sencillo de lo que crees. Yo no soy Dythjui, tonto. Tan sólo la imagen que tu corazón tiene </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3">de ella. Desde que la conoces siempre he estado aquí. - enfatizó extendiendo los brazos tratando de abarcar aquel yermo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Aquí? Estamos en medio de la nada. - No lograba entender a qué se refería con una imagen de su corazón.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Veo que quieres comprenderlo. No estamos en ningún lugar, aunque, por otra parte te debería de ser familiar. - se le acercó - Estamos dentro de ti. – dijo volviendo a señalarle el pecho.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Esto… soy yo? - sonaba del todo irreal.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Exacto!, veo que lo has pillado - dijo guiñándole un ojo-. ¿Y qué te parece? Espacioso, ¿verdad?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Un lugar muy... solitario. Es como si el aire fuera denso.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Denso como aquel salón que abandonaste hace años, dejando a una mujer atrás? - la mirada de la casera se clavó en la suya como un puñal.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Esmail. - Un nudo atenazó su garganta y le faltaba aire para pronunciar su nombre. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Desde entonces este lugar no ha conocido el calor, se ha quedado atrapado en aquel momento.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No quiero recordar - dijo dándole la espalda a Dythjui dolido por lo que había dicho.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿De qué te sirve no recordarlo? ¿Piensas que así serás más fuerte, olvidando lo que has hecho en tu vida?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Ella se fue acercando poco a poco y puso su mano sobre su hombro. - Adriem, eres un caballero inútil.</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- No saques ahora sueños de mi niñez. - sonrió dolido.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Sí, es un sueño, porque ni siquiera lo has intentado. Un caballero asume sus decisiones y todo aquello que ha hecho, incluso lo más terrible. Sé tú el caballero de aquella canción que te cantaba tu madre, él tomó una decisión hasta el día de su muerte y nunca se arrepintió. Pero para eso tienes que recordar...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">No la dejó terminar – No recuerdo a ningún caballero en aquella canción -dijo Adriem con el gesto compungido por las duras palabras de aquel reflejo de la posadera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Eso es porque te has olvidado de la mitad de la canción, por eso tienes que recordar lo que pasó en aquel salón... </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Se levantó una suave brisa y entre el viento le pareció escuchar una voz que le llamaba.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Eliel?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Dythjui también pareció sentirla y se giró – No, espera Adriem, ella no tendría que estar aquí.</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- ¿Por qué dices eso? - dijo Adriem. La voz sonó esta vez con más claridad.</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- Recuerda la canción, sólo tú lo sabes. ¡Tienes que recordarla!</span></div>
<div class="p15">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">Unas runas empezaron a aparecer en torno a su cuerpo y se extendieron hasta el suelo, dibujando</span></div>
<div class="p16">
<span class="s3">algo parecido a eslabones que se unían en unas cadenas. Adriem forcejeó, pero tiraban con fuerza de él hacia abajo, mientras el suelo empezaba a quebrarse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Qué importa ahora la canción? - dijo asustado viendo como empezaba a ceder las grietas bajo sus pies.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡No, todavía no! - trató de agarrarle pero fue demasiado tarde y el suelo estalló como si fuera cristal. Él sólo podía ver cómo caía mientras Dythjui le gritaba desde el borde - ¡Recuerda la canción, Adriem! Si no...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Engulléndolo todo, las cadenas se entremezclaron creando una única masa de oscuridad. En mitad de aquellas tinieblas sintió que unos ojos lo observaban, pero no podía saber desde dónde. Lo único que podía hacer era seguir cayendo mientras el sonido de una maquinara empezó a escucharse desde todos los ángulos. Como si estuviera en el interior de un gigantesco reloj.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Todas las runas se habían activado y recorrían el cuerpo del paciente. Rulia y Meikoss miraban nerviosos la escena, más preocupados por la cara de excitación de Danae que por el conjuro con el que estaba lidiando Eliel.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">El cuerpo de la doalfar se estaba adormeciendo y tenía serias dificultades para mantener la concentración. En su desesperación por salvarle no había medido bien su capacidad y, sabía de antemano, que ésta iba a ser sobrepasada, pero no de una forma tan violenta. Pero si fracasaba ahora el resultado podía dejarlo en peor estado todavía. No podía permitirse el lujo de quedarse sin fuerzas, pero comenzaba a ser un hecho.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Las runas empezaban a emanar un fulgor irregular y Danae se acercó con prudencia, preocupada por el estado del experimento, más que de la doalfar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Aguantarás?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">No podía responder, sólo mintió asintiendo con la cabeza. Apenas le quedaba éter en su cuerpo...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Las runas comenzaron a bajar de intensidad y Adriem empezó a removerse en la cama. Su energía se había agotado y la estructura empezaba a descomponerse. Pero dentro de sí, cuando creía que iba a caer inconsciente, escuchó una voz que... le llamaba. Era su propia voz que resonaba en su cabeza. Una sensación muy extraña brotó de su interior, ya que empezó a notar un cosquilleo en las manos y, poco a poco, las runas comenzaron a dibujarse de nuevo, pero el tono pasó a ser más claro hasta volverse completamente blancas. Los enlaces en los que se había consumido el argentano se restituyeron y la voz se hizo cada vez más fuerte.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Las cosas en la habitación empezaron a temblar y se asustó mucho, pero su cuerpo ya no le respondía, no podía despegar las manos ni anular el conjuro. Veía de reojo como los demás miraban la escena, incluso Danae, sin atreverse a acercarse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Sintió como algo, no muy lejos de allí, respondía a la vibración que sacudía la habitación, a la vez que la voz que resonaba dentro de su cabeza se volvía más fuerte. Le llamaba con insistencia, hasta el punto que, sin darse cuenta, salió de ella misma, articulada por sus labios.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡¡Adriem!!</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Las runas se rompieron y cientos de briznas de luz roja saltaron por los aires, iluminando la habitación. Todo se quedó en silencio mientras se iba quedando de nuevo la habitación en penumbra con el cuerpo yacente de Adriem.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Increible... - acertó a decir Rulia, estupefacta. - ¿Qué ha sido eso?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">La boticaria se acercó a Eliel que estaba en silencio con los ojos cerrados – No.... no estoy segura. ¿Estás bien, pequeña? - tocó con cuidado el hombro de la novicia shaman que, de pronto, abrió los ojos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¡Se está moviendo! - exclamó asustando a Danae.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Adriem empezaba a moverse y murmurar lentamente, ante lo que todos se acercaron de inmediato. Danae comprobó con satisfacción, cómo las vetas rojas habían desaparecido.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No sé cómo lo has hecho, pero enhorabuena Eliel – la felicitó – No creo que se haya curado, pero los síntomas han revertido casi por completo. Luego me contarás qué ha pasado exactamente, ahora será mejor que descanses.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- No, si me encuentro perfectamente – demasiado bien, no debería de quedarle ni un ápice de fuerzas. Sin embargo se sentía pletórica. Era extraño, porque la magia siempre conllevaba una gran esfuerzo mental, pero parecía que esta vez había hecho todo lo contrario. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Mas esas preocupaciones esperarían, difuminadas en la alegría por ver a Adriem que se reincorporaba algo desorientado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Creo que me he perdido algo... - dijo con voz ronca. Aquello que había soñado comenzaba a desdibujarse en su mente mientras trataba de situarse. Ni siquiera parecía estar en Dulack a juzgar por que ya no estaba en una celda.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Eliel se sentó en la cama y le señaló el paisaje – Estamos al norte de Detchler, camino de Nara. Has dormido muchos días – le explicó aliviada tras tantos días de preocupación que apenas la habían dejado dormir.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Qué... qué es esa luz?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- ¿Luz? - dijo Meikoss acercándose a la ventana – Es cierto, ¿qué es eso que brilla? No parece...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Eliel se fijó hacia donde señalaba, aún con dificultad para levantar el brazo, y sus ojos se abrieron como platos. – ¡Tenemos que huir de aquí!</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Justo en esos instantes una luz comenzó a invadir la habitación proveniente de la ventana. Como si de una ola fantasmagórica se tratara, una resplandor azulado iluminaba el pueblo. Venía desde el horizonte. Imparable.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">- Por Alma... ¿Qué es eso? – dijo balbuceante Meikoss mirando por la ventana.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Danae sólo acertó a decir - Creo que una disrupción astral.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3">Meikoss se dirigió hacia Eliel justo en el momento en el que ésta</span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p4">
<span class="s3">Eliel abrazó a Adriem para cubrirle con su cuerpo justo antes de que la ola impactara de lleno contra la posada. Sabía que venía exactamente de dónde resonó su conjuro.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-11363899014475754002014-05-27T09:00:00.000+02:002014-05-27T10:28:09.116+02:00Capítulo 10: El dolor de la derrota<div class="p1">
La débil luz del crepúsculo entraba, con tonos grises y anaranjados, a través de las ventanas de la sala. En el centro, observando cómo el sol se iba ocultando entre las nubes y el mar, un hombre de cabello cano y corto degustaba un buen vino. Se atusaba su cuidada barba mientras sus cansados ojos azules no dejaban de mirar el ocaso del astro rey desde su sillón. Esperaba sin esperar nada. Sencillamente se deleitaba con la puesta y con el sonido del péndulo del enorme reloj, que, en su elaborada caja de madera de marquetería, marcaba impasible las horas.</div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La jornada había sido dura, y ese remanso de paz era el bálsamo que curaba las heridas del día. Tal vez debiera seguir leyendo aquel libro. Llevaba ya cinco años leyéndolo. Acarició la cubierta del tomo, que estaba en la mesita, donde también se hallaba la botella de vino. «La destructora de sueños. Hechos y fundamentos de Neferdgita» Pasó los dedos por el título y suspiró. Los libros de historia le gustaban, pero aquél se le resistía.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Un escalofrío le recorrió la espalda. El reloj se detuvo. ¿Tocaba darle cuerda ya? Lo había hecho el día anterior, puede que se hubiera estropeado o... tal vez fuera un signo de mal agüero. Interrumpiendo sus cavilaciones, alguien llamó a la puerta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Quién es? Le dije a Harald que no me molestaran - dijo con desgana.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Soy yo, padre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Su apatía desapareció al oír aquella voz. Si algo podía privarlo de su rato a solas, sin duda, era la visita de su hijo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Adelante, adelante. Pasa. - Y se ajustó el sobrio batín de invierno para levantarse.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Se abrió la puerta y Meikoss entró. Pero detrás de él, medio en sombras, estaba una mujer que se había quedado esperando en el umbral, y que no pasó inadvertida a sus ojos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Buenas tardes, hijo mío, me alegra ver que vienes a hacerle una visita a tu viejo padre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Buenas tardes, padre. Siempre tengo un rato para que me cuentes cómo te ha ido el día. Aunque lamento que esta vez sea una visita interesada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Por lo que veo, vienes acompañado. Dile a tu amiga que pase - dijo guiñándole un ojo a su hijo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No es lo que piensas. Nos acabamos de conocer en la plaza. - respondió con rapidez a la insinuación de su progenitor.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La mujer entró por la puerta. - Con permiso.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Se sorprendió al ver que se trataba de una doalfar. Si por él fuera nunca le hubiera permitido entrar, pero si la había traído su hijo consigo, confiaba en que fuera por un buen motivo. Uno de esos altivos habitantes del norte, con lo que históricamente habían tenido más de una disputa territorial no eran bienvenidos. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Ella es Eliel van Desta, hija del marqués de las tierras de Hannadiel, en Kresaar - hizo una pequeña pausa en la que Jeffel asintió con la cabeza mostrando su aprobación más que su respeto - Señorita Van Desta, él es mi padre, lord Jeffel Sherald, consejero del duque Hendmund – dijo lanzando una mirada de duda a su padre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span></div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div class="p3">
<span class="s3">Jeffel se quedó durante un momento pensativo. La Marca de Hannadiel… había leído algo sobre esas tierras pero no recordaba muy bien el qué. Se dio cuenta de que el silencio que se formó mientras observaba a la doalfar, que se estaba tornando incómodo, y reaccionó para solventar la situación apartando aquellos pensamientos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Sed bienvenida, señorita Van Desta. Espero disculpe mi vestuario, pero no esperaba visitas. - dijo tratando de encontrar las palabras en doalí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No tiene que disculparse, Lord Sherald. Soy yo quien lamenta tener que visitarle a horas tan intempestivas. - para su sorpresa hablaba un tírico casi perfecto, sin acento.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Bien, pues - dijo ofreciéndoles asiento -, cuénteme qué quiere de mí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Le seré breve. Durante mi viaje de vuelta a mis tierras por razones comerciales tuve ciertos problemas con la documentación. Nuestro equipaje se extravió y con él mi pasaporte, por lo que tuvimos ciertos problemas en la aduana de su ciudad. Algo totalmente comprensible - Jeffel, haciendo caso parcialmente al relato, estudió los movimientos de la doalfar. Llevaba demasiados años en política y sabía perfectamente que le estaba contando una verdad a medias. - Mi... guardaespaldas, sufrió un percance por tal motivo, defendiendo mi honor, y está ahora en prisión.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Es la ley, señorita, aplicable a todos. Incluido a un doalfar - pese a que trataba de contenerse no pudo evitar cierto sarcasmo en su tono,</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Disculpe que le corrija, lord, pero mi guardaespaldas no es doalfar, es un... humano, como usted.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Aquella aburrida conversación adquirió un matiz más interesante tras aquella revelación. ¿Una noble doalfar custodiada por un humano? En sus años de vida nunca había visto o escuchado algo similar. Tal vez la historia de la hija del marqués no fuera una pérdida de tiempo, tal y como había presupuesto hasta el momento.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Aún ello, es la ley. Si originó disturbios con las autoridades deberá pasar unos días en la cárcel y abonar una multa. Sólo le retrasará ligeramente su viaje, mientras, a bien seguro encontrará acomodo en esta, nuestra ciudad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Ese no es el problema, padre... - alegó Meikoss.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Deja que continúe la señorita, hijo, quiero escuchar la historia con sus propias palabras. - le interrumpió alzando la mano, para pedir paciencia a su hijo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Mi guardaespaldas... - prosiguió.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Su nombre? - preguntó rápidamente sabiendo que pillaba por sorpresa a la doalfar tras el comentario hacia su hijo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Adriem Karid - la pronta respuesta agradó al consejero. Quería decir que aquella doalfar tenía cierta familiaridad con su guardaespaldas. Cualquier otro habría tenido que pensárselo o habría dicho sólo su nombre de pila, pensó mientras seguía ella seguía hablando - Es urgente que lo lleve a un templo shaman donde puedan estudiar su enfermedad. El más cercano de aquí es Nara.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Es allí donde piensa llevarlo? -dijo Jeffel.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- En efecto, Lord Sherald. Quiero desviar mi camino y atravesar por Salania en vez de ir diractamente a Kresaar. Desde hace siglos mi orden se ha dedicado al estudio de las artes rúnicas, sé que allí encontraré un especialista que pueda ayudarlo. Viendo lo que ha pasado hoy, sin duda es un efecto metafísico. Por desgracia soy una sencilla novicia, carezco de los conocimientos necesarios para tratarlo pero alguno de mis superiores podrá y Nara es el templo más cercano.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Puede que tenga razón, padre - añadió Meikoss -, apenas son tres ó cuatro días a lo sumo de camino desde aquí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Le seré franco, señorita. Como bien sabrá en estas tierras no profesamos mucha simpatía por los suyos, pero ha venido aquí traída por mi hijo, por lo que si le avala él tiene mi voto de confianza y creeré lo que me ha contado sobre sus intenciones. No creo que tenga muchos problemas para solicitar un indulto por una falta menor – hizo una pausa pensativo - a cambio, Meikoss, me deberás responder a una pregunta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Cuál, padre? - dijo Meikoss inquieto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Entiendo las razones de ella para pedirme tal favor, a fin de cuentas se ha expuesto ante mí por alguien que a bien seguro aprecia, cuando lo más sensato hubiera sido continuar camino a la frontera hacia tierras más amigas. Pero lo que no tengo tan claro es, ¿cuáles son las tuyas, hijo? </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Yo sólo... - Jeffel supo de antemano que no tenía una respuesta para esa pregunta, pero una mirada de su hijo hacia la doalfar, le hizo presuponer la excusa que venía a continuación. – Padre, creo que deberíamos de ayudar a una noble kresáica. Son tiempos difíciles y siempre hemos mantenido una relación de enemistad con nuestros vecinos de los valles del norte, por lo que su presencia en la ciudad no tardará en ser conocida por todos, la vieron en la plaza, y ella no se va a ir sin su guardaespaldas. Arriesgarnos a tenerla aquí varios días podría traernos problemas y, si algo la sucediera, los nobles vecinos no dudarían en tomar represalias. El equilibrio es débil, no quisiera que fuéramos nosotros los que encendiéramos la mecha, cuando podemos llevarlo con discreción.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Había sido un bien buen argumento. Con el duque tan frágil de salud lo que menos interesaba era tener problemas innecesarios por una hija de noble doalfar y un enfermo. Enarcó las cejas satisfecho: - Es una razón de peso. Bien pensado – se dirigió hacia la doalfar – No tengo ninguna garantía de que sea quién dice ser, pero no gano nada reteniéndola en la ciudad. Tendrá el indulto a condición de que salgan mañana a primera hora sin ningún tipo de demora. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Por supuesto, lord. Estoy en deuda con vos – dijo realizando una ligera reverencia. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Jeffel se giró hacia la ventana dando la espalda a ambos, para observar las vistas de aquel vasto mar que rodeaba el vetusto castillo. De esta forma podía ocultar la sonrisa que se dibujaba en sus labios.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Hijo, irás en mi representación velando por la seguridad de la dama.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Padre...</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Aún no he acabado - lo interrumpió Jeffel- Tú has avalado a esta señorita y como bien he dicho, así que a tí te corresponde que abandone nuestras fronteras sin incidentes. Me encargaré de esgrimirlo como una razón de peso para promocionar tu candidatura a caballero del ducado. Sé que estas a la altura y satisfarás mi confianza.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Lord, eso es completamente innecesario, no hace falta que moleste a su hijo - dijo Eliel.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No es una molestia, señorita Van Desta. Meikoss lo hará de buen grado, ¿cierto?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss se quedó callado, meditando las palabras de su padre. Al final rompió su silencio.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No se preocupe, marquesa, seré su escolta hasta Nara, tal y como ha sugerido mi padre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Mañana por la mañana tendrá el indulto. Ahora le pido que descanse en las habitaciones del castillo, no desearía que deambulara por la ciudad y menos a estas horas de la noche. Me encargaré que su amigo esté bien atendido por el doctor.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Gracias, lord, se lo agradezco. - dijo realizando una profunda reverencia que, sin duda, agradó a Jeffel. No todos los días un altivo doalfar inclinaba la cabeza ante él. Más bien era la primera vez.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Bien, ha sido un placer conocerla – dijo girándose de nuevo con expresión afable – si me lo permitís ahora he de hablar con mi hijo en privado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Tras una nueva reverencia la doalfar abandonó la estancia dejando a solas a los dos. Pese a lo resolutivo que solía ser Meikoss, sabía que no había entendido el por qué de su requerimiento de que la escoltara. Podía notarlo en su cara cuando se giró hacia él.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Gracias padre, no sé cómo agradecéroslo. Pensé que...</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Qué me negaría y tendrías que esforzarte en convencerme? - negó con la cabeza pero disfrutando del momento – Tu razonamiento ha sido bueno, pero no creas que te he enviado sencillamente para que hagas amigos. - se acercó hacia la mesita y se sirvió un trago de una de las botellas con distintos licores que la adornaban – Quiero que compruebes de primera mano que ella es quien dice ser – dio un sorbo – y si es así, la acompañarás a la marca, gentilmente, como un buen caballero y a la vuelta me dirás si te gustan sus tierras.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Cómo?... ¿Padre os estáis refiriendo a...? - en la cabeza del joven se dibujó una palabra que siempre odió.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Matrimonio? - se rió y dio un largo trago – No, no... nunca dejarían que un humano se casara con una noble doalfar, aunque tu cuna sea más elevada que la de ella. Pero si al final hay guerra necesitaremos aliados. Detchler ha de mantenerse neutral todo lo que pueda. Si Kresaar tiene las de ganar, se reforzará tu posición para el consejo pactando alianzas con los valles del norte, si tiene las de perder, algo muy probable... - dio un nuevo trago – Es posible que saqueemos esas tierras antes de que el Imperio llegue a controlarlas cuando las tribus confederadas se disgreguen si cae el gobierno central.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Eso es... lo que decís es terrible, padre. Me niego a utilizarla de esa manera. - dijo claramente ofendido y con la cara roja - ¡Es miserable!</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Es política, hijo. Ya aprenderás. - sabía que no iba a compartir sus objetivos pero poco a poco le haría entrar en razón, sobre todo si la guerra estallaba. - Aprovecha que tendrás el indulto, me he fijado en como la miras, así que saca provecho de la situación. Es guapa, muy guapa. Nunca has tenido problema con eso, tan sólo sé gentil.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss se quedó mirando a su padre pero no dijo nada más, salvo despedirse. Esa conversación no iba a tener otro final, daba igual que dijera su hijo – Buenas noches padre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Buen viaje, hijo. Hablaremos a tu vuelta. - No le dio tiempo a decir más, pues cerró la puerta tras de sí visiblemente molesto. Había pasado demasiado tiempo guarecido tras los muros de aquella ciudad y, ya era hora, de que empezara a descubrir qué aguardaba más allá de la vida placentera. Si había guerra, debía prepararlo y la situación era idónea. Puede que ese viaje le daría la perspectiva necesaria para volver a tener esa conversación a la vuelta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Le conocía lo suficiente como bien padre y, tras un buen par de nalgas, podía enviarlo al confín del mundo. Por ahora, con Kresaar era suficiente.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">El pequeño comedor estaba sobriamente decorado con algunos jarrones procedentes de la región oriental de Estlar, que destacaban por su tonos dorados y rojizos en los que se entremezclaban figuras geométricas en una bella armonía de líneas sencillas. En las paredes, unos bonitos tapices con bordados de animales y flores. La puerta acristalada daba a un mirador de piedra con bellas vistas al mar, que aquella noche permanecía en calma mientras Meikoss y Eliel charlaban a la luz de los quinqués alrededor de una pequeña mesa con los restos de una exquisita cena.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">El anfitrión le había ofrecido a Eliel ropa nueva. Así que, tras mucho rebuscar entre los armarios de las dependencias, encontró un lindo vestido con faldón de color verde y oro, con motivos de hojas. Dejaba los hombros al aire y lo ceñían tres cinturones finos. Los zapatos que había escogido tenían un poco de tacón, y unos guantes altos le cubrían hasta la mitad del brazo. Alrededor del cuello portaba un collar de cuero con un pequeño rubí en el centro. Un diseño kresaico, sin duda. Eliel estaba contenta de poder quitarse las grises ropas del imperio y vestir otra vez con ropa colorida y vistosa.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Así pues, ¿no quieres ser shaman? - preguntó él satisfaciendo su curiosidad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No es mi vocación, sólo quiero acabar mis estudios sobre las criaturas astrales. Después de volver a Hannadiel.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Supongo que la vida de una noble kresáica no debe de ser muy divertida. Aquí en Detchler no nos aburrimos nunca – expresó con mucha ironía.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Apenas recuerdo como era antes de que fuera a estudiar, tan sólo que los días pasaban lentos. Parece que haga una vida desde aquello.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Vaya, entonces este viaje es lo más parecido a un poco de libertad que has tenido en mucho tiempo - dijo Meikoss imitando con las manos las alas de un pájaro.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Eliel rió con cierta discreción - Más o menos, aunque es complicado de explicar. No son mis vacaciones soñadas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Ahora que se fijaba en él y pudo comprobar que era muy apuesto. Tenía una mirada sincera y un carácter encantador. Había conseguido amenizar aquella velada, pese a que estaba preocupada por Adriem.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Algún día tendré que asumir mis responsabilidades con mi familia y tú algún día serás caballero, ¿no? - Ya no recordaba en qué momento de la noche había empezado a tutearlo. Tal vez fue después del vino.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Exacto. Aunque todo el mundo me da ya por aprobado, mi padre está haciendo todo lo posible para que mi promoción sea rápida. A veces siento que me resta algo de mérito, por lo que trato de esforzarme lo más posible. Siento que tengo que compensar el respaldo de mi padre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Aunque no soy muy entendida, pareces muy bueno con la espada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Siempre he estado en las mejores escuelas de esgrima; supongo que eso servirá. Aunque el mundo ha dado la espalda a este arte, ahora las guerras las definen los fusiles. - Meikoss miró la hora - Se hace tarde, será mejor que pospongamos la charla para mañana, pese a lo agradable que es.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Tal vez tengas razón – dijo mirando también el reloj.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss se levantó y dio la vuelta a la mesa para retirar la silla de Eliel mientras ella se levantaba. Pero la doalfar había bebido demasiado y un imprevisto mareo la sorprendió cuando se puso en pie, tambaleándose. Se hubiera caído de no haber sido por Meikoss, que la asió con rapidez.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Eliel sintió un fortísimo rubor, mezcla del buen vino y de verse sujetada por los fuertes brazos de Meikoss. Sus caras estaban a poca distancia. Él cerró los ojos y acercó sus labios a los suyos. Ella se dejó llevar por la agradable sensación y la fragancia de aquel futuro caballero. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Supongo que habrá muchos hombres en Hannadiel esperando a una mujer tan bella - dijo Meikoss justo antes de buscar sus labios. Pero nunca los encontró.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Cuando quiso darse cuenta, Eliel había escapado de su placentera prisión y sin mirarlo a los ojos le dijo:</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Por favor, me lo he pasado muy bien, pero estoy cansada. Quiero irme a dormir.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss, sin saber qué decir, se dirigió hacia la puerta. Cuando estaba a punto de salir intentó disculparse.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Eliel, yo... - trató de explicarse abrumado por dejarse llevar.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Gracias, buenas noches, Meikoss - le cortó con una sonrisa de cortesía.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Buenas noches, Eliel - abandonó la estancia, y una sirvienta entró a recoger la cena.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">El pasillo estaba solitario y en penumbra. Meikoss paseaba sin prisa, desvelado y meditabundo. No era tan buena persona como pretendía ser pero, si bien odiaba las razones que había esgrimido su padre, nadie le disuadiría de acompañar a la bella doalfar. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">A diferencia de lo que era habitual en el otoño en Dulack, aquella mañana había amanecido soleada, sin la persistente bruma otoñal. Las calles de la ciudad parecían bastante animadas a la luz de aquel sol que, por desgracia, no calentaba mucho.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss hablaba, enfundado en su abrigo marrón, con un par de mercaderes en una taberna cercana al puerto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Lo siento - dijo uno de ellos - Vamos hacia Kramemberg y no pensamos salirnos de la ruta. Además, no tardarán en caer las primeras nevadas fuertes en las montañas, por lo que dudo mucho que ninguna caravana suba por lo menos hasta dentro de un mes. Es una mala época, muchacho.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Pero yo necesito ir allí esta semana, y a alguien que conozca ese camino.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Ése no es nuestro problema - dijo el otro mercader mientras se levantaban de la mesa. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss se quedó apenado. Ésos ya eran los quintos que rechazaban la propuesta, y no parecía que fuera a tener mejor suerte con los demás. Dio un buen trago a la cerveza y se dispuso a marcharse, pero alguien lo detuvo sentándose en la mesa, a su lado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Puede que yo esté loca o que éste sea su día de suerte. Quizá me interese la oferta si está bien pagada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Una mujer de pelo rubio ondulado, recogido en una coleta, lo miraba con una sonrisa. Tenía los ojos azules, cristalinos, y vestía como una comerciante bastante adinerada. Probablemente de telas, a juzgar por su aspecto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Puede que sea coincidencia.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Sea como fuere, yo tengo un carro y conozco la zona. He de ir a Zirna para atender unos negocios y Nara me viene de paso. Por lo que tengo entendido, estaría dispuesto a pagar por unos pasajeros.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Ha entendido bien, señorita... </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Rulia. Rulia Amodo. - dijo acercándose a él. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Encantado. Si acepta a tres pasajeros, le diré mi nombre.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Pues ya puede ir diciéndome, primero cuanto paga y, después, cómo se llama. - le guiñó un ojo – El negocio va primero.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Meikoss sonrió y bendijo a la Madre Alma por haber tenido tanta suerte cuando ya lo daba todo por perdido.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3">*****<span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
</div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Tendido en la plaza, Adriem yacía frente a Meikoss. Había perdido y la rabía se mezclaba con la impotencia de saber que poco más podía hacer ¿Por qué debía esforzarse? Estaba claro que su oponente era de ese tipo de personas que lo había tenido todo. Veía la admiración en los rostros que los rodeaban y las miradas juguetonas de las mujeres. Guapo, con buena posición... Se miraba a sí mismo y sólo encontraba a un tipo triste que había aspirado toda su vida a ser algo y no había conseguido nada. Le envidiaba y le odiaba ciegamente. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, y una sensación similar a una descarga eléctrica le atravesó desde los pies hasta el último pelo de la cabeza. Esa sensación ya la había tenido antes. Fue cuando...</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La desesperación y el dolor se fundieron en uno solo, y un grito de furia que surgió desde lo más profundo de sus entrañas. No podía soportarlo más, era el reflejo de su vida hasta ahora, postrado y derrotado, escuchando la risa de los demás, pero no iba a seguir siendo así. Esta vez no.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La luz por momentos se atenuó en la plaza mientras pequeñas descargas eléctricas surgieron del suelo a su alrededor ante la sorpresa de la gente y de su propio oponente. El aire se distorsionó y todo pareció quedarse sin color, a excepción de su adversario y, sin saber cómo, al igual que en la estación, supo qué hacer. Los adoquines del suelo se desnivelaron y varios se resquebrajaron cuando alzó la mano y, dejando fluir esa sensación que le recorría el cuerpo, un fortísimo golpe levantó a Meikoss del suelo, proyectándolo varios metros hacia atrás. El agua de la fuente que había detrás saltó por los aires, producto del impacto, creando una lluvia artificial que mojaba a los espectadores, incrédulos ante lo que habían visto. Todos sintieron en su propio cuerpo la onda expansiva de aquel golpe que tumbado en un sólo movimiento al aspirante a caballero.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-4nhFi3Lh-Wk/U4RMdLO1RJI/AAAAAAAAx9Y/AYJDD9ANYiE/s1600/He_and_She_by_roaming_dragon.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-4nhFi3Lh-Wk/U4RMdLO1RJI/AAAAAAAAx9Y/AYJDD9ANYiE/s1600/He_and_She_by_roaming_dragon.jpg" height="640" width="356" /></a><span class="s3">Adriem jadeaba y el sudor le corría por el rostro mientras un desagradable vértigo lo envolvió, como si cayera a un abismo. Sus oídos se habían taponado, pero podía percibir el silencio de las gentes que observaban la escena. Poco a poco su vista se nubló pero en vez de dar paso a la oscuridad, empezó a ver que las casas y los edificios se difuminaban hasta desaparecer. Tan sólo quedaban manchas azuladas que, como si de espectros se trataran, flotaban en el aire. Mas una persona permanecía en aquella extraña bruma. Eliel lo miraba con cara de preocupación.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Él fue andando poco a poco hacia ella, y ella lo Lo miraba apenada, como si algo la reconcomiera. Oyó su voz sin que sus labios se movieran.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No te me acerques… ¡Vete!</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Pero las palabras se perdieron en un susurro.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Hizo caso omiso. Se sentía solo y desorientado en aquel mundo de fantasmas desencajados, y ella era lo único real que veía. No había nada más a lo que se pudiera agarrar para no perder la cordura. Eliel extendió los brazos para sostenerlo, pero aquella voz volvió a sonar.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Huye y sigue con tu vida. - una vez más no hizo caso - No quiero hacerte daño… no quiero que me hagan sufrir más. ¡Ya es suficiente dolor!</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">En ese mismo instante, cuando se dejó caer en los brazos de la doalfar, Adriem volvió a sentir un intenso vértigo. Se recuperó justo a tiempo para ver que Eliel y toda la gente habían desaparecido. Una enorme presión le oprimía el pecho. Unas cadenas se enroscaba a su alrededor apretando todo su cuerpo con fuerza. Una poderosa voz surgió de la nada en la que se hallaban sumergidos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Quieres liberarte de esas cadenas que te aferran a este sueño? Puede que seas tú. Puedes ser tú quien lo consiga esta vez.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p3">
<span class="s3">Se quedó paralizado ante el poder de las palabras, cayendo tratando de zafarse en aquel abismo en el que, en la lejanía, había una débil luz blanca que había visto antes. Pero no recordaba cuando fue.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-89198218072689234722014-05-20T09:00:00.000+02:002014-05-20T14:58:09.439+02:00Capítulo 9: El sueño de un caballero<div class="p1">
El dirigible surcaba los cielos acompañado del ronroneo de los motores. Abajo, entre las nubes, se divisaba el mar de Loto como una especie de cielo invertido. Desde uno de los ojos de buey, Eliel admiraba aquella extraña perspectiva del mundo. Las montañas parecían sencillas arrugas de un mantel, el mar cambiaba de tonos entre azules y verdes, las ciudades apenas cambios de color sobre el ajedrezado de los campos de cultivo y los bosques. Las nubes, que siempre había visto como algo lejano, ahora podría rozarlas con los dedos si aquel cristal no se lo impidiera. Mientras Adriem descansaba como podía en uno de los dos camastros del camarote, ya que no era la primera vez que volaba, los continuos aspavientos y comentarios de la doalfar le resultaban algo molestos, aunque le producía cierta envidia al verla disfrutar. </div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El viaje había sido tranquilo y, pese a que nos les dejaban salir de allí por precaución, la comida y el trato por parte de la tripulación habían sido bastante buenos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Habían pasado tres días de vuelo. Las heridas habían empezado a cicatrizar bien </span><span class="s5">y</span><span class="s4"> el dolor comenzaba a mitigarse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No sé por qué nos tienen encerrados aquí - preguntó algo molesta mientras miraba el firmamento - Me gustaría ver el cielo desde un lugar mejor.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Supongo que el capitán no quiere que una bonita doalfar se pasee por una nave llena de rudos marineros que pasan semanas sin ver una mujer - respondió Adriem sin molestarse en abrir los ojos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Gracias, Adriem.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Él se </span><span class="s5">extrañó</span><span class="s4"> al oír aquel inesperado agradecimiento. Se incorporó, </span><span class="s5">tratando de no apoyarse en el brazo herido </span><span class="s4">- ¿Gracias? ¿A qué viene eso?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">La doalfar se dio la vuelta y no pudo evitar fijarse en sus ojos. Azules como aquel mismo firmamento.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Por lo de bonita – le dedicó un gesto sonriente, ante el que Adriem se ruborizó un poco.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Yo no he dicho eso.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Sí lo has dicho. Has dicho «bonita doalfar» y creo que no hay otra por aquí - dijo mientras se acercaba al camastro. Se sentó a su lado y lo miró con expresión divertida - No pareces el tipo de persona que suele decir piropos a la ligera, así que me siento muy halagada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem desvió la mirada y se puso en pie con esfuerzo, incómodo ante los comentarios de la doalfar. - ¿Y tú qué sabrás? - dijo casi para sí mismo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Lo siento, señor guardia - contestó Eliel sonriendo. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Ella se quedó mirándolo. Le divertía la timidez de aquel humano y en el fondo sentía una punzada de culpabilidad, pero estar allí tantas horas con alguien que casi no hablaba se hacía muy aburrido. Sin duda era atractivo, pero lo ignoraba todo en lo tocante a la etiqueta y las relaciones sociales... Su tutora del templo ya lo habría suspendido varias veces.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Ven, deberías ver esto - dijo el humano mirando hacia fuera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Eliel se levantó y se acercó a él. A través del ojo de buey se veía que, entre las nubes, el mar acababa en un cabo, </span><span class="s5">sobre</span><span class="s4"> el que se extendía una ciudad de tejados de pizarra y calles desordenadas. En la parte más alta del cabo, desafiando a las olas que chocaban contra los acantilados, una fortaleza de piedra oscurecida por el paso del tiempo proyectaba su sombra sobre las calles adoquinadas. Sus múltiples torres se erguían coronadas por cañones y, por al ciudad, se podían divisar algunas torres más de defensa. Los lienzos de la muralla dejaban entrever que, aunque antiguas, se conservaban todas las defensas de la pequeña ciudad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">A lo lejos, en el horizonte, hacia el Norte, bajo el cielo raso una cordillera enmarcaba las llanuras y praderas, donde se podían distinguir pequeños pueblos.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Eso parece Dulack - afirmó Adriem, pues, pese a que nunca había estado allí, le habían hablado muchas veces de aquella ciudad que tenía un castillo sobre el mar, famosa por su puerto franco, donde los marineros y los dirigibles no tenían que pagar impuestos por las mercancías.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- El templo donde estudio está tras aquellas montañas, y más allá, mi hogar – dijo </span><span class="s6">Eliel</span><span class="s4">, claramente excitada ante la cercanía de aquellos lugares tan familiares.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Sólo espero que no nos pongan muchos problemas en la aduana para entrar en la ciudad. Si fuéramos mercancía sería más fácil.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No te entiendo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Nada. Tú reza a Alma para que nos facilite el papeleo. </span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Un pequeño golpe, debido a alguna turbulencia, sacudió el </span><span class="s5">paquete</span><span class="s4"> con los libros, que estaban en un estante. Eliel, asustada por si alguno se había dañado, corrió a recogerlos cuando tras el impacto contra el suelo se deshizo el nudo de la cuerda.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Está deshecho. Es sorprendente que haya aguantado tanto el paquete - dijo contrariada - Habrá que arreglarlo cuando estemos en tierra. </span></div>
<div class="p6">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Todos los libros son muy viejos y </span><span class="s5">gruesos</span><span class="s4">. Habrá que tener cuidado o se deslomarán - comentó Adriem observando el formidable </span><span class="s5">tamaño</span><span class="s4"> de los tres tomos que Eliel recogía con cuidado del suelo - </span><span class="s5">Bueno, excepto este pequeño rojo. - dijo tomándolo del suelo y ofreciéndoselo.</span><span class="s7"> </span><span class="s4">No pudo evitar la curiosidad de leer el título cuando ella lo tomo agradecida y lo colocó junto a los demás.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">-</span><span class="s6"> “</span><span class="s4">Diario de lady Eraide</span><span class="s6">”</span><span class="s4">. Vaya, parece bastante antiguo. - lo observó con gesto crítico.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Esto es secreto, no deberías verlo! - Lo tapó rápidamente con la tela para ocultarlos de su mirada</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Vale, vale - dijo sonriendo- . Tampoco me interesa tanto, </span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">La doalfar remendó como pudo el </span><span class="s5">paquete</span><span class="s4"> y lo volvió a anudar. - Ni yo sé de qué tratan estos libros. Me prohibieron que los viera nadie. Lo siento – suavizó su tono algo arrepentida, al parecer, de haber sido demasiado brusca.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Demasiado secreto para un simple diario, ¿no? - dijo el humano restándole importancia.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Tal vez. - se quedó mirando los libros. Ésos que habían dado un vuel</span><span class="s6">c</span><span class="s4">o a su vida.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">El guardia se asomó al ojo de buey – Estamos descendiendo. No tardaremos en aterrizar.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">En el despacho se amontonaban cientos de documentos, esperando ser estudiados y aprobados. Una vieja estufa de leña intentaba inútilmente caldear la </span><span class="s5">pequeña</span><span class="s4"> estancia. Un oficial se ajustaba el cinturón mientras leía detenidamente unos papeles a través de sus gafas con cristales gruesos bajo una reluciente calvicie.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Puede que en el imperio puedan alegar tranquilamente la pérdida de unos pasaportes, pero muchacho, siento decírselo, esto es Detchler. ¿Cómo voy a saber que son quienes afirman ser? Además, su aspecto... - su observación hizo clara alusión la manga de la chaqueta rota y el vendaje que asomaba.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Ya se lo he dicho - dijo Adriem, de pie frente a la mesa del oficial – Tuve un accidente y perdimos la documentación. No estaremos más de una noche en la ciudad, le ruego que nos conceda sólo ese tiempo y saldremos del país.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Ajá, pero me surge otra duda... - dijo mirando a Eliel, que estaba sentada al lado de Adriem en una vieja silla, acurrucada, intentando quitarse el frío del cuerpo - ¿Qué hace un ciudadano imperial viajando junto a una doalfar kresaica?</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- La estoy llevando a su casa.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿A una doalfar? Vamos, ¿por qué no se inventa algo mejor? Un doalfar nunca se dejaría ver por ahí con un humano, y mucho menos imperial. ¿Cómo nos llaman...? ¡Ah sí! Comunes.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Pe..., pero la Santa Orden... - dijo Eliel amilanada ante los gritos del oficial.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Esto no tiene que ver con la religión, estúpida niñata! - le respondió.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Soy una novicia shaman y marquesa de las tierras de Hannadiel! ¡Exijo un respeto! - saltó la doalfar, harta de las maneras del funcionario.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Aquí no hay respeto para los doalfar de mierda como vosotros! ¡Y menos para una furcia con aires de grandeza como tú, zorra! - dijo el corpulento hombre con la cara hinchada y roja.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Eliel hizo ademán de levantarse por el insulto que había recibido, pero para cuando quiso ponerse en pie, Adriem ya estaba enviando de un puñetazo en la cara al arrogante oficial contra el suelo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Maldito cerdo! ¡Ni se te ocurra volver a insultarla! - dijo Adriem, encendido por la cólera - Nadie te ha faltado al respeto, ¡así que discúlpate! - le dijo mientras lo mantenía agarrado por el cuello.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">El oficial lejos de disculparse, asustado, acertó a gritar - ¡¡Guardias!!</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">La ciudad de Dulack, capital de Detchler, estaba construida al resguardo de una pequeña bahía y bajo la sombra de su imponente castillo, edificado sobre un peñón.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Antiguo nido de piratas y contrabandistas, su puerto franco le daba una importancia comercial y política envidiable. La bruma matutina que envolvía las calles en otoño, empañando los cristales de las casas, llenaba de misterio cada una de las plazas de aquella ciudad de piedra y teja oscura.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Cerca de las escaleras que conectaba la ciudad con el castillo, se amontonaban los edificios administrativos. Eran los únicos que alcanzaban los tres pisos de altura en toda la ciudad</span><span class="s5">.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Aquella mañana Meikoss aguardaba en la plaza delimitada por estos edificios, sentado en el borde de una enorme fuente, en cuyo centro unos preciosos delfines esculpidos en mármol arrojaban bellos chorros de agua cristalina.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Era un tipo bastante atractivo, y lo sabía. De pelo liso y castaño, lo llevaba con raya en medio y largo hasta los hombros. Sus profundos ojos azules habían hecho ya las delicias de más de una cortesana, y tanto su físico, curtido con el entrenamiento que seguía como aspirante a caballero, como su envidiable posición social hacían suspirar a las bellas damas, y no tan bellas, de la ciudad.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Lanzó un largo suspiro. La mañana había sido muy pesada. No sólo había tenido que madrugar, algo que cualquier adorador de la vida nocturna odiaba, sino que además había sido para asistir al cónclave de los clanes, que se celebraba cada seis meses.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Se frotó los ojos y ni se molestó en disimular su cara de aburrimiento. Vestía una camisa beige con un pañuelo negro al cuello y pantalones marrones. En cuanto pudo se quitó la chaqueta y la dejó a cargo de uno de los sirvientes. Si la cosa seguía así, en un rato se quitaría el pañuelo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Las reuniones de los siete clanes de Detchler siempre eran serias y nunca servían nada de comer o beber, excepto agua. Cinco hombres, entre ellos su padre, y dos mujeres. Todos rondaban los cuarenta años y representaban a cada una de las comarcas del país. Antaño eran independientes, pero un antiguo duque doblegó en sucesivas batallas a todos los clanes de la región tras la gran Guerra de las Lágrimas. En los dos siglos que habían venido a continuación, el país había conseguido superar su pasado mercenario y pirata, y convertirse en una nación próspera gracias al comercio. Y siempre quedaban los juegos, que se celebraban cada tres años, con combates, pruebas y demás competiciones para recordar su pasado bélico.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Pero era el pasado. Lo que tenía ahora delante Meikoss era una tediosa </span><span class="s5">reunión</span><span class="s4"> en la que se debatía el estado del país y los clanes. A los antiguos generales les habían </span><span class="s5">seguido </span><span class="s4">sus hijos burócratas y burgueses. Dentro de no mucho, Meikoss </span><span class="s5">heredaría las responsabilidades</span><span class="s4"> a su padre y por ello estaba obligado a ir.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">El </span><span class="s5">duque</span><span class="s4"> siempre presidía las </span><span class="s5">reuniones</span><span class="s4">, pero </span><span class="s6">su</span><span class="s4"> débil estado de salud le había impedido asistir. Y precisamente de esa era el acta del día. La sucesión en el más alto cargo del país. No era hereditaria, sino que se elegía a un hombre entre varios candidatos de cada clan. Se les sometía a las pruebas más exigentes y el ganador se convertía en </span><span class="s5">el dirigente del ducado</span><span class="s4">. Pero para ello aún había que esperar un poco.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Hablar, discutir y volver a hablar. Meikoss hacía tiempo que había dejado que su mente volara desentendiéndose de la discusión. Se concentró en una bella muchacha con la que se había acostado hacía un par de días. Y la reunión acabó mucho más rápido de esa forma.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Ahora estaba esperando a su padre, pero como siempre se retrasaba. Aún tendría algo que discutir por los pasillos, pero una cosa le llamó la atención. En uno de los edificios empezó a oírse jaleo. Sin dudarlo un momento, se dirigió con paso decidido hacia allí.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Maldita sea, prendedlo! - gritó el oficial mientras un tipo, con aspecto de imperial por sus ropas, se defendía a puñetazos de los guardias que lo intentaban apresar evitando usar su brazo izquierdo. Un par yacían en el suelo abatidos por</span><span class="s6"> el extranjero</span><span class="s4"> que, a ojos de Meikoss, demostraba un mejor entrenamiento que los funcionarios de aduanas. No obstante contra los tres que acaban de entrar, sólo por número, ya lo iba a tener más complicado.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Un intento fallido de pegar un puñetazo por parte de uno de los guardias acabó con un rodillazo en las costillas que lo tumbó en el suelo. De inmediato otro le golpeó a </span><span class="s5">co</span><span class="s7">n la porra</span><span class="s4">, y su compañero, un tipo bastante fornido, lo agarró por detrás, quedando inmovilizado y presa del dolor al tener su herida apretada. Una vez así fue recibiendo una dolorosa sucesión de puñetazos en el estómago.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">La doalfar que parecía acompañar,e algo extraño sin duda, parecía no poder soportar ver la escena y sacó una tiza de argentano que reconoció al instante. Estaba dispuesta a dibujar runas. Pero no había empezado a entonarlas, cuando una mano le asió la muñeca interrumpiendo la invocación.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Espere, por favor, no querrá asustar a estos hombres, ¿verdad? - dijo con una sonrisa de complicidad - Su amigo parece bastante resuelto.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Volvió a mirar a extranjero, para ver que se había zafado de la presa de un feo taconazo </span><span class="s6">a</span><span class="s4">l pie de su captor y un codazo, al agacharse </span><span class="s6">éste</span><span class="s4">, en las partes íntimas. Más guardias acudieron pero se detuvieron ante la voz autoritaria de Meikoss: </span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Ya basta, caballeros! - sonrió satisfecho de haber mostrado su poder de mando delante de la señorita doalfar - Esto empieza a ser un espectáculo bochornoso.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Pero el alborotador, rabioso, aprovechó la situación para propinarle una nueva patada en el estómago al guardia que lo había sostenido, cosa que provocó que éste intentara devolver el golpe según se recuperó, mas Meikoss volvió a interrumpir.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡¡He dicho que ya basta!! Capitán, ¿se puede saber qué demonios pasa con este hombre?</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Él me agredió. Creo que está loco - alegó el corpulento oficial de aduanas.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Eso es mentira! ¡Tú la insultaste! - dijo defendiéndose.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Quién eres? - preguntó Meikoss cuando el capitán estaba a punto de replicar.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Me llamo Adriem. ¿Eres el superior de estos... maleducados? - se notó que en aquella pausa iba un adjetivo bastante malsonante.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No exactamente. Mi nombre es Meikoss Sherald, hijo del consejero personal del duque de Detchler y aspirante a caballero.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Encantado... supongo - dijo Adriem algo dubitativo y claramente desconcertado.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Estupendo, ahora que ya nos conocemos, podemos chocar nuestros aceros. ¡Que alguien le dé una espada!</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Pero señor Sherald... - dijo el capitán.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Hay que detener a este hombre, ¿no? Déjemelo a mí. - se giró hacia la doalfar con una sonrisa que demostraba su confianza en sí mismo – Descuid</span><span class="s6">e</span><span class="s4">, seré gentil con él.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Supongo que no tengo alternativa - dijo Adriem, aceptando con resignación la espada que le ofrecían. Un sable de una mano, por suerte.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s5">Bastante</span><span class="s4"> gente se había reunido en la plaza. Por lo visto debía de ser conocido en la ciudad ese tal Meikoss, pensó Adriem. Notó las miradas que le dedicaba la gente a Eliel. Se notaba el desprecio, pero el combate les interesaba más que sus puntiagudas orejas. Meikoss daba cortes al aire, probando el sable que le habían facilitado. En el otro lado, él era el contrapunto. Sin poder usar bien el brazo izquierdo para equilibrarse bien, empuñaba el arma con ciertas dificultades.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No debes dejar que tiemble el extremo de la hoja. Pareces demasiado nervioso y tenso - dijo el aspirante a caballero, criticando la inexperta forma de coger la espada de su contrincante. - Además de algo magullado.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡No necesito tus consejos! - Aunque tenía razón. Los golpes recibidos en el estómago en la reyerta le dolían al respirar.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">No había acabado la frase y ya tenía a Meikoss encima. El manejo de la espada de éste obligaba a Adriem a retroceder constantemente. El choque de las espadas rebotaba en la plaza, produciendo un eco, acrecentado por el mutismo de la gente que contemplaba el combate.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">La sangre le martilleaba la cabeza. No podía soportar ese ritmo de combate. No se veía en condiciones y, a diferencia del combate en la estación, Su enemigo esta vez tenía un nivel de la esgrima muy superior al suyo, hasta el punto de verle sonreír mientras dirigía el combate a su antojo. El sudor empañaba su cara, y cuanto más avanzaba el combate, más vacilantes eran sus movimientos.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p8">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4">*****</span></div>
</div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4"><i>«Esmail, yo algún día seré…»</i></span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p8">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4">*****</span></div>
</div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Las palabras que le dijo a Esmail le resonaron en su cabeza. Pero su voluntad no bastaba ya que había un abismo entre ambos, y él se empequeñecía por momentos.</span><br />
<span class="s4"><br /></span></div>
<div class="p3">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-7C5-3hFczk8/U1ofsMjFWQI/AAAAAAAAxGg/P9Iq9dGbBQg/s1600/El-suen%CC%83o-de-un-caballero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-7C5-3hFczk8/U1ofsMjFWQI/AAAAAAAAxGg/P9Iq9dGbBQg/s1600/El-suen%CC%83o-de-un-caballero.jpg" height="640" width="452" /></a></div>
<span class="s4"></span><br />
<br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Un par de golpes con el pomo del sable de Meikoss le hicieron recular. Estaba jugando con él, respetando constantemente su flanco izquierdo para no aprovecharse de su brazo herido. Esto le humillaba todavía más.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s4"><br /></span>
<i><span class="s4">«Además, la </span><span class="s5">esgrima </span><span class="s4">no se te da muy bien. Siento decírtelo.»</span></i></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Tras descendente de Meikoss, ambas </span><span class="s5">hojas</span><span class="s4"> se entrecruzaron y éste, con un movimiento rápido y preciso se hizo con ambas armas para golpear después con todo su peso a Adriem, que cayó de espaldas. Cuando se quiso levantar, Meikoss le apuntó con su </span><span class="s5">sable</span><span class="s4"> a la garganta.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- La verdad, te veía más resuelto antes. Me has decepcionado. - suspiró con vehemencia - Tu estilo es bastante vulgar. - Se giró hacia el </span><span class="s5">oficial </span><span class="s4">que había observado el breve combate -. ¡Todo suyo </span><span class="s5">capitán</span><span class="s4">!</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Adriem miró a su alrededor. La gente se </span><span class="s5">iba</span><span class="s4">, defraudada por lo poco que había durado el espectáculo, lamentándose de que el oponente de Meikoss hubiera sido tan fácil. Rehuía sus miradas de compasión, pero de pronto, se encontró con la de Eliel. Sus ojos lo miraban con ternura pero sentía </span><span class="s6">que</span><span class="s4"> lo </span><span class="s5">juzgaban</span><span class="s4">, compadeciéndose de él, y no era capaz de superar el examen. Allí </span><span class="s5">estaba</span><span class="s4">, en el suelo, cubierto de polvo. ¿La había ayudado hasta ahora? No había ganado ningún combate. Realmente nunca la había protegido. Lo único que habían hecho era escapar.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No te quedes así de callado. No pongas esa cara, es normal que hayas perdido. He estudiado con los mejores maestros y no he perdido un duelo desde hace años. - Meikoss se acercó hasta que le tapó la luz, cubriéndole con su sombra- Aunque es una lástima no haberte lucido ante ella, ¿no?</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Y tú que sabrás? - Se fue levantando poco a poco. No soportaba que además de la humillación tuviera que escuchar el curriculum de aquel tipo. Ya era bastante sentir la compasión de la gente, de Eliel... pero no necesitaba la de su contrincante. Ese maldito niño rico no sabía cuánto esfuerzo había hecho él en la Guardia Urbana. Pese a no se</span><span class="s6">r</span><span class="s4"> un aspirante a caballero </span><span class="s6">o el</span><span class="s4"> hijo de algún hombre rico, no </span><span class="s6">merecía</span><span class="s4"> ese trato.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Tan sólo quería ser algo más que el hijo de un bibliotecario. Pero allí, en el aquella plaza, la realidad le recordaba quién era y las palabras de Esmail seguían sonando lejanas...</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p8">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4">*****</span></div>
</div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4"><i>«Te quiero tal como eres…»</i></span></div>
<div class="p3">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4"></span><br /></div>
</div>
<div class="p8">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4">*****</span></div>
</div>
<div class="p3">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4"></span><br /></div>
</div>
<div class="p7">
<span class="s4">Como un martillo aquellas palabras se clavaron en la mente de Adriem como un cuchillo, que se abalanzó contra el hijo del consejero, propinándole un fuerte </span><span class="s5">golpe</span><span class="s4"> en el brazo que le hizo soltar el arma. La reacción de su oponente no se hizo esperar, y un puñetazo fue a parar a su pecho, dejándole sin aliento, seguido de una fortísima patada en el costado. Pero bloqueó con el brazo herido en un rápido movimiento de cadera, sin inmutarse, no sintió ningún dolor. El aire comenzó a volverse turbio a su alrededor.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p8">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4">*****</span></div>
</div>
<div class="p6">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4"><i>«- …, yo algún día seré caballero. Así seré muy fuerte y no perderé a nadie nunca más.</i></span></div>
<div class="p7">
<span class="s4"><i>- ¿Y me defenderás?</i></span></div>
<div class="p7">
<span class="s4"><i>- Pues claro que sí.»</i></span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p8">
<div style="text-align: center;">
<span class="s4">*****</span></div>
</div>
<div class="p9">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Recordó una fría luz que vio hace mucho tiempo y que había tratado de olvidar. Una presión en su pecho le oprimió el corazón con tal fuerza que parecía que se lo fueran a arrancar del pecho, y algo dentro </span><span class="s6">de él</span><span class="s4"> se rompió en mil pedazos.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡Adriem, Adriem! Despierta. – últimamente sentía que tenía la mala costumbre de despertarse sin saber dónde estaba, ni que había pasado. Eliel estaba mirándole con preocupación y tras ella un techo gris y una litera… ese tipo de estancias ya las conocía, aunque habitualmente desde el otro lado de los barrotes. Estaba en la celda de una comisaría.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Qué ha pasado? Eliel, ¿dónde estamos? – dijo Adriem aún aturdido.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- En la enfermería de los calabozos del castillo. Llevas inconsciente </span><span class="s5">más de tres horas</span><span class="s4">. Me tenías muy preocupada.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Tres horas? – dijo mientras se reincorporaba lentamente. El cuerpo lo tenía entumecido y le tardaba en responder. Las ideas se apelmazaban en la cabeza y un intenso dolor en las sienes no le dejaba abrir demasiado los ojos. </span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No te muevas mucho, aún no pareces recuperado, estás muy pálido – y Eliel se levantó de la silla en la que había estado aquellos tres días, sin separase de él. – Será mejor que llame al médico para que te vea. </span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Pero, justo antes de que empezara a andar, Adriem dijo – Lo siento.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Eliel se giró - ¿El qué? No te entiendo</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Siento mucho haber perdido antes contra aquel tipo. Si hubiera mantenido la sangre fría con el oficial tal vez nos hubieran acabado dejando pasar.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">-Pero ¿qué dices, Adriem? Si fue él el que perdió. - dijo sorprendida ante las palabras del humano,</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¡¿Cómo?! - No </span><span class="s5">podía</span><span class="s4"> salir de su asombro. Era imposible él estaba en el suelo y...</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No sabía que eras capaz de usar magia y – torció la cara algo extrañada – mucho menos de esa forma tan extraña. ¿Dónde aprendiste a hacer eso? Era... algo raro. No vi las runas.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">La cara de Adriem se ensombreció. </span><span class="s5">Sólo recordaba estar en el suelo y que </span><span class="s4"> no </span><span class="s5">había</span><span class="s4"> </span><span class="s5">sido capaz</span><span class="s4"> defenderse de sus ataques... luego él.... Sólo recordaba aquella luz fría y ese dolor. No era la primera vez que había sentido algo así, pero ya hacía mucho tiempo de aquello... aquello fue cuando... No conseguía recordarlo. ¡¿Por qué?!</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Se llevó las manos a la cabeza, aquejado de un fortísimo dolor casi insoportable. Parecía que le taladraba el cráneo. Al verlo, la doalfar salió inmediatamente llamando a voces al doctor.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Esto debería calmarle el dolor de cabeza unas horas - dijo el </span><span class="s5">viejo</span><span class="s4"> doctor que vestía una </span><span class="s5">vieja</span><span class="s4"> bata que tiempo </span><span class="s6">atrás</span><span class="s4"> </span><span class="s5">fue blanca</span><span class="s4">, miraba por encima de sus gafas a una preocupada Eliel, mientras inyectaba </span><span class="s5">algo</span><span class="s4"> en el brazo del paciente que no dejaba de murmurar aquejado por el dolor. - Con lo que tengo aquí poco más puedo hacer, jovencita.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Es muy grave, doctor? - dijo ella cruzando las manos.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Sinceramente, no lo sé, señorita. Físicamente, aparte de unas magulladuras y heridas, no tiene ningún daño serio. - revisó el vendaje del brazo herido que había desinfectado y sustituido por uno nuevo - Es más, diría que goza de muy buena salud, pero los síntomas me desconciertan. - se rascó la cabeza pensativo mientras recogía en su maletín un par de frasquitos que había sacado para tratar al paciente. El doctor se colocó bien las gafas - A juzgar por lo que veo, parece más un daño anímico que físico </span><span class="s6">y</span><span class="s4"> lo mejor sería que lo visitara un experto en la materia pero, sinceramente, por esta ciudad dudo que encuentre alg</span><span class="s6">un</span><span class="s4">o.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Puede que en mi tierra lo puedan ayuda</span><span class="s6">r</span><span class="s4">... - dijo pensativa. No iba a ser nada fácil que en los monasterios shaman quisieran tratar a un humano, pero si no había otra opción tendría que intentarlo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Apenas s</span><span class="s6">é</span><span class="s4"> de este tipo de enfermedades, pero creo que las llaman Eco. - se levantó – Pero si quiere llevarlo a Kresaar, antes tendrá que ver c</span><span class="s6">ó</span><span class="s4">mo lo saca de aquí.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Con permiso. - Meikoss dio unos golpecitos en la puerta y entró interrumpiendo la conversación- . Quería ver a mi último oponente y a su bella acompañante.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Con una ligera cojera se acercó hasta el doctor.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Señor Sherald, creo que su padre lo estaba buscando - comentó el médico.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Podrá esperar un poco. ¿Cómo está el hombre que ha conseguido romper mi imbatibilidad de cinco años?</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Ahora duerme, el doctor le ha suministrado un calmante - dijo Eliel - Gracias por preocuparse.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No me las dé, señorita. Tengo ganas de que se recupere y pueda explicarme cómo fue capaz de lanzarme aquel golpe invisible con semejante fuerza. ¿Era magia? No vi que hiciera runas ni nada por el estilo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No lo s</span><span class="s6">é</span><span class="s4"> con exactitud -dijo Eliel -, pero no creo que pueda responderle si no lo llevamos a que lo vea un especialista. No parece que mejore.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Creo que eso es bastante difícil. Él está bajo arresto por desorden público, </span><span class="s5">tendrá</span><span class="s4"> que </span><span class="s5">estar</span><span class="s4"> entre rejas un par de semanas. Pero ya sabe que usted no </span><span class="s5">ha</span><span class="s4"> de pasar más noches en estas frías habitaciones. - dijo señalando la fría celda de la comisaría - Ya me han dicho que es una noble de Kresaar y debería </span><span class="s5">disfrutar</span><span class="s4"> de las comodidades dignas de su posición - dijo con una ligera inclinación.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- No, agradezco la hospitalidad de la ciudad de Dulack, pero prefiero quedarme junto a mi... - Una duda asaltó a Eliel. ¿Quién era Adriem? ¿Guardaespaldas, protector, guardián...?</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Amigo? - acabó la frase Meikoss. </span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Sí, mi amigo - dijo, rápida de reflejos, ante lo que él sonrió satisfecho.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Señores, con su permiso tengo a otros pacientes que visitar – dijo haciendo un breve saludo y saliendo por la puerta de la celda – pero, si es posible, llévelo a un experto cuando pueda salir de aquí.</span></div>
<div class="p3">
<br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">Meikoss miró al médico y la cara de preocupación de la doalfar. Se quedó unos instantes pensativo y al final dijo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- Muy bien, señorita Van Desta, acompáñeme. Sólo la separaré de su amigo un par de horas.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s4">- ¿Adónde vamos?</span></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<br />
<div class="p7">
<span class="s4">- A hablar con mi padre.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-19047948283396900572014-05-13T09:00:00.000+02:002014-05-13T09:00:04.941+02:00Capítulo 8: El Bastión de los Justos<div class="p1">
La enorme sala, decorada con bellos tapices y cuadros que representaban batallas acontecidas en épocas pasadas, estaba alumbraba por la luz de unas tenues lámparas y el resplandor de una gran chimenea encendida. En el centro, había una enorme mesa cuadrada rodeada de ocho sillones. Un elaborado trono de madera tallada la presidía. En los sillones se hallaban sentadas cuatro personas. Por un lado estaba ldmíliris, que vestía un fino vestido de color negro con mangas hasta el codo; unas medias de rejilla y un elaborado moño remataban su estampa. Demasiado veraniego para el frío que hace, pensó Zir, que estaba sentado a su lado. Con su típica expresión meditabunda, se ajustaba el pañuelo que llevaba sobre el cuello de la camisa blanca, disimulando así el nerviosismo que le provocaba aquella inesperada audiencia. Enfrente de él, una humana de unos veinticinco años lo observaba. Tenía el pelo rubio y ondulado en una melena que le llegaba a los hombros. Llevaba un bonito vestido azul y blanco de falda larga y con bellos encajes, que gracias al generoso escote, dejaba ver el canalillo de sus senos, realzados por un corpiño. Al lado de tan bella mujer, otro humano miraba con nerviosismo un gran portalón que daba a la estancia. Estudió a los demás a través de sus gafas. Tenía el pelo castaño y los ojos verdes. Vestía chaqueta de pana marrón, camisa y chalina.</div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">La gran puerta de doble hoja que observaba estaba ricamente tallada con bajorrelieves y, a ambos lados, había dos magníficas esculturas de mármol blanco que representaban a dos bellas mujeres con el torso desnudo que miraban con ternura a los reunidos. Las hojas se abrieron, dejando entrar la intensa luz del pasillo. Una figura se dibujó en el arco de las puertas. Un hombre alto y bastante corpulento, pese a los sesenta años que aparentaba, entró en la estancia.<span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p5">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-VpVVBIlnK_c/U1oe01sXP9I/AAAAAAAAxGU/PDYTvWLvPgM/s1600/the_bastion_of_the_righteous_by_roaming_dragon-d5mdbm7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-VpVVBIlnK_c/U1oe01sXP9I/AAAAAAAAxGU/PDYTvWLvPgM/s1600/the_bastion_of_the_righteous_by_roaming_dragon-d5mdbm7.jpg" height="640" width="450" /></a></div>
<span class="s4"></span><br />
<br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Ante el recién llegado, los asistentes se pusieron en pie. Una larga melena rubia platino y unos ojos azules extremadamente vivos contrastaban con las arrugas de su cara. A través de su piel se veían como unas ligerísimas trazas brillantes que recordaban a las complejas estructuras rúnicas de los magos. Se sentó en el trono que presidía la mesa y se desabrochó el botón del cuello de la elegante camisa blanca que vestía. Su cuerpo era extremadamente recio y musculoso; irradiaba una sensación de poder, acrecentada por su inteligente mirada. Todos los demás se sentaron.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span></div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div class="p4">
<span class="s4">Carraspeó y dijo en tono grave:</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Me alegra ver que estáis bien, Zir-Idaraan e Idmíliris, aunque no puedo decir lo mismo por el éxito de vuestra misión. - Su potente voz atronó en la sala, estremeciendo a quienes la oían.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Zir tomó la palabra</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Ha habido serias complicaciones, mi señor Gebrah, como habrá podido comprobar en el informe que le entregué.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Cierto. Veo que la Santa Orden se ha metido por en medio, y eso no es bueno para nuestros planes. Pese a ello, no es excusa. Te consideré el más que capacitadas para coordinar esta operación y que sabrías controlar a Idmíliris, pero tal vez te sobrevaloré.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Entonces la arlequín interrumpió:</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Mi señor han ocurrido cosas que no sabría explicar, algún factor no hemos tenido en cuenta. Creo que hay algo o alguien que la está protegiendo. Perdí a varias de mis sombras tanto en la posada como cuando las envié a seguir a la casera. Debe de...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¡Silencio! - cortó Gebrah, helando la sangre de los presentes - No te he dado permiso para hablar. He tenido en cuenta todas las posibilidades. ¿No te referirás a ese guardia, ese...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Adriem Karid - apuntó Zir.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ... ese insignificante común - acabó la frase pese a la puntualización del doalfar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Por supuesto que no, mi señor - dijo Idmíliris agachando la cabeza - Yo me refería a otra cosa, a...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">-Si no tienes pruebas, no digas nada. Aquí nos movemos por hechos, no por suposiciones infundadas. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Por supuesto - murmuró Idmíliris.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Bien, ¿han afectado mucho estos acontecimientos a Tiria, Miguel?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No. No ha trascendido ningún dato, salvo el incendio en la posada, que salió en los periódicos. La Santa Orden también ha procurado tapar todo lo posible por su relación con los shaman - dijo el hombre de las gafas. - El dirigible es de un contrabandista va a Detchler. Aún no he conseguido la carta de embarque, pero la tendré en breve con todos los detalles. Las autoridades portuarias son muy celosas para estas cosas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Está bien, mañana decidiré cuál es vuestro destino, Zir-Idaraan e Idmíliris. Sophia, tú estarás al cargo de la próxima misión.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- De acuerdo, mi señor - dijo la muchacha asintiendo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Gebrah se levantó y se dirigió de nuevo hacia la puerta. Justo antes de salir, dijo dándoles la espalda: - No toleraré un nuevo fracaso, porque si ella despierta, seguramente será el útimo,</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">A la luz del día, el Bastión llamado «de los Justos» se recortaba en el cielo. Era una enorme construcción defensiva en mitad de las montañas y los espesos bosques. Un bello lago reflejaba su imagen como si de un espejo se tratara. Piedra sobre piedra, una elevada torre coronaba el complejo edificado durante la Guerra de la Lágrimas, hacía más de quinientos años. Los cambios de guardia se hacían con la máxima precisión siguiendo el inmenso reloj que coronaba una de las fachadas y que marcaba la hora con increíble exactitud.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Tras aquellas murallas, reinaba la paz en un bello jardín lleno de árboles y flores que, con el otoño, se teñían de los más bellos tonos ocres. En un precioso cenador de madera pintada de blanco que había en el centro del jardín se encontraba una joven mawler de ojos rasgados y facciones redondeadas, facciones propias de las tierras más orientales, que solía acompañar a Gebrah. Rodeada de gorriones, les lanzaba migas de pan.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Zir daba su habitual paseo matutino. Según él, era mejor que cualquier café para despertarse por las mañanas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Pasó al lado del cenador y, sin girarse, saludó a la mawler - Buenos días, Sayako. - Y siguió con su paseo, sin ni siquiera molestarse en esperar una respuesta, dándola por supuesta.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Usted nunca me lo ha preguntado - dijo con su característico acento oriental, que tendía a suavizar las erres. Zir se paró al no recibir la respuesta que esperaba y se dio la vuelta. Se quedó frente a la mawler. Era una muchacha muy joven. Aunque nunca se lo había preguntado, no le pondría más de veinte años, dieciocho seguramente. Pese a que solía llevar el pelo recogido en un moño, ese día lo llevaba suelto, algo que, Zir tenía que reconocerlo, la favorecía, a pesar de que a él no le gustaban las mujeres tan jóvenes. Un kimono de color granate, cubierto por una larga chaqueta blanca y unas sandalias, tapaba aquel cuerpo tan menudo, que lo estaba mirando desafiante con unos oscuros ojos rasgados. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No sé a qué te refieres.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No me ha preguntado si me he acostado con Gebrah.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">A Zir le llamaba la atención que Sayako nunca se refería a Gebrah como su señor, como hacían todos. Es más, lo trataba con familiaridad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Acaso debería hacerlo? No me gusta preguntar cosas de las cuales no me interesa la respuesta.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Pues todos lo han hecho de una u otra forma, menos usted.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Y les has respondido? - dijo desviando la mirada con desdén.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No, nunca.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Entonces no sé por qué te interesa que te pregunte... - Y Zir siguió con su paseo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No me he acostado con él en los tres años que hace que lo acompaño. Nunca se ha interesado por mí.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El doalfar se detuvo y dijo sin darse la vuelta.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Ya te he dicho que no me interesa la respuesta. ¿Por qué me la das, si no te he preguntado?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Precisamente porque no le interesa.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Es absurdo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Y porque sé que no se lo dirá a nadie, porque para usted, excepto la Princesa Oscura, no existe nada que merezca su atención. Así que no le tendré que pedir que guarde el secreto.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Tienes razón, lo único que me importa es acabar con esa Destructora de Sueños - dijo con tono apagado, casi nostálgico, y siguió andando.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">La enorme biblioteca del bastión empequeñecía al más altivo de los estudiosos que allí entraban. Sophia estaba sentada ante la mesa que Gebrah usaba a modo de despacho al final de aquellas estanterías atiborradas de libros recopilados durante siglos. Un ordenado caos de volúmenes se amontonaba encima de la mesa de roble. Gebrah llevaba el pelo recogido en una coleta y revisaba unos documentos, para posteriormente extender el brazo y dárselos a Sophia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Cómo van las runas de retardo? ¿Ya las dominas?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Sí, mi señor Gebrah. Gracias a los consejos que me ha dado ya no tengo problemas con ellas -respondió Sophia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Muy bien. Seguiremos pues con las lecciones. ¿Alguna pregunta antes de empezar?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Sophia se quedó callada, dudando si preguntar o no.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Sé que tienes algo en mente que te turba. Puedes preguntarme libremente, una pupila mía no ha de tener preguntas secretas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Lo siento, mi señor, sé que con vos no se pueden tener secretos. - Paró un momento para tomar aire y, sin mirarlo a los ojos, dijo-: ¿Por qué no me enseñáis también el arte de la invocación? A Sayako la habéis entrenado en tales artes.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Gebrah miró a Sophia esbozando una sonrisa, como si tuviera la respuesta pensada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Querida Sophia, tienes mucho potencial y no me gustaría desperdiciarlo. Pese a que ambas artes se rigen por el dominio de las runas, ahí acaban las coincidencias. Los rituales de la invocación consiguen condensar criaturas de los planos astrales, pero pese a su poder, son lentos y toscos. Sin embargo, la magia proporciona efectos casi inmediatos y es el hechicero quien domina. Controla plenamente los elementos para que le sirvan. Durante milenios este arte ha equilibrado la balanza entre las naciones. Sólo la mecánica, esa burda profanación de la naturaleza creada por los humanos, ha desestabilizado esa perfecta armonía. - Gebrah se levantó de la mesa y se acercó a Sophia. La cogió suavemente por los hombros-. Si te enseño las runas de invocación perderás un tiempo que podrías dedicar a la canalización de magia. Quiero convertirte en la mejor maga que tu especie ha conocido. Quiero que seas el ejemplo vivo de que tus hermanos se equivocan.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Mi señor, me siento halagada - dijo Sophia, ruborizada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Los humanos han tomado la magia como una herramienta, pero es algo más grande, recuérdalo siempre. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Nunca olvido vuestras enseñanzas. Vos me acogisteis cuando era una niña huérfana. Os debo algo más que la vida.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Gebrah sonrió orgulloso ante las palabras de Sophia. Retiró las manos de sus hombros y se apoyó en la mesa. - A hora repasemos las runas de contención.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Sí, mi señor.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Poco a poco el atardecer teñía de naranja la gran biblioteca. Sophia acababa de cerrar una runa que desapareció y se transformó en una llama de color azulado que se consumió a los pocos instantes.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Muy bien. Veo que las runas de ilusión siguen siendo tu fuerte - dijo Gebrah cogiendo unos papeles de la mesa - La clase ha terminado por hoy.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Gracias, mi señor.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Aquí tienes tus papeles. Está todo en regla.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- De acuerdo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Miguel ha partido esta mañana. Cuando recibamos el mensaje con los datos de embarque del dirigible te los haré llegar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Y una vez allí?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Localizarás a la Princesa Oscura, pero no actuarás. La precipitación y la confianza nos hicieron fracasar antes. Deberás seguirlos e informarme lo antes posible, así podremos adoptar las mejores medidas para neutralizarla.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Pero, mi señor Gebrah, ¿qué hay de lo que comentó Idmíliris? ¿Creéis que hay algún dato que se nos haya escapado?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Precisamente eso es lo que quiero averiguar. Deberás atender a los pequeños detalles, ha habido un factor que se nos ha pasado por alto. - dijo frotándose la barbilla</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Yo… - dijo con cierta inseguridad</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Habla, ¿tienes alguna idea cuál es el factor?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Mi señor, no tengo nada que apoye mi idea pero, vos me enseñasteis que la Princesa Oscura es capaz de alterar mismo discurso de los acontecimientos, como ya hizo aquí, en Neferdgita. Aunque su poder esté dormido, puede que si esté modificando levemente el destino y que ese sea el origen de todas las casualidades y circunstancias que nos están impidiendo acercarnos a ella.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Es sólo una pequeña parte de ella, pero no es descabellado que ya se esté manifestando y que algo haya provocado que esté despertando de su sueño. Un catalizador.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Y… ¿y si no es algo? - dijo aclarando la voz - Puede ser alguien, mi señor. Aunque sólo es una suposición, como le he dicho.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Yo mismo te he enseñado todo lo que sabes. Encuentra ese catalizador, si estás en lo cierto, y neutralízalo. - Y se quedó esperando a que ella se despidiera, pero no lo hizo - . ¿Alguna cosa más, Sophia?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Esto... Sí, mi señor - dijo titubeante.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Y bien?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Pensáis castigar a Zir y a Idmíliris?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Gebrah se quedó unos segundos pensativo, construyendo la respuesta más adecuada. - Todavía no lo he decidido.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Comprendo. - Y se levantó para dirigirse hacia la salida.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Acepta un consejo, Sophia, él no te conviene - sentenció Gebrah, leyendo el pensamiento de la muchacha.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Las puertas se cerraron tras ella, dejando a Gebrah en su querida soledad de su despacho.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<br />
<div class="p4">
<span class="s4">- Es lo malo de los comunes. No saben separar los sentimientos de la razón. - se quedó mirando un gran cuadro muy antiguo en el que aparecía un retrato de sí mismo con unos cuantos años menos y un joven muchacho. - Aunque no es un defecto que sólo los aflija a ellos.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-29446207027504800942014-05-06T09:00:00.000+02:002014-05-07T13:01:42.724+02:00Capítulo 7: Ináh<div class="p1">
A medida que corrían, la respiración de Adriem se iba haciendo más pesada, y su ritmo aminoraba. Detalle que a ella no le pasó inadvertido y se detuvo con cara de preocupación.</div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Se encontraban junto a una pequeña estación de ferrocarril aún cerrada a esas horas de la madrugada, iluminada débilmente por un par de maltrechas farolas de gas que alguien debió de olvidar apagar. Más allá un muro se precipitaba hacia el sector inferior mientras las vías discurrían por un puente metálico salvando la gran brecha bajo la que bajaban por uno de tantos canales flanqueados por casas. El andén estaba desierto, no había ningún signo de vida, excepto algún gato callejero. El viento comenzaba a soplar, arrastrando en los cielos pequeñas nubes que, a intervalos, ocultaban la luna menguante de aquella noche.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Adriem se giró, sobresaltado por aquel brusco frenazo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Qué ocurre? ¿Estás bien, Eliel? - dijo jadeando mientras se agarraba para hacer disminuir el dolor.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Eso debería preguntártelo a ti. - la doalfar se le acercó y posó su mano sobre el codo de su brazo herido. Los músculos de él se tensaron, y Adriem profirió un quejido ahogado entre dientes.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Ha sido en el tejado? - dijo remangando el brazo herido para descubrir los tres arañazos en el antebrazo del humano. La hemorragia ya había cesado prácticamente, pero la herida era bastante fea.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Fue una de las sombras. No es nada, saldré de esta – miró a su alrededor pero aquél camino ya no tenía salida - Lo importante es encontrar dónde refugiarnos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Aun estás sangrando un poco – tomó un pañuelo del bolsillo y lo posó sobre la herida para limpiarla ante la queja muda de Adriem – Tenemos que curarte esa herida pronto o se infectará.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Él vio los arañazos que habían provocado las ramas sobre los brazos de ella y diversos rasgones en el vestido. Subió la mirada hasta reparar en una pequeña herida en su barbilla. - Lo siento – dijo afligido mientras la miraba a los ojos – Tú también estás herida. Debí hacerte caso.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No seas así. - se acabó de anudar el pañuelo al antebrazo – Esta es la tercera vez que me proteges.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Y no debería haberlo hecho. Mirad cómo estáis... princesa.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La nube que había tapado la luna siguió su camino y su luz volvió a bañar el andén. Se oyeron unos pasos y una persona apareció doblando la esquina, a escasos metros de ellos. Un tipo de pelo castaño, vestido con gabardina que se detuvo ante ellos, intercediendo en la conversación de la pareja:</span></div>
<div class="p4">
<br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Adriem se fue hacia él cubriendo a la doalfar tras su espalda – Quédate detrás mío – le dijo en voz baja.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Quién eres? - Se fijó en sus orejas puntiagudas, un doalfar.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- La pregunta correcta es, ¿por qué no te estás apartando a un lado? - al guardia no le costó darse cuenta de que jugueteaba con el pomo del sable con los dedos. No tardaría en desenvainar. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡¿Qué queréis de mí?! - dijo Eliel cubriendo los libros a su espalda para evitar que reparase en ellos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Su voz se tornó más amenazante – El problema es que no puedes recordarlo. Ven y lo sabrás, no tengo ningún interés en matar al común.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span></div>
<a href="" name="more"></a><br />
<br />
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">A esa altura, el frío viento azotaba a placer. Algunas de las gigantescas torres que antaño pertenecían a las murallas de Tilia, a día de hoy habían sido reformadas y servían también como puerto para las aeronaves. Se habían construido hacía más de cien años para defenderse de un eventual ataque de Kresaar como última línea de defensa. Ahora diversas plataformas de metal, sujetas por cables, vigas y tensores servían de muelles de atraque. En uno de ellos, un pequeño dirigible carguero, con el nombre de <i>Raudo</i>, ultimaba la carga de la mercancía que debía transportar. El capitán, un hombre de unos cuarenta años, moreno y de piel curtida, como si de un lobo de mar se tratase, hablaba a la luz de uno de los focos del muelles con una mujer.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Esto no era lo que acordé con aquel tipo, era sólo un pasajero – dijo sopesando un pequeño saco bastante abultado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Lo sé, pero precisamente por eso me interesa. Te estoy pagando el equivalente a seis y sólo te pido que te lleves a una persona más.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Lo persiguen las autoridades? Porque si es así, no estoy dispuesto a jugármela en la aduana teniendo en cuenta la carga que llevo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No, te prometo que no tienen tratos sucios con nadie ni deudas pendientes, ni hace falta que mientas cuando vengan a preguntarte donde los dejaste. Sólo omite que te he pagado yo, por favor. - se cruzó de brazos ofendida - ¿Desde hace cuanto que me conoces? Además, el chico pertenece a la guardia, ¿No es suficiente garantía? - alegó la mujer como aval - Descuida, lo que menos les importa es tu carga.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Maldita sea! No has cambiado nada en estos años... ni un ápice y eso es lo que más me hace desconfiar de ti. - dijo señalándola entornando la mirada. - Pero confío en tus escudos - el capitán colgó la bolsa de su cinturón, incómodo, pero satisfecho por lo lucrativo del trato.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Ambos son encantadores y unos buenos amigos. Trátalos bien, ¿vale? - dijo Dythjui con aquella amplia sonrisa tan característica de ella, obviando el último comentario - Ahora será mejor que vaya a esperarlos. Si mis cálculos son correctos, ten la nave lista para zarpar en setenta y cinco minutos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Adriem dio un traspié</span><span class="s4">s</span><span class="s3"> tras recibir un duro golpe al desviar la hoja del sable enemigo con el suyo propio. Acto seguido, Zir le ganó el flanco y le dio un tremendo golpe de revés en el costado con la guarda del sable que le obligó a dar un par de pasos hacia atrás, reafirmando su guardia. Mantenía el brazo izquierdo a la espalda para evitar que el rival se aprovechara, pero el dolor de la herida era punzante y notaba como se había reabierto.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">No conseguía ver de dónde venían sus golpes, era una danza de precisos movimientos, que apenas le dejaba margen de reacción.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Zir miró de reojo a Eliel sin perder de vista a su contrincante.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Déjalo en paz! - le gritó ella.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Entonces... - Alzó el sable dispuesto a lanzar una estocada que el humano, difícilmente podría esquivar tras abrirle la guarida, pero el doalfar se quedó por un momento quieto observando los nerviosos movimientos de la novicia shaman. Creía que trataba de esconder los libros, pero no, estaba haciendo algo más y el polvo de argentano que caía con débiles briznas de luz la delataban. </span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><br /></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both;">
<span class="s3"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNMdIYBnaiHf8QbzA-cchPMlAS0SSkQ66WqkT5ZPB0PLLfGfJy_QCHmIQxQ0fURlh25ESYWnGRYCQLsEl0UwNRBYCseolzojyb9cmjg0hLvVeRfCQCiqVcdO7D40b9CvPJomciSKMVPSc/s640/blogger-image--1456158934.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNMdIYBnaiHf8QbzA-cchPMlAS0SSkQ66WqkT5ZPB0PLLfGfJy_QCHmIQxQ0fURlh25ESYWnGRYCQLsEl0UwNRBYCseolzojyb9cmjg0hLvVeRfCQCiqVcdO7D40b9CvPJomciSKMVPSc/s640/blogger-image--1456158934.jpg" /></a></span></div>
<div class="separator" style="clear: both;">
<span class="s3">Arte de Wakana Sakamoto - </span></div>
<span class="s3"><a href="http://wakana-sakamoto.deviantart.com/" style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">http://wakana-sakamoto.deviantart.com</a></span></div>
<div class="p3">
<a href="http://www.wakana-sakamoto.tumblr.com/" style="font-family: 'Helvetica Neue Light', HelveticaNeue-Light, helvetica, arial, sans-serif;">http://www.wakana-sakamoto.tumblr.com</a></div>
<div class="p3">
<br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Te he dicho que lo dejes en paz! - lágrimas de furia emanaban de los ojos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Maldíta seas – Zir maldijo por haber presupuesto que le daría tiempo a derrotar al común antes de que la chica le diera tiempo a invocar, pero el guardia había aguantado la acometida. Aprovechando su posición de ventaja, golpeó pero había dudado. Su enemigo encajó el golpe cubriéndose del filo, aunque cayó al suelo aturdido por el impacto de la guarda contra la cara. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Se acercó corriendo hacia ella con la intención de detenerla, mas la mano de Eliel se alzó y mostró sus brazos recorridos por runas trazadas sobre su piel que, apretando los dientes para ahogar un grito por el esfuerzo, se iluminaron con un fulgor azul que lo cegó momentáneamente.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Zir retrocedió unos pasos cubriéndose los ojos. Poco a poco fue retirando las manos y abriéndolos con dolor. Sobre las manos de Eliel, que jadeaba visiblemente agotada, se habían quedado dibujados los signos rúnicos en un tono más claro y, entre ellos dos, una criatura surgida de la nada lo observaba con ojos rabiosos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Te he dicho que lo dejes – le miró con determinación dispuesta a acabar de una vez por todas con esa interminable huída – porque tu oponente soy yo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Un zorro de pelaje blanquecino y del tamaño de un lobo exhalaba aire helado por la boca. Bajo sus patas, una compleja estructura rúnica palpitaba con un fulgor acorde al de las manos de su invocadora. El zorro miró de soslayo a su dueña, a la espera de la orden.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Vamos Ulimi! - alzó el brazo y señaló al doalfar que se había puesto en guardia maldiciéndose por su haberse confiado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Adriem, tendido en el suelo, trataba de levantarse ligeramente aturdido por los golpes. Notaba como el pañuelo se teñía de rojo carmesí mientras, enturbiado por el dolor, observaba a aquella criatura propia de una fábula.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">El zorro lanzó una bocanada de aire helado que Zir esquivó con un rápido movimiento dejando tras de sí un montón de adoquines congelados. Se dispuso a encarar a la invocadora pero en su trayectoria se interpuso inmediatamente su criatura abalanzándose sobre él. Pese a cubrirse con el brazo, recibió un mordisco en el hombro que penetró su chaqueta hasta herirle. Al instante la zona quedó adormecida y cubierta de una fina capa de hielo. Golpeó al enorme Ulimi en el vientre separándose de él antes de que le venciera el peso y lo dejara a su merced. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Maldita bestia! - dijo enfurecido mientras agitaba el brazo adormecido para recuperar la movilidad. La chaqueta le había protegido de un mal mayor, pero ahora tenía dificultades para manejar el sable.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Ante la amenaza, el zorro agachó la cabeza y gruñó.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La criatura empezó a caminar hacia uno de los lados y se lanzó contra el doalfar buscándole el flanco. Adriem aún tambaleante vio como el doalfar esquivaba al zorro en una sucesión de movimientos y, pese a que le ponía en algún apuro, al final acertó a la invocación de Eliel con un preciso tajo del sable en uno de los costados del animal, haciendo que emitiese un quejido. A su vez, su invocadora se agarró con fuerza las ropas a la altura del corazón presa de dolor.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Zir sonrió sabiendo que volvía a tener la ventaja, mientras Eliel trataba. Recomponer la compostura y con mirada claramente furiosa.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">El zorro volvió a atacar aunque esta vez Zir ya había visto como embestía el animal, por lo que fue capaz de actuar a tiempo y de un certero golpe le acertó en el vientre produciéndole una herida mortal.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La invocadora shaman se encogió repentinamente agarrándose la cabeza presa de un terrible dolor mientras su invocación se deshacía en briznas de luz junto a las runas de sus brazos. Este momento de confusión fue aprovechado por Zir-Idaraan que se dirigió hacia ella para apresarla.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Un traqueteo inundó el andén acompañado de un silbido. El primer tren de la madrugada, desprovisto aún de pasajeros, hacía entrada en el andén opuesto, volviendo la escena más confusa.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">El doalfar levanto el sable encarándose el pomo para golpearla aprovechando que estaba cuando Adriem, ignorando el dolor de sus heridas, se lanzó en una carrera desesperada blandiendo su sable. Grito más por aliviar el dolor que por llamar la atención de su enemigo, que se giró a tiempo de girar e interponer su arma para defenderse de aquella desesperada carga.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Otro animal que se interpone – mirándole directamente a los ojos - ¡Que molesto!</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Soy algo más que una molestia! - dijo apretando los dientes con rabia no dejando que aquellos ojos azules que se le clavaban le intimidaran.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Sabía que no tenía ni la más mínima oportunidad frente al doalfar, ¿qué le empujaba a defenderla? Su instinto le decía que corriera, que se alejara de allí tan rápido como pudiera, pero algo dentro de el se lo impedía. Era algo más que un sentimiento.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Veía su derrota más que segura, así que, decidido, intentó apartar la hoja de la suya para la menos tomar la iniciativa. Sin embargo, éste desvió su acero alzando la espada por su lado izquierdo. Estaba ahora a una distancia corta, abrió por competo su guardia en una movimiento desesperado, y aprovechó para golpear a su adversario con puñetazo tan fuerte que notó como las heridas que se abrieron. El doalfar hincó la rodilla en el suelo, medio sorprendido, medio aturdido, por aquel ataque fuera de lógica pero su reacción no se hizo de esperar y se impulsó para saltar usando uno de sus brazos para apoyarse. Se encontró el sable enemigo dispuesto a rematarlo y el choque de ambas espadas sonó con un agudo timbre. La hoja del doalfar oscilaba a escasos milímetros del pecho de Adriem que había bloqueado in extremis.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Un agudo silbido proveniente de la locomotora anunció la inminente salida del tren. El maquinista, haciendo caso al jefe de estación que permanecía ajeno a lo que estaba aconteciendo al fondo del andén opuesto, se disponía a arrancar aquella mole de metal.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Aún enzarzado en el combate con el doalfar, Adriem vio como Eliel se levantaba y comenzó a correr camino del tren pasando al lado de los contendientes, aprovechando la confusión. saltó a las vías tras los vagones que comenzaban a moverse. Zir trató de apartarle para dar caza a la novicia, pero Adriem le agarró con el brazo herido. El doalfar no dudó en retorcerle el brazo apoyando el pomo de su espada bloqueada sobre la herida. Pese al dolor no soltó el agarre. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡¿Qué te empuja a protegerla?! - le gritó el doalfar mientras, con el brazo libre le golpeaba en el pecho dejándole de rodillas y sin aliento, pero no dejó de sujetarle. La punta de la hoja del sable de Zir recorrió la distancia hasta su pecho.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">“¿Por qué sentía que debía protegerla? ¿Era... algo más...?” El tiempo prácticamente se detuvo en aquella estación y pudo escuchar, entre los gritos de Eliel que veían su fin, el tic-tac de un reloj que se iba deteniendo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡¡Adriem!! - ella se giró cuando estaba a punto de subirse a uno de los vagones que lentamente iniciaban su marcha. Extendió los brazos desesperada aunque sus manos no podrían alcanzar el sable que lo iba a matar.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La hoja del sable osciló y ondeó como si una fuerza la comprimiera, saltando hacia atrás con tal violencia que lo arrancó de las manos del doalfar cayendo a varios metros hacia atrás. Trató de ponerse en pie inmediatamente pero su hombro herido ahora estaba dislocado. Rodó e hincó las rodillas para, con la ayuda de un solo brazo, ponerse en pie mientras el otro colgaba completamente fuera de sitio, en el momento que un segundo impacto invisible lo lanzo varios metros hacia atrás hasta golpear con la espalda en uno de los pilares que sujetaba la marquesina del andén, dejándolo totalmente noqueado. Sin saber exactamente que había pasado, Adriem se levantó y corrió como pudo, arrastrando los pies y tambaleándote hasta el tren donde la novicia shaman le ayudó a subir juegos en el momento que las ruedas de la locomotora patinaron iniciando la marcha a través del puente camino del siguiente sector.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Zir recobró el conocimiento cuando el tren ya sólo era una columna de humo que se iba ocultando entre los edificios en a lejanía. Se levantó quejumbroso y aun atudirdo, y recogió su sable con la hoja completamente doblada. A medida que su mente se iba aclarando de nuevo, se tocó la cabeza y vio como su mano volvía manchada de sangre. Entre furioso y dolorido, gritó al cielo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Vaya, al señor Gebrah no le va a gustar que se te hayan escapado, Zir - dijo maliciosamente Idmíliris sin su habitual sonrisa y la ropa bastante maltrecha. Aparecida de quién sabe dónde y, corno siempre, rodeada de sus sombras, observaba al rabioso doalfar, que se volvió con una mirada de odio.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Has llegado tarde! </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Lo siento, pero tuve un contratiempo con una sacerdotisa… aun no se muy bien que ha pasado - dijo torciendo los labios que mostraron sus dientes serrados – No pude oler el conjuro que me lanzó. Pero a ti te ha vencido un guardia y una invocadora novata. Es más patético si cabe.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Cansado de escuchar sus comentarios que sólo llevaban que habían fracasado la agarró por la gargantilla de la que pendía un candado a modo de colgante, atrayéndola hacia sí – ¡No sé tú, pero yo no esperaba que ella pudiera conjurar a esa velocidad! Así que movamos el culo a por ellos - dijo perdiendo la compostura.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La arlequín entornó la mirada y le propinó una patada que lo lanzó varios metros hacia atrás contra el suelo - ¡No vuelvas a tocarme! - dijo enfurecida sacudiéndose como si la hubiera manchado de algo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Zir se apoyó en el sable maltrecho para levantarse mientras Idmíliris olfateaba el aire – Es como en la posada, huele a runas, pero también hay algo más ¿Seguro que fue un conjuro? - preguntó con desdén al doalfar.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No lo se - dijo tosiendo con serias dificultades para respirar tras el golpe - Recuerda que Gebrah te puso a mi cargo, esto se lo haré saber, pelele.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La mirada de que le lanzó fue fulminante, pero Zir sabía que no le mataría. Si lo hacía las consecuencias serían terribles - He podido colar una de mis sombras pequeñas en el tren. - miró el sable retorcido – Será mejor que busques un buen armero, si es que eso tiene arreglo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Antes necesito un médico y borrar nuestro rastro. La posada ha de apestar a tus criaturas. – no iba a poder aguantar mucho en ese estado - así que, por tu bien, no los pierdas y hazte con ella. - la miró con gesto sombrío - Resolveremos nuestras diferencias después.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Estarnos salvando al mundo, y los buenos siempre ganan. ¿No es así? - dijo volviendo a sonreír.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Estas perdiendo el tiempo - le reprochó.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Vale, déjalo en mis manos. Iré a su encuentro – comenzó a correr y la perdió de vista, mientras el jefe de la estación se le acercaba con algo de temor. Era cuestión de tiempo de que la Guardia Urbana se presentara, así que decidió, al igual que Idmíliris, salir de aquel lugar.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Escondido en la balda del portaequipajes, dos pequeños ojos en las sombras observaban como el vaivén del vagón se estaba convirtiendo en una tortura para Adriern. El más leve movimiento le producía un dolor muy agudo por todo el cuerpo, pero en especial en el brazo. Eliel, usando la tela que llevaba a modo de cinturón, improvisó un vendaje más prieto que el pañuelo para que detuviera de nuevo la hemorragia. Gotas de sudor aun perlaban la frente de la doalfar y se le notaba que le costaba mantener la concentración tras el esfuerzo de invocar a su criatura.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No tenías por qué haberte arriesgado tanto. Desde que estoy contigo lo único que consigo es que te hieran. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No te preocupes. - Soltó un quejido cuando Eliel anudó el vendaje – Esta vez tengo que ser yo quien te ha de dar las gracias. Me salvaste en el último momento... </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Yo? Adriem, yo no hice nada, estaba muy lejos. ¿Cómo lo hiciste para defenderte así? Fue increíble - No había visto como fue capaz de golpear con tanta fuerza.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Bueno, yo... no... - un extraño temblor le recorrió el cuerpo. De repente su mente recordó el peligro que acababa de superar y lo cerca que había estado de morir a manos de ese doalfar. Un sudor frío le recorrió la cara pero el por qué se había salvado le aterraba más que el filo de la muerte - Como buen guardia debo proteger a la gente - dijo con la voz ligeramente temblorosa tratando de alejar aquellos pensamientos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Eliel se abrazó a él.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Lo siento mucho - dijo entre sollozos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La altiva doalfar vio en Adriem la expresión de terror ante lo que había sucedido. Empezaba a estar muy asustada, tal vez más que ese humano que se había empeñado en ser su protector.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Disculpen, sus billetes - les dijo una voz que venía de atrás.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Lo siento mucho señor interventor, pero no hemos podido... -dijo Adriem, mientras Eliel se separaba de él, colorada por haber perdido la compostura- . ¡¿Dythjui?! - Adriem exclamó al ver a la joven casera delante de él - ¿Cómo? Pero ¿qué? ¿Cuándo...?</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Siento no haber sido de mucha ayuda. Os seguí, pero no me atreví a hacer nada, no sabía cómo ayudar – se lamentó viendo el estado de los dos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No, no pasa nada, me alegra mucho verte - dijo Eliel desde su asiento. Aunque sus heridas no tenían ninguna comparación con las de Adriem, alguna pequeña astilla debía tener clavada en la pantorrilla a juzgar por el punzante dolor.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Por lo menos puedo ayudaros a salir de la ciudad, aunque sea acompañaos en el tren. – se rascó la nuca nerviosa – Adriem, creo que deberías ir con ella.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Yo? Pero ¿y mi trabajo?, yo…</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Dythjui lo interrumpió.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Sería mejor que la acompañases hasta su tierra, seguro que en la Santa Orden saben mover los hilos para darte un permiso o… yo misma diré que estás enfermo… ¿Qué más da? Reconoce que no te quedarías tranquilo dejándola viajar sola, con esas sabandijas pisándole los talones. - Adriem otorgó en silencio - Ellos ya saben quién eres y tu compraste su billete, ni siquiera yo se a dónde va y podrían sonsacártelo. Así nadie sabrá dónde está ella.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Pero no tienes por qué hacerlo, todo esto es por mí… - le dijo Eliel al guardia que permanecía callado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Y bien, ¿Adriem? - interrumpió la casera a la doalfar a la espera de una respuesta que ya sabía.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Siempre te sales con la tuya – Le recriminó como afirmación a su pregunta. No encontraba ninguna razón para rebatir sus argumentos y, en el fondo, tampoco quería hacerlo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Perfecto - celebró la casera - Aquí tenéis, quinientos escudos. No es mucho pero para una semana es más que suficiente.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No sé si podré devolvértelos… - el guardia miró las monedas dubitativo. Era la tercera parte de su paga.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Eliel le cortó alzando la mano - Pero yo sí te lo devolveré en cuanto llegue a mi hogar. Confía en mí.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Dythjui sonrió. En el fondo sabía, sin maldad, que no lo haría. Pero una brusca frenada al llegar a otra estación la obligó a agarrarse. Algunas personas madrugadoras, seguramente por su trabajo, empezaron a sentarse en el vagón. Una cosa llamó la atención de Eliel.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Pese a que Adriem estaba allí, herido, y ambos con las ropas sucias, nadie se inmutó. Seguramente en la otra gran ciudad del continente, Estash, capital de Kresaar, se los hubieran quedado mirando, incluso los hubieran echado del tren o les habrían prestado ayuda. Nunca entendería a los comunes.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Una lluvia fina empezó a salpicar los cristales del vagón. Tras cambiar de tren para ir en dirección al puerto aéreo, ninguno se atrevía a hablar. En sus caras se reflejaba la preocupación. Incluso en la de Dythjui, algo que desconcertaba a Adriem, acostumbrado a la sonrisa de la casera. Casi todo el mundo había abandonado el tren. Se notaba que se aproximaban al final del trayecto. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Un último cambio para coger un pequeño funicular de cremallera que subía perezosamente la última rampa hasta lo alto de la torre donde estaban las bahías de atraque. Las casas, las fábricas, la catedral, e incluso el Palacio Imperial se podían divisar bajo la bruma creada por aquella fina lluvia. Las siluetas de la ciudad en tonos grises le daban al ambiente una sensación de tristeza, pensó Eliel. Ella nunca podría vivir en un lugar como ése.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Un silbido, seguido por un largo frenazo, detuvo el funicular. Dythjui se levantó y le ofreció su poncho a Eliel.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Hemos llegado. Será mejor que te pongas esto, con esas ropas cogerás un resfriado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Gracias - dijo, colocándoselo sobre los hombros, y luego ayudó a Adriem a levantarse.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Es el muelle de carga ocho. Será mejor que nos demos prisa, el dirigible os está esperando - dijo consultando un reloj de bolsillo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Avanzaron intentando resguardarse de la lluvia. Varios mozos se afanaban en bajar la carga de los vagones posteriores del tren en el que habían venido. Tras cruzar varias pasarelas y coger un montacargas, ya calados hasta los huesos, llegaron al muelle ocho. Allí, el Raudo, un pequeño dirigible de carga de aspecto un poco destartalado, se preparaba para zarpar. Los hombres se afanaban en aflojar los cabos y dar unas últimas revisiones al casco. No tendría más de diez tripulantes, calculó Adriem, y muy probablemente se dedicaban al contrabando, además del transporte de mercancías legales. Mientras cavilaba sobre el tema, una duda le surgió de repente, cortando sus pensamientos de raíz.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Un momento, Dythjui, no llevamos los pasaportes encima! No podemos subir.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Creo que en estos momentos es el menor de tus problemas, ¿no crees? - sonrió confiada - Seguro que se te ocurre algo cuando lleguéis al destino que sea. No parece que vayáis a pasar muchas aduanas.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No, más bien no - dijo Adriem. Alzó la mano y llamó la atención del capitán. Éste, desde la zona de carga, les hizo un gesto para que se acercaran.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Bien, seguidme.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Pisaban charco tras charco en su carrera. Las gotas de lluvia salpicaban sus caras. Adriem iba cojeando ligeramente. Pese a que era el más veloz su cuerpo no estaba para mucho trote. Un sonido seco, como si se rasgara el aire, le hizo cambiar el paso y agacharse para esquivar un zarpazo con cierto esfuerzo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Una sombra había aparecido a su derecha y, si no hubiera sido por sus reflejos, lo habría cortado en dos. Se giró desenvainando el sable a la par profiriendo un grito para así acallar el dolor, para hendirlo en el cuello de la criatura con un corte limpio. A través de la herida abierta se fue deshaciendo en cenizas mientras vio que el capitán de la nave ordenaba el despegue inmediato, no quería meterse en problemas. De entre las cajas del almacén comenzaron a surgir algunos ojos.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡La nave se va sin nosotros! - gritó Eliel llegando ya a la rampa de carga.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Vamos! - Dythjui tomó a la doalfar por la muñeca para ayudarla en la carrera hasta el dirigible.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La nave cuando ésta empezaba a arrancar motores. Las hélices zumbaban ahogando el sonido de la lluvia, mientras unos focos intermitentes anunciaban, desde el borde del muelle, que la aeronave despegaba. Dythjui se detuvo y soltó la mano de Eliel justo en el momento que Adriem las alcanzaba.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡¿No subes?! - exclamó la doalfar.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No hay billete para mí en este viaje - le recordó con una sonrisa – Mi sitio está aquí.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Pe... pero, hay sombras, la bufona puede estar cerca. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Recuerda que te buscan a ti. Perderán el interés en mí una vez hayáis partido.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">La nave se separó del muelle un poco, bruscamente. Adriem agarró a Eliel, que estaba a punto de caer, mientras con el otro brazo agarraba la manilla de la puerta.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Vete! ¡No dejes que te pillen! ¡Cuídate, Dythjui! - dijo Adriem.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Nos vemos en unos días, Adriem! ¡Buena suerte, Eliel! ¡Adiós!</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Eliel sonrió a aquella chica que en tan sólo unos días se había convertido en su amiga.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Los kresaicos decimos Ináh - se despidió la doalfar. - ¡Ináh, Eliel! - gritó la casera</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Ináh! - respondió mientras el dirigible descendió suavemente en el aire para maniobrar. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Pobre Dythjui, no hemos debido dejarla allí. - dijo entrando poco a poco en la bodega del carguero. Un par de marineros se acercaron hacia ellos para acompañarles dentro.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Estará a salvo, confío en ella. - Pero Adriem no podía dejar de preocuparse por su amiga aunque tratara de aparentar lo contrario. En siete días estaría de vuelta y, como siempre, su casera estaría esperándolo con su sincera sonrisa, en la posada.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">A través de la escotilla fue entrando poco a poco la luz anaranjada del amanecer. La nave había superado aquellas nubes bajas, y el sol, radiante, aparecía majestuoso ante el morro de la nave.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Las sombras comenzaron a aparecer por todos los recodos del muelle. Desde allí arriba se podía ver cómo el dirigible enfilaba rumbo al Este. Las sombras se quedaron desconcertadas, no sabían qué hacer. Dythjui aprovechó su confusión para irse disimuladamente. Hasta que una voz la interpeló.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡Tú eres la casera, ¿verdad?! Quiero que me digas adónde se dirigen. - Idmíliris se hallaba sobre un montón de grandes cajas. Estaba encorvada y claramente débil, ni siquiera había la mitad de sombras que le había visto invocar.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Vaya, ya decía yo que se me había olvidado algo. No les he preguntado adónde iban - respondió con una amplísima sonrisa burlona. Por lo visto se había equivocado. Sí que la conocían.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡¿Crees que me lo voy a tragar?! ¡Me lo dirás por las buenas o por las malas! - dijo la otra, apretando los dientes y enseñando sus brillantes caninos. - ¡Tu cadáver me dará las respuestas, caserucha!</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Bueno, eso quiere decir que me toca correr. - le dedicó una última sonrisa pícara y echó a correr.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¡A por ella! - ordenó Idmíliris a sus sombras con la voz quebrada.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">Los bomberos se afanaban en apagar el incendio como podían. Sus mangueras eran insuficientes, y ya casi no les quedaba agua en los depósitos de los vehículos. Las llamas se tragaban la posada de tres plantas que había a la sombra del Puente de Álsomon. La gente se había acercado a ver el suceso, que probablemente saldría en el periódico al día siguiente. Dythjui miraba apesadumbrada cómo su negocio se hacía cenizas. Tanto esfuerzo de años destruido en apenas una hora. Cuando había llegado, agotada, los bomberos ya le habían dicho que nada se podía hacer.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- La señorita Lezard, ¿verdad? - dijo una voz potente a su espalda.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Soy yo - se dio la vuelta, al hombre que acababa de hablar, otro sacerdote.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Mi nombre es Rognard. Lamento mucho lo sucedido a su negocio - se compadeció.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Y la priora Melisse?</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Está siendo atendida por los nuestros. Tiene algunas quemaduras pero nada grave, es un milagro de Alma que haya salido casi ilesa. Por desgracia no puedo decir lo mismo de Renald, uno de nuestros aprendices - dijo con voz inmutable.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Supongo que era usted quién estaba al cargo. Mi posada se puede sustituir, las personas no. Siento muchísimo lo de ese chico - Dythjui sabía que nada dura para siempre. Que antes o después su casa no estaría allí. Pero no podía evitar que alguna lágrima asomara en sus ojos. Nunca se había acostumbrado, después de tanto tiempo, a resignarse a perder todo lo que quería. Antes o después pasaba. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Me temo que quienes fueran no querrían dejar pruebas. Se que no es el momento adecuado pero, permítame preguntarle, ¿qué ha sido de nuestra invitada? ¿Le ha pasado algo? Espero que esté a salvo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- No se preocupe, se que se la llevó uno de mis queridos inquilinos a lugar seguro. - suspiró viendo como los bomberos iba extinguiendo lo que quedaba del fuego.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- ¿Y dónde ha ido? - preguntó inquieto ante esta revelación.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">- Mmmm... No lo sé. Creo que su dirigible partía antes pero no tengo ni idea de adónde se dirigía. No me extraña que tuvieran prisa por salir de la ciudad.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">¡¿Zarpó en dirigible sin nuestro permiso?! - exclamó el prior - ¡Deberían habérnoslo comunicado. La Santa Orden lo estaba organizando para sacarla de la ciudad </span></div>
<div class="p4">
<span class="s1"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3">A mí no me pregunte, sólo soy su ex casera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s1"></span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-17879552798326427482014-04-29T09:00:00.000+02:002014-04-29T09:00:05.915+02:00Capítulo 6: Más allá de un sentimiento<div class="p1">
Una de aquellas bestias de oscuridad le propinó un zarpazo a Adriem en el brazo izquierdo, justo antes de que éste, con un fuerte revés de brazo, la golpeara con la porra con todas sus fuerzas. El impacto fue suficiente para apartarla, pero no para herirla, si es que era posible.</div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>En su desesperada carrera había entrado en una de las naves abandonadas del sector. La chatarra se amontonaba entre aquellos muros de ladrillo derruidos, y las goteras del destartalado techo creaban enormes charcos en el suelo de adoquines entre los que crecía algo de maleza.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Aún no se había recuperado del ataque cuando otras dos criaturas más le cerraron el camino. Su siseo recordaba a las hienas del desierto, moviendo sinuosamente de un lado a otro. Jadeaba exhausto debido a la larga carrera sin cuartel. Su garganta estaba reseca, el sudor le bañaba el cuerpo y brillaba bajo la tenue luz de la luna, que penetraba a través de las cristaleras rotas de aquella antigua nave industrial. En su desesperada huida había perdido la orientación. No sabía cuántas sombras le habían atacado y conseguido zafarse in extremis ¿Cinco, tal vez siete? ¿Y qué más daba? Había desenvainado el sable que portaba en la diestra y en la izquierda sujetaba la porra invertida para protegerse el antebrazo. Tomó aire y se preparó para un nuevo ataque de dos por cada uno de sus flancos. Pestañeó para aclarar su mente, nublada por el esfuerzo, justo a tiempo para ver que ambas criaturas se le echaban encima.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>En un rápido movimiento retrocedió y extendió el brazo, estocando con el sable en lo que parecía el pecho de una de las sombras, interrumpiendo violentamente su carga. Cambió de posición y dio un giro con el cuerpo trazando un arco. El sable se dobló por la presión, partiéndose la hoja por la mitad, interceptada por un portante zarpazo de la otra sombra que le había buscado el flanco. Consiguió dar dos zancadas hacia atrás evitando la dentellada que le lanzó después mientras los trozos del sable caían sobre el suelo tintineando de adoquines a varios metros.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Su cuerpo ya estaba sin fuerzas y ese último esfuerzo lo debilitó aún más. La herida no sangraba pero se notó extrañamente aturdido. Empezaba a costarle pensar con claridad. Los oídos se le estaban taponando y sus ojos no conseguían enfocar bien mientras un involuntario temblor en una de las piernas amenazaba con derribarlo al suelo. ¿Por qué tenía que pasar por esa angustia? </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-0DpB9ctZ50w/U1od-KkaixI/AAAAAAAAxGM/gtpIdkqKnvs/s1600/play_my_game_by_roaming_dragon-d5lklo7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-0DpB9ctZ50w/U1od-KkaixI/AAAAAAAAxGM/gtpIdkqKnvs/s1600/play_my_game_by_roaming_dragon-d5lklo7.jpg" height="640" width="463" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Escuchó como alguien aplaudía acercándose hace él - Bravo, bravo ¡Bravo! Has sido una presa divertidísima Adriem Karid. No eres muy bueno, pero le pones pasión, lo que hace más sabrosa su carne. - la aguda voz de la arlequín resonaba en aquel vacío almacén. - Cada herida que sufras te va drenando el éter de tu cuerpo y adormeciendo poco a poco hasta que... ¿lo adivinas? - él sabía que esperaba falsamente su respuesta - ¡Exacto! Te conviertas en una cascara vacía y muerta.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem levantó lentamente la cabeza, percatándose de que aquella chiquilla, o lo que fuera, estaba casi enfrente suyo, rodeada de tres criaturas más.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span></div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¡Maldita seas! ¡¿Te crees muy valiente usando esos bichos?! - Un dolor muy fuerte le punzó la sien y cayó de rodillas incapaz de mantenerse ya en pie. La sensación de entumecimiento se seguía extendiendo por su cuerpo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>La arlequín camino los pasos hasta el, desconvocando a sus criaturas con un sencillo chasquido de dedos y le agarró del flequillo para evitar que se cayera. Pudo contemplar de cerca aquellos ojos brillantes y su sonrisa desencajada - Yo no creo en el honor ni en chorradas por el estilo. Si tienes una ventaja y no la usas, eres un estúpido. - apoyó la frente contra la suya - Ellas te han dejado como un muñeco de trapo que voy a destripar si no hablas.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Apretó los dientes, desesperado. ¿Estaba completamente a su merced y no podía hacer nada? Estaba asustado, muy asustado y enfadado por su impotencia. Un calambre recorrió cada parte de su ser y, en un movimiento involuntario, su brazo derecho y parte de su cuerpo se liberó dándole un fortísimo golpe en la cara que la pilló por sorpresa derribándola hacia un lado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>No sabía exactamente qué había sucedido ni cómo, pero esa sensación de rabia y miedo que liberó su cuerpo, se desvaneció tal como vino. Sólo podía contemplar la cara desencajada de Idmíliris que, incrédula, se levantaba para darle una fortísima patada en el pecho, derribándolo violentamente contra el suelo. El fuerte dolor apenas le dejaba respirar. Ella se sentaba a horcajadas sobre él mientras le agarraba por la sien.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Dolor... - se pasó la lengua por la comisura del labio magullada por el golpe - ¡Dime dónde está esa estúpida muñeca! - sus pulgares comenzaron a presionar su sien - Voy a disfrutar mucho con esto.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>¿Ya está? ¿Así se acababa su historia? Era tan triste morir en aquel almacén lugar abandonado... Para cuando lo encontraran, las ratas se lo habrían comido. Una vida gris, carente de esperanza, iba a acabar de forma más patética si cabía. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem se quedó solo en la penumbra. En silencio. Su cuerpo no respondía, su mente tampoco. El eco de las goteras del destartalado techo se fue alejando al igual que el dolor. Sus ojos se nublaron, mientras la luna llena se difuminaba ante él producto de la inconsciencia. Luego sólo hubo oscuridad. Sus pensamientos se quedaron en blanco. Y una voz le susurró al oído una canción.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>La dama busca.</i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>El caballero se desata.</i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>…l busca en los brazos de la princesa el consuelo. </i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>El destino los traiciona.</i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>La época de decidir se acerca.</i></span></div>
</div>
<div class="p6">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>La dama busca.</i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>El caballero se desata.</i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>El elegido para rebelarse contra el destino duda. </i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>…él puede destruir lo que conocemos.</i></span></div>
</div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3"><i>Pero puede salvar nuestro sueño.</i></span></div>
</div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3">*** </span></div>
</div>
<div class="p7">
<div style="text-align: right;">
<span class="s3"><i>//Año 487 E.C.</i></span></div>
</div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Los prados se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Los árboles empezaban a mostrar los primeros brotes con la llegada de la primavera, que aquel año se había adelantado. Un sacerdote de la Santa Orden, vestido con una blanca túnica ceremonial con complejos bordados en negro, cerraba un libro, dando por finalizado el entierro. Dio el pésame a los presentes, en especial a un hombre y a su hijo.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>El hombre era alto y delgado, y había mostrado una entereza envidiable en aquellos aciagos momentos. Gastaba un cuidado bigote cano y el pelo largo, peinado hacia atrás, hasta los hombros. El niño, de pelo moreno y revuelto, apenas tendría once años. Aceptó el pésame del sacerdote para momentos después salir corriendo, lejos del cementerio.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Discúlpele padre. Hágase cargo de que esto es muy duro para él.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No tiene de qué disculparse. Todos estamos pasando malos momentos, era muy querida por el barrio y ha sido un final triste. Pero tenemos que aceptar lo que Alma nos da. Y de la misma forma, lo que dolorosamente nos quita.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Pero no es fácil, padre. No es fácil aceptarlo después de lo que he visto en mi vida - dijo el hombre, con los ojos empañados en lágrimas conteniendo el llanto</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Nunca lo es. - dijo el sacerdote asumiendo las palabras como una expresión de dolor más que el significado que contenían.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>El chico se sentó en una piedra del camino, no muy lejos del cementerio, del cual aún se podía divisar los muros de piedra en la distancia. Tenía la mirada triste, clavada en la tierra, donde las hojas de hierba eran mecidas por la suave brisa. Alguien se acercó lentamente. Era una niña mawler, algo más pequeña que él que se sentó a su lado, en completo silencio.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Así paso un largo rato en el que lo único que se oyó fue el rumor del viento al mecer los campos de hierba, hasta que el chico abrió la boca, reseca, y dijo: </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Esmail, yo algún día seré...</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3">*** </span></div>
</div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Idmíliris se desilusionó al ver que su víctima había caído inconsciente, privándola del placer de sintiera el dolor. Era un chico guapo y aquella nobleza era difícil de encontrar en los tiempos que corrían y eso la ponía realmente enferma.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>‘Los humanos son frágiles y patéticos’ Se relamió los labios disfrutando del momento, se puso en pie y lanzó un taconazo hacia el cuerpo yacente de Adriem. Pero no fue capaz de rematar el golpe; unas cadenas de luz de color azul brillaron y aprisionaron su cuerpo, y al instante un indescriptible dolor recorrió su cuerpo, haciéndole hincar las rodillas en el suelo con un angustioso alarido.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>ldmíliris advirtió con horror que un conjuro la envolvía. Alguien estaba intentando purificar ese lugar y su cuerpo reaccionaba violentamente. Se volvió en dirección a las dos presencias que estaban a la entrada de la nave, probablemente responsables de su dolor. Agudizó la vista y pudo distinguir con claridad los hábitos blancos de dos miembros de la Santa Orden.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¡Alto! - dijo la mujer sobre la que aún flotaban algunos símbolos alrededor, evidenciando que había sido ella quien había lanzado el conjuro.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Esa mujer era muy fuerte. Podía sentirlo. No tanto como ella, pero si lo suficiente como para entretenerla el tiempo necesario para que vinieran sacerdotes más a ayudarla. Si se enzarzaba en combate tenía las de perder y ya había consumido mucho de su éter de forma despreocupada, jugando con el escurridizo guardia. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>No tenía opción. Lanzó una mirada de odio a los dos que habían interrumpido su fiesta, gruñendo y enseñándoles los colmillos como si fuera un gato, con un movimiento brusco del cuerpo destruyó las runas que la aprisionaban.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>El joven sacerdote intentó seguir a aquel ser que se alejaba escabulléndose entre las ruinas, amparado por la sombras, pero su maestra se lo prohibió. Melisse sabía que era más urgente y sensato ayudar a aquel guardia malherido. Un enfrentamiento directo con aquella criatura desconocida no era prudente, pues fuera lo que fuese, había sido capaz de salir con vida de un conjuro de purificación extremadamente potente. Y ya había visto su verdadera forma.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Parece que está recuperando el conocimiento.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem empezó a percibir que había alguien cerca de él. Poco a poco fue abriendo los ojos, y ante él vio a los dos sacerdotes de la Santa Orden. Uno debía de ser un iniciado, a juzgar por sus ropas blancas y verdes, un hombre de aproximadamente su misma edad. La otra, de mayor rango a juzgar por sus hábitos más elaborados, estaba ya de rodillas a su lado, con las manos sobre su frente trazando unas runas que se iluminaban y mitigaban la parálisis de su cuerpo. Era esta última la que había hablado.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Renald, ven, ayúdame a levantarlo. No se preocupe, señor, sentirá algún mareo, pero ya está bien.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Efectivamente. Al levantarse, Adriem vio que todo le daba vueltas. Pero poco a poco, las náuseas y el mareo empezaron a remitir.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Está un poco pálido, priora.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Es normal. Su éter estaba envenenado y el conjuro que le he aplicado ha consumido parte de sus fuerzas. Nuestras runas siempre piden algo a cambio, no lo olvides.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Qué ha pasado? - dijo Adriem con voz apagada.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Será mejor que nos lo diga usted. Acudimos aquí después de detectar una gran distorsión mágica. ¿Con qué se ha encontrado usted? Y más importante, ¿por qué intentaba matarle?</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>La lumbre de la cocina empezaba a flaquear desatendida por Dythjui que conversaba con Eliel de algunas trivialidades al calor de una infusión de tila y manzanilla para combatir el insomnio.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No te preocupes, el viaje irá bien y de nuevo estarás en casa - dijo la casera tratando de calmarla. </span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No lo se… no creo que sea el viaje, pero no consigo conciliar el sueño.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Antes de que amanezca Adriem volverá de la guardia y te llevaremos hasta el puerto, así que iremos todos con las mismas ojeras - sonrió tomándose con humor una nueva noche en vela.</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Ya os he causado bastantes problemas a los dos. Siempre os estaré agradecida…</span></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3">En esos instantes, sin poder terminar la frase, la puerta del local se abrió, provocando un buen sobresalto en las dos mujeres. Adriem, no sin esfuerzo, pues aún le fallaban la fuerzas, entró en la estancia apoyado en Melisse. El joven sacerdote se quedó en la puerta, vigilante.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Alma nos guarde y nos proteja. Que nuestros lazos nos guíen a ella - dijo la sacerdotisa en un perfecto doalí, alzando los brazos y mirando a Eliel. Ésta se levantó inmediatamente de la silla e imitó el gesto.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Que la sabiduría una a nuestras gentes en nuestro camino hacia Madre - respondió en tírico.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Novicia de Coril, Eliel Van Desta, me alegro de encontraros sana y salva. Soy la priora Melisse Enerdel de la Catedral de las Luces.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿Es con vos con quien me debía encontrar hace dos días? - Una amplia sonrisa de alivio se dibujó en la cara de Eliel.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Tiene una bonita sonrisa, ¿no crees? - dijo en voz baja Dythjui a Adriem, al cual se había acercado para servirle de apoyo - . ¿Qué te ha pasado para que tengas este aspecto tan horrible? - advirtió algunas contusiones y su ropa estaba sucia de barro.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Creo que encontré al interventor del tren de Eliel. - Se dejó caer en una silla y lanzó un suspiro de alivio. </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">El reloj de péndulo que había en el comedor daba las cinco de la mañana. El novicio acababa de volver con un paquete, que dio a su superiora, y se había sentado a tomar un chocolate caliente que Dythjui le había preparado para recuperarse del frío y la lluvia que caía en el exterior. Mientras, Melisse seguía hablando con una seria Eliel, que había recuperado todo su porte de noble kresaica.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">El joven guardia tenía problemas para mantenerse despierto, cuando Dythjui se sentó a su lado y le despertó.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Deberías ir a dormir a tu habitación aunque sea un ratito, ya no tienes que preocuparte por ella, los sacerdotes se harán cargo. Pena del billete del dirigible pero, a bien seguro es lo mejor - dijo guiñándole el ojo con complicidad – Te haré un resumen.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- No creo que sea lo correcto. Ya saben quién soy, por lo que hay que estar alerta - dijo mientras se frotaba el cuello. Aún sentía las garras de aquella mujer que le habían dejado arañazos en el cuello. El golpe en el pecho le dolía. Por suerte ninguna costilla se había roto.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Pero por lo menos descansarías algo, no te encuentras bien - le susurró con una sonrisa - Si esa sacerdotisa se encargó de la maníaca esa, creo que estamos seguros por el momento, ¿no crees?</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Adriem le dirigió una mirada desacuerdo. Sabía que poco podría hacer pero se negaba a dejar sola a la doalfar, pues probablemente se la llevarían en cualquier momento a algún refugio de la Santa Orden y no tendría tan siquiera ocasión de despedirse.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Melisse acercó el paquete a Eliel - Estos son los libros que debías recoger. Es increíble como algo tan sencillo ha podido complicarse tanto, pero tenemos que cumplir lo prometido.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">El guardia miró aquel paquete de tele sujeto por una sencilla cuerda de bala. No parecían tan siquiera pesados o voluminosos, incluso se diría que insignificantes, pero su padre ya le enseñó que en las palabras podían esconderse verdades muy incómodas… pero dudaba que aquel fuera el origen de aquella situación. La arlequín no preguntaba por los libros.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Notó que de vez en cuando Eliel le lanzaba alguna mirada furtiva mientras la priora le indicaba los detalles de cómo pensaban garantizar su seguridad.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Señor Karid - dijo la sacerdotisa -, confío en que estará de acuerdo</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">La priora se volvió hacia él. Había perdido por completo el hilo de la conversación y no acertó a responder, sorprendido por la pregunta. - Yo… yo… - tartamudeó nervioso. Eliel y Dythjui sonrieron, mientras él notaba que se sonrojaba.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Que mantendremos su falta en el código de la guardia en secreto por los servicios que nos ha prestado refugiando a nuestra invitada. Créame que le estoy muy agradecida por la discreción con la que ha llevado este asunto. Probablemente pueda hacerle alguna carta de recomendación a parte. - le repitió con una sonrisa.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Se agradece. - dijo recuperando la compostura.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- La señorita Van Desta quedará ahora bajo nuestra protección, por lo que debería de recoger sus cosas.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Claro, lo comprendo - Tampoco podía objetar nada. De todas formas miró a Eliel para saber si estaba de acuerdo, pero no consiguió descifrar la mirada de la doalfar. - Pero la acompañaré a recoger sus cosas. - añadió. Era seguramente la última vez que podría estar con ella a solas.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Si, por supuesto - dijo la priora - Por favor, señorita Van Desta, creo que deberíamos apresurarnos. Cuanta menos gente sepa de este asunto, mejor. - su gesto se volvió severo – Espero contar con total confidencialidad como hasta ahora. - dijo dirigiendo a la casera.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Eliel se levantó e hizo una leve reverencia a Melisse, agarrando los libros - Enseguida estaré con usted y podremos partir - dijo con un tono que a Adriem se el hizo extraño. Pero optó por no preguntar y se levantó también para acompañarla al piso de arriba.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Dythjui, testigo silente de aquella conversación, permaneció junto a la priora dedicándola una sonrisa de cortesía. - Siéntase en su casa, priora, siempre que quiera - escuchó Adriem antes de doblar la escalera camino de las habitaciones siguiendo a Eliel que permanecía en silencio.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">El ambiente se había vuelto extrañamente tenso. Acababa de vivir una experiencia bastante traumática, pero esa sensación tan fría parecía tener otro origen, pero no conseguía discernir el por qué.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Asomados a la barandilla del Puente de Álsomon, un hombre encapuchado observaba los tejados del sector que descansaba a sus pies, teñidos en tonos anaranjados por el lento ocaso del otoño. En particular los de una pequeña posada que tomaba el nombre de aquel puente. Mientras observaba con paciencia, Renald se acercó caminando hasta apoyarse, también en la barandilla, a su lado.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿Está todo listo? - dijo Zir-Idaraan</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Sí, está todo preparado para sacarla de allí.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Bien, esa priora va a ser una verdadera molestia, pero sin su novicio partimos con algo más de ventaja. - se mesó la barbilla analizando cada rincón del edificio. - Si la esconden los sacerdotes si que no al encontraremos, sobretodo si consiguen averiguar qué es en realidad, por lo que tenemos que actuar ya.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- La posada está llena de runas de protección, pero no parece que las haya puesto la sacerdotisa, llevan ahí bastante tiempo. Tendrás que encargarte de ellas si quieres que mis niñas hagan algo.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Me encargaré de ello. - miró a la arlequín que poco a poco iba recuperando su aspecto habitual - No quiero saber qué has hecho con el cuerpo, Idmíliris. Tus métodos...</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿... te repugnan? - terminó su frase – Pero son efectivos, no lo dudes. Ni siquiera se ha dado cuenta la sacerdotisa y he estado ante sus narices mientras le daba el paquete con los libros que le quité a su aprendiz de sus frías manos.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">El doalfar echó a caminar por el puente, asegurándose de que su capucha le cubriera bien al cara.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Vamos, tenemos que atar a una marioneta a sus hilos.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Eso me ha dolido – dijo siguiéndole con su eterna sonrisa la arlequín.</span></div>
<div class="p10">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><b></b></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3">***</span></div>
</div>
<div class="p14">
<div style="text-align: right;">
<span class="s3"><i>//Año A-xZ aE.C.</i></span></div>
</div>
<div class="p15">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">Los frondosos bosques de abetos se mecían al son del viento que descendía de las altas cumbres de la nevada cordillera. Los campos aún conservaban neveros donde todavía no daba el sol. Una bonita mansión de tres pisos de paredes blancas y tejas de pizarra dominaba, con bellos jardines, el pequeño pueblo.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">Observaba el lago que estaba dentro de sus propiedades. Un hombre, bastante más alto que ella, bien parecido y de mediana edad, estaba su lado.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Es una pena que el lago se haya deshelado ya. Aún me apetecía patinar sobre él. - dijo la joven.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- No te preocupes, el año que viene todavía estará ahí. </span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Ya, pero entonces yo no estaré. Me habré ido a... - el recuerdo se truncó y pese a que ella misma movió los labios, no salió sonido alguno.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Yo me encargaré de que el lago siga estando aquí al año siguiente, y al siguiente... Tranquila, no se irá. Lo ataré bien - dijo con una amplia sonrisa.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Qué tonto eres... -dijo en tono de falsa reprimenda.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Aprovecha este tiempo para aprender, ya sabes que a la vuelta tendrás que...</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Lo que siempre he deseado hacer - lo interrumpió - Pero va a ser duro este tiempo alejada de ti.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- Para mí también. - hizo una pequeña pausa y miró hacia las montañas del norte - Ahora volvamos que empieza a refrescar, y no me gustaría que te constiparas. Vamos, ven conmigo - dijo alejándose.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p16">
<span class="s3"><br /></span>
<span class="s3">- Sí, amor mío…</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<div style="text-align: center;">
<span class="s3">***</span></div>
</div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- ... ven conmigo.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p17">
<span class="s3">Eliel despertó de aquel sueño abriendo poco a poco los ojos, intentando situarse y saber la procedencia de aquella voz. No recordaba en que momento se había dormido y por qué yacía en el suelo. Alguien estaba sobre ella sujetándole los hombros con ambas manos cada vez con más fuerza. Aquellos ojos en medio de la oscuridad le trajeron un recuerdo desagradable.</span></div>
<div class="p18">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p17">
<span class="s3">- ¡Tú...! - dijo con voz ronca. Pero aunque le reconoció, su cuerpo era diferente, el de una joven arlequín. Eran esos mismos ojos, no había duda.</span></div>
<div class="p18">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p17">
<span class="s3">- Tenía que suponer que contigo no iba a funcionar, no eres tan diferente a mí. Pero vas a despertar al resto, cariño. Ahora sé buena chica o acabaré con él.</span></div>
<div class="p18">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p17">
<span class="s3">Miró hacia un lado y vio como Adriem, que se yacía también en el suelo dormido en el sofá, estaba rodeado por dos criaturas de sombras.</span></div>
<div class="p18">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p17">
<span class="s3">- Si lo deseas no despertará nunca – sonrió mirando hacia el guarda.</span></div>
<div class="p18">
<br /></div>
<div class="p17">
<span class="s3">- De... de acuerdo, vale… tú ganas… es a mí a quien quieres. Déjale en paz, por favor – suplicó con la voz entrecortada, más paralizada por el miedo que por la presa de aquella extravagante muchacha. Sus manos temblaban pero por suerte la secuestradora no se había percatado de que había metido la mano en el bolsillo en busca de algo que siempre llevaba encima. </span></div>
<div class="p18">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">La levantó agarrándola <span class="Apple-tab-span"> </span>solamente de una muñeca sin mucha delicadeza – Chica lista.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">No había terminado de ponerla en pie cuando se oyó un crujido y con la mano libre le lanzó a la cara los restos de argentano que se habían desprendido al romper parte de su tiza para dibujar runas, que se le metió en los ojos. Canalizó su éter a través de ella sin conjuro alguno, y el polvo que tocó la piel de Idmíliris comenzó a brillar en azul y se tapó la cara, de la cual salía humo, como si se estuviera abrasando. No esperaba que funcionase tan bien, pero al metérsele en los ojos el daño que le producía a juzgar por los alaridos, era terrible.</span></div>
<div class="p19">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p16">
<span class="s3">- ¡¡Te mataré!! - espetó mientras se tambaleaba por el dolor completamente ciega.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Las sombras miraron a su dueña advertidas por sus alaridos que a su vez despertaron a Adriem cuando la doalfar se acercó hasta el ignorando a las sombras. </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¡Vamos, Adriem, despierta! Tenemos que salir de aquí – le decía mientras éste poco a poco recobraba el conocimiento, libre del hechizo.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿… qué... qué ha pasado? - acertó a decir justo a tiempo para, aún adormecido, agarrar a Eliel por el hombro y apartarla del ataque de unas de las sombras, cuyas garras se hundieron en el suelo y trabaron el tiempo justo para levantarse y empujar a la doalfar para salir de la habitación mientras la otra sombra les perseguía. </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Me han encontrado – se dirigían hacia las escaleras apresuradamente pero el guarda la agarró por la muñeca y cambio su dirección hacia el piso superior justo en el instante que otra sombra les iba a interceptar por el pasillo. </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿Qué? Pero la salida...</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Por abajo me temo que tampoco – giró escaleras arriba hacia una de las puertas del último piso y abrió rápidamente la puerta de su habitación. </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Ella estaba desconcertada. El guardia había cogido una caja que abrió sin miramientos y de la que sacó un sable a la vez que se asomaba por la ventana.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¡Estamos en el tercer piso! </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Si, es mejor que – miró hacia fuera y la ayudó a salir, justo en el momento en el que la puerta de la habitación se convertía en astillas un una sombra entraba por el hueco dejado. . - ¡Vamos! – le apremio y la sujeto por el brazo antes de que casi se resbalará al pisar las tejas mojadas por la fina lluvia. Tras la sombra que atravesaba la habitación con un brinco, Eliel, tratando de no caee, vio la figura entrecortada de la arlequín que destronaba lo que quedaba de puerta. </span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Creo que puedo hacerles frente – dijo sujetando la tiza con las manos temblorosas. Ella sólo era capaz de invocar una criatura a la vez, pero podría ganar algo de tiempo.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- No, hay tiempo - la tomó por la muñeca y le hizo aproximarse a una de las esquinas del tejado que daba a parar a la acacia y al depósito de agua.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿Estás loco? Yo no llego hasta allí – la escalerilla estaba a una distancia considerable, no iba a llegar. Pero no tuvo tiempo de pensar nada más, si más miramiento la empujó cuando una de las sombras en dos zancadas llegó hasta ellos.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">– ¡Sí, sí que estás loco! - le grito agarrada a la barandilla mientras el corazón trataba de salir de su pecho. Aunque Adriem ya no la estaba escuchando, estaba resistiendo la acometida de la sombra mientras sus hermanas acudían a ayudarla. Se defendía a duras penas haciendo uso del sable hasta que falló en interponer el arma cuando una de sus enemigas le tomó el flanco. Pero aquellas criaturas no estaban jugando y el zarpazo le abrió una fea herida en el antebrazo izquierdo, cuando se cubrió en un acto reflejo desesperado.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Presta a ayudarle, Eliel, que bajaba por la escalerilla, trazó las runas sobre una de las vigas del depósito e invocó su pequeña criatura de frío que, a su orden se interpuso entre Adriem y las sombras. El dolor fue casi inmediato, al sucumbir la pequeña criatura a sus enemigas, pero mereció la pena el sufrimiento, puesto que le dio tiempo al guardia a saltar hacia la barandilla. Bajó por la escalerilla deslizándose hasta llegar a ella que casi había tocado el suelo.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¿Estás bien? - le dijo preocupada tratando de recuperar el aliento por el esfuerzo de invocar. Al ver como la manga rasgada de su chaqueta se iba manchando de sangre le tomó por el brazo pero el se zafó.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- No es grave. Tranquila, estoy bien. - dijo cubriéndose el brazo.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Las sombras e Idmiliris dieron un brinco desde lo alto del tejado hasta el suelo, rodeándoles. Un seco gesto hizo que aparecieran más sombras a su lado. Se volvió con una cara de morbosa satisfacción, cincelada por las sombras de la noche. Su cara abrasada, mostraba bajo la piel una singular forma, como si fueran las formas de una siniestra muñeca de madera pero que poco a poco se iba regenerando hasta parecer de nuevo humana mientras se sumergía de nuevo en las sombras</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">No tuvo tiempo de decir nada, pues en ese instante se abrió la puerta trasera de la posada en la que, aún tambaleante, estaba Melisse ayudándose del marco de la puerta para no caerse.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- ¡¿Qué?! ¡Tendrías que estar muerta! - dijo sorprendida la arlequín - Mis sombras....</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- Son criaturas de oscuridad, - dijo aún con dificultad par hablar - Esto debería de bastar, demonio.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Esta vez fue Eliel fue quien agarró a Adriem para correr en dirección contraria mientras la sacerdotisa escribía una sencilla runa sobre el marco de la puerta.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">Idmíliris apenas tuvo tiempo de cubrirse cuando un fogonazo de luz iluminó todo el patio dejándola cegada. Sus sombras se escondían donde podían asustadas. Para cuando la arlequín recobró la vista ambos solo tenía ante sí a la sacerdotisa que estaba completando una nueva estructura de runas aprovechando el tiempo ganado.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3">- No te lo voy a poner fácil, criatura - dijo Melisse sonriente aunque visiblemente agotada.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p8">
<span class="s3">Eliel corría tras Adriem tan rápido como podía por las callejas cuando una explosión se oyó desde la dirección de la posada. ¿Por qué a ella? ¿Cuanta gente tenía que seguir sacrificándose? No entendía nada, sólo podía seguir corriendo siguiendo a ese común. Era lo único en aquel mundo que le daba seguridad.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-42753632078754239002014-04-22T15:35:00.003+02:002014-04-22T15:36:48.996+02:00Capítulo 5: Estamos bajo el mismo cielo<div class="p1">
El sol de las primeras horas de la mañana se filtraba a través de los árboles, dibujando sombras sobre el suelo, como si de un mosaico se tratara. El sonido de las campanas anunciaba el final de la ceremonia. Del pequeño templo de piedra, construido antes de que los edificios lo rodearan, empezó a salir la gente. Se notaba que era un día de fiesta, ya que todos iban arreglados con ropas elegantes.</div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem aguardaba sentado en la vieja escalinata que daba paso a los bonitos jardines donde se hallaba el templo. Era un remanso de paz entre el febril mundo de ahí fuera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El joven permanecía con la mirada perdida en los árboles, oyendo el canto de los pájaros que allí anidaban, evocando estampas de su ciudad natal. Al oír las campanas se levantó y se sacudió los pantalones. Ya no llevaba el uniforme, ahora vestía unos pantalones de color verde grisáceo, con botas de cuero marrón y camiseta blanca. Recogió una cazadora de cuero negro que había dejado sobre el pedestal de la estatua de una bella mujer. La había cogido para protegerse del frescor de la mañana, pero ahora sólo le servía para colgársela del hombro.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Avanzó en sentido contrario al resto de la gente que descendía hacía el mundanal ruido, procedentes de orar a Alma. Se internó en el modesto templo de piedra y ladrillo de más de dos siglos de antigüedad. Dentro, sobre la superficie de la cúpula sobre la cruz de las naves del templo, aún sobrevivía algún fresco en la pared, pero la humedad los había ido consumiendo. Tratando de adivinar que representaba cada uno, dejó pasar el tiempo hasta que no quedó nadie y la puerta principal se cerró.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Al oír las bisagras y el encaje de las puertas se giró para ver al anciano y regordete párroco de avanzada edad, como denotaban las canas que poblaban lo poco que quedaba de su cabello en contraste con sus cejas densamente pobladas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Le saludó con una breve reverencia – Padre Augusto, buenos días.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El hombre le sonrió y le dio unas palmadas en la espalda con confianza – Ven hijo, vamos a la sacristía, ahí podremos conversar con tranquilidad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Claro, como desee – sin nada que objetar le acompañó tras el altar y entraron en la habitación cerrando la puerta. El hombre se aseguró de que no se oía nada e invitó a Adriem a sentarse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Se me hace raro verte por aquí fuera de horas de servicio y dudo que hayas venido a confesarte. - se giró hacia un pequeño lavamanos – Tengo algo de té si quieres tomar algo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No se preocupe, estoy bien así, gracias – Ya había tomado uno en la mañana por lo que era mejor rechazarlo con amabilidad. Trató de acomodarse en la silla de madera y caña, pero era harto difícil.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El párroco abrió con una llave que llevaba bajo una manga, un pequeño armario del que sacó una tetera y un pequeño hornillo. - Si me disculpas yo si que me haré uno.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Discúlpeme padre pero... se que le estoy interrumpiendo en su descanso, pero necesito hacerle unas preguntas. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Sin uniforme supongo que no es nada oficial - le comentó acertadamente mientras abría una pequeña caja con la infusión.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Nadie como usted conoce los entresijos de este sector.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Porque la gente confía en mí y sabe de mi juramento a Alma de silencio, así que si es una pregunta sobre alguien sabes de sobra que no voy a poder satisfacer tu curiosidad sea cual sea. Aunque sea extra oficial.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Lo se, padre. Su reputación le precede antes incluso de su vacación tardía a la Santa Orden. Precisamente por eso le pregunto a usted, se que esta conversación no saldrá de estas paredes - dijo reclinándose sobre la silla - No quiero saber de alguien que goce de su confianza para sacar a una doalfar de la ciudad.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El sacerdote dejó de remover el te mientras se calentaba y le con extrañeza - ¿Una doalfar?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Quiero sacarla de aquí. Está en apuros y la persiguen, es buena persona, por eso necesito a alguien que pueda sacarla de la ciudad y que sea de fiar. Pagaré lo necesario.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Se quedó pensativo volviendo a remover el te durante unos segundo cavilando. Adriem sabía que era disparar al aire y que revelar que él sabía el paradero de una doalfar tras el accidente del tren y todo el revuelo a su alrededor podría ponerles en peligro. Pero en sus años en Tiria, aquel hombre, había dado muestras de sobra como para ser de fiar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Hay un capitán de un pequeño dirigible mercante. No es trigo limpio, pero siempre cumple sus contratos y sabes esquivar bien las aduanas – dijo al fin el sacerdote.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Un contrabandista, supongo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Supones bien.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem tragó saliva y escuchó con atención los detalles sobre el dirigible, su lugar de amarre y a través de quién debía contactar. Mientras escuchaba, el sol de la mañana fue ocultándose tras las nubes y el claustro se tornó más frío y sombrío.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Hay algo más, joven - añadió el párroco - Me has dicho que es una doalfar…</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Andaba con paso decidido entre las callejas del sector sin tomar la ruta más directa a la posada mientras observaba por el rabillo del ojo cualquier movimiento extraño. Aunque los libros no parecían el objetivo de los asaltantes no se fiaba de que pudiera seguirle alguna de las sombras y ahora ni siquiera iba armado, salvo por un pequeño cuchillo en el bolsillo. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Por el camino cruzó un puente bastante largo que unía dos orillas de un canal. Desde allí, gran parte de la ciudad se podía contemplar: casas apelotonadas, fábricas, bloques de ladrillo y acero que sujetaban los superpoblados sectores, y las altas torres que coronaban la urbe. Una densa niebla emborronaba algunas zonas donde el sol aún no llegaba. Los puentes y los túneles se entrecruzaban y un silbido anunció que un tren iba a pasar por debajo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Se cubrió con un pañuelo la boca cuando la bocanada de humo invadió el puente, depositando más hollín sobre él. Se sacudió un poco, al igual que las personas que estaban junto a él, y contempló cómo se alejaba el tren por la vía, camino del siguiente sector.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Ya acostumbrado al caos de esa ciudad, se dejó embriagar por la complejidad y rara majestuosidad que emanaba aquel paisaje. La marca inequívoca del progreso que había engullido por completo las colinas y los lagos de aquella estribación del gran Tir.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">De entre los casi cuatro millones de personas que vivían allí ¿por qué se encontró con ella? Azar, casualidad, la voluntad de Alma... no era muy creyente, así que el destino poco importaba para él. Pero durante unos días su vida se había truncado y, en contra de lo que siempre deseó, sintió miedo al cambio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Pero ese cambio pronto desaparecería, ella volvería a su hogar y él volvería a sus problemas. Pensando sobre ello, el miedo se convirtió en tristeza. - Es una pena, pero las circunstancias no lo podían demorar más – se dijo mientras reemprendía la marcha – Aquella ciudad, aquella vida no se parecía en nada al sueño que había tenido de pequeño.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Según abrió la puerta trasera de la cocina, cuando ya había pasado más de la mitad de la tarde, antes tan siquiera de saludar, vio a Eliel que bajaba las escaleras de servicio. Sabía que la doalfar había estado ayudando a hacer las camas, dijo que quería aprender, aunque no debía haber servido de mucho, a juzgar por la cara de Dythjui.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Estaba casi irreconocible. Llevaba el pelo recogido en una coleta que sobresalía bajo una tela, que, a modo de capucha, tapaba parte de su cabeza y las orejas. le hacían parecer una humana realmente hermosa y delicada. Por desgracia estaba demasiado preocupado como para embelesarse.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¡Adriem! Buenos días. - dijo efusivamente pero se detuvo en seco cuando éste la apoyó la mano en el hombro y se le acercó.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Algo va mal - le dijo al oído.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Eliel le miró sorprendida mientras, tal y como suponía Adriem, Dythjui que le conocía mejor ya se había sentado a la mesa sin decir nada, probablemente intuyendo las malas noticias. La sincera y bella sonrisa de Eliel se había borrado de su rostro y eso, le dolió mucho más de lo que esperaba.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Mañana deberás de partir. Yo te acompañaré en todo momento hasta el puerto en el que hay un dirigible que te sacará de la ciudad. Nadie hará preguntas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Dirigible...</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Si, a día de hoy aquí sólo se usan como mercantes. Son más baratos de mantener que las aeronaves del tipo “aesir”... que no necesitan globos, usan generadores de éter para flotar y... - se dio cuenta que se había puesto nervioso y se había desviado del tema.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Si, he oído hablar de ellos. No me refiero a eso, sino que me sorprende que sea así de repentino. No me malinterpretes, tengo ganas de volver a Kresaar, pero pensaba que aun tardaría unos días más - se excusó claramente la doalfar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Te han puesto precio.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">En la cocina se hizo el silencio. Dythjui seguía en silencia mientras Adriem se masajeaba las sienes. Eliel lo observaba sentada frente a él.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Crees que pueden sospechar que estoy aquí? Me sorprendería que los clanes mercenarios de Tiria ya estén sobre la pista de mi invitada - dijo por fin la casera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No lo sé con certeza, pero nunca hay que menospreciarlos. Si algo no es capaz de encontrar la Guardia Urbana, estos tipos lo localizan. - se giró hacia Eliel - Tu billete ya está comprado, así que Dythjui me tendrás que retrasar un poco el pago de este mes, si es posible. - dijo rascándose la cabeza.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Por eso no te preocupes.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Son muy peligrosos esos clanes? - preguntó la doalfar. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Él la miró y respondió con gravedad - En el imperio es habitual contratar a mercenarios para llevar a cabo trabajos poco decorosos que el ejército imperial o la guardia no están dispuestos a hacer. Normalmente se dedican a cazar recompensas, pese a que también suelen aceptar algunos trabajos no tan limpios. No son del todo legales, pero el gobierno los tolera, ya que todas sus transacciones se hacen en los llamados «hogares» y de ellos se cobra un impuesto. Es toda una institución, y son muy competitivos entre ellos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Vale, vale. ¿Y eso qué tiene que ver?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Alguien está dispuesto a pagar veinte mil escudos por ti. Viva. Lo que te convierte en una presa de clase B. Todo un trofeo para el clan que consiga hacerse contigo. No sólo les proporcionaría dinero, sino también prestigio entre sus colegas. A menos que hagamos algo pronto, conseguirán dar contigo y tendremos a la mitad de los clanes de Tiria encima.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Pero aquí escondida no me han encontrado hasta ahora, tranquilo. Mañana de madrugada me iré y no tendrán tiempo de encontrarme.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Ya te he dicho que no hay que confiarse. Pueden ponernos en serios apuros. Conozco a algunos y suelen tener hechiceros entre sus filas. Algo con lo que no puedo lidiar.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¡¿Hechiceros?! Por favor. Los comunes no sois más que niños jugando con fuego en lo que a magia se refiere. Aún tenéis mucho que aprender pero, claro, tenéis vuestras máquinas y fábricas, así que no lo conseguiréis nunca.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Esas orgullosas soflamas de la superioridad de Kresaar no evitarán que te encuentren - dijo Adriem con acritud. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Tú qué sabrás de Kresaar? No tienes ni idea. Siempre metido en esta ruidosa ciudad donde ni siquiera se ve un árbol. No entiendes nada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Dythjui notó que apretaba los nudillos y que su mandíbula se tensaba. Sabía que, sin querer, Eliel había dado en un punto muy sensible. - Eliel, yo creo que... </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Déjala que siga hablando. ¿De qué crees que no tengo ni idea, hija de Kresaar? </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Eliel miró con recelo a Adriem. Ese común la estaba desafiando. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- De mí. De mi tierra, de mis costumbres. Sólo sabes criticarnos. Me mandas callar como si mis ideas no tuvieran ningún valor. Tú no sabes nada porque sólo conoces esto. Eres un común, hijo de comunes, y tanto tú como cualquier humano que supiese runas, como esos mercenarios, no serían más que siervos. Aprende cuál es tu sitio. Estúpido común. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Eliel calló de repente. Todo aquello que le habían enseñado en la escuela, lo que había aprendido con sus amigas, con sus vecinos, había salido. Se dio cuenta de que ésas no eran sus palabras, sino las que le había aprendido de memoria, y ahora que se paraba a pensarlas estaban vacías de significado. No eran comunes, ni siquiera humanos, eran Dythjui y Adriem, y acababa de insultarlos. Pero era tarde. Adriem dio un fuerte golpe en la mesa con el puño. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Gracias por darnos tu opinión, noble doalfar. ¿Qué tal si te marchas a tu maravillosa habitación y nos dejas a los comunes en la cocina trabajando para ti?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Eliel estaba cabizbaja, no se atrevía a mirarlo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Yo..., yo no creo que… chichos – Dythjui sólo acertaba a tartamudear. - Vamos, vamos. La presión nos está afectando - dijo la casera para quitar hierro a la situación.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem se levantó de la mesa. - Creo que he sido claro. Márchate.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">La doalfar no pudo aguantar la mirada de él y subió corriendo la escalera entre sollozos. ¿Qué había hecho? Había conseguido demostrarle a Adriem que era una remilgada doalfar a la que le daban asco los comunes. Pero no era cierto, no era cierto. No sabía por qué, pero le dolía que él pensara de esa forma. Le dolía y las lágrimas brotaban sin parar de sus ojos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¡Maldita criaja! - dijo volviéndose a sentar en la silla.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Debes comprenderla. Está bajo mucha presión, y en esos momentos siempre herimos a las personas que tenemos más cerca.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Eso no es excusa, Dythjui.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Sí que lo es. - dijo encarándose a su inquilino - ¿Acaso nunca has dañado a alguien a quien apreciabas porque estabas enfadado, asustado o deprimido? ¡Yo lo he hecho cientos... miles de veces! Dudo que tú seas una excepción.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Se quedó mirándola. La jovial cara de Dythjui ahora era seria, casi severa. Sentía que aquellos ojos grises eran capaces de atravesarlo, aquellas palabras estaban cargadas de una razón y una madurez algo inusuales en su casera.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Le sostenía la mirada, mientras él no sabía que decir en su defensa. Él mismo había hecho daño a una mujer que quería. La había abandonado porque no estaba contento consigo mismo y en vez de ponerle remedio, huyó cargando la culpa sobre ella porque no quiso acompañarlo en su huida.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Al final se levantó dirigiéndose hacia la puerta que daba a la escalera de la zona privada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Tienes razón. No sé cómo, pero siempre tienes razón.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Es que tengo muchos años de experiencia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Lo dudo, eres más joven que yo.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Dythjui le sonrió, volviendo a su expresión jovial. - Eso nunca me lo has preguntado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem se detuvo ante la puerta de la habitación de Eliel. Abajo se oía aún algo del bullicio del comedor. Se tomó unos instantes, y con los nudillos dio unos suaves golpes. Pasaron los segundos y nadie respondió.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Se acercó con cautela. Tras la puerta distinguió el sonido de lo que parecían sollozos. Apartó la cara, tomó aire y, decidido, abrió la puerta sin más preámbulos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">La habitación estaba casi a oscuras, pues las cortinas tapaban las ventanas. La doalfar se sentó rápidamente en la cama, de espaldas a la puerta, asustada por la irrupción de aquel humano.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No te he dado permiso para entrar - dijo frotándose los ojos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem no sabía qué hacer. Nunca se le había dado bien tratar con las personas, y mucho menos cuando lloraban.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- <i>Ni elea kotto tain eima</i> (Sólo te pido que me escuches un momento) -dijo al final.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- <i>Einomase so ikai</i> (No quiero oírte, vete) - Y la doalfar se estremeció al darse cuenta de que aquel humano le había hablado en doalí. Se giró de golpe para confirmar que era aquel guardia de Tiria el que había pronunciado aquellas palabras en su idioma.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Adriem prosiguió en tírico. Llevaba demasiado tiempo sin practicar y le costaba mucho encontrar las palabras.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Tanto te sorprende?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Cómo es que alguien como tú...? </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Te refieres a cómo un vulgar guardia de ciudad sabe tu idioma? Es sencillo, mi madre era kresaica. - Adriem se llegó hasta las ventanas y miró a través de ellas - Ella me enseñó cuando era pequeño. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Por eso no eres ciudadano imperial - le miró con los ojos abiertos por la sorpresa pero aun empañados en lágrimas.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Él se limitó a sonreír comprendiendo por qué lo sabía la novicia doalfar - Dythjui… - suspiró el nombre de la acusada.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- ¿Cómo es que acabó en el imperio? - dijo la doalfar, interesada. </span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">El guardia se apoyó contra el marco de la ventana y finalmente se volvió hacia Eliel. </span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-sqETBTW0MIQ/U1ZvaKIBBFI/AAAAAAAAxDw/fHdyYMi9SXw/s1600/Bajo-el-mismo-cielo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-sqETBTW0MIQ/U1ZvaKIBBFI/AAAAAAAAxDw/fHdyYMi9SXw/s1600/Bajo-el-mismo-cielo.jpg" height="640" width="452" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Bajo el mismo cielo" - 2007 - grises de Delfina Palma</td></tr>
</tbody></table>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Era sirvienta de una familia doalfar, como debe de ser la tuya. No vivía mal. Sus padres, así como sus abuelos, trabajaron para aquellos nobles ganándose honradamente el pan. Pero un día, un estudiante que venía de Krimeis, una provincia del norte del imperio, que buscaba aprender cosas sobre las casas nobiliares doalfar, se enamoró de ella. - tragó saliva y prosiguió con el relato - Mantuvieron su relación en secreto tanto tiempo como pudieron, pero al final se descubrió y, pese a que aquel estudiante humano era respetado por los doalfar, su relación supuso un escándalo para la familia para la que trabajaba mi madre. Entendían que los comunes se relacionaran entre ellos, por supuesto, pero aquel hombre era un imperial y, por lo tanto, se sintieron traicionados. Al final, mi madre tuvo que huir con mi padre a Krimeis.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Y allí naciste tú, ¿verdad?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">No pudo evitar sonreír. - Yo fui la causa de que no pudieran ocultar durante más tiempo su relación.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Tras un pequeño silencio en el que ella no supo qué decir, Adriem se fue hacia las cortinas y abrió una de golpe, dejando que los rayos de sol penetraran en la habitación. La doalfar se sintió cegada por aquella repentina luminosidad a la que sus ojos se habían desacostumbrado.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Será mejor que dejes que entre la luz. De lo contrario, nunca se te secarán las lágrimas. En unas horas deberás partir y has de descansar cuanto puedas. Si vas con esa cara pensarán que te he tratado mal.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Ella sonrió y agachó la cabeza entre sus rodillas, acurrucándose en la cama – No, Adriem, no me has tratado mal. - sus ojos claros posaron su mirada sobre él - ¿Puedo pedirte un favor?</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Claro. El que quieras.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- No tengo sueño. Quédate conmigo un rato más.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Sonrió y asintió. - Sólo una hora más, esta noche tengo guardia.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">- Gracias.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s4">Esa sonrisa, pensó. Sólo por verla sonreír merecía la pena todo aquello. La iba a echar de menos.</span></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>De por sí las patrullas solían ser aburridas por aquella vieja zona del c</span><span class="s5">anal. A </span><span class="s4">esas horas de la inminente madrugada hasta los rateros se habían ido a dormir. Para colmo su compañero había tenido que irse lo que, aunque no era reglamentario pues siempre debían ir por parejas, tampoco era la primera vez que se cubrían el uno al otro en alguna urgencia.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Bostezó abiertamente y miró el reloj de cadena que portaba en el bolsillo del pantalón. Su compañero se retrasaba y había tenido que empezar solo. Se pasó la mano por el pelo corto y rubio, y se dio unos golpecitos en su cara de facciones bien marcadas, como todos los hombres provenientes del noroeste. - ¡Maldito Adriem, deja de escaquearte! - espetó sabiendo que salvo las aguas del canal nadie le iba a oír. Pero vio que se equivocaba, pues unos metros más adelante, una figura olisqueaba el aire como si tratara de percibir algún aroma.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Eh, chiquilla, ¿te has perdido? - su aspecto era realmente peculiar. Tal vez se tratara de alguna excéntrica o, quién sabe, puede que se vistiera así "para satisfacer algún fetiche de alguien" - Es tarde, no es seguro que andes sola por las calles - Aquella jovencita vestida de bufón se le quedó mirando con unos ojos intensos, enfatizados por el </span><span class="s6">maquillaje</span><span class="s7">. </span><span class="s5">No sabía qué pensar, era muy extraña, y al acercarse notó una desagradable sensación que empezó a recorrerle el cuerpo y no pudo evitar relentizar su paso y acercarse con cautela.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s8">- H</span><span class="s4">e perdido a alguien, pero seguro que tú me puedes ayudar - abrió los ojos</span><span class="s9"> exageradamente con la expresión propia de una psicópata ante lo que Makien detuvo s</span><span class="s4">us pasos, intimidado por aquella chiquilla que no le llegaría ni al hombro. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s8">- Bueno</span><span class="s10">... </span><span class="s4">ése es mi trabajo. - Notó como su voz se entrecortaba atenazada por una tensión que le recorría el cuerpo. Su mano se posó sobre la porra dispuesto a desenfundarla. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>L</span><span class="s8">a </span><span class="s4">chiquilla vestida de arlequín se acercó a él dando pequeñas zancadas de puntillas. Quiso reaccionar poniéndose a la defensiva, pero notó como su cuerpo se había paralizado por completo y no pudo hacer nada cuando ella posó sus manos sobre sus sienes y </span><span class="s8">le </span><span class="s4">miró directamente a </span><span class="s8">los </span><span class="s4">ojos mientras la presión iba aumentando hasta el punto de que parecía que iba a taladrarle la cabeza.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s8">- ¿Dónde </span><span class="s4">está? Todo este lugar huele a ella - se relamía ante el dolor - Dímelo. Tú sabes dónde está esa muñeca inútil. Si hace falta te lo sacaré de la cabeza a la fuerza.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Su vista se iba nublando por el dolor. "¿De quién hablaba? Puede que fuera la chica que encontró Adriem…" Escuchó una risa de satisfacción de la bufona justo en ese mismo instante para después sentir un fuerte crujido que lo sumió en la oscuridad.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYUxQXvZshqGgtWB8tUt-wKwelkKRP5J3tmIlkmFKzXXbuldXPf7pF9Pedfety5ncEVlPaGcKOtJAgS0wLE-Z-z4xiPmFIjRHWB8_fhESrrYMfkOF4MEu7d4F9_NU9KiYugl6NTNGu-bc/s1600/Esencias_Fanart_by_TerminAitor.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYUxQXvZshqGgtWB8tUt-wKwelkKRP5J3tmIlkmFKzXXbuldXPf7pF9Pedfety5ncEVlPaGcKOtJAgS0wLE-Z-z4xiPmFIjRHWB8_fhESrrYMfkOF4MEu7d4F9_NU9KiYugl6NTNGu-bc/s1600/Esencias_Fanart_by_TerminAitor.jpg" height="640" width="426" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Idmíliris. por Aitor I. Eraña</td></tr>
</tbody></table>
<div class="p8">
<br />
<span class="s4"></span></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem había llegado al barrio del canal bajo donde debía comenzar la guardia, pero no había dado con Makien. Se había quedado más de la cuenta con Eliel y tenía que encontrar a su compañero pero llevaba una hora dando vueltas por las calles de la zona oeste y no </span><span class="s11">había ni rastro</span><span class="s4">.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s11">- T</span><span class="s4">e estaba buscando. - la voz tras de sí, donde hacía un momento no había nadie, le hizo pegar un salto, asustado y con la mano sobre la porra. Se giró presto y encontró a su compañero.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s11">- Makien, </span><span class="s4">al fin te encuentro. ¿Dónde te habías metido? Te he buscado por todo el sector - dijo recuperando la compostura - ya está todo arreglado, la chica está bien, muchas gracias por cubrirme, te debo otra.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- De eso mismo te quería hablar. Han denunciado la desaparición de la doalfar, así que sería mejor ir a por ella y llevarla a comisaría</span><span class="s12">.</span></div>
<div class="p10">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s12"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s4">Adriem se quedó perplejo de que se supiera de ella tan pronto.<span class="Apple-tab-span"> </span>- Comprendo. Vaya, ha de ser importante la chica si ya han denunciado su desaparición. ¿Crees que se habrá escapado de casa? - se rió mientras caminaba. Menuda carrera se habría tenido que dar para llegar hasta allí.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s11">- Vamos </span><span class="s4">a donde la hayas dejado y la dejamos a la vez que fichamos. - la tez de su compañero estaba inusualmente pálida.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s11">- Sí, </span><span class="s4">claro. ¿Tan dura ha sido la patrulla sin mí? Tienes mala cara.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Estoy mejor que nunca - asintió con una sonrisa que no acabó de parecer natural.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem se dirigió con paso decidido a través de las callejuelas de aquel sector casi abandonado. Hacía algún tiempo, el sector seis fue muy próspero y daba trabajo a cientos de familias, pero la apertura de los nuevos sectores industriales más allá de las antiguas murallas, el once y el catorce, habían sumido la zona en el declive, palpable por la cantidad de edificios en ruinas y vagabundos. </span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Bajaban por un callejón solitario, cuando Adriem formuló una pregunta que hacía rato le rondaba la cabeza:</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Tengo una duda, Makien. ¿Quién te ha dicho que era una doalfar? Ni siquiera la viste y yo no te mencioné su raza cuando te pedí el favor.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Eh ... ¿No? ¿Estás seguro? - dijo deteniendo sus pasos, extrañado. - Vaya...</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Bastante seguro de ello. ¿Estás seguro que es la misma chica? </span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>No se había dado cuenta, pero le había dado la espalda a su compañero cuando el zumbido de una porra hizo que Adriem diera un instintivo paso al frente, lo que le permitió esquivar la porra de su compañero por escasos centímetros. Se giró asustado echando mano de su propia arma.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Es una lástima, Adriem, te convendría ser más confiado. - sonrió Makien lanzando un segundo golpe.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem encajó la guarda de la porra sobre la de su compañero y la hizo resbalar, apartando el arma hacia un lado para abrir la guardia y dar un par de largos pasos hacia atrás con seguridad.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¡¿A qué viene esto, Makien?! ¡¿Qué te crees que estás haciendo?! - la adrenalina recorría su cuerpo y notaba como le temblaba el pulso.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¡Dime dónde está la doalfar y puede que salves tu miserable vida!</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No... no te lo voy a decir. - Entornó la mirada y se fijó en los gestos del que creía su compañero. Algo no le cuadraba. La forma de moverse, su mirada, algo no estaba bien.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Quién eres? Te pareces mucho a Makien, pero no eres él.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Su cara se deformó en una desquiciada sonrisa - Vaya, eres un buen observador -dijo acercándose poco a poco, mientras Adriem daba pequeños pasos hacia atrás manteniendo la distancia sin bajar la guardia, apuntando con su arma a la garganta de su adversario.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>En ese momento la figura de Makien empezó a deformarse como si de un espejismo se tratara, adquiriendo la forma de una arlequín que le miró fijamente con sus intensos ojos azules.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Qué... qué demonios?</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No andas descaminado, humano - dijo con una amplia sonrisa - Idmíliris es mi nombre, no necesitas saber nada más, salvo que has de correr.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¡¿Qué has hecho con Makien?! - Algo no iba bien. Sentía el peligro pero también cómo sus músculos se tensaban involuntariamente presos por algo más. Su cuerpo empezaba a percibir un peligro que su mente se negaba a creer. </span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>De todo lugar donde hubiese proyectada una sombra comenzaron a surgir unas runas azules que fueron dándoles forma hasta convertirlas en una criaturas encorvadas de aspecto reptiliano y amenazante que emergían del suelo hasta alcanzar el metro y medio. Su cuerpo surcado por sinuosas líneas azules eran la única referencia de su forma, además de unas garras y dientes serrados, terriblemente afilados, en unas fauces que siseaban. </span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<div class="p12">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>Vio sin poder moverse como se acercaban lentamente. Hasta entonces nunca había visto una invocadora, sólo había escuchado historias de shaman de las tierras del este, mas nunca había imaginado que fueran algo así. Los humanos hacía tiempo que habían abandonado aquellos rituales en pos de la ciencia pero, en aquel momento, la única ciencia que tenía a su disposición Adriem era una simple porra de madera lacada y un sable de guardia. </span></div>
<div class="p11">
<span class="s4"></span><br /></div>
<br />
<div class="p13">
<span class="s4"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Creo que no me has oído bien… ¡Corre! - Las sombras se movían nerviosas, esperando las órdenes de su ama que se relamía excitada por el miedo de su presa - Muy bien, mis niñas. ¡Vamos a jugar!</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-29207318583812259982014-04-15T15:59:00.001+02:002014-04-15T15:59:39.840+02:00Capítulo 4: Un mundo no tan distinto- Aquí tienes, cocido de la llanura - dijo Dythjui mientras le servía en un plato de barro a la hambrienta Eliel en la mesa de la cocina, ya que no podía dejar que los otros clientes la vieran - Es la especialidad de Agnes, la cocinera.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span><br />
La doalfar se quedó mirando las alubias con verduras y pedazos de carne que nadaban en una espesa salsa. Se alejaba mucho de las ensaladas, sopas y pescados que comía en la escuela o en su casa y ese cocido ya se le estaba haciendo pesado antes de comerlo.<br />
<br />
- No pongas esa cara. Es lo más típico de los alrededores. No has estado en una ciudad si no has probado su gastronomía.<br />
<br />
- Es que no sé... parece muy... denso. - describió sin encontrar un adjetivo mejor.<br />
<br />
- ¡Eso es energía! - dijo mientras oscilaba un dedo en señal de riña, guiñándole un ojo – ¡Aun éstas en edad de crecer!<br />
<br />
- Ya tengo veintiocho años, no he de crecer más - dijo Eliel algo indignada. Esa común no tenía derecho a tratarla como a una cría cuando aparentaba tener poco más de la mitad de su edad.<br />
<br />
- ¡¿Veintiocho?! ¡Válgame Alma, si creí que tendría diecisiete! - oyó a Agnes, que estaba escuchando desde la despensa.<br />
<br />
- Los doalfar son como los delven, viven muchos años, así que crecen más lentamente - dijo Dythjui, aleccionando a su cocinera, que ya se había asomado por la puerta.<br />
<br />
- ¡No me compares con un delven! - dijo Eliel muy enojada.<br />
<br />
Adriem entró en la cocina vestido con ropa calle y cargando unas bolsas, algo que a la doalfar le resultó extraño, pero la camiseta los pantalones le sentaban mucho mejor que el uniforme.<br />
<br />
- Buenos días. Espero no llegar tarde, me he dormido - Adriem miró a su alrededor y comprobó lo cargado que estaba el ambiente - ¿Se puede saber qué pasa?<br />
<br />
- La señorita doalfar, que siente su orgullo herido - dijo Dythjui con desdén.<br />
<br />
- Tú me has comparado con una delven. Por ese mismo hecho, en Kresaar se puede encarcelar a un común. – Eliel se cruzó de brazos levantando la barbilla en una postura muy digna.<br />
<br />
Adriem dio un suspiro. En esa pose, la joven doalfar no podía negar su alta cuna. Pero daba igual el estatus que pudiera tener, en el Imperio se habían abolido hace más de doscientos años cualquier tipo de título nobiliario, así que, el hecho de ser noble, marqués o duque no era más que una preposición en el nombre si esto no iba acompañado de una gruesa cartera repleta de escudos. A fin de cuentas, en Tiria, tu posición social dependía de cuánto dinero tenías en el banco. La pobre no sabía cómo era vivir en esa ciudad<br />
<br />
- Pues vas a tener que acostumbrarte – dijo Adriem mientras se servía un plato de cocido y se sentaba a la mesa – en Tíria vas a encontrarte con muchos. La provincia de Ilnoa está bien comunicada, así que es muy frecuente verles por esta ciudad para hacer negocios.<br />
<br />
- Son traidores. Su reyezuelo decidió aliarse con los comunes en aquella desgraciada guerra civil. ¿Y todo para qué? ¿Para que su reino fuera independiente de Kresaar? ¿Para no tener nunca más señores? Fíjate ahora, sólo han conseguido ser vasallos de los humanos. Una “provincia”, como decís los imperiales. Diría que a los doalfar nos ha ido mejor siendo fieles a los dragones.<br />
<br />
- Esa “provincia” – hizo hincapié Adriem en esa palabra – se formó por un pacto con Tiria hace muchos años y les otorga un autogobierno, leyes propias y es el único territorio del Imperio donde aún existen las antiguas castas nobles. Además, sus armeros equipan en exclusiva a todo el ejército imperial. Aquel pacto se firmó por unión de sangre entre las familias reales, así que en ningún momento Ilnoa ha perdido su identidad, sino que ha sabido encontrar su lugar dentro de este país.<br />
<br />
- Tú no lo entiendes. Eran nuestros hermanos, gozaban de los mismos privilegios que nosotros y los dragones los tenían en alta estima. Hubo un alzamiento en el asedio de Sazel durante la guerra y fueron castigados por no mantener aquella posición, pero en vez de aceptarlo, que hubiera sido lo honorable, todo su pueblo decidió recurrir a las armas. Si aquello no hubiese ocurrido, la Guerra de las Lágrimas nunca habría empezado, hubiese sido una simple revuelta de los comunes como cualquier otra, y millones no hubieran perecido en vano.<br />
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
Adriem suspiró. Había sido un día demasiado duro para que esa chiquilla viniera a amargarle la comida con soflamas políticas.<br />
<br />
- Entre estas paredes puedes opinar lo que quieras, Eliel, pero en la calle no encontrarás gente tan comprensiva y puede que les moleste que consideres banal la guerra por la que sus antepasados derramaron sangre, así que mejor será que te guardes semejantes opiniones. Se dice que Tiria es una ciudad abierta, pero sigue sin ser la Ciudad de la Tolerancia. Además, que yo recuerde, aquello ocurrió hace casi quinientos años. ¿No crees que es suficiente tiempo para que una doalfar haga la vista gorda durante unos días? Sólo os diferenciáis en el color de la piel, cosa que nos va a venir muy bien.<br />
<br />
- ¡¿A qué te refieres con eso?! - la pregunta tuvo una pronta respuesta cuando Adriem sacó el contenido de las bolsas.<br />
<br />
- ¡¿Quieres que me disfrace?! - exclamó Eliel al ver las ropas que había dentro del paquete: un vestido en tonos verdosos con detalles geométricos en amarillo y un corsé, muy propios de la moda imperial.<br />
<br />
- Agradecería que no chillases, el salón está aquí al lado. El tren en el que viniste tuvo un accidente después de que te cayeras y tengo la impresión que no fue una casualidad, así que he de sacarte de la ciudad y con esas ropas del este va a ser más complicado de lo que ya es. - se explicó Adriem - Yo no he dado parte en la comisaría y a estas alturas si lo hiciera, primero te confinarían y segundo yo estaría en un buen aprieto por acogerte sin dar parte.<br />
<br />
- No, me niego - dijo Eliel desviando la mirada, muy contrariada. - Tendrás que pensar algo mejor.<br />
<br />
- ¿Qué dices? Si con un poco de maquillaje parecerías una... - no le dio tiempo de terminar la frase.<br />
<br />
- Una delven – dijo apretando los dientes para no alzar la voz, mientras levantaba los brazos, escandalizada - ¡Vamos, lo que faltaba! ¿Acaso no te entró en tu dura cabezota lo que te acabo de decir?<br />
<br />
- Pues sólo hay otra opción - Adriem se levantó, agarró por el brazo a la muchacha sin mucha compasión y la llevó escaleras arriba. Ella se resistía y pataleaba, pero era imposible deshacerse de aquel recio brazo que la agarraba. La empujó dentro de su habitación y cerró la puerta. Oyó cómo acercaba una silla con un golpe seco.<br />
<br />
Se acercó corriendo y tiró para intentar abrirla, pero sus sospechas se vieron confirmadas. La puerta estaba atrancada por fuera bloqueando el picaporte, probablemente con la silla.<br />
<br />
- Me niego a que te puedan ver, es por tu propia seguridad. - sentenció mientras se alejaba por el pasillo.<br />
<br />
- ¡Abre, maldito seas! ¡No puedes encerrarme como a una prisionera! - No se oyó ninguna respuesta - ¡Te exijo que me abras! - gritó golpeando la puerta - ¡Adriem!<br />
<br />
Dythjui se quedó mirándole cuando bajaba la escalera haciendo oídos sordos a las exigencias de la doalfar.<br />
<br />
- Suerte que la zona privada está separada del resto, porque esa muchacha tiene buena voz. Sería una gran cantante - dijo el guardia con una risa socarrona.<br />
<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-FwBzP1TmVio/U006YJJct7I/AAAAAAAAw-g/u6G19w8Ty4Q/s1600/Es-tu-responsabilidad.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-FwBzP1TmVio/U006YJJct7I/AAAAAAAAw-g/u6G19w8Ty4Q/s1600/Es-tu-responsabilidad.jpg" height="640" width="451" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Boceto desechado de la primera edición</td></tr>
</tbody></table>
- Creo que te has pasado. Mira que arrastrarla de esa forma... - la casera estaba a punto de argüir que era una invitada y no la podían tratar así, pero interrumpió su discurso.<br />
<br />
<br />
<br />
- Hazme caso, en un rato estará dispuesta a ponerse el disfraz. Es como una niña pequeña - dijo dedicándole a una mirada de complicidad.<br />
<br />
- A veces pienso que detrás de esa apariencia tuya de buen chaval se esconde algo de maldad.<br />
<br />
- Exageras - Extendió la ropa sobre la mesa y se quedó observándola. - Creo que he acertado con la talla.<br />
<br />
- ¿La compraste tú? Vaya, tienes buen gusto para la ropa pese a que eres un hombre. Creo que le quedará bien si decide ponérselo -dijo Dythjui, tomando una de las prendas para probársela por encima.<br />
<br />
- Lo hará.<br />
<br />
<br />
<br />
Adriem llegó a su habitación y se sentó en la cama. De fondo aun podía escuchar los golpes de la habitación contígua. Sin duda Eliel tenía una energía inaudita para lo delicada que parecía. La luz gris entraba en la habitación y ésta se reflejó en el arma cuando la desenvainó. Se quedó observándola. Una espada de una mano con una hoja curva bastante ancha con guarda en cruz. Las fabricaban en serie y el acabado era bastante pobre. La volvió a envainar y la dejó apoyada contra la pared.<br />
<br />
Se acercó a un baúl que tenía cerca de la ventana. Lo abrió y sacó algunas herramientas, un par de mantas y una larga caja de madera un poco apolillada. Extrajo de ella un sable que compró al poco de llegar a Tiria a un comerciante delven.<br />
<br />
Era una sable de un metro y veinticinco centímetros, seguida de una sencilla guarda partida en dos partes que pinzaba la hoja, una sencilla empuñadura con cinta entrelazada que se ensanchaba al final en un pomo. Carente de cualquier adorno, su belleza se hallaba en la perfecta geometría del arma. Los delven sabían forjar espadas prácticas, aunque no bellas. Se dejó su primer jornal en comprarla y nunca la había vuelto a sacar de la caja.<br />
<br />
Tal vez era hora de seguir adelante e ingresar en el ejército, sino poco más iba a poder hacer en la guardia y no había hecho ese viaje para quedarse como un simple sargento. Tenía que demostrarles que se equivocaban, que era algo más que un tipo que tuvo que abandonar su pueblo natal por el miedo.<br />
<br />
*****<br />
//Año 492 E.C.<br />
<br />
«Lo suficientemente fuerte para no llorar nunca más.»<br />
<br />
Las palabras que le dijo a Esmail el día en que su madre murió, hacía cinco años, resonaban en su cabeza, mientras Adriem caía al suelo.<br />
<br />
- Vaya Karid, ¿te has hecho daño? - dijo uno de los chavales que lo había golpeado.<br />
<br />
- ¡¡Claude, dejadme en paz!! - grito al que comandaba la pandilla.<br />
<br />
- Pobrecito, espera a que te ayude. - Una fuerte patada fue a parar a sus costillas.<br />
<br />
Aquellos malditos gamberros habían estado haciéndole la vida imposible desde que entró en el club de esgrima del colegio. Su padre usó algunos contactos para que, pese a que no fue capaz de pasar las pruebas de acceso, entrara de todas maneras. Evidentemente, este hecho no sentó bien a sus nuevos compañeros.<br />
<br />
- Mirad, parece que el hijo del bibliotecario se enfada.<br />
<br />
Adriem se abalanzó contra uno de ellos y lo derribó, pero inmediatamente los otros lo cogieron por los brazos y lo inmovilizaron. En ese momento se levantó el que había tirado al suelo y se dispuso a golpearlo.<br />
<br />
- Esto te va a doler, Karid.<br />
<br />
- ¡Eh! ¡Vosotros! ¡Claude y los demás, si no lo dejáis, avisaré al señor Bolman! - Esmail acababa de aparecer en el patio de tierra que había detrás de la escuela. Era una jovencita ya de quince años.<br />
<br />
- Maldita sea... - dijo el chico que respondía al nombre de Claude, al que Karid había derribado. Mirando amenazadoramente a los ojos del muchacho indefenso, escupió al suelo y se alejó, seguido de sus compañeros - ¡Esto no ha acabado Karid, ya nos veremos…!<br />
<br />
<br />
<br />
- Deberías dejar este club. - Esmail le curaba una de las heridas del brazo.<br />
<br />
-Y a lo sé. - dijo más dolido en el orgullo que por la cura de sus heridas - Ahora mismo me lo acaban de recordar.<br />
<br />
Adriem y Esmail estaban tumbados en un verde prado que había cerca del colegio, un edificio gris de tres plantas con el tejado de pizarra y grandes ventanales. Ambos veían cómo pasaban las nubes de la primavera sobre un cielo azul intenso, mientras los pocos árboles que había por esa zona se mecían al son del viento.<br />
<br />
- Además, la esgrima no se te da muy bien. Siento decírtelo.<br />
<br />
- Pero quiero ser fuerte, así nunca más me podrán pegar. Nunca he tenido ninguna virtud, ni he destacado en nada. - La mirada de Adriem se perdía en el cielo, mientras que Esmail lo contemplaba sin que se diera cuenta.<br />
<br />
- ¿Acaso el ser tan testarudo no es una virtud? - se mofó - Adriem, no lo necesitas. Por lo menos, a mí no me hace falta.<br />
<br />
- ¿Cómo? - Adriem volvió la cabeza para ver cómo ella apartaba la mirada y se ruborizaba.<br />
<br />
- Te quiero tal como eres... - dijo todavía con el rubor en las mejillas desviando su mirada para que sus ojos no se encontrasen con los de él.<br />
<br />
Una ráfaga de viento se alzó, deshojando las flores primaverales y llevándose la última frase con él.<br />
<br />
*****<br />
<br />
Eliel, cansada de forcejear con la puerta que Adriem había atrancado, estaba tumbada en la cama. No acostumbraba a hacer tales esfuerzos, por lo que sus finos brazos le dolían. Aún tenía las marcas de los dedos de Adriem. Se sintió molesta por la brusquedad de aquel humano.<br />
<br />
- ¡Será posible! ¿Cómo se atreve a dejarme encerrada en esta habitación como si fuera una vulgar prisionera? ¡Soy una invitada de la Santa Orden! ¡Él no puede retenerme así! ¡Adriem, eres idiota! - exclamó la doalfar en su monólogo. Pero se calló de repente, tapándose la boca con las manos. ¿Qué había dicho? ¿Lo había llamado por su nombre con tanta familiaridad? Por Alma.<br />
<br />
Se levantó de la cama alarmada. Aquella situación la estaba cambiando. No podía permitirse esas confianzas. ¿Se estaba convirtiendo en una común como ellos? No entendía cómo su padre los podía tratar sin sentirse... ¡Era culpa de ese guardia, seguro! No podía dejar que se saliera con la suya. Una doalfar a merced de un común, ¿dónde se ha visto?<br />
<br />
Estaba cansada de que la situación la superase constantemente. Desde que había llegado a Tiria todos habían decidido por ella.<br />
<br />
- Pero eso va a cambiar. Le demostraría a ese guardia que era capaz de salir de allí por sí misma. Quería ver su cara cuando la viera entrar por la cocina como si nada. Él pensaba que no era más que una niñata consentida, pero pronto descubriría que estaba muy equivocado.<br />
<br />
Sin más, abrió la ventana. Se asomó y vio el pequeño patio trasero, donde se tendía la ropa. El suelo de cemento estaba lleno de verdín. Una tapia de piedra de no más de dos metros y un viejo sauce completaban la estampa. Examinó la pared y al final optó por agarrarse al canalón. El tubo estaba frío, húmedo y resbaladizo al contacto y Eliel no pudo reprimir un escalofrío y un sentimiento de asco al tocar a saber qué sustancias; pero no desistió y trepó al alféizar para luego extender una de sus esbeltas piernas hacia el canalón. Apoyó primero un pie, luego el otro, pero no calculó que la vieja tubería no fuese capaz de soportar su liviano peso. Se oyó un gemido proveniente de los tornillos que sujetaban la tubería a la pared, como si el mismo metal protestase por ver su sueño interrumpido. Eliel, asustada, se asió con ambas manos con más fuerza a la tubería, apretando las rodillas contra ella para afianzarse y rezando a Alma para no caerse. Pero todo fue en vano. Con un último crujido, la tubería se soltó de los enganches. Profiriendo un grito, Eliel se precipitó hacia el suelo, arrastrando en su caída restos de moho y trozos de piedra de la pared. Se estampó contra un montón de ropa de uno de los cestos que contenía la colada de esa mañana.<br />
<br />
<br />
<br />
- ¿A quién se le ocurre descolgarse de esa forma? Podrías haberte hecho mucho daño. - Adriem, arrodillado ante Eliel, la curaba con un algodón y alcohol unos rasponazos que se había hecho en una pierna.<br />
<br />
La doalfar, sentada en una de las banquetas de la cocina, se negaba a hablar. Estaba de lo más enfadada. No sólo porque su escapada había sido un auténtico fracaso, sino porque también tenía que soportar la vergüenza de su torpeza ante Adriem. El alcohol escocía mucho, pero se mordía los labios para no mostrar debilidad.<br />
<br />
- Lo malo es que se ha echado a perder la colada - dijo algo molesta Dythjui. En una de las pilas lavaba la ropa de los cestos que se había ensuciado con el accidentado aterrizaje de Eliel.<br />
<br />
<br />
Al final, la doalfar se decidió a hablar tras todas las acusaciones vertidas hacia ella:<br />
<br />
- Todo ha sido por tu culpa. Me encerraste en esa habitación porque no quería disfrazarme -dijo contrariada.<br />
<br />
- Y por eso decidiste iniciar una aventura, ¿no? - contestó Adriem sin el menor síntoma de sentirse culpable. A fin de cuentas él no la había empujado por la ventana.<br />
<br />
Aún arrodillado alzó la cabeza y la miró a los ojos. Eliel se sintió algo incómoda y perdió parte de su porte altivo.<br />
<br />
- No iba a permitir que me vistierais como una delven.<br />
<br />
- Si ese es el problema, ¿por qué no de humana? - dijo el joven sacerdote sin perder de vista el exterior mientras la casera seguía frotando la ropa con algo de jabón y agua.<br />
<br />
- De humana podría pasar - aunque no del todo convencida dio su brazo a torcer para satisfacción de Adriem - Sé que es una situación extrema, así que puedo tolerar el hacerme pasar por uno de los vuestros.<br />
<br />
La sonrisa que trataba de ocultar el guardia no pasó inadvertido a la ofendida doalfar.<br />
<br />
- ¿Qué te hace tanta gracia?<br />
<br />
- Sólo ha costado un par de horas. No había salido como esperaba, el riesgo fue innecesario, pero funcionó.<br />
<br />
- ¿A qué te refieres?<br />
<br />
- Si te hubiera dicho de buenas a primeras que te disfrazaras de humana nunca hubieras aceptado, aunque no te consideré tan intrépida como para salir por la ventana - Cerró el bote de alcohol.<br />
<br />
- ¡Maldito seas! - Desde su asiento estiró la pierna que no estaba sujetando el humano con intención de darle una patada en el pecho. No se molestó en esquivarla pues apenas tenía fuerza, viendo como ella se enojaba más si cabe. Se levantó y le dedicó una sonrisa<br />
<br />
- Lo siento, no te lo tomes a mal… Pero la próxima vez no te dejes ver, aunque sólo sea el patio trasero - Y se fue de la cocina, dejando a la doalfar con la palabra en la boca.<br />
<br />
- ¡Le odio! ¡Ha jugado conmigo!<br />
<br />
- Pues pese a todo, parece que está mejor de ánimo, gracias a ti - dijo Dythjui secándose las manos.<br />
<br />
- ¿Mejor? ¿Es que le pasaba algo?<br />
<br />
Dythjui se acercó hasta la doalfar – A ver, son cosas de Adriem y no te las debería de contar… más bien a él no le gusta que las cuenten. Pero está teniendo problemas en el trabajo, quería un ascenso y se lo han denegado por tercera vez en favor de otro tipo que llevaba muchos menos tiempo que él en el cuerpo. Comprende que no está de humor, así que verle sonreír un poco es agradable.<br />
<br />
- No lo entiendo, si lleva más tiempo debería de ser él. ¿Ha tenido algún problema con alguien? - los ojos de la doalfar se abrieron como platos sin comprender cuál era el motivo.<br />
<br />
- Hay cosas que no sólo se basa en el mérito y no sólo en tu tierra hay clases. Adriem no es ciudadano imperial, siempre va a tener menos derechos que otro que sí lo sea. <br />
<br />
- En Kresaar tu vida cambia mucho si eras noble o no, pero en el tenía entendido que en el Imperio no habían clases.<br />
<br />
- No cómo tu las conoces. No es una cuestión de estatus, si eres ciudadano de pleno derecho o sencillamente un habitante. Los privilegios que tienes y derechos son diferentes, aunque claro, las obligaciones tributarias las misma - dijo Dythjui con sorna.<br />
<br />
- Creía que Adriem era imperial… ¿No me dijiste que nació en una provincia del norte?<br />
<br />
- Eso… creo que ya no te lo debería de contar yo. Es un tema muy personal - dijo suspirando. - Lo siento. - miró por la ventana que daba a la calle y suspiró - Siempre he creído que, por mucho que se empeñe, esta ciudad no es su lugar.<br />
<br />
<br />
<br />
- Más cuatro, más un comodín, con lo que derribo tu última carta, Adriem. - Dythjui se apresuró a quitarle las dos cartas de Mahoc que le quedaban.<br />
<br />
- ¡Maldita sea! Ya sé por qué no me gusta jugar contigo.<br />
<br />
- Sí, pero siempre te olvidas cuando te pido otra partida - dijo riéndose.<br />
<br />
Los dos, junto a Eliel, estaban sentados en una mesa con una baraja. Mientras Adriem se frustraba por su nueva derrota y Dythjui se regodeaba, Eliel miraba con atención las cartas. En algunas mesas contiguas aún los restos de las cenas de los últimos parroquianos que se habían marchado, pero de ello hacía ya más de una hora y el comedor permanecía cerrado.<br />
<br />
- No consigo entender este juego. - se rascó la cabeza Eliel, abrumada por las reglas.<br />
<br />
- No te preocupes Eli, yo te enseño a jugar esta noche. Tú y yo, a solas - se ofreció la posadera mientras le arrimaba el hombro con una sonrisa.<br />
<br />
- ¡¿Cómo?! Oye, Dyth no creo que... - interrumpió sonrojado el guardia. No sabía ni cómo explicarlo pero la aludida no quiso darle el placer de terminar la frase fuera de su imaginación.<br />
<br />
- Has perdido... te toca sacar la basura - le replicó con una amplísima sonrisa.<br />
<br />
- Pe..., pero...<br />
<br />
Dythjui se le quedó mirando, sonriente, mientras Adriem exhaló un suspiro de desánimo. Se levantó y se dirigió a la cocina de mala gana.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span><br />
- ¿Qué le pasa? - la doalfar no terminaba de entender el por qué de tanto desaire.<br />
<br />
- No le gusta perder - dijo Dythjui sin dejar de sonreír.<br />
<br />
<br />
<br />
La noche había caído sobre la ciudad hacía rato. En la habitación de Eliel estaban ella y la casera, sentadas en la alfombra, frente a varias cartas de Mahoc. La doalfar ya llevaba el camisón prestado que usaba, y Dythjui vestía una camiseta larga sobre la ropa interior.<br />
<br />
- ¿Lo entiendes ahora? Si tienes suficientes bases y un bono lo suficientemente alto, puedes hacer una jugada que deje al contrincante sin cartas - dijo Dythjui mientras ponía un grupo de cartas sobre la alfombra.<br />
<br />
- Yo... lo siento. Sigo sin entenderlo bien. - Eliel se rascaba la cabeza mientras intentaba comprender el juego del todo. Nunca había jugado a las cartas y, por alguna extraña razón, le estaba costando un montón entender cómo funcionaba.<br />
<br />
Dythjui exhaló un suspiro.<br />
<br />
- Qué le vamos a hacer. Mañana lo seguiremos intentando.- Dicho esto, comenzó a recoger las cartas.<br />
<br />
- ¿Aún no ha vuelto Adriem? - preguntó Eliel.<br />
<br />
- No. Iba a dar una vuelta. Quería hablar con un par de conocidos en las casas de contratas de mercenarios, a ver si localiza algún transporte discreto que salga de Tíria. - Acabó de recoger las cartas y miró a la doalfar con cara pícara - Veo que te interesas mucho por él. Si no fuera por la aversión que soléis tener por los que no son de vuestra raza... diría que te gusta.<br />
<br />
- Eso no es verdad, sólo estaba preocupada porque es tarde - dijo Eliel ruborizándose.<br />
<br />
- Descuida, lo entiendo. Siempre me he dicho que si mis preferencias fueran otras también él me gustaría. Y en cierta manera me gusta.<br />
<br />
- ¿Cómo? No entiendo qué quieres decir con eso.<br />
<br />
Dythjui se acercó a la doalfar y le dio un cálido y suave beso entre la comisura del labio y su carrillo.<br />
<br />
- Eres muy inocente. - Dythjui se levantó dejando a Eliel perpleja y ruborizada - Y eso me gusta.<br />
<br />
La doalfar se quedó sola, sin saber qué era exactamente lo que había pasado.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-9647068145196620382014-04-09T09:30:00.000+02:002014-04-09T09:30:04.129+02:00Capítulo 3: Soñando por un mañana mejor<div class="p1">
Los restos del tren estaban diseminados a lo largo de más de un kilómetro de vías cuyos carriles habían quedado retorcidos. La fría mañana había revelado con más claridad el caos de madera y hierros retorcidos que, según las primeras investigaciones, habían sido ocasionados por la rotura en uno de los bogie. La circulación había sido cortada y un par de grúas ayudaban a levantar los esqueletos desfigurados de los vagones que ya habían sido examinados minuciosamente lejos de cualquier mirada curiosa. Varios guardias rastreaban cada centímetro del vagón de primera clase en el que parecía, se había originado el fallo mecánico, para disgusto de los representantes de la compañía del ferrocarril que demandaban airadamente a dos oficiales de alto rango la celeridad en las investigaciones para la puesta en marcha de la línea lo antes posible. Pero sus quejas caían en oídos sordos pues el hecho de que en el vagón sobre el que se estaban centrando las investigaciones, algunos de los muertos presentaban extrañas heridas y cortes que no eran propias de los hierros retorcidos por el impacto al volcar. A parte de un doalfar kresáico que no venía listado en el acta de pasajeros.</div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Melisse, acompañada de un capitán de la Guardia Urbana, accedió al vagón con sumo cuidado de no entorpecer la labor de los agentes ni tropezar. Caminar por el pasillo inclinado era sumamente difícil. Al llegar al lugar donde yacían varios cadáveres no pudo evitar taparse la boca y la nariz con una de las mangas de su hábito para evitar el penetrante olor que venía de los cuerpos que se hallaban sobre sendos charcos de sangre. Un nudo se le hizo en el estómago al ver los múltiples cortes y desgarros que presentaban, en la mayoría de los casos, dejando sus tripas al aire.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Comprenderá que esto es muy inusual, priora - le comentó el capitán - Procure no tocar nada, se lo ruego.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Si, no se preocupe, Henry, se lo agradezco mucho. Sólo me tomará un momento. - apoyó la mano en el pecho - La diosa Alma los acoja.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- No quiero disgustarla con detalles, pero parece que quien fuera que hizo esto se ensañó con ellos cuando aún no se había producido el accidente. Lo extraño es que salvo el doalfar ninguna de las víctimas presenta heridas de autodefensa. Es como si estuvieran inconscientes o drogados cuando les asesinaron - A diferencia del resto, el capitán lucía bordado las iniciales G.U. en plateado y un par de líneas negras en su hombro derecho que le correspondía por rango. Era un hombre de mediana edad, con unas pronunciadas entradas y canas en los aladares. Un bigote corto perfilaba sus finos labios, enmarcados en un rostro anguloso y algo severo.</span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- ¿Ya tienen alguna pista? - No podía dejar de mirar aquellos cuerpos desfigurados - ¿Nadie ha visto nada?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Me temo que poco por ahora. Los pocos supervivientes de los otros vagones que han podido testificar no oyeron nada antes del accidente - se rascó la cabeza pensativo - La única pista que tenemos fuera del tres es que localizaron al revisor al que le correspondía este trayecto, muerto en los baños de personal de la estación oeste del sector tres.</span></div>
<div class="p6">
<br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Para alivio de la priora, entre las víctimas, no estaba a la novicia kresáica, por lo que podría haber sobrevivido pero no quería preguntárselo directamente al oficial. No tardaría en presentarse por allí el Servicio Secreto Imperial a meter las narices y no quería que supieran aun de la joven - Haré cuanto esté en mi mano por ayudaros. Es sólo cuestión de tiempo que aparezca aquí algún delegado del gobierno cuestionando la capacidad de la guardia del sector o algo peor...</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Tengo a todos mis hombres trabajando en ello y ya me he ocupado de que los burócratas no metan las narices por el momento pero... ¿qué puede hacer al respecto?</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Merise sacó de un bolsillo de su hábito una pequeña caja de madera que contenía dos tizas - Le pediría que sus hombres me dejaran un poco de espacio, capitán.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span></div>
<a name='more'></a><br />
<br />
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>El capitán se quedó observando aquellas tizas que tenían un peculiar color plateado. Merisse sabía que el argentano, una mezcla basada en plata usada para trazar runas, era un material poco familiar para aquel que no hubiera dedicado su vida a la magia.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Insisto, Henry. Necesito concentración aunque puede quedarse usted. Sólo será un momento - dijo tomando una de aquellas tizas de argentano con suma delicadeza, pues eran extremadamente caras.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Esta vez, y para su satisfacción, el capitán ordenó a sus hombres que abandonaran el vagón y, pese a la presencia del capitán, pudo concentrarse en trazar las runas por el suelo justo en mitad del pasillo pero sin acercarse a los cadáveres.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- No hace falta que me acerque, con saber por donde pudo pasar el asesino me bastará - le fue comentando para que no se preocupara - Es un conjuro bastante sencillo, nos dirá que tipo de presencias anduvieron por este vagón. Todos dejamos una impronta, una huella - fue realizando los trazos con una precisión milimétrica - por eso he de escribirlas. Es el lugar quien nos lo ha de revelar.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Por aquí ha pasado mucha gente, dudo que sirva de mucho. Aunque no seré yo quien la cuestione en temas rúnicos.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Tiene mucha razón, pero vamos a intentarlo - guardó de nuevo la tiza en su caja y contempló el entramado de runas que se mezclaban unas con otras. Para cualquier inexperto, un galimatías sin sentido.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span></span></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Apoyó una mano sobre el centro y se concentró, dejando que su éter fluyera a través de los trazos que, uno a uno, se fueron iluminando con un fulgor azul. Da igual cual fuera la superficie, cada línea se grababa con total claridad. Ante los dos se fueron proyectando fantasmas azulados con una forma vagamente humana que caminaban de un lugar para otro. El ambiente estaba muy deteriorado y apenas se podría entrever la marca que habían dejado los sucesos de aquel vagón.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Gente que parecía salir, que charlaba, los propios guardias inspeccionando el tren. Todas las imágenes se amontonaban con mayor o menor claridad hasta que ante los ojos de Merisse dos fugaces espectros corrieron hacia ella, atravesándola, hacia el fondo del vagón. El primero era extraño, muy débil, incompleto, con un color algo rojizo que nunca antes había visto; pero el segundo espectro fue lo que le llamó poderosamente la atención. Oscuro, frío, vacío y cuya forma recordaba más a la de una bestia con fauces y garras que caminaba encorvada que difícilmente hubiera cabido por aquel estrecho pasillo.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Trató de agarrar a la primera figura pero esta cayó. Tras unos segundos golpeó con violencia una de las paredes y le apreció escuchar como rugía pese a que no había sonido alguno. A su llamada otras bestias más pequeñas surgieron de cada recoveco o esquina y comenzaron a atacar a los espectros de la gente que estaba en los compartimentos. No pudo seguir adelante, notó, pese a que sólo veía haces de luz, como se le revolvía el estómago y tuvo que romper el hechizo. Las runas se consumieron dejando un leve rastro de luz que se desvanecería por completo poco a poco.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Se giró asustada y pálida. El capitán apenas habría visto algunos brillos pero al verla la cara preguntó: - ¿Qué... qué sucede?... </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- Aun estaban conscientes… cuando… </span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>Lo que ella acababa de ver tenía una presencia mayor que ninguna criatura que había visto en su vida... y la violencia de como había descuartizado aquellos cuerpos que tenía ante sí le obligó a salir del vagón corriendo si no quería acabar vomitando.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- ¡He de irme! - dijo aguantando las náuseas. Tenía que encontrarlo, aquel ser no podía andar suelto por la ciudad - ¡Gracias Henry!</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>El capitán no tuvo tiempo ni de despedirse de ella y vio como apresurada subía a la calesa que le había traído hasta allí. Se rascó de nuevo la cabeza y salió del vagón donde sus hombres aún miraban cómo se alejaba aquel carruaje a bastante velocidad, botando entre los adoquines de la calzada que salvaba las vías. Se bajó del vagón y dio unas palmadas para llamarles la atención.</span></div>
<div class="p6">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span>- ¡Venga, que no os pagan por estar aquí parados! ¡Hay mucho que hacer! - dijo con voz potente devolviendo a cada uno a su puesto. Hablaría más tarde con la hija de su buen amigo, pero mientras, el tiempo corría y no tardaría en tener de nuevo allí a los agentes de la compañía, a los técnicos del la estación, los burócratas y, Alma no lo quisiera, a los molestos agentes del SSI.</span><span class="s4"> </span></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">La vieja comisaría necesitaba reparaciones urgentemente. Para la gente que trabajaba allí, las goteras y las paredes desconchadas se habían convertido en un compañero más. Hacía años que la junta había prometido una rehabilitación del edificio, pero los guardias del sector seis daban por supuesto que esas obras no se realizarían hasta que no se les cayera el techo encima.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Oficiales, detenidos, abogados... ese espacio era un hervidero de gente. A Adriem, cuando llegó por primera vez a ese barrio de Tiria, lo asustó mucho, pero poco a poco se fue acostumbrando. ¿Por qué se había hecho guardia? Nunca pensó que fuera por vocación, pero era un trabajo bien pagado, su título de esgrima le daba una plaza segura y, qué demonios, le gustaba sentirse útil.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Fue avanzando por ese familiar ambiente saludando a sus compañeros. Era un lugar de locos, pero había acabado apreciándolo en la rutina del día a día.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Entró en un despacho que había al fondo, donde rezaba la palabra “<i>CAPITÁN”</i>. Estaba poco iluminado y una pequeña planta intentaba dar un toque de vida a todo aquel follón de papeles y archivadores. Sentado había un hombre de unos cuarenta años. Tenía una cuidada barba, y pese a su edad, lucía el pelo corto sin una sola cana. El capitán Lobretti era bastante estricto, pero sus hombres le guardaban mucho respeto, y se contaban muchas leyendas de sus años de servicio cuando era sargento.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Pase sargento - dijo y aspiró un poco de su pipa. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Buenas tardes, capitán. ¿Me había llamado?</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Si. Se que era su día libre pero necesito hablar con todos para reajustar las rondas de los próximas días. He tenido que destinar a parte de los agentes al sector cinco para que refuercen la zona, están como locos tras el accidente.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Esta mañana he oído lo que se rumorea ¿Tan grave a sido?</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Bastante - dijo recostándose sobre el respaldo - Más de cincuenta víctimas. Era el expreso que venía de Zirna y habían varios extranjeros. Está siendo un infierno diplomático, había hasta un par de kresáicos, aunque uno lo siguen sin localizar.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- El… el expreso de Zirna… - Era el tren en el que viajaba la doalfar. Sería ella quien les falta y debería de comentar que la había encontrado, pero tendría que reconocer que no la llevó directamente a comisaría. Aun eso, tal vez debería de comentarlo… </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Interrumpiéndolo en sus cavilaciones, el capitán le extendió una hoja con un calendario.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Pero no le he traído aquí para hablar del accidente, ya se están encargando en el sector cinco de ello. Por la perdida de personal me temo que en dos días deberá de hacer una nueva ronda nocturna con Makien.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Pe..., pero señor - tartamudeó Adriem. Sabía que no tenía derecho a réplica, pero el tener que levantarse temprano tras la guardia de anoche no mejoraba su ánimo ante otra noche en vela.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No hay peros que valgan, a cambio a parte de hoy tendrá mañana de permiso para que descanse. Tenemos que hacer un esfuerzo entre todos para suplir la falta de personal. Así que mañana por al atardecer le quiero aquí con los ánimos bien altos ¿entendido?</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Si, señor - no había más opción así que cogió la hoja con el nuevo calendario para las dos próximas semanas donde le aguardaban largas caminatas y tener que lidiar con borrachos y vagabundos. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Adriem recordó que tenía su propio motivo de visita. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Capitán, ¿se sabe ya algo de la promoción a teniente? Se que no es un buen momento pero quisiera saber si ya se ha decidido algo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El hombre suspiró de una forma que enseguida interpretó como malas noticias - No creo que su promoción vaya a ser tenida en cuenta pese a que he redactado una carta muy favorable sobre sus servicios estos dos años, pero me temo que van a optar por Loras. Lo siento.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Creo que entiendo los motivos. - Un nudo se formó en su garganta. Llevaba mucho tiempo trabajando sin tomarse ni un solo permiso para sacar punto para la promoción... Una mezcla de decepción y rabia le hizo apretar los puños.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No se puede hacer nada, el mando siempre va valorar mucho el hecho de la ciudadanía y usted…</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">No dijo nada, tan sólo se limitó a tragar saliva reprimiendo sus emociones.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Mire hijo, si de verdad quiere un ascenso de rango, debería de plantearse hacer el servicio militar. Sin la ciudadanía no podrá ascender más allá de sargento y son tres años tras los que luego podrá recuperar su puesto en la guardia, a parte de optar al rango que allí haya conseguido. ¿Tiene familia en la ciudad o muchas amistades? Se que es duro…</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No señor, pero ya vine a esta ciudad con la intención de quedarme. Con hacer bien mi trabajo debería de bastar.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Por desgracia este mundo no funciona así, son las leyes que hay - dijo, volviendo a mirar los papeles que tenía encima de la mesa-. Aunque no me gustaría tener que prescindir de usted, ahora hay buenas oportunidades en el ejército. Recapacite y háblelo con sus conocidos, si toma cualquier decisión sepa que tendrá una carta de recomendación por mi parte.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Capitán, yo... lo pensaré. - dijo abatido. No era mucho lo que tenía en aquel lugar que lo ligara, pero sabía que a aquellos que optaban a la ciudadanía los enviaban a las fronteras a los puestos más duros. Sea como fuere, antes tenía que encargarse de Eliel, luego… puede que hiciera de nuevo la maleta.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- De acuerdo, ahora retírese.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Sí, señor. - Dicho esto, saludó militarmente a la espera del saludo del capitán y abandonó el despacho cuando éste repitió el gesto.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">En el centro del sector nueve se hallaba una enorme plaza redonda, con una fuente de tres pisos, de mármol, decorada con sirenas y motivos marinos, rodeada por modestas casas de ladrillo, antiguas, de dos o tres alturas y tejados muy inclinados. Allí, todos los martes y jueves se montaba el gran mercado que tomaba el nombre de la plaza, Albast. Era una zona en la que vivían principalmente mawlers. Pese a que la ciudad pretendía ser un ejemplo de la coexistencia de todas las culturas y razas, era inevitable la formación de guetos. Todos vivían cerca de sus semejantes, formándose núcleos diferenciados por raza, clase social o el oficio al que pertenecían sus gentes.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Si alguien buscaba silencio y tranquilidad, el mercado de Albast no resultaba el lugar más indicado. Era uno de los más famosos de Tiria, la gente de casi todos los sectores iba a comprar y buscar oportunidades que en los comercios de su barrio no podían encontrar. El tumulto hacía muy difícil andar. A veces Dythjui tenía la sensación de que aquella marea de gente la iba a arrastrar. En esos momentos odiaba ser tan bajita. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Con una mano sujetando su bolso para evitar que nadie tuviese la tentación de quitárselo, y con la otra agarrando la falda, que en algún momento se había querido enganchar en algún sitio, buscaba un puesto de embutidos. Pensó que hubiera sido mejor ponerse pantalones.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡Pescado de Puerto Roana! ¡Pescado fresco de ayer mismo! - gritaba una mujer entrada en carnes y sudorosa, vestida con un delantal manchado.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡Dulces, dulces! ¡Frutas caramelizadas! - anunciaba un hombre delgado y de avanzada edad.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡Señorita! ¡Acérquese, compruebe la calidad de mis telas! - Una joven de rasgos sureños, probablemente de la ciudad de Hazmín, la invitaba a tocar algunos de los paños que tenía en el tenderete.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Los anuncios de los mercaderes creaban un caos a veces insoportable. Los olores de los puestos de comida se mezclaban con las especias y el propio olor de la gente. Dythjui sólo quería comprar cecina. Luego iría a por queso y algunos retales para unos remiendos. Y daba igual lo que pasase alrededor. Haría eso y no se entretendría. Ese mercado tenía muy buenos precios, pero tener que moverse a codazos era agotador.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Pero además de aquel incómodo tumulto, había algo más que molestaba a Dythjui. Hacía rato que se sentía observada. Algo la alertaba de que la seguían. Era imposible saberlo con certeza entre tanta gente. Pero ella lo sabía.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Procuró centrarse en las compras e ignorar aquella desagradable sensación. Compró la cecina, el queso y encontró unos retales a muy buen precio. Se fue abriendo paso entre la multitud y se dirigió hacia la estación de ferrocarril del sector. Ir andando desde allí hasta el sector nueve implicaba una caminata de más de una hora, por lo que era conveniente usar el transporte público.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Andaba a un ritmo tranquilo y sin fijarse en nada en particular. Pero a la vez lo observaba todo. A veces algo se movía en el rabillo del ojo, centraba la vista y ya no estaba allí. «Persiguen a esa doalfar. No es descabellado que nos estén vigilando>>. Nada podía hacer salvo aparentar normalidad.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Ya en la estación, se dirigió al andén tras comprar el billete. <<Un escudo con veinticinco dinares>> pensó con un suspiro de resignación; cada día era más caro. Seguro que en la compañía de transportes lo achacaban a la inflación, el aumento de costes del carbón o más de cien excusas ingeniosas. Cómo se notaba que para moverse por Tiria no había otra opción que el ferrocarril si no tenías dinero para una calesa.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Vio a unas lindas jovencitas, muy acicaladas, probablemente hijas de algún burgués, que movían sus caderas con ritmo y mostraban orgullosas su busto y su cuidado cabello. Dythjui las observó alejarse con aquel movimiento que casi hipnotizaba.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Absorta en el contoneo de las dos bellas muchachas, la casera se olvidó de aquella desagradable sensación. A no mucha distancia, de dentro de los canalones de desagüe, dos pequeños ojos azulados la observaban. Olisqueando el ambiente la pequeña criatura de oscuridad avanzó guareciéndose de la luz directa y de cualquier mirada con increíble agilidad hasta pararse a escasos centímetros de la casera, olisqueándola, pero en el momento que la tocó la criatura se esfumó sin dejar rastro.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Dythjui se giró sorprendida, pues había notado algo en la pierna, pero no vio nada. Ante lo que se encogió de hombros y esperar al ferrocarril.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj521yq5oVO4KLxAmGoN1z8XlFui_j6ts80AQO9K2MlYuR-kwXhKmr1zhoV7rhxcc0UQH1AFJlZZCuhnhNC9JQZSMJKHIarMONzOG7et1ueZBoJpSNNAgsMe8TEboqLgdXrHLLKZXycNwc/s1600/esenciasshadowtadpole.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj521yq5oVO4KLxAmGoN1z8XlFui_j6ts80AQO9K2MlYuR-kwXhKmr1zhoV7rhxcc0UQH1AFJlZZCuhnhNC9JQZSMJKHIarMONzOG7et1ueZBoJpSNNAgsMe8TEboqLgdXrHLLKZXycNwc/s1600/esenciasshadowtadpole.png" height="452" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Pequeñas sombras" Ilustración de Aitor I. Eraña</td></tr>
</tbody></table>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Tener que estar allí, escondido para servir como enlace para Idmíliris, lo aburría. Zir-Idaraan llevaba ya una semana en Tiria, días antes de la venida del tren, metido en aquel antiguo reloj, saliendo solo a la calle a primeras horas de la mañana para comprar algo de comida, sirviéndose de una capucha para taparse y no llamar la atención de nadie. Esperar... Esperar y controlar a aquella insensible criatura capaz de sacarte los intestinos mientras hacía un chiste sobre ello. Aquella noche se estaba retrasando. A lo mejor la búsqueda de alguna pista sobre la doalfar no había sido tan fructífera como ella auguraba. Tiria era una ciudad grande, llena de recovecos. Encontrar a alguien allí no era una tarea ni rápida, ni fácil.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Se puso tenso al advertir una presencia a su espalda, que no podía ser otra que la arlequín. Apareció sin hacer ruido, como siempre.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Te has retrasado treinta y cinco minutos – dijo observando las agujas del reloj que se transparentaban a través del cristal de su esfera.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Ella sonrió, contoneándose hasta él con paso grácil.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Es fácil saberlo, viviendo en un reloj. Debe de ser aburrido. - bostezó sonoramente.</span><br />
<span class="s3"><br /></span></div>
<div class="p8">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-82sFgkwzAT0/U0LnfDqferI/AAAAAAAAvLw/zBDvEK77lGA/s1600/Tiria.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-82sFgkwzAT0/U0LnfDqferI/AAAAAAAAvLw/zBDvEK77lGA/s1600/Tiria.jpg" height="640" width="452" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Ciudad en sombras" - 1ª edición de Timun Mas </td></tr>
</tbody></table>
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Zir-ldaraan intentó disimular el enfado que le produjo el comentario, pero supo que no pasó inadvertido cuando ella ensanchó su sonrisa por lo hiriente de su chiste.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ve al grano. - Que su única conversación fuera con los comentarios irreverentes de aquel ser no ayudaba a mejorar su estado de ánimo. Casi prefería estar sólo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Sólo puedo usar a mi sombras más pequeñitas para no llamar la atención de los sacerdotes de la Santa Orden – algunos ojos brillaron en la oscuridad y el doalfar acertó a ver una de esas escurridizas criaturas que parecían tener la forma de un renacuajo, aunque del tamaño de un gato - No hay muchas novedades por el momento, pero antes o después daré con el rastro de su esencia, es inconfundible. - dijo contrariada - Como ves, estoy siendo sutil.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Si a lo del tren lo llamas sutileza creo que no tienes muy clara la palabra. Sigue así y no tardaremos en tener a las autoridades de la ciudad tras nosotros, así que afánate porque si volvemos con las manos vacías más vale que tengas un buen truco. - El tiempo apremiaba y cuanto más tardaran las posibilidades de que se les escapara de la ciudad eran mayores.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Hay una cosa – dijo tras reflexionar unos momentos – una de mis niñas parecía haber encontrado un débil rastro pero he perdido el contacto con ella. Creo que se desconvocó, pero no se quién podría haber hecho tal cosa.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Zir comenzó a deslizar el dedo por el pomo de su sable que representaba la cabeza de un lobo. - ¿Runas sacras de la Santa Orden? Es lo único que se me ocurre.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No tengo ni idea – se frotó la nariz con orgullo – Ya sabes que la magia para mí es algo natural, no necesito escribir tediosas runas como hacéis vosotros. - hizo unos gestos parodiando la escritura con cara de aburrimiento. - Sois como niños jugando con una cerilla.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ya tienes un punto por el que seguir, así que mueve el culo de aquí.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/-3XSkYS9aJy8/U0Lm71mWbnI/AAAAAAAAvLo/RpAhSsBSbfg/s1600/la-encontrare.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/-3XSkYS9aJy8/U0Lm71mWbnI/AAAAAAAAvLo/RpAhSsBSbfg/s1600/la-encontrare.jpg" height="400" width="282" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Boceto desechado</td></tr>
</tbody></table>
<span class="s3">- Como ordenéis, Zir-Idaraan - dijo haciendo una profunda reverencia, en la que Zir reconoció la mofa en su poco disimulada sonrisa. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Sabía que ella odiaba estar a sus órdenes tanto como Zir estar encerrado en ese reloj.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ahora necesito pensar en cual será la mejor forma de sacarle de aquí sin levantar sospechas. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Zir se sentó al lado de la gran ventana desde la que se veía la ciudad, y abrió su bolsa para sacar algo de comida.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Eso es cosa tuya, lo mío es la caza. - añadió la arlequín.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Se volvió a quedar solo en la oscuridad, con un trozo de pan duro y algo de jamón como sus compañeros en aquella soledad sobre esa ciudad llena de gente. Tanto aburrimiento le hacía pensar demasiado y esos pensamientos siempre le llevaban a ella. Sophia.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Dythjui estaba barriendo la entrada de la posada cuando vio llegar a Adriem a lo lejos. Venía con la cabeza gacha e inmerso en sus pensamientos. El estilo inconfundible de andar del sargento de la guardia, pensó. Siguió con su quehacer esperando a que llegara a su altura.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No ha sido una buena tarde – comentó el guardia haciendo hincapié sobre algo obvio para la casera.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Te hace falta divertirte. ¿Cuándo fue la última vez que saliste de fiesta? - tuvo la precaución de poner el palo de la escoba entre él y la puerta para evitar que se escabullera dentro de la posada eludiendo la conversación, como solía hacer.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Hace diez meses... creo - dijo Adriem con cara de no importarle la conversación observando el palo que, cual alabarda de la guardia, le bloqueaba el camino.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ummm... cierto, ya me acuerdo. Esa fiesta en la que te pasaste casi toda la noche en un rincón, mientras yo ligaba más que tú, cosa nada difícil, por cierto, porque con lo calladito que eres... - dijo dándole unos golpecitos con el palo de la escoba en el hombro.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ya - sonrió ligeramente incómodo - Nunca se me ha dado bien.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Lo que tienes que hacer es buscarte una novia. Alguien que te cuide un poco y que te apoye, que yo sólo soy tu casera, y no tengo por qué estar viendo tus caras largas todos los días.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9" style="text-align: center;">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p10">
<span class="s3"><i>//Año 492 E.C.</i></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Un beso bajo un árbol en la pradera de atrás del colegio. Una sensación que recorrió su cuerpo. Un abrazo tan eterno como breve, lleno de un aroma indescriptible. Labio con labio. Y luego apoyada sobre su pecho, acariciando su pelo. La contempló como si fuera la primera vez que la veía y sintió que, si apartaba la mirada, la echaría de menos.</span></div>
<div class="p8" style="text-align: center;">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9" style="text-align: center;">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Yo sé qué me conviene y qué no - respondió a la defensiva mientras apartaba el palo de la escoba con la mano.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Tranquilo. No he dicho nada. No te enfades. - parecía que no estaba para bromas y que le había dado en un punto doloroso.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Se quedó unos momentos contemplando a Dythjui visiblemente enfadado. Pero se dio cuenta de que no era con ella con quien se sentía molesto, sino consigo mismo. Relajó la miradaa sabiendas de su error, y se disculpó:</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">– Lo siento Dyth, estoy un poco cansado, eso es todo. No quería responderte de ese modo… – se dirigió hacia la puerta. </span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Ah, esta noche jugaremos un rato a Mahoc después de cenar. Podrías quedarte un rato, estaremos “todos”. - le dijo restando importancia a su brusca reacción y haciendo una referencia velada a la doalfar. A ver si así lo animaba.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El guadia no se giró, sino que continuó como si no hubiera escuchado nada, o tal vez como si no hubiera querido escuchar.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Por qué sigo teniendo tan poco don de gentes después de tanto tiempo? Da igual cuantos años pasen – murmuró Dythjui para sí. Miró al cielo, estaba encapotado pero no daba la sensación de que fuera a llover. Suspiró y siguió barriendo la entrada.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9" style="text-align: center;">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p10">
<span class="s3"><i>//Año 496 E.C.</i></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><i></i></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¡¿Cómo que te vas a Tiria?! - Exclamó Esmail dando un paso hacia atrás sorprendida ante la afirmación de Adriem.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Lo siento mucho Esmail, pero no quiero quedarme más tiempo aquí. Me gustaría que vinieras conmigo. - dijo tragando saliva y reuniendo valor para enfrentarse a la joven mawler.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿A qué viene eso? - su cara reflejaba a la perfección que no conseguía entender el por qué de aquella decisión tan repentina.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Desde que mi padre murió hace una temporada no he encontrado ningún trabajo en esta ciudad. Los ganaderos no quieren gente, porque está siendo un año ha sido muy malo y no quiero ser pescador. La gente me ha dado la espalda desde hace tres años y esta situación me está asfixiando. Necesito alejarme un poco y empezar de cero.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Por qué no haces el trabajo de tu padre? Tienes que darte tiempo y coger una rutina. Verás con el tiempo como la gente te va aceptando de nuevo. Tu problema es que te has aislado - alegó la mawler.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No quiero ser bibliotecario. - el salón de la vieja casa de madera y piedra estaba repleto de libros cubiertos de polvo. Ya nadie los leía y sólo eran para el joven una pesada carga que le recordaban la muerte de su padre - Además, en Tiria las cosas son mejores, hay muchos trabajos y oportunidades. Allí podré hacer mi propia vida, sin prejuicios. No he de soñar con un mañana, he de hacerlo realidad. - la agarró por los hombros con gentileza para reforzar su discurso - Casi toda la gente de nuestra edad se ha ido allí a trabajar y les ha ido bien. Con el tiempo haré fortuna y podré volver, para entonces todos ya me habrán olvidado.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Y yo qué? Adriem, vende la casa de tu padre y compremos una para los dos. Podemis, juntos, hacer una familia, construir algo. No tienes porque irte a la capital para eso. Me tienes a mí - dijo dolida. Sus ojos se empañaron en lágrimas. - Ese siempre ha sido mi sueño.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- ¿Y si no es el mío aún, Esmail? No quiero hacer ahora una familia, no quiero quedarme aquí. Ven conmigo y con le tiempo ya vendrá.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No puedo abandonar ahora a mis padres. Me necesitan en la panadería, y lo sabes. Adriem, por favor, no me hagas elegir, quédate y construyamos algo juntos.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Pese a que sabía la respuesta de antemano no pudo evitar el enfado - Sabes que siempre quise hacer fortuna fuera de estos valles, conocer el mundo, que era mi sueño y ahora me estás pidiendo que renuncie a ellos. Dijiste que me apoyarías, que me querías tal y como soy. Mis sueños también son parte de mí pero ahora me pides que los abandone ¿Era todo mentira? No soy feliz aquí y necesito serlo para poder ser digno de ti… - se dio cuenta de que la estaba agarrando con demasiada fuerza y cómo ella apartaba la cara asustada. Nada había sido lo mismo desde lo de Claude... - Ya veo… - la soltó de los hombros y desvió la mirada. Ese dolor se había vuelto contra él. - No es ahora, hace tiempo que estoy solo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- No, no es eso, Adriem, estás huyendo… Te niegas a tener una vida como los demás. - le reprochó clavándole la mirada - Ese tú el que tiene miedo, sigues siendo aquel niño y te da miedo madurar, tomar decisiones, como los demás. La gente no te ha dejado sólo, eso lo has hecho tu mismo encerrado en esa biblioteca. ¿Crees que en Tíria serás más feliz? ¡Hazlo! Pero no me digas que es por nuestro bien, has sido tú el que ha tomado la decisión.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Así no tendrás que echarme encara que no tomo decisiones. Es suficiente... – no se atrevía a mirarla.</span></div>
<div class="p8">
<br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El silencio invadió en la estancia. La chimenea dejó de calentar y el ambiente se hizo opresivo.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">- Adiós, Esmail.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9" style="text-align: center;">
<span class="s3">***</span></div>
<div class="p9" style="text-align: center;">
<span class="s3"><br /></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"></span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3">El tragaluz de la buhardilla que era la habitación de Adriem dejaba entrar el resplandor de la luna, que ya estaba en cuarto menguante. Él estaba tumbado sobre la cama. Ni tan siquiera se molestó en quitarse la ropa. Sólo se había descalzado y tirado la cazadora al suelo. Con la mirada perdida, contemplaba el techo o tal vez más allá. Sus labios, casi con un susurro, dibujaron unas palabras:</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">-¿Acaso no soñamos con un mañana? Yo quería ser alguien importante, hacer algo grande con mi vida. Ser un héroe, como en las novelas que leía en la biblioteca de mi padre, alguien capaz de dejar un legado, una impronta en la historia. Quise dejar todo atrás y olvidar mi infancia...</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3">Se agarró la cabeza y apretó los dientes. Se odiaba a sí mismo por sus propias decisiones.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p7">
<span class="s3">- Entonces, ¿por qué me sigue doliendo el pasado?</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6557616739594243092.post-18335364988745755332014-04-01T09:53:00.001+02:002014-04-02T23:11:28.228+02:00Capítulo 2: La danza de las sombras<div class="p1">
<span class="s3">Adriem era incapaz de sentarse, estaba demasiado intranquilo como para quedarse</span><span class="s4"> </span><span class="s3">quieto. Se limitaba a dar vueltas enfrente de la mesa. La chaqueta del uniforme se secaba al calor de la lumbre y había optado por dejarse los tirantes caídos y quedarse en camiseta. No sabía si sudaba por el calor de la cocina o por los nervios de haberse saltado el código de la guardia.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Centró de nuevo su atención en la muchacha que le hablaba sentada en la mesa, indudablemente más serena que él.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s5"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s6">- </span><span class="s5">Me </span><span class="s3">hubiera parecido muy bien que te trajeras un li</span><span class="s5">gue, </span><span class="s3">tal vez un amigo, o a</span><span class="s6">l</span><span class="s3">guna vieja conocida..</span><span class="s6">. </span><span class="s3">Pero </span><span class="s5">¿subir a </span><span class="s3">tu habitación </span><span class="s5">a </span><span class="s3">una desconocida? </span><span class="s5">Deberías </span><span class="s3">haberla llevado a</span><span class="s6">l </span><span class="s3">cuarte</span><span class="s6">l</span><span class="s3">, y que allí se encargaran de ella</span><span class="s7">.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s7"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s6">- </span><span class="s5">No.</span><span class="s6">.. </span><span class="s3">lo </span><span class="s5">siento, </span><span class="s3">estaba muy asustada</span><span class="s6">. </span><span class="s3">No quería llevarla directamente para que la acribillasen a preguntas. Es una doalfar, probablemente de la Confederación de Kresaar, </span><span class="s5">y ya sabes cómo los tratan; en su estado sería muy traumático</span><span class="s3">. Es mejor dejar que se recupere y luego ya haré lo que tenga que hacer. - se sentó al fin en la silla</span><span class="s8">,</span><span class="s3"> afligido - Lo </span><span class="s5">siento, Dythju</span><span class="s6">i</span><span class="s5">, </span><span class="s3">no </span><span class="s5">es </span><span class="s3">mi intención traerte problemas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Sabía que la dueña de la posada</span><span class="s4"> </span><span class="s3">no gustaba de imprevistos en su negocio, como era habitual, pero no sabía a quién más recurrir. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Ella se recostó sobre la silla y suspiró </span><span class="s6">- </span><span class="s5">Tienes que ser más egoísta, Adriem</span><span class="s3">. Este tipo de cosas te van a traer algún día muchos problemas </span><span class="s6">- dijo </span><span class="s5">a </span><span class="s3">modo de </span><span class="s5">sentencia</span><span class="s6">.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p4">
<span class="s6"><span class="Apple-tab-span"> </span>Dythjui </span><span class="s3">nunca le había c</span><span class="s9">onfesado su edad, pero la chica era más joven que Adriem. Tenía el pelo negro con alguna</span><span class="s3">s mechas verdosas, recog</span><span class="s6">id</span><span class="s3">o en una sencilla co</span><span class="s6">l</span><span class="s3">eta alta</span><span class="s6">. </span><span class="s5">Vestía </span><span class="s3">una </span><span class="s5">camiseta </span><span class="s3">de </span><span class="s5">cue</span><span class="s6">llo </span><span class="s3">alto bastante </span><span class="s5">gruesa </span><span class="s3">de </span><span class="s5">color </span><span class="s3">beige, </span><span class="s5">combinada con </span><span class="s3">unos pantalones </span><span class="s5">granates</span><span class="s3"> </span><span class="s5">y zapatos </span><span class="s3">de </span><span class="s5">cuero </span><span class="s3">marrón. Rara vez la había visto arreglada, siempre llevaba ropa cómoda y funcional</span><span class="s6">. </span><span class="s5">Sus </span><span class="s3">ojos </span><span class="s5">grises y </span><span class="s3">una </span><span class="s5">complexión </span><span class="s3">delgada, tal </span><span class="s5">vez </span><span class="s3">demasiado, remataban la </span><span class="s5">curiosa estampa </span><span class="s3">de la </span><span class="s5">dueña de E</span><span class="s6">l </span><span class="s5">Puente </span><span class="s3">de Álsomon. Pese a que sus palabras solían estar cargadas de una madurez impropia de su juventud</span><span class="s5">,</span><span class="s3"> </span><span class="s5">según algunos era demasiada responsabilidad</span><span class="s3"> para ella el </span><span class="s5">regentar </span><span class="s3">aquella pequeña posada de </span><span class="s5">apenas tres </span><span class="s3">pisos, </span><span class="s5">contando </span><span class="s3">la bu</span><span class="s9">hardilla, situada a la sombra del gran puente de piedra y metal, del que tomaba el nombre, que unía los distritos tres y nueve.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s7"><span class="Apple-tab-span"> </span>L</span><span class="s3">e había pedido que se reunieran con discreción, por lo que se </span><span class="s10">habían </span><span class="s3">sentado en </span><span class="s10">una </span><span class="s3">de </span><span class="s10">las </span><span class="s3">me</span><span class="s11">sas</span><span class="s3">, justo al lado de la despensa. La cocina</span><span class="s4"> </span><span class="s3"> era grande y el salón donde se servirían en poco tiempo las comidas quedaba al otro lado, lejos de oídos indiscretos</span><span class="s11">. Algunos clientes ya habían llegado y el guardia escuchaba de fondo como se entretenían con anécdotas del día regadas por buenas cervezas, a la espera de la cena. </span><span class="s3">Es por ello que no </span><span class="s11">tardaría </span><span class="s3">en llegar </span><span class="s11">Agnes, </span><span class="s3">la </span><span class="s11">cocinera, </span><span class="s3">para </span><span class="s11">empezar a </span><span class="s3">preparar la comida</span><span class="s11"> a </span><span class="s3">los parroquianos y huéspedes como él. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>La cocina poco tenía que destacar. Los fogone</span><span class="s9">s y la car</span><span class="s3">bonera oscurecida por el uso ayudaban a que hiciera siem</span><span class="s9">pre calor e</span><span class="s3">n esa estancia y los fregaderos, así como las dos amplias mesas parar preparar los platos permanecían aun </span><span class="s9">limpios. Al lado de la puerta de servicio y bajo una ventana en la que arreciaba la fina lluvia, perla</span><span class="s3">do el cristal, se amontonaban cajas con verduras, patatas y todo lo necesario para el menú de aquella noche. Él bien sabía que Agnes era una maniática de la limpieza</span><span class="s8">,</span><span class="s3"> y los azulejos blancos, inmaculados, así lo atestiguaban bajo la vigas de madera oscura que sostenían el techo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s11"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s12">- Bien, </span><span class="s3">aquí </span><span class="s12">tienes, </span><span class="s3">cincuenta escudos, eso cubrirá su </span><span class="s11">estancia y </span><span class="s3">las molestias que te pueda ocasionar hoy - dijo </span><span class="s11">Adriem deslizando</span><span class="s3"> unas cuantas monedas sobre la mesa </span><span class="s13">-. </span><span class="s3">Creo </span><span class="s12">que </span><span class="s3">será </span><span class="s12">más que </span><span class="s3">suficiente por esta noche.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- </span><span class="s9">Adoro tu generosidad, p</span><span class="s3">ero no hace falta. </span><span class="s11">Eres </span><span class="s3">cliente desde hace mucho, me conformo con </span><span class="s12">que </span><span class="s3">sigas </span><span class="s12">siendo puntual </span><span class="s3">en el pago </span><span class="s12">de </span><span class="s3">la habitación. - le empujó las monedas de vuelta </span><span class="s12">hacia </span><span class="s3">Adriem.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s5"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- D</span><span class="s5">e acuerdo, </span><span class="s12">de </span><span class="s5">acue</span><span class="s3">rdo. - Sonrió agradecido, y se levantó de la silla. Su sueldo de guardia no le permitía hacer muchos desembolsos ni lujos, así que pese a no ser cortés, no insistió -. Tengo que irme, Makien me está cubriendo el puesto, y ya le debo un favor. Más vale que vuelva a </span><span class="s5">patrullar</span><span class="s14">.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s11"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- </span><span class="s11">Vale, </span><span class="s3">pero </span><span class="s11">¿qué </span><span class="s3">haré </span><span class="s11">si </span><span class="s3">despierta?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Mmmm </span><span class="s11">¿sabes </span><span class="s3">hablar doalí?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p6">
<span class="s5"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- ¿</span><span class="s3">Acaso </span><span class="s5">tú </span><span class="s3">sabes?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s11"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s3">Adriem se giró y </span><span class="s12">le dedicó una </span><span class="s3">sonrisa </span><span class="s12">para luego </span><span class="s3">salir de la </span><span class="s11">estancia. Se </span><span class="s3">medio tropezó </span><span class="s11">con Agnes</span><span class="s14">, </span><span class="s3">que </span><span class="s11">entraba en ese </span><span class="s3">momento. Le dirigió una breve disculpa </span><span class="s11">y siguió su </span><span class="s3">camino. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- </span><span class="s3">Si todo tiene que estar atado a un plan ¿qué significa esto? </span><span class="s12">- dijo </span><span class="s3">Dythjui sin percatarse de la entrada de la cocinera.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p3">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- </span><span class="s11">¿El </span><span class="s3">qué, Dythjui? -preguntó la </span><span class="s11">recién </span><span class="s3">llegada mientras </span><span class="s11">sacudía el </span><span class="s3">paraguas</span><span class="s14">. </span><span class="s11">Agnes era </span><span class="s3">una mujer de unos cincuenta años, aunque ella </span><span class="s12">nunca había dicho </span><span class="s3">su edad. </span><span class="s12">Tenía </span><span class="s3">el pelo cobrizo, ondulado y </span><span class="s12">no </span><span class="s3">muy </span><span class="s12">largo. </span><span class="s3">Unos </span><span class="s12">pe</span><span class="s3">queños ojos oscuros, enmarcados por </span><span class="s15">las </span><span class="s3">arrugas propias de </span><span class="s15">una </span><span class="s3">persona acostumbrada a sonreír</span><span class="s16">, </span><span class="s3">miraban tras unas pequeñas gafas redondas de montura dorada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Nada, </span><span class="s3">Agnes </span><span class="s15">- dijo </span><span class="s3">mientras se levantaba de </span><span class="s15">la </span><span class="s3">si</span><span class="s15">lla - </span><span class="s3">Como siempre, Adriem y su manía de dejar</span><span class="s15">las </span><span class="s3">frases a mitad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Ese </span><span class="s3">muchacho siempre va con prisas. Aún me acuerdo de cuando tuvo que volver corriendo del trabajo porque </span><span class="s15">le </span><span class="s3">sentó mal el guiso que preparé. ¡Y no fue porque estuviera malo! </span><span class="s15">- dijo </span><span class="s3">con orgullo - Sino porque se </span><span class="s15">lo </span><span class="s3">comió en apenas cinco minutos.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s16"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s3">Dythjui no pudo evitar reírse al recordar </span><span class="s16">e</span><span class="s15">l </span><span class="s3">aspecto tan pálido que tenía Adriem aquella vez</span><span class="s16">. </span><span class="s3">No pudo comer nada en dos días</span><span class="s16">. </span><span class="s3">Lo tuvo a base de sopas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Tienes </span><span class="s3">razón. Tuve que cuidarle porque no quería ir a ver al doctor. Es como un niño</span><span class="s16">.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s16"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Lo </span><span class="s3">que pasa es que trabaja demasiado. Debería d</span><span class="s16">edicarse</span><span class="s3"> un poco de tiempo. </span><span class="s15">-Agnes </span><span class="s3">se enfundó el delantal que tenía guardado detrás de </span><span class="s15">la </span><span class="s3">barra-. Esta noch</span><span class="s16">e </span><span class="s3">cr</span><span class="s16">e</span><span class="s3">o que vo</span><span class="s16">y </span><span class="s3">a preparar unas buenas tortillas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Eso </span><span class="s3">suena muy bien.</span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyyjxcLrS_FagmsAmO-k3PIb_71IGLPGZ66YpLsOycjhPH45dn1MoggRP9_7E3vaAOyCcgLhMeVU0VQyZvjMiCWvN_z4atFL5ptNUlTV3OYN7zVNKP6f_zsoWcKogmSTK-Cs2BVenuar8/s1600/Clock_tower_of_Tiria-1080.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyyjxcLrS_FagmsAmO-k3PIb_71IGLPGZ66YpLsOycjhPH45dn1MoggRP9_7E3vaAOyCcgLhMeVU0VQyZvjMiCWvN_z4atFL5ptNUlTV3OYN7zVNKP6f_zsoWcKogmSTK-Cs2BVenuar8/s1600/Clock_tower_of_Tiria-1080.jpg" height="640" width="452" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"La Torre del Reloj" (Tiria) - 2012</td></tr>
</tbody></table>
<div class="p2">
<br />
<a name='more'></a><br /><br />
<span class="s3"></span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p5">
<span class="s17"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s3">Sobre una de las colinas que había entre los canales del río Tir su paso por la ciudad se encontraba la Torre del Reloj, uno de los edificios más altos de la capital. Construida hacía doscientos años, se había edificado en conmemoración de la conquista de las provincias occidentales de Nilia y Kriss y, mucho antes, el lugar donde se firmó la paz tras la Gran Guerra que aconteció quinientos años atrás. Era un edificio de base octogonal de más de setenta y cinco metros de altura, dividido en quince plantas y culminado en un tejado puntiagudo. Bajo éste, cuatro enormes relojes, uno mirando a cada punto cardinal, señalaban con extraordinaria precisión la hora, flanqueados por elaboradas gárgolas retorcidas sobre la grisácea piedra. El antiguo sector dos, donde se hallaba esta construcción, pertenecía a una de las terrazas superiores, de estrechas callejuelas y casas muy antiguas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Desde el campanario, situado sobre los relojes, se podía observar de forma privilegiada </span><span class="s6">la </span><span class="s3">capacidad de </span><span class="s6">los </span><span class="s3">hombres para dominar el terreno. La ciudad, majestuosa e intrincada, se ocultaba entre el humo y </span><span class="s6">la </span><span class="s3">lluvia. Sentado sobre el balaustre de uno de </span><span class="s6">los </span><span class="s3">ventanales, un doalfar de pelo castaño, la</span><span class="s9">rgo hasta los hombros, refugiado en aquel lugar que nadie visitaba, contemplaba la ciudad dejando pasar las horas. Vestía una gabardina oscura, algo raída, sobre una camisa abotonada hasta el</span><span class="s3"> cuello y pantalones de cuero sobre los que enfundaba unas botas altas. El vaho de su respiración salía de su boca condensado por el frío de la noche. Pero su mirada estaba yendo más allá de </span><span class="s6">la </span><span class="s3">ciudad, hacía algo que sólo él sabía.</span></div>
<div class="p8">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Se giró poco a poco ante </span><span class="s6">la </span><span class="s3">silenciosa visita. Había acabado acostumbrándose, pero nunca dejaba de molestarle que alguien penetrara en su soledad sin </span><span class="s6">llamar </span><span class="s3">a </span><span class="s6">la </span><span class="s3">puerta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s6">- Supongo </span><span class="s3">que no traes </span><span class="s6">buenas </span><span class="s3">noticias. - se giró para ver a su visitante mientras encendía un pequeño farolillo para que lo alumbrara.</span></div>
<div class="p2">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-Kh-JCkehLb0/UzLGLtlPhmI/AAAAAAAAu4s/gC5keoxBwOQ/s1600/tsoe_idmiliris_by_roaming_dragon-d2xjbxp.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-Kh-JCkehLb0/UzLGLtlPhmI/AAAAAAAAu4s/gC5keoxBwOQ/s1600/tsoe_idmiliris_by_roaming_dragon-d2xjbxp.jpg" height="640" width="252" /></a></div>
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>El muchacho con el uniforme del ferrocarril avanzaba entre </span><span class="s6">la </span><span class="s3">inmensa maquinaria de </span><span class="s6">los </span><span class="s3">relojes, hasta acercarse al ventanal, emergiendo de las sombras hacia la débil luz del farolillo. Su gesto era el de siempre, como si se estuviera riendo de un chiste muy personal. Avanzó</span><span class="s9"> en completo silencio </span><span class="s3">y sin emitir vaho al respirar. Daba </span><span class="s6">la </span><span class="s3">sensación de que no estuviera allí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s6">- Digamos </span><span class="s3">que </span><span class="s6">la </span><span class="s3">suerte ha jugado en nuestra contra, Zir-Idaraan </span><span class="s6">- comentó</span><span class="s18">, </span><span class="s3">sacando </span><span class="s6">una baraja </span><span class="s3">de cartas de Mahoc de </span><span class="s6">la </span><span class="s3">manga - No hemos tenido buena mano </span><span class="s6">- Las </span><span class="s3">giró mostrando una </span><span class="s6">jugada </span><span class="s3">pésima, dos más cuatro, uno más uno y ninguna base.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>El doalfar chasqueó la lengua. Odiaba la teatralidad con la que se comportaba siempre </span><span class="s6">- Deja </span><span class="s3">de hacer trucos de tahúr. Tenemos que encontrarla, no tendremos otra oportunidad así.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p7">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>H</span><span class="s6">izo </span><span class="s3">desaparecer </span><span class="s6">la </span><span class="s3">baraja, a </span><span class="s6">la </span><span class="s3">vez que su aspecto se fue retorciendo hasta convertirse en </span><span class="s6">una joven </span><span class="s3">de intensos ojos azules vestida de bufón, pero, en vez de vivos colores, su </span><span class="s12">ropa </span><span class="s3">era </span><span class="s12">arlequinada en unos </span><span class="s3">rom</span><span class="s12">bos </span><span class="s3">blancos y negros.</span><span class="s19"> </span><span class="s3">Tenía el </span><span class="s12">cabello extremadamente claro, casi albino</span><span class="s3"> y era </span><span class="s12">de baja </span><span class="s3">estatura. </span><span class="s20">Dos llamativos</span><span class="s3"> pendientes que imitaban la forma de un cascabel colgaban de sus orejas, en los que estaba grabada una siniestra cara con una sonrisa.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s20"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- </span><span class="s20">Eres </span><span class="s3">un </span><span class="s20">aburrido –</span><span class="s3"> dijo con una exagerada expresión de desagrado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p10">
<span class="s12"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Por lo menos sabrás dónde </span><span class="s3">está. - La situación era demasiado delicada para andarse atendiendo tonterías de arlequín.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p10">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s12">- No, la </span><span class="s3">verdad es </span><span class="s12">que no. ¿Ningún mensaje de nuestro contacto? </span><span class="s13">-dij</span><span class="s3">o con </span><span class="s12">una </span><span class="s3">enorme sonrisa </span><span class="s12">que </span><span class="s3">mostró unos característicos caninos muy afilados.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Lo último que sabía era el tren en el que venía, no ha llegado ninguna paloma más. Así que, si la has perdido, </span><span class="s20">no sé qué haces aquí en vez de estar buscándola</span><span class="s3">, estúpida. Al menos nadie te habrá visto, ¿verdad?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s13">- </span><span class="s20">No, </span><span class="s3">Zir-Idaraan, no tienes </span><span class="s20">por </span><span class="s3">qué preocuparte por eso, nadie puede decir que me ha visto. - En </span><span class="s20">ese </span><span class="s3">momento, </span><span class="s20">como si </span><span class="s3">formaran parte de las mismísimas </span><span class="s20">sombras, varios </span><span class="s3">pares de ojos </span><span class="s20">azules </span><span class="s3">brillaron - No tendrás que esperar mucho más. Ninguna ciudad tiene secretos para </span><span class="s20">mí.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<br />
<span class="s3"></span></div>
<div class="p9">
<span class="s20"><span class="Apple-tab-span"> </span>Eliel abrió </span><span class="s3">los ojos lentamente. </span><span class="s20">Pensó </span><span class="s3">que </span><span class="s20">empezaba a ser </span><span class="s3">una molestia no saber dónde iba </span><span class="s20">a </span><span class="s3">despertar. </span><span class="s20">La </span><span class="s3">habitación se hallaba </span><span class="s20">en sombras</span><span class="s19">. </span><span class="s3">Las siluetas de una </span><span class="s20">cómoda </span><span class="s3">y un pequeño escritorio se perfilaban contra la pared, iluminados débilmente por la tenue luz de la luna llena, que se abría paso fugazmente entre las nubes. Estaba vestida </span><span class="s20">con </span><span class="s3">un camisón que no </span><span class="s20">era </span><span class="s3">suyo, pues le </span><span class="s20">venía </span><span class="s3">un poco estrecho a la altura del pecho y de las caderas, y su pie herido estaba vendado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s20">¿Qué </span><span class="s3">había pasado? </span><span class="s20">Aquel </span><span class="s3">hombre la había </span><span class="s20">ayudado. </span><span class="s3">Era de la guardia de aquella extraña ciudad</span><span class="s20">.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s20"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s3">Se levantó cojeando poco a poco y miró por la ventana. Enfrente de la </span><span class="s20">ventana se </span><span class="s3">podía distinguir una </span><span class="s20">acacia y </span><span class="s3">una </span><span class="s20">enorme cisterna </span><span class="s3">de </span><span class="s20">agua. </span><span class="s3">Más </span><span class="s20">allá </span><span class="s3">brillaban las luces de las </span><span class="s20">casas. Los adoquines reflejaban, </span><span class="s3">debido a la reciente lluvia, la luz de las farolas. Un transeúnte, encogido como para protegerse del frío, </span><span class="s20">caminaba a </span><span class="s3">paso rápido.</span></div>
<div class="p9">
<span class="s3"></span><br />
<span class="s3"></span></div>
<div class="p9">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/--6F7tl8K8fQ/UzLDon7s8pI/AAAAAAAAu4g/q0qnh7lv0ig/s1600/The_day_Fate_fell_asleep_by_roaming_dragon.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/--6F7tl8K8fQ/UzLDon7s8pI/AAAAAAAAu4g/q0qnh7lv0ig/s1600/The_day_Fate_fell_asleep_by_roaming_dragon.jpg" height="456" width="640" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Boceto desechado de la primera edición "El sueño" - 2006</td></tr>
</tbody></table>
<span class="s3"></span><br />
<span class="s3"></span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>En ese </span><span class="s15">momento, </span><span class="s3">a </span><span class="s15">su </span><span class="s3">espalda, se abrió </span><span class="s15">la </span><span class="s3">puerta.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Vaya</span><span class="s3">... espero no haberte despertado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Dythjui se hallaba en el marco de </span><span class="s15">la </span><span class="s3">puerta, iluminada por </span><span class="s15">la </span><span class="s3">luz </span><span class="s15">que </span><span class="s3">venía del pasillo. Vestía </span><span class="s15">una </span><span class="s3">camisola que </span><span class="s15">le llegaba </span><span class="s3">hasta </span><span class="s15">las </span><span class="s3">rodillas y unos pantalones grises.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Yo ... </span><span class="s10">n ... no, acabo de despertarme</span><span class="s3"> -respondió </span><span class="s10">Eliel, </span><span class="s3">esforzándose en </span><span class="s15">hablar un buen </span><span class="s3">tírico pese a la modorra.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">-Vaya, </span><span class="s3">sabes hablar mi idioma. Menos mal, si no, </span><span class="s15">no </span><span class="s3">sabría cómo </span><span class="s15">decirte las </span><span class="s3">cosas. Me quitas </span><span class="s15">un </span><span class="s3">gran peso de encima. </span><span class="s15">- Dicho </span><span class="s3">esto, entró en </span><span class="s15">la habitación </span><span class="s3">con unas toallas limpias - Disculpa, con las prisas de</span><span class="s9"> antes </span><span class="s3">no te dejé ropa de baño. - Se fijó en su pie bien vendado - ¿Qué tal te encuentras? ¿Cómo tienes el pie? Si quieres comer algo, </span><span class="s15">dímelo, </span><span class="s3">que hoy </span><span class="s15">invita la </span><span class="s3">casa.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Eliel se encontraba desconcertada por la arrolladora presencia de aquella común. ¿Qué clase de confianzas se estaba tomando? No sabía por qué, pero pese a todo, veía algo extrañamente familiar en ella, aunque no sabía exactamente el qué.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- ¿Dó </span><span class="s3">... </span><span class="s15">dónde </span><span class="s3">estoy? </span><span class="s15">- dijo </span><span class="s3">intentando dejar a un </span><span class="s15">lado </span><span class="s3">sus prejuicios. A fin de cuentas esa muchacha sólo pretendía ser amable.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- ¿Que dónde </span><span class="s3">estás? Cariño, estás en </span><span class="s15">la </span><span class="s3">famosísima posada de El Puente </span><span class="s15">de </span><span class="s3">Álsomon. La más conocida y respetada </span><span class="s15">del </span><span class="s3">sector cinco. - dijo hinchando el pecho con orgullo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">-¿En ... </span><span class="s3">en serio? - por supuesto nunca había oído hablar de tal posada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- No, </span><span class="s3">pero como publicidad no está mal, ¿eh? - dijo gui</span><span class="s9">ñándole un ojo</span><span class="s3">.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Apenas sabía cómo tomarse a esa chiquilla común</span><span class="s15">. </span><span class="s3">¿Le estaba tomando el pelo o sólo pretendía ser simpática? No estaba acostumbrada a ese comportamiento tan extrovertido y distendido, lejos de cualquier formalidad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Tienes </span><span class="s3">suerte de que te encontrara Adriem. - prosiguió la común - Si no, a estas alturas estarías rellenando papeles en </span><span class="s15">la </span><span class="s3">comisaría y respondiendo a muchas preguntas</span><span class="s21">. </span><span class="s3">Aquí si no eres ciudadana, </span><span class="s10">te ponen </span><span class="s3">las </span><span class="s10">cosas muy </span><span class="s3">difíciles, y el trato… no es de lo mejor.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">-¿Se llama </span><span class="s3">Adriem el </span><span class="s15">hombre </span><span class="s3">que me ayudó? - Así que ese era el nombre de aquel guardia.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- </span><span class="s15">Sí. </span><span class="s3">Adriem Karid, </span><span class="s15">sargento </span><span class="s3">de </span><span class="s15">la </span><span class="s3">Guardia Urbana de la ciudad de Tiria. Originario de Puerto Victoria, veintitrés años y soltero. Un gran partido según muchas mujeres, pero es una lástima que sea tan tímido. Y </span><span class="s15">un </span><span class="s3">inquilino de esta posada desde </span><span class="s15">hace </span><span class="s3">tres años. ¿Deseas saber algo más?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s12"><span class="Apple-tab-span"> </span>H</span><span class="s3">abía recitado toda la información de seguido y casi sin respirar. No sabía ni por dónde empezar, ni donde estaba Puerto Victoria, ni… ¡No tenía ni idea! Con saber que se llamaba</span><span class="s12"> Adriem le bastaba.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p9">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- </span><span class="s15">N ... </span><span class="s3">no, no. </span><span class="s15">- Eliel </span><span class="s3">se ruborizó apabullada ante el desenfado con el que la trataba aquella desconocida.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Dythjui se acercó a </span><span class="s15">la </span><span class="s3">cama y encendió el quinqué de </span><span class="s15">la </span><span class="s3">mesita que proyectó una luz tenue que poco a poco, iba aclarando más la habitación.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Pero he </span><span class="s3">sido muy descortés, no me he presentado. Mi nombre es Dythjui Lezard. - dijo tendiendo la mano.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s22"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Yo </span><span class="s22">soy</span><span class="s15"> </span><span class="s22">Eliel Van Desta</span><span class="s3"> de la Marca de Hannadiel - dudó unos instantes, no sabía qué hacer. Pero al final accedió a darle la</span><span class="s22"> mano tímidamente. Pese a que fuera una común, era su anfitriona.</span></div>
<div class="p12">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p13">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Jeje... que nombre más largo - mostró una sonrisa amplia y satisfecha ante el apretón de manos - </span><span class="s22">¿te </span><span class="s3">importa </span><span class="s22">si te </span><span class="s3">llamo </span><span class="s22">Eliel?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- No</span><span class="s3">... no me importa. </span><span class="s15">- «Total, </span><span class="s3">una concesión más…»</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p13">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Y Eli?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s15">- Sí, </span><span class="s3">sí me importa. </span><span class="s15">- Una cosa era que la tuteara, pero tampoco </span><span class="s3">era para darle tanta familiaridad como para usar un diminutivo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>En ese momento el estómago de Eliel decidió hablar por ella, demandando atención. Dythjui soltó una risa poco disimulada para mayor vergüenza de la invitada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Anda, vístete y baja. Te daré algo de cenar, creo que aún sobra algo.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Eliel agachó </span><span class="s15">la </span><span class="s3">cabeza en muda afirmación. No podía negar que estaba hambrienta por muy educada que pretendiera ser</span><span class="s23">. A</span><span class="s3"> fin de cuentas la casera se </span><span class="s15">lo </span><span class="s3">había tomado como mucha naturalidad. Ellos eran así de... simples.</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s24">-¡Mi zeñora </span><span class="s3">Melizze, zeñora Melizze! </span><span class="s24">- Una </span><span class="s3">chiqui</span><span class="s24">lla mawler</span><span class="s3"> avanzaba de forma atolondrada por los pasillos encerados de la Catedral de </span><span class="s24">las </span><span class="s3">Luces. Las columnas se perdían en </span><span class="s24">las </span><span class="s3">lejanas bóvedas y </span><span class="s24">las </span><span class="s11">e</span><span class="s24">laboradas </span><span class="s3">vidrieras hacían honor al nombre de </span><span class="s24">la </span><span class="s3">catedral. </span><span class="s11">Estatuas </span><span class="s3">de antiguos y famosos sacerdotes y sacerdotisas observaban </span><span class="s11">a </span><span class="s3">los visitantes desde una posición privilegiada.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>La mawler apenas tenía trece años. </span><span class="s11">Vestía </span><span class="s24">las </span><span class="s3">ropas holgadas en blanco </span><span class="s11">y </span><span class="s3">azul propias de </span><span class="s24">los </span><span class="s3">novicios, adornadas con un estampado de </span><span class="s24">la </span><span class="s3">cruz aspada, signo de la Santa Orden. Tenía una sedosa cola </span><span class="s11">y </span><span class="s3">orejas puntiagudas, así como </span><span class="s24">los </span><span class="s3">ojos rasgados, rasgos felinos muy propios de su especie. Su pelo ondulado y oscuro brincaba al compás de su frenético trote. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s22"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s24">- Lani, </span><span class="s22">te he dicho m</span><span class="s3">il veces que no levantes la voz dentro de este sagrado lugar -respondió Melisse con tono de severa reprimenda al ver acercarse a su pupila con semejante falta de respeto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s24">- No </span><span class="s3">seas así con </span><span class="s24">la </span><span class="s3">chiquilla, tú también fuiste novicia una vez. </span><span class="s24">- El </span><span class="s3">hombre tenía el pelo largo </span><span class="s11">y </span><span class="s3">moreno, </span><span class="s11">reco</span><span class="s3">gido en una coleta </span><span class="s24">larga. </span><span class="s3">Aparentaba más de cuarenta años. Al igual que Melisse, vestía una túnica blanca </span><span class="s11">y </span><span class="s3">marrón, pero también llevaba una diadema de la cual colgaba un </span><span class="s24">largo </span><span class="s3">paño, con </span><span class="s24">la </span><span class="s3">cruz aspada bordada que, por detrás de su cabeza, le colgaba hasta casi </span><span class="s24">la </span><span class="s3">cintura, signo de su posición. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Melisse era más joven pese a tener el mismo rango. Tenía el pelo rubio, recogido en un elab</span><span class="s9">orado moño, y unos bellos ojos oscuros que reflejaban una mirada despierta e inteligente.</span><span class="s3"> Ambos se quedaron mirando a su bullicioso visitante.</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s25">- Perdonad, mi zeñora. Mi </span><span class="s3">piod Dognar. - dijo haciendo una rápida reverencia.</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s25">- Prior </span><span class="s3">Rognard </span><span class="s25">- la </span><span class="s3">corrigió amablemente, ante lo que Melisse suspiró, sabiendo de la infinita paciencia que tenía él siempre con la mawler. Los mawler, no estaban hechos para la vida en la ciudad, y su carácter difícilmente se amoldaba a los estrictos principios de la Santa Orden. Pero su padre era rico… y no sólo de Alma se vivía. Los burgueses siempre tenían el mundanal y necesario capital para colocar a sus infantes. Incluidos los mawler.</span></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><br /></span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Dizculpadme.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s25">- ¿Qué </span><span class="s3">quieres, Lani?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s25">- M</span><span class="s3">e ha enviado Zadiane para que te informe que ha habido una azcidente tedible en el tden en el que viajaba</span><span class="s25"> </span><span class="s3">la vizita que ezperabas.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Te refieres a </span><span class="s25">la </span><span class="s3">novicia de los shaman? - se sobresaltó el prior.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s25">- Zí, </span><span class="s3">lamento decirle que hazta ahoda no </span><span class="s8">h</span><span class="s3">an encontrado zupedvivientes - dijo cabizbaja la pequeña mawler.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¡Por Alma, eso es terrible! - añadió afligida Me</span><span class="s8">l</span><span class="s3">isse.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s22"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Eso es grave </span><span class="s25">- </span><span class="s22">Rognard se dio la vuelta mesándose la barbilla, tal y como acostum</span><span class="s3">braba a hacer siempre que algo le preocupaba - Lani, gracias, retírate, por favor.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Obedeciendo la orden hizo otra breve reverencia y se alejó, más sosegada, por el pasillo. Melisse, mientras, observaba al prior sabiendo que esperaba a que se quedaran a solas para hablar. Poco sabía del asunto de la shaman a excepción de que venía sólo por dos días, pero sabía por aquel silencio que la cosa era más grave que dos simples asesinatos y una desap</span><span class="s22">arición.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p15">
<span class="s22"><span class="Apple-tab-span"> </span></span><span class="s3">- ¿Qué sucede Rognard? - en aquel momento el protocolo poco importaba y se limitó a hablar con franqueza.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No </span><span class="s25">lo </span><span class="s3">sé. - tenía la mirada perdida, pensativa - No tengo ni idea. Nos habían enviado a esa doalfar para recoger sencillamente unos libros para el monasterio Coril. No se me avisó de nada más y de repente un accidente... puede ser una mera casualidad pero no me huele bien.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Ahora usan a sus novicias como mensajeras? No sabía que estaba en sus funciones - dio unos pasos hasta plantarse ante él y sacarlo de su ensimismamiento - ¿Qué libros?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Agito la mano restándole importancia - No es el motivo de nuestra preocupación, centrémonos en averiguar si ha sido un accidente. Tenemos que dar una explicación convincente a los shaman - se encogió de hombros – no se hasta donde puede alcanzar la gravedad del asunto.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Es hija de algún noble importante, tal vez? Si es así sería más un problema diplomático que nuestro.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3">No… Van Desta. Su apellido no pertenece a ninguna casa importante kresáica. Es más, nunca antes lo había escuchado.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s3">¿Un sobrenombre, quizás?</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Es probable - reforzó la tesis del prior. A fin de cuentas pocas cosas mueven más el mundo que el dinero y si la chica era importante era fácil que utilizara un sobrenombre. Lo extraño seguía siendo que la enviaran a ella a Tiria, pues en el monasterio de Coril a bien seguro sabrían su verdadera identidad.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Sólo yo, Salianne y tú sabéis de esto el tema de la novicia. Asegúrate de que la joven Lani mantenga el silencio y tratemos el tema con la máxima discreción - posó la mano sobre el hombro de ella en señal de confianza.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- También por parte de los shaman, ellos tienen más información si cabe.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Si, pero ahí no puedo hacer nada. Enviaré a Salianne a que esté en contacto con la Guardia Urbana y la Milicia a la espera de cualquier novedad. Tú encárgate de rastrear la zona donde pudo desaparecer.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Recuperó el protocolo para hacerle una reverencia - Así lo haré, prior. - y abandonó la sala con paso rápido.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Mientras, Rognard se quedó </span><span class="s26">en </span><span class="s3">silencio, mirando cómo se iba </span><span class="s25">la </span><span class="s3">que </span><span class="s25">hasta </span><span class="s3">hacía poco había sido su aprendiza. Había </span><span class="s25">llegado </span><span class="s3">muy </span><span class="s25">lejos, </span><span class="s26">ya </span><span class="s3">tenía su mismo estatus, pero pese a todo aun le quedaba mucho por aprender de ese mundo. Siempre había estado muy orgulloso </span><span class="s25">de </span><span class="s3">su determinación y si en alguien debía confiar era en ella. </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Ya completamente a solas su gesto se convirtió en una mueca de preocupación. Esperaba que no estuviera relacionado con </span><span class="s25">los </span><span class="s3">libros que había venido a </span><span class="s25">buscar </span><span class="s3">aquella novicia.</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Las primeras luces violácea del alba comenzaba a entrar tímidamente por la ventana de la cocina. Dythjui ahogó un bostezo mientras acababa de recoger los platos que ya habían escurrido y se acercó a la mesa de la cocina donde comía a solas una meditabunda Eliel cuando sonó la cerradura de la entrada y las pisadas de unas botas que la casera ya conocía de sobra.</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Adriem entró en la cocina aflojando el cinturón para dejar sus pertrechos sobre una de las sillas. El cinturón, una porra y un sable corto.</span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Vaya, te has despertado - dijo a la doalfar con una sonrisa pese a su gesto de cansancio tras una noche entera de guardia - Soy Adriem, aunque supongo que mi casera ya te lo habrá dicho - dijo lanzando una mirada de complicidad a la susodicha - ¿Qué tal te encuentras, Eliel? </span></div>
<div class="p14">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p5">
<span class="s22"><span class="Apple-tab-span"> </span>La novicia levantó la cabeza y, por primera vez, pudo reparar en su rescatador. </span><span class="s3">Empezaba a notársele la sombra de la barba en una cara de facciones suaves pero bien definidas y tez morena. Cada dos por tres tenía que apartarse el cabello de la cara que empezaba a necesitar un buen corte de pelo. Tenía un atractivo que no llamaba demasiado la atención, pero cuando sus ojos se cruzaron y rápidamente bajó la mirada para volver a concentrarse en el plato. Pero se quedaron grabado en su memoria. Aunque hubiera sido durante un instante, notó que aquellos ojos intensos y oscuros estaban llenos de una melancolía infinita.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Casi no has tomado nada y eso que parecía que tuvieras hambre - dijo sentándose en la mesa la casera -. ¿No está bueno? </span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- No es eso, lo siento, es que estoy preocupada. Le agradezco mucho su ayuda, guardia, pero me deben de estar buscando… aquel hombre... - Eliel se encogió, aun veía la sonrisa del asaltante del tren cuando cerraba los ojos. El miedo a sentirse acorralada, sola, perdida, la caída del puente... Todo se había quedado grabado a fuego en su memoria.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- ¿Qué hombre? - preguntó Adriem acercándose al lado de ella con gesto de preocupación.</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<div class="p11">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>- Sí... yo... esto... - Se quedó callada. Pero ¿qué hacía? ¿Por qué tanta confianza con esos comunes que apenas conocía? - Verás... - las palabras se le atragantaban por los recuerdos -, yo venía aquí para recoger unos libros...</span></div>
<div class="p2">
<span class="s3"></span><br /></div>
<br />
<div class="p16">
<span class="s3"><span class="Apple-tab-span"> </span>Necesitaba quitarse aquella presión en el pecho y para ello se dejó de formalidades y contó su historia. Si sus amigos la hubieran visto confesando sus miedos con alguien así se habrían reído de ella. Pero necesitaba que la escuchara alguien y ellos dos la había tratado muy bien pese a ser una extranjera. Sin duda mejor de lo que ella habría hecho si fuera al revés y no podría evitar sentirse culpable por ello.</span></div>
Javier Boladohttp://www.blogger.com/profile/11226207369254273310noreply@blogger.com0